Capítulo 15.
La atmósfera en casa se sentía distinta desde aquel momento entre Taehyung y Jungkook. El espacio, que solía ser un refugio tranquilo, ahora parecía cargado de una energía nueva, casi palpable. Taehyung no podía dejar de pensar en el beso, en la manera en que sus cuerpos se habían buscado como si hubieran estado destinados a encajar desde siempre. Sin embargo, esa misma intensidad lo hacía retroceder. Había sido un momento fugaz, pero lo suficiente para desestabilizar la fortaleza que había construido a lo largo de los años.
Por eso, durante los días siguientes, se mantuvo reservado. Respondía con monosílabos cuando Jungkook intentaba iniciar una conversación, y sus miradas apenas se cruzaban. No era que no quisiera estar cerca, pero había algo en Jungkook, en su determinación y en la forma en que lo miraba, que lo hacía sentir vulnerable. Y la vulnerabilidad era un lujo que no podía permitirse.
Debía de admitir que no era la clase de vulnerabilidad que sentía en un inicio del matrimonio, como si el someterlo a casarse hubiera sido lo suficientemente ofensivo contra lo que había construido con su propio esfuerzo; la vulnerabilidad que ahora albergaba su cuerpo lo hacía sentir indefenso por no saber controlar sus propios deseos como por tantos años trabajó. No era ningún chiquillo que estuviera suspirando por ser besado, era un adulto y sus prioridades eran diferentes, no planeaba ceder a sus deseos primitivos. Pero mantenerse cerca del pelirrojo hacia de la tarea difícil, como si quisiera tener toda su atención puesta en él y sentirlo cerca tanto como pudiera.
Jungkook, por su parte, lo notó de inmediato. Había algo en Taehyung que lo desarmaba por completo, que hacía que todo lo que creía saber sobre sí mismo quedara en segundo plano. El beso había sido un punto de no retorno para él. Había sentido todo lo que necesitaba saber en ese instante: Taehyung era diferente a lo que creyó en un principio de él. Era alguien por quien valía la pena esforzarse y ver a dónde se dirigían las cosas, y no estaba dispuesto a permitir que la distancia creciera entre ellos. Por primera vez en toda su vida, quería demostrar el interés que sentía por el doncel, no solo físicamente, sino lo atraído que comenzaba a sentirse por su forma de actuar.
Esa mañana, Jungkook decidió que daría un paso hacia él, un gesto que pudiera romper el hielo entre ambos. Aunque no era un chef experimentado, se levantó temprano, dispuesto a preparar el desayuno. Encontró la receta de unos panqueques simples en su teléfono y se puso manos a la obra, concentrado en no arruinarlo.
El aroma de la cocina fue lo primero que despertó a Taehyung, quien salió de su habitación acompañado de Daehyun. El pequeño iba saltando a su lado, lleno de energía como cada mañana. Pero cuando ambos llegaron a la cocina, la sorpresa se reflejó en sus rostros.
—¿Qué estás haciendo?—Preguntó Taehyung con una mezcla de incredulidad y curiosidad, apoyándose en el marco de la puerta.
Jungkook, quien estaba de espaldas a ellos, giró con una espátula en la mano.—¿Qué parece? Estoy tratando de impresionarte.—Respondió el pelirrojo con una sonrisa segura, pero con un toque de humor que suavizaba la tensión.
Taehyung se mordió el interior de la mejilla para no sonreír. Daehyun, emocionado, corrió hacia la mesa, aplaudiendo.
—¡Panqueques!—Exclamó el niño, aplaudiendo.—¿Papi ayudó?
Taehyung negó con la cabeza, observando a Jungkook con atención.—No, cariño. Esto es todo obra de... Jungkook.
Jungkook ladeó la cabeza, dándole a Taehyung una mirada cargada de significado. No solo Jungkook. Soy más que eso para ti, ¿Verdad? No lo puedes negar.
—La mesa estará servida en unos minutos, pero pueden ir adelantándose.—Comentó, apagando la estufa antes de comenzar a ordenar los panqueques en un plato.
Durante el desayuno, el ambiente se fue relajando poco a poco. Jungkook hacía comentarios ligeros sobre lo torcidos que le habían quedado algunos panqueques, mientras que Taehyung, contra su voluntad, dejaba escapar alguna que otra carcajada. Daehyun, por supuesto, estaba encantado de tener a los dos en la mesa, como si fueran una familia normal. Ese día se sentía particularmente tranquilo, como si días atrás no los hubiera albergado una preocupación latente a las posibles amenazas a su alrededor.
Sin embargo, la calma se rompió cuando el pequeño, con la honestidad que solo un niño podía tener, soltó una pregunta inesperada:
—¿Ustedes son de verdad esposos?
La pregunta cayó como un balde de agua fría. Taehyung dejó su vaso con jugo sobre la mesa con cuidado, mientras Jungkook levantaba la mirada hacia el niño, intentando descifrar de dónde venía aquello.
—¿Por qué preguntas eso, Daehyun?—Aventuró Taehyung, tratando de mantener un tono neutral.
El niño encogió los hombros, mirando su plato.—Es que los papás de mis amigos siempre están juntos. Se abrazan y se besan... pero ustedes no, nunca los veo juntos.
El doncel sintió un nudo en el estómago, mientras Jungkook, tras un breve silencio, se inclinó hacia Daehyun con una sonrisa tranquilizadora.
—Es porque estoy un poco perdido, Daehyun.
El pequeño lo miró con curiosidad, y Jungkook continuó:
—Tu papá es increíble, ¿Sabes? Pero necesito de su ayuda para estar más cerca de él. ¿Crees que puedas ayudarme? Está siendo un poco difícil y las ideas se me están acabando.
Daehyun parpadeó un par de veces antes de asentir con entusiasmo.—¡Claro que sí! ¿Qué tengo que hacer?
Jungkook lanzó una mirada a Taehyung, quien seguía atónito, y añadió:
—Tal vez recordarle a tu papá que no me tenga tan en la distancia. Creo que me tiene un poco intimidado, ¿Podrías convencerlo por mí?
Daehyun se echó a reír, como si aquello fuera imposible, mientras Taehyung sentía que su rostro se calentaba. Sabía que Jungkook estaba manejando la situación con tacto, pero también sabía que sus palabras estaban cargadas de un significado más profundo, algo que no le disgustaba en absoluto, pero tampoco entendía cómo tomarlo.
—Papi puede ser un poco malo.—El pequeño expresó en un tono bajo, como si de un secreto se tratara, pero que fue alcanzado por Taehyung.
—¡Daehyun! ¿Papá también es malo cuando te consiente con todos los juguetes que pides y te lleva a tus clases particulares?—Cuestionó el doncel, arqueando una ceja en dirección a su hijo.
—¡Papi es el mejor!—La exclamación del menor los hizo sonreír, su energía era contagiosa.
Cuando terminaron de desayunar, Taehyung se quedó en la cocina mientras Jungkook lavaba los platos. Había algo en el ambiente, una tensión sutil pero innegable. Finalmente, Taehyung rompió el silencio.
—Gracias por eso...—Murmuró, sin mirarlo directamente.
Jungkook volteó a mirarlo, una sonrisa suave en su rostro.—Gracias a ti, por no alejarme del todo. Por lo menos ahora sé que no me rechazarás un desayuno.
Taehyung bajó la mirada, pero Jungkook dio un paso hacia él, quitándole el plato que tenía en las manos.
—Sé que esto no es fácil para ti, pero no pienso ceder, Taehyung. Tú y Daehyun ahora forman parte de mi vida, y no lo digo solo como una responsabilidad dada por la alianza que tenemos, sino porque no puedo negar que ahora también me preocupo por ustedes.
Taehyung levantó los ojos, encontrándose con una determinación que casi lo desarmó por completo. Quizás, pensó, era hora de dejar de luchar contra lo inevitable. Pero aún no encontraba la forma de hacerlo sin cometer errores, temía no poder controlar esa parte de su vida.
—Te dejé entrar a mi vida como una tregua de la alianza, pero no me siento preparado para entregarte lo poco que aún poseo.—Confesó, manteniendo su mirada clavada en la del pelirrojo, tratando de demostrar la sinceridad de sus palabras.—En poco tiempo, he perdido el control de gran parte de mi vida, no puedo ceder todo sin pensar en lo que estoy arriesgando, aún no puedo confiar por completo en ti, y debes de entender eso.
Las palabras, lejos de herirlo o lastimarlo, lo hicieron comprender la situación por la que el doncel enfrentaba.—Me ganaré tu confianza, esto solo fue mi primer paso, solo me encontraba dándote el primer aviso de mis planes.
Y por alguna razón, el escalofrío que recorrió el cuerpo de Taehyung le hizo estremecer su pecho con una nueva emoción surgiendo.
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