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Capítulo 14.

Jungkook se encontraba en una reunión en uno de los salones de un hotel de lujo. Las paredes estaban cubiertas de madera oscura, y las lámparas doradas daban una luz cálida que no alcanzaba a suavizar la tensión del ambiente.

El pelirrojo estaba sentado al final de la larga mesa, su postura relajada, pero su mirada afilada analizaba cada palabra que los otros asistentes decían.

—Tienen planeado perpetrar en el territorio desde el lado sur de la ciudad, estuvimos revisando y hay varios lugares con puntos ciegos, posiblemente quieran atacar para usarlo a su favor.—Dijo uno de los hombres frente a él.

—¿Por qué existirían esos puntos ciegos en mi territorio? Tengo esquemas de hombres por toda la ciudad, es imposible que algo como esto suceda.—Inquirió en un tono calmado, sin reflejar realmente su descontento. 

—Me di la tarea de comprobar, y realmente hay varios puntos ciegos que no tenemos cubiertos por completo. Podría trabajar en ello, pero no podría estar seguro de que todo esté abarcado antes de que ataquen.—Su contacto de confianza, Donghyun, interfirió. 

Jungkook asintió lentamente, girando su anillo de plata con el pulgar mientras su mente estaba en otro lugar.

—Mantengamos un ojo en ello, si lo están usando a su favor, entonces tenemos en nuestras manos una forma de saber a dónde podrían llegar.—Con una exhalación, bajó la mirada a la mesa.—Pero tan pronto como esto esté bajo control, espero que no exista ningún otro descontento como este, porque realmente me harán dudar del equipo que tengo trabajando conmigo. 

En el bolsillo de su chaqueta, su teléfono vibró suavemente. Cuando vio el nombre que aparecía en la pantalla, una leve sonrisa suavizó su expresión.

—Terminemos esto por ahora, me pondré en contacto con ustedes pronto.—Se levantó de la mesa y salió al balcón, lejos de las miradas y oídos curiosos.

Una vez que comprobó estar lo suficientemente alejado, aclaró su garganta antes de contestar, observando la vista que ofrecía el balcón. Ciertamente con leer el nombre de la llamada ya lo estaba haciendo sonreír sin parar, ahora escuchar su voz solo haría relajar su postura. 

—¿Taehyung?—Preguntó, con un tono mucho más cálido que el que había usado en la reunión.

—Hola, Jungkook.—Respondió la voz al otro lado de la línea, suave y reconfortante como siempre.

Jungkook apoyó una mano en la barandilla, mirando hacia las luces de la ciudad mientras hablaba.—¿Cómo estás? No esperaba tu llamada. 

—Bien... solo quería saber si todo va según lo planeado. Dijiste que volverías en dos días, pero pensé que tal vez...

La risa baja de Jungkook interrumpió las palabras de Taehyung.

—Voy a cumplir mi promesa. Estaré en la residencia pasado mañana por la tarde, sin falta.

Taehyung hizo una pausa antes de responder:

—De acuerdo. No quería importunarte, solo que Daehyun está preguntando por ti, quería asegurarme que fuera cierto. 

El pelirrojo pudo sentir el leve tono de anhelo en esas palabras, lo que hizo que su corazón latiera con más fuerza.—No tienes de qué preocuparte, no tengo planeado seguir más tiempo aquí. 

Cuando un silencio se instaló entre ellos, lo único que podía percibir eran sus respiraciones pesadas a través de la línea. Fue Jungkook quien decidió romper aquella calma engañosa. 

—¿Taehyung?—Preguntó. 

—¿Si? 

—Cuida de Daehyun. Y cuida de ti también mientras no estoy. 

—Siempre lo hago.—La voz de Taehyung tenía un tinte divertido que hizo que Jungkook sonriera.

Cuando colgó, el peso de su trabajo pareció disminuir. Sabía que las horas siguientes serían largas, pero la idea de volver a casa lo impulsaba a seguir adelante.


(...)


Taehyung había pasado los últimos días contando las horas para el regreso de Jungkook. Había algo en su ausencia que hacía que la casa se sintiera incompleta, como si faltara una pieza esencial en el rompecabezas de su vida.

Decidió distraerse preparando una cena especial. Escogió cuidadosamente los ingredientes, asegurándose de que todo estuviera perfecto para cuando Jungkook llegara. Daehyun ya se encontraba dormido, y el aroma de los platos recién hechos llenaba la cocina, mientras Taehyung arreglaba la mesa con un entusiasmo que apenas podía ocultar.

Pero las horas pasaron, y Jungkook no llegó a la hora que había acordado.

El reloj marcó las once de la noche cuando Taehyung finalmente se dejó caer en el sofá, con el corazón dividido entre preocupación y frustración.

—¿Dónde estás?—Murmuró en voz baja, abrazando sus propias rodillas mientras miraba el teléfono por enésima vez.

"Debe estar retrasado por el tráfico.", eso era lo que quería creer, pero sus múltiples llamadas siendo ignoradas le hacían pensar que nada estaba bien. Jungkook era puntual, también cumplía con su palabra y detestaba tener que faltar, por lo que solo podía aumentar su preocupación. 

Estaba preparado para salir, sintiéndose sofocado mientras se mantenía en la sala por su espera, sin embargo, cuando el reloj marcó casi la medianoche, el sonido de la puerta principal interrumpió sus pensamientos.

Taehyung se levantó de inmediato, corriendo hacia el recibidor, pero se detuvo en seco al verlo.

Jungkook estaba ahí, pero no como esperaba. Su camisa blanca tenía manchas de sangre en los puños y el pecho, sus hombros estaban caídos por el evidente cansancio, y había un rasguño largo en su mejilla izquierda.

—¿Jungkook?—Preguntó, su voz teñida de preocupación.

—Perdón por llegar tan tarde.—Dijo Jungkook, con un tono bajo, casi ronco.

El doncel se acercó rápidamente, sosteniéndolo por el brazo.—¡Estás herido! ¿Qué te pasó?

Jungkook intentó sonreír, aunque su expresión estaba agotada.—Nada grave. Fui emboscado al salir del aeropuerto. Pero ya pasó todo.

El rubio lo miró con incredulidad, llevándolo hacia el sofá sin siquiera esperar una explicación.
—Siéntate. Ahora.—Murmuró, antes de ir rápidamente al baño en busca del botiquín.

Al regresar, se inclinó frente a Jungkook y comenzó a limpiar el rasguño de su mejilla con delicadeza.

—Taehyung, estoy bien.—Insistió Jungkook, pero no se resistió cuando el otro comenzó a inspeccionarlo con atención.

—Deberías cuidarte más.—Le reprochó suavemente, aunque su tono estaba teñido de preocupación.

—Lo hago.—Respondió el pelirrojo, observándolo con atención mientras trabajaba. Era imposible no notar la forma en que los labios de Taehyung se fruncían en concentración, o cómo su aroma dulce parecía intensificarse en la cercanía.

Cuando Taehyung terminó de limpiar la herida, buscó algo para cubrirla, pero el único vendaje disponible era un pequeño curita con dibujos animados que pertenecía a Daehyun.

—Esto es lo único que tengo.—Murmuró, sintiendo cómo sus mejillas se calentaban mientras lo pegaba sobre el rasguño.

Jungkook bajó la mirada y, al ver el pequeño dibujo sonriente, dejó escapar una risa baja, genuina.—Me queda bien.

Taehyung bufó, tratando de ocultar su propia risa nerviosa. Pero cuando levantó la mirada, encontrándose con los ojos de Jungkook, el aire pareció detenerse entre ellos.

—Taehyung...—Murmuró Jungkook, su voz grave y ronca, cargada de algo más profundo que simple gratitud.

El nombre resonó en el aire entre ellos, rompiendo cualquier barrera que hubiera existido hasta ese momento. Taehyung levantó la mirada, y cuando sus ojos se encontraron, algo dentro de ambos pareció romperse. Era como si todo lo que habían contenido durante tanto tiempo finalmente se desbordara.

Sin pensarlo, Taehyung se inclinó, y sus labios se encontraron en un beso que fue lento al principio, explorador, como si ambos temieran que el otro se desvaneciera. Pero esa contención duró poco.

El beso se volvió más profundo, más cargado de emociones. Jungkook dejó escapar un gruñido bajo, casi instintivo, mientras sujetaba la cintura de Taehyung con firmeza, atrayéndolo aún más cerca. Sus labios se movían con hambre, con una urgencia que dejaba claro cuánto habían deseado ese momento.

Taehyung, lejos de quedarse quieto, respondió con la misma intensidad. Sus manos se aferraron a la camisa de Jungkook, tirando de él como si no quisiera dejar ni un centímetro entre ellos.

El beso escaló rápidamente, volviéndose más desesperado. Jungkook tomó a Taehyung por los muslos, levantándolo con facilidad, como si fuera lo más natural del mundo.

—Jungkook...—Jadeó el doncel contra sus labios, sin poder evitar el temblor en su voz.

—Déjate llevar.—La voz de Jungkook era un susurro áspero, cargado de deseo.

Lo sostuvo con firmeza, como si quisiera grabar en su memoria el peso y el calor de su cuerpo contra el suyo. Lo llevó hasta la pared más cercana, apoyándolo allí mientras continuaba besándolo, esta vez con una mezcla de dulzura y pasión que le robaba el aliento.

Taehyung hundió los dedos en el cabello de Jungkook, tirando suavemente, arrancándole un gruñido bajo que vibró contra sus labios.

Ambos estaban perdidos en el momento, sus corazones latiendo desbocados mientras sus cuerpos se conectaban de una forma que no necesitaba palabras.

Jungkook se separó apenas unos milímetros, su respiración pesada mientras recorría con la mirada el rostro enrojecido de Taehyung.

—No tienes idea de cuánto he deseado esto.—Confesó, su voz baja y cargada de emoción.

Taehyung sonrió débilmente, su propio pecho subiendo y bajando con rapidez.—Entonces continúa. 

El pelirrojo no necesitó más. Volvió a capturar sus labios en un beso que esta vez fue aún más hambriento, más profundo, como si quisiera grabar en su piel todo lo que sentía.

Taehyung podía sentir cómo los dedos de Jungkook se hundían suavemente en su cintura, manteniéndolo firmemente en su lugar, como si soltarlo no fuera una opción.

Cuando finalmente se separaron, ambos estaban jadeando, sus frentes pegadas, sus ojos aún cerrados mientras intentaban recuperar el aliento.

—Eso... —Taehyung empezó a decir, pero Jungkook lo interrumpió, apoyando una mano en su mejilla.

—Lo repetiría si no estuviera tan cansado.—Su voz era apenas un susurro, pero la sonrisa que lo acompañaba hizo que el corazón de Taehyung se acelerara.

—Entonces deberías de descansar.—Respondió Taehyung, sintiendo un leve rubor en sus mejillas mientras la realidad se asentaba lentamente en su sistema. 

Jungkook asintió, dejando que sus ojos se cerraran mientras su cuerpo finalmente se relajaba.—Creo que debería de soltarte. 

Compartiendo una sonrisa divertida, Taehyung bajó del cuerpo contrario, tratando de arreglar su ropa mientras aclaraba su garganta. 

Jungkook se quedó frente suyo, observándolo en silencio. Su corazón seguía latiendo con fuerza, pero ahora no era por preocupación, sino por algo mucho más profundo.

—Buenas noches, Jungkook.—Susurró, su voz parecía empequeñecida ante la penumbra del lugar. 

—Descansa, Taehyung.

Compartiendo una última mirada, el pelirrojo fue el primero en alejarse por el pasillo en dirección a su habitación, dejando al doncel solo mientras trataba de entender lo que había ocurrido. Taehyung deseó fuertemente ir tras de él y pedirle que durmieran en la misma habitación, anhelaba seguir sintiendo el cuerpo contrario contra el suyo, quería sentirlo por el resto de la noche, pero la parte prudente de su cabeza le impedía hacerlo. 

Probablemente esa noche no cedería, pero solo sería cuestión de tiempo antes de hacerle caso a sus propias necesidades. 


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