1.-Buenos amigos
Suena el despertador y en cuanto abro los ojos mi mente me recuerda que este es el primer día de mi último año en esta supuesta prestigiosa academia Bullworth. Digo supuesta ya que William y yo sabemos que de prestigiosa no tiene nada. Casi el 90% del dinero que invierten en sus grandes y prestigiosas estructuras es dinero de nuestros padres, lo que convierte a dichoso prestigio en una farsa, por lo menos gracias a ello somos básicamente invulnerables en el establecimiento al ser los pilares económicos fundamentales , y sin nosotros perderían el gran título de prestigio que tanto les gusta exhibir.
Me llevo las manos en la cara mientras intento concentrarme en despertar y a la vez darme ánimos para levantarme. Este es mi último año, un nuevo año donde pueden aparecer nuevas caras, especialmente nuevas caras bonitas de las cuales puedo deleitarme en hacer llorar. Quizás hasta robar un par de virginidades más para mi colección y poder seguir a la cabeza de la competencia a William.
Tan solo tener ese pensamiento oscuro me genera una sonrisa picara que me da el animo suficiente como para darme un impulso y levantarme. Será mejor ir a la ducha y poner un poco de música en el volumen máximo para empezar bien el día, obviamente.
—¡Sam! —Una aguda y escandalosa voz se escucha a través de la puerta.
—¿¡Qué!?— Grité mientras me echaba shampoo en el cabello.
Lentamente la puerta del baño comenzó a abrirse y a lo que se asomaba una cabellera rubia: mi pequeña hermana.
—Papá dice que bajes un poco la música, que quiere dormir aun— su voz sonaba soñolienta.
—No puedo.
—¿Por qué no?— preguntó ingenua, alargando la frase demostrando su notable mal humor.
—Porque hoy, es un día especial Amanda
Sin hacer caso a lo que le dije aquella pequeña malcriada rubia entró con los ojos cubiertos y comenzó a buscar el estéreo palpando con las manos por todo el lugar para encontrarlo y bajarle el volumen hasta que ya casi no escuchar nada de la música.
—Mira Sam, se que eres un desesperado con las mujeres como siempre pero poner la música tan fuerte mientras te bañas no te hará mas guapo— decía mientras tenía los ojos aún cubiertos con su mano derecha y la izquierda apoyada en su cadera.
Le arrojé un poco de agua de la ducha a lo que al tocar su piel, pega un grito y sale corriendo del baño, cerrando la puerta tras ella.
Luego del espectáculo montado por mi hermana, terminé tranquilamente mi ducha y ya era desempolvar el uniforme que nos hacían llevar el instituto: Camisa blanca, chaleco sin mangas color gris por encima, evitando que la camisa no quedara sexy para poder admirar, unos pantalones oscuros (casi negros), y una corbata negra que daba el toque final de un completo estúpido (o quizás un mayordomo). No pude evitar mirarlo de reojo antes de disponerme a ponérmelo:
—Después de tanto, por fin será el último año en el cual te ocupare.
Es sabido que la escuela solía ser de bajos recursos antes de que llegáramos William y yo, pero definitivamente debieron optar por algo más decente que esto. Gracias al cielo y los dioses que nosotros tenemos la opción de hacer unos pequeños arreglos y así poder lucir bien para las chicas.
Al terminar de vestirme y arreglar mi cabello, por fin puedo admirarme al espejo y ''acomodar'' la corbata como a mi me gusta : Totalmente desaliñada.
—Este será el año— decía mientras me sonreía al espejo y me guiñaba a mi mismo, tome mi bolso y baje por las escaleras donde estaba mi pequeña hermana junto a mi padre desayunando en el comedor.
—Suerte hoy— dice mi papá mientras me mira y toma su café matutino.
Asentí y luego de revolver el cabello de Amanda mientras comía su cereal, tomé las llaves y salí de casa.
Al llegar a las puertas del instituto ya me sentía de nuevo como el rey, pasando por el gran arco que esta en la entrada, mientras las chicas me miraban y murmuraban con sus amigas. Mientras mas iba avanzaba las cosas se ponían cada vez mejor, algunas chicas menos tímidas se acercaban a saludarme, al cual yo respondo amablemente a lo que un pequeño rubor aparecía en sus mejillas. Y por otro lado estaban las chicas ya utilizadas las cuales me miraban con odio desde lejos pero a la vez deseaban que mi mirada se topara con las suyas. Los chicos por otra parte me saludan amigablemente y me preguntan como estuvieron mis vacaciones mientras me daban palmadas en la espalda, sin embargo habían algunos que me miraban con odio por haber robado a sus chicas , o haber hecho llorar a sus amigas. Conozco cada una de sus caras, son las mismas que aparecen después de clases, amenazándome e insistiendo que deje de molestar a sus novias o amigas, sabiendo bien que ellas son las que se acercan a mi.
—¿Estás buscando nuevas víctimas?— me sorprende una delicada voz detrás mío.
Al darme la vuelta me encuentro con la gran Victoria , mi mejor amiga y la única mujer de este instituto que no veo como un objeto sexual. Ella definitivamente es mi tipo: Su cabello rubio, su cara angelical, su estatura y cuerpo encajan totalmente conmigo.
—No hay nada nuevo aún— digo mientras revuelvo su cabello como siempre.
A Victoria la conozco desde hace bastantes años, me ayudó en los momentos más difíciles y en los que más necesite compañía, por lo que es casi una hermana para mi, tanto como lo es William. Básicamente, a diferencia de la gran mayoría,se me hace imposible verla como un objeto que deba hacer sufrir, más bien uno que debo proteger y cuidar, como Amanda.
—Escuche por ahí, que en la clase C de primer año, llegarán muchas chicas nuevas — me decía mientras arreglaba su cabello con sus delicados dedos.
—Hmmm...—pensé un momento en que tan bueno sería volver a entrometerme con chicas de primer año, y después de recordar esa preciosa rubia que pude conocer el año pasado, mi decisión estaba lista —Quizás pueda pasarme por sus clases alguno de estos días—se formó una pequeña sonrisa en mi cara con los recuerdos de aquella chica mientras posaba mi brazo encima de los hombros de Victoria, guiándola a caminar hacia nuestro salón.
Victoria me siguió unos pasos, para luego detenerse, haciendo que yo me detuviera junto a ella.
—¿Cuándo esto se detendrá, Sam?—Me miró a los ojos bastante sería, quizás con un poco de preocupación. Siempre pone esos ojos cuando me ve de la mano con una chica nueva, o cuando hablo con ella de que William me esta alcanzando en nuestra competencia secreta de virginidades.
—Me detendré cuando alguien me haga parar— no dejé de mirarla, tomando la misma seriedad de ella.
—Yo te lo he pedido muchas veces.
—No me refiero a que me lo pidan Victoria—Suspire—Lo sabes.
—Está bien— Quitó su mirada de preocupación sin embargo su seriedad no desaparecía.
—Ven, acompáñame a clase—Volví a rodearla con mi brazo— Pero antes...
Me miró con inocencia, pero a la vez sabiendo que se venía como primer día.
—Ayúdame a encontrar las nuevas chicas lindas de este basurero.
Victoria suspiró, mientras sostenía mi mano casi enterrándome sus largas y rojas uñas en la piel.
—Está bien.
Hice un pequeño salto de alegría antes de comenzar a caminar por el instituto. Pasamos por todos los rincones antes de que sonara la campana que condena nuestra libertad por unas horas. Subimos piso tras piso, entramos a salones, pasamos por la cafetería, la sala de estar, y los 3 patios de recreación; y a pesar de que no todas eran de mi gusto, pudimos encontrar 19 chicas nuevas de una edad prudente para mi, y 30 chicos nuevos del gusto de Victoria para poder conseguirle un nuevo novio.
—De verdad no necesito un nuevo novio.
—Quizás no, pero podrías competir con nosotros — le guiñe el ojo mientras ella se sonrojaba un poco.
—Definitivamente les ganaría—soltó junto a un bufido.
Después de nuestra ardua búsqueda, suena la campana de la perdición la cual nos gritaba que debíamos entrar a las primeras clases del año. Pero antes de seguir aquel destino, debíamos seguir la tradición: pasar por la cafetería a comprar unas grandes magdalenas sin importar el tiempo que nos tomara.
Pasaron 15 o 20 minutos cuando comenzamos a caminar hacia el salón.
—Creo que cambiaron a la señora de las magdalenas — decía mientras las migas caían de la boca de Victoria
—Si —Mordí de nuevo la magdalena— Definitivamente no son las mismas
Llegamos a las puertas del salón, nos limpiamos las migas mutuamente y abrimos la puerta. Victoria respiró de alivio al ver que el profesor aun no había llegado, y yo lo primero que hice fue revisar si había algún rostro nuevo , pero lo único que noté es que todos estaban ya instalados en sus respectivos puestos.
—¡Aquí!— Había una mano levantada entre todas las personas que murmuraban.
Mi atención se fue a la mano levantada y lo que encontré fue a un chico sentado en los penúltimos asientos del fondo del salón, alto, delgado, con cabello castaño y con una sonrisa de oreja a oreja al vernos: William.
Corrí dejando mi bolso en el suelo y lo abrace con todas mis fuerzas, cuando nos soltamos le entregue su magdalena casi intacta.
—¡Hermano, te eche de menos!
—¡Yo igual! — Me abrazó nuevamente haciendo un falso sonido de sollozo, mientras Victoria caminaba hacia nosotros.
—¿No se supone que se vieron durante todas las vacaciones? — Victoria puso el bolso encima de la mesa que estaba al lado de William.
Nos soltamos de ese abrazo fraternal con lagrimas falsas y nuestras miradas de odio cayeron en ella.
—Siempre arruinas nuestro reencuentro Vicky— William se acercó a ella para abrazarla y besar su mejilla con bastante saliva.
—Ya basta— Victoria lo empujó despacio para que dejara de babearla
—¿Como nos sentaremos hoy?
—Yo me quiero sentar con esta chica—apunto a Victoria con el pulgar— No la vi en todas las vacaciones y necesito un poco de tiempo con ella— Rió mientras abrazaba a Victoria de costado. Miré a Victoria para ver si aprobaba la decisión tomada por William, pero note como su rostro estaba rosado, quizá ni siquiera rosado, simplemente tenia un color de rojo intenso, lo que hizo que me distrajera de la pregunta principal.
—Supongo que está bien — respondió con una tímida sonrisa mientras me miraba y se echaba un mechón de cabello tras la oreja.
—Está bien— termine por contestar algo desorientado , pensando en que demonios pasó en esos cortos segundos.
Después de que Victoria se acomodara en el sitio junto a William, yo proseguí a poner mi bolso en el lugar que estaba detrás de ellos dos, el cual contaba con un asiento libre. Tan solo pasaron 5 segundos después de instalarme para que se acercaran un par de chicas de la clase preguntando si podían sentarse en ese espacio, pero lo tuve que rechazar, del modo más amable que pude para no salir de mi papel, pero lo bastante serio para que no trataran de insistir.
¡Se que es el primer día de clases, que hay que comenzar la competencia, pero este es momento de amigos, no de mujeres!
Una vez ya instalados en nuestros respectivos puestos del día, William se dio vuelta en su asiento, haciendo que los 3 pudiéramos mirarnos a la cara para poder conversar con tranquilidad. Pasaban los minutos hablando de lo que habíamos hecho en vacaciones, en las novias de William del verano, de como estaba la competencia entre nosotros, recalcando que yo iba a la delantera. Pero luego de varios minutos mas, nos preguntamos porque demonios el profesor aun no aparecía, no era que nos importara pero ya era lo bastante extraño para que nosotros nos preguntáramos porque las clases no habían comenzado.
—Se que no debo decir eso y que me arrepentiré de haberlo dicho cuando cruce esta puerta, pero ¿Donde demonios esta Larry? — William suspiro mirando a algunas chicas del salon.
— Ya debería estar aquí, para eso le pagamos
William rió y choco mis manos ante la respuesta, mientras Victoria ponía los ojos en blanco.
—Pensé que solo ponías esos ojos cuando te hablaba tu ex-novio — Comenzó diciendo William, para luego mirarme de forma cómplice.
Le devolví la mirada guiñándole el ojo, ya que con esa señal comenzaría nuestro ritual numero 2: Molestar a Victoria hasta que salga su demonio interno. Habían 3 cosas que odiaba Victoria en esta vida: Hablar de sus ex's novios y novios, las mentiras y las fresas. Nosotros aprovechábamos cada una de ellas para poder sacarla de sus casillas, y poder reírnos un momento de como su cara se comenzaba a poner roja y su tono de voz se agudizaba cada vez mas.
—Si, no nos haz contado nada más de el , ¿Cómo está Esteban?— Traté de contener la compostura, pero la risa me estaba ganando.
—Se lo que están haciendo y no es gracioso — Bufó Victoria mientras su cara se iba poniendo mas roja.
—No, no es Esteban. El ultimo, fue Marcus — Corrigió William, remarcando el nombre de Marcus de una forma extraña.
Ambos reímos al acordarnos de Marcus, y al mirar la cara de Victoria, ya ni siquiera estaba rosada, estaba roja. Así que el ritual concluyó más rápido de lo que pensábamos, ya que pasaron 5 segundos para que Victoria comenzara a gritarnos que la dejáramos en paz, que no es de nuestra incumbencia lo que hace con su vida, y que Marcus es mejor que nosotros dos juntos. Pero a pesar de sus gritos no pudimos evitar reírnos al escuchar su aguda voz de enojo.
— ¡Ya basta!— Las manos comenzaron a formar un puño que iba a ir directo a nuestras caras , pero de todas formas no podíamos evitar reírnos.
Antes de que llegara su golpe a nuestra cara se abrió la puerta del salon de golpe, mientras un hombre calvo, con un poco de peso demás y cara de amargado entro: Larry.
—¡Buenos días!— Gritó de mala forma mientras tiraba sus carpetas encima del escritorio.
—Buenos días — Respondió toda la clase al unisono, menos William y yo, como siempre.
—Bienvenidos de nuevo, a un nuevo año en nuestra prestigiosa academia Bullworth— William y yo nos miramos cuando dijo prestigiosa y evitamos reírnos demasiado fuerte como para desconcentrarlo de su adorable discurso.
—Espero que este año, por fin den todo lo que tienen para que sus calificaciones mejoren, ya que les queda poco tiempo para comenzar una nueva etapa, en la cual no podrán holgazanear como lo hacen aquí.
—En este año vamos a conquistar todo lo que nos falto el año anterior y lo nuevo que nos entregará este año— William me sonrió de oreja a oreja y chocó mi mano en señal de ánimos.
—Y finalmente, antes de que comience la clase, quiero presentarles al único nuevo integrante de esta clase—Hizo una pausa y su mirada de odio llego hasta donde estábamos William y yo—Espero que le den una agradable bienvenida, y dejen sus payasadas para mas tarde.
William me golpeó el hombro y se rió de una forma burlesca ante esta petición
—Si Sam, comportarte por favor
— Deja tus payasadas para después Will
El viejo Larry pego un suspiro y salio del aula a buscar a nuestro ''único nuevo integrante''. Tan pronto como su silueta traspaso el umbral de la puerta, los murmullos de la clase comenzaron a sonar.
—¿Nuevo integrante finalmente?—Me apoyé en la mesa mirando a Victoria.
—¿Será un hombre?—Victoria me miró confusa.
—Un nuevo novio para Vicky-Vicky— William me golpeó el hombro, y los dos reímos cuando Victoria preguntó.
De repente la puerta del aula se abrió bruscamente otra vez y todos los recientes murmullos fueron un completo silencio en un segundo. Will me miró riendo, y yo le seguí el juego,pero Victoria nos calló a los dos de un pequeño golpe en nuestras cabezas para poder escuchar que iba a decir Larry de nuestro nuevo integrante. Luego de una pequeña pausa, en la cual escuchábamos al viejo hablando solo al otro lado de la puerta, apareció en el salon.
—Pase— bramó de la misma forma en la que hace un toro, y estoy casi seguro que salió un poco de humo de su nariz.
De pronto, traspaso el umbral una chica.
—¡Oh si!—William sonrió de oreja a oreja, con una alegría igual a la de un niño en una confitería.
Cuando la nueva chica quedó delante de la clase, pude admirarla mejor. Llegó masticando goma de mascar (no de la forma más delicada), su falda era demasiado corta para lo que pedía el reglamento de Bullworth, aunque eso no era problema para mi. El uniforme de las mujeres era solo la camisa blanca (sin el asqueroso chaleco que teníamos que llevar nosotros), por lo cual entre las transparencias de la blanca camisa se podía llegar a notar su brasier negro, y los tatuajes de rosa que llevaba en el brazo derecho (otra falta grave al reglamento) incluyendo el piercing de argolla que tenía en su nariz. Y para ponerle la cereza al pastel, llevaba unas botas militares negras en vez del calzado oficial del instituto.
—Ahora entiendo porque estaba enojado el viejo —Escuche la voz de Victoria a lo lejos, mientras seguía mirando a esta musa que puso Dios delante de mí.
Miró a Larry y estoy casi seguro de que está diciendo algo, veo que sus labios se mueven, no entiendo lo que dice pero parece furioso. Mi vista pasa de nuevo a mi nueva atracción: Era definitivamente hermosa, de pies a cabeza. A pesar de su extravagante vestuario, su rostro era delicado y pálido como el de una muñeca de porcelana, su cabello era negro como la noche y era lo bastante largo como para llegarle a la cintura. Cualquiera diría que parece un típico fantasma japonés, pero no era posible, toda su belleza encaja perfectamente. Mi miraba bajó a su boca por un momento, tenía puesto un lápiz labial rojo (otra falta al reglamento) que contrastaba con su pálida piel, su oscuro cabello, y sus ojos. Mi mirada se fué a sus ojos, y justo en aquel momento su mirada se topo con la mía, era una mirada intensa, sus ojos verdes parecían que me estuviesen leyendo completamente y estoy seguro que sí me quedaba mirándola 1 segundo más, me iba a petrificar.
—Quiero que todos estén conscientes que esta no es forma de presentarse a clases — la miró de reojo — Ni menos el primer día de clases.
Ella rodó los ojos cortando el contacto visual conmigo.
—Vaya a tomar asiento señorita — apuntó el lugar vacío al lado mio— allá junto a nuestra gran estrella Sam.
William se giró completamente de su asiento y me miró con una cara tan emocionada que estoy seguro que le podrían salir lágrimas de felicidad.
—Ve por ella tigre —guiñó su ojo.
—¿Ir por quien?— Repentinamente apareció al lado de nosotros asustándonos a los dos. Puso su bolso en la mesa junto a mi y se sentó sin cuidado.
—No hables de mi como si no estuviera aquí—Miró a William y cruzó los brazos.
—Yo... — Will se quedó sin habla mientras la miraba casi con la boca abierta.
—Silencio allá atrás— Larry nos grito enojado, Victoria golpeó el hombro de Will para que mirara hacia el frente, o solo dejara de mirar fijamente a la chica nueva con la boca abierta.
Cuando Will logró reaccionar y se giro en su asiento para poder mirar al frente, las lecciones pudieron comenzar como siempre. A pesar de tener a Larry gritando lo nuevo que debíamos aprender este año, no podía prestarle atención en nada, todos mis sentidos estaban puestos en la nueva esfinge puesta a mi lado, como si fuera un regalo del cielo, un trofeo que definitivamente me daría la corona para declararme rey de reyes en este asqueroso instituto. Pero creo que con su actitud de rebelde, no podré avanzar tan rápido como con las demás, debo tener cuidado en no arruinar esta oportunidad.
Me apoyé en la mesa para poder observar su belleza una vez más, estaba concentrada escribiendo lo que él viejo decía (que yo casi ya ni escuchaba), y pude ver más de cerca que tenía unas pequeñas pecas al rededor de su nariz.
—¿Qué miras?—Su voz me sacó de mis pensamientos y cuando miré sus ojos, estaba clavándome la mirada de forma asesina.
—Tu belleza— No era mentira que de verdad estaba admirando su belleza, pero ya que comenzó la conversación ella, el teatro comenzó para mí : Debo meterme en mi papel, para poder obtener la corona.
Ella me miro de una forma extraña y se aguanto una carcajada.
—¿Qué eres?, ¿Un actor de novela romántica?— lo dijo en un tono bajo, mientras trataba de escribir aguantándose la risa.
—¿Nadie te había dicho algo así que te sorprendes tanto?—arqueé la ceja algo molesto.
—Pues bien, no eres el primero que lo dice—dejó a un lado su lápiz con el cual estaba tomando apuntes y apoyo su cara en su mano mientras me miraba —pero tu tono dice que buscas algo más que solo alagarme— me sonrió de forma coqueta.
¿Qué le sucede a esta chica?
—¿Qué estas tratando de decir?, solo estoy tratando de alagarte.
—Que para mi, esta actuación del tierno y romántico chico no te queda para nada —frunció la boca, haciendo que la sonrisa perfecta que tenía desapareciera.
—Soy así, no estoy actuando— la miré enojado.
Mentí, obviamente no soy así, pero no se por que las chicas son tan básicas que se mueren cuando uno les dice los lindas que son, me ha pasado con mas de una que al decirle solo eso en el tono correcto, están encima mio.
—Deberías tratar el papel del chico que sabe lo que quiere y lo dice directamente: Quiero tener sexo contigo— su tono no fue el mas bajo para decir esa frase, por lo cual miré a todos lados si alguien había escuchado, miré a Will y a Victoria, pero ellos seguían en lo suyo por lo cual no creo que hayan escuchado a esta loca.
—No sé de que estas hablando
—Si fueras así de directo, yo lo haría sin ningún problemas — subió los hombros como si haber dicho que tendría sexo conmigo con solo pedírselo fuera lo más normal del mundo.
La miré extrañado, parecía tan confiada de sí misma, que es como si hablar conmigo fuera hablar con un amigo que tuvo por toda su vida.
Quizás es de esas chicas hippies que entregan amor a todo el mundo.
—¿En serio?— Medité un momento sobre la relatividad de este hecho.
—Si—sonrió confirmándome que hablaba en serio — ¿Quieres hacerlo?
—Por supuesto—conteste casi inmediatamente sorprendido— Puede ser hoy si quieres, ¿En mi casa o en...
De repente su cara no aguanto más lo que quería soltar desde hace un rato, y se rió de mi, casi encima de mi cara. Creo que quería calmar sus carcajadas cuando puso su rostro en la mesa cruzando los brazos, pero en vez de calmarse comenzó a reírse más fuerte, como si lo que acababa de decir yo, fue el mejor chiste que le hayan contado en su vida.
¿De verdad fui tan ingenuo?
Se levantó de su carcajada apenas y se secó una lagrima tratando de contener aún su ataque de risa.
—Eres tan predecible— se le salió una carcajada más, pero trató de calmarse de nuevo.
—¿Estas jugando conmigo? — la mire furioso— Porque si es así...
Ella cambió su rostro de alegría a una seriedad tan rápido que no pareciera que estuvo riendo 5 minutos seguidos
—No—sonrió— pero ¿Tu quieres jugar conmigo, verdad? — su sonrisa se volvió casi malvada.
—Ya quisieras que alguien como yo jugará contigo— la miré con desprecio.
Que chica más imbécil.
—Soy Alma— la miré sorprendido pero aún furioso por su cambio de actitud y tema tan repentinamente.
¿Quién demonios se cree que es?
— Por si no me había presentado — estiró su mano para que yo la estrechara.
—Yo soy...
—Sam— me interrumpió— lo sé.
—Si— estreché su mano con fuerza—¿No eres demasiado odiosa para ser alguien que recién esta llegando a un instituto en el que nadie la conoce? — la acerque un poco más a mi con el apretón de manos, para que ninguna chica me escuchara hablar así.
—¿Y tu no eres demasiado mentiroso y descortés con alguien que recién conoce?—Se acerco a mi con una sonrisa.
Solté su mano con fastidio mientras miraba esa asquerosa y malvada sonrisa que tenia en su cara, a lo que ella me saco la lengua en señal de haber ganado el pequeño debate que tuvimos.
—Escúchame bien ''Alma'' — Hice su nombre con un gesto de comillas— No seré amable contigo desde ahora— me senté bien y miré hacia Larry.
Pensé que nunca diría esto, pero mirar a Larry, es mejor que mirar a la loca que esta sentada al lado mio.
—Entonces— agarro su lápiz de apuntes, para seguir prestando atención a lo que decía el viejo— estoy segura de que seremos muy buenos amigos.
La miré de reojo ante su frase, y estaba escribiendo con una pequeña mueca que parecía una sonrisa en sus labios.
Loca.
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