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Capítulo 13.

Jungkook estaba revisando algunos papeles en su despacho cuando el sonido insistente de su teléfono lo sacó de sus pensamientos. La pantalla mostraba un número conocido, pero poco recurrente: uno de sus contactos más lejanos en el extranjero, alguien que solía ser de confianza en los tiempos más turbulentos. Sin embargo, reconocía que su llamada no podía tratarse de algo bueno, no solían hablarse para decirse noticias buenas o hablar de sus vidas, los problemas venían primero. 

Con el ceño fruncido, contestó de inmediato.

Del otro lado de la línea, la voz grave y entrecortada habló con urgencia.—Tienes un problema en Europa. Uno de los antiguos aliados de Kang está reorganizándose. Está preguntando por ti, Jeon. Y no de la mejor manera. 

El pelirrojo apretó la mandíbula, recordando el nombre de Kang, un rival que había eliminado hace años para proteger su imperio.—¿Qué tanto saben?—Preguntó, intentando mantener la calma.

—Lo suficiente para saber que no te quedaste quieto tras lo de Kang. Las especulaciones indican que están buscando venganza, están poniendo un precio a tu cabeza. 

—Mi cabeza ya tenía precio desde mucho tiempo atrás.—Murmuró, dejando caer la pluma sobre el escritorio. 

—En eso tienes razón, pero también están negociando la cabeza de Kim, ¿Te suena algo como ello? 

No era ninguna novedad que las noticias de su matrimonio corrieran como pólvora, pero no esperaba que las amenazas llegaran tan pronto. No podía ocultar a todos sus enemigos, sería tapar el sol con un dedo, pero ninguno le había dado problemas reales hasta ese momento. Kang tan solo fue una ficha importante en su juego al subir como líder del clan, si no le parecía su forma de gobernar, prefería acabar con ellos antes de verlos convertirse en un enemigo que conociera su forma de operar, por lo que no dudó en traer su cabeza si eso garantizaba su silencio. 

El contacto le dio algunos nombres, describiendo movimientos recientes y alianzas inesperadas. Tras unos minutos más de conversación, Jungkook colgó, pero su mente seguía trabajando a toda velocidad. Necesitaba actuar, y rápido. Esta no era una amenaza que pudiera manejar a distancia; requería presencia, fuerza y precisión.

Con un suspiro pesado, cerró los ojos y se dejó caer contra el respaldo de la silla. Había creído que su pasado estaba enterrado, que con el tiempo las heridas abiertas por Kang y sus aliados se habrían cerrado. Pero ahora, la posibilidad de una nueva amenaza se sentía como una sombra alargada que volvía a acecharlo.

Decidió despejarse, salir del despacho con la excusa de buscar algo de agua, aunque lo que realmente necesitaba era un respiro. Mientras caminaba por el pasillo principal, sus pasos se ralentizaron al pasar frente a la biblioteca. Desde la puerta entreabierta, alcanzó a ver a Taehyung sentado en una de las mesas, rodeado de documentos. La escena era común, pero había algo en la forma en que sus dedos tamborileaban contra la madera, o en la forma apresurada en que escondía una hoja al escuchar sus pasos, que llamó la atención de Jungkook.

—¿Interrumpo algo?—Preguntó desde la entrada, con un tono que buscaba ser casual, aunque sus ojos observaban cada detalle con detenimiento.

Taehyung levantó la vista con un leve sobresalto, pero rápidamente compuso una sonrisa, una de esas que usaba cuando intentaba esconder algo.—No, para nada. Solo estaba adelantando unas cosas pendientes.—Cerró con cuidado una carpeta de cuero oscuro y se enderezó en su asiento.—¿Qué haces por aquí? Todo el día te he visto en tu despacho, pensé que no saldrías. 

—Necesitaba un respiro—Respondió Jungkook, dando un paso dentro de la biblioteca. Sus ojos descansaron en la carpeta cerrada, pero decidió no insistir.—Tú pareces más ocupado que de costumbre. 

El doncel soltó una risa breve, aunque algo tensa.—Siempre hay cosas que hacer, aún sigo poniéndome al día con algunos asuntos que trataron en la última reunión.—Sus manos se aferraban a los bordes de la carpeta como si temiera que alguien pudiera abrirla de repente.—¿Y tú? Pareces... pensativo. 

La pregunta lo tomó por sorpresa. Jungkook no estaba acostumbrado a que alguien leyera tan fácilmente su estado de ánimo, y mucho menos alguien como Taehyung, que parecía tener sus propios secretos.—Solo cosas del trabajo. Nada que no pueda mantener bajo control. 

Hubo un breve silencio, uno que ambos parecieron llenar con pensamientos propios. Jungkook se permitió un momento para observarlo: el modo en que la luz del atardecer acariciaba los rasgos delicados de Taehyung, la forma en que sus hombros parecían tensos incluso cuando intentaba aparentar calma. Había algo en él que lo intrigaba, algo que no lograba descifrar.

Finalmente, Jungkook rompió la tensión.—Necesito decirte algo.

Taehyung lo miró, expectante.

—Tengo que salir por unos días. Hay algo importante que atender fuera del país.—Dijo el pelirrojo, su voz medida, pero firme.

La noticia pareció tomar por sorpresa a Taehyung, quien tardó unos segundos en responder.—¿Es algo grave? 

—No necesariamente, pero prefiero ocuparme personalmente. Es solo precaución.

El doncel asintió lentamente, aunque no pudo evitar sentir un vacío extraño al imaginar la casa sin Jungkook, pero mantuvo aquellos pensamientos alejados.—Entiendo. Espero que todo salga bien.

Jungkook lo observó por un momento más, como si quisiera decir algo más, pero finalmente solo asintió y salió de la biblioteca.


(...)


La residencia se sentía distinta sin la presencia de Jungkook. Aunque había pasado poco tiempo desde su partida, Taehyung no podía evitar notar cómo la atmósfera de la casa se volvía más silenciosa, casi pesada. Había aprendido a reconocer su presencia, no solo por los sonidos de sus pasos firmes o el tono profundo de su voz, sino por la energía que parecía impregnar cada rincón cuando él estaba cerca. Sin embargo, ahora todo parecía... vacío. Inclusive se atrevió a comparar su hogar antes de la llegada del pelirrojo, él mismo podía reconocer que en esos tiempos no consideraba su residencia como un lugar vacío o carente de vida, le gustaba la soledad que tenía, pero ahora parecía asfixiante. 

Intentó no pensarlo demasiado. Jungkook le había explicado la importancia del viaje, aunque de forma vaga. "Es algo que tengo que resolver personalmente", había dicho, sus ojos sosteniendo una seriedad que no dejaba espacio para preguntas. Taehyung no había insistido, aunque una pequeña parte de él deseaba haberlo hecho. Quería saber más, no solo por curiosidad, sino porque el peso en las palabras de Jungkook lo había dejado con una sensación de inquietud.

Decidió ocupar su mente. Subió a su despacho y se sentó frente a la gran mesa de madera oscura. Los documentos de las reuniones recientes estaban esparcidos frente a él, pero a pesar de su esfuerzo, no podía concentrarse. Su mirada se desvió hacia la ventana, observando el jardín que comenzaba a teñirse con los tonos cálidos del atardecer.

Un suspiro escapó de sus labios. "No tiene sentido preocuparse", se dijo a sí mismo, tratando de convencerse. Jungkook era un hombre capaz, alguien que sabía moverse en un mundo que Taehyung apenas comprendía, a pesar de llevar años en los mismos negocios, sabía que su forma de actuar eran totalmente diferentes. Y, sin embargo, el vacío que sentía no era solo preocupación; era algo más profundo, una sensación que lo desconcertaba.

Decidido a distraerse, bajó a la cocina. Preparar algo con sus propias manos siempre había sido una manera efectiva de calmar su mente. Escogió los ingredientes para un té de flores, algo sencillo pero reconfortante. Mientras esperaba a que el agua hirviera, su mente volvió a divagar.

"¿Por qué me siento así?" pensó, observando cómo el vapor comenzaba a elevarse de la tetera. Jungkook y él no eran cercanos en el sentido tradicional; su relación estaba llena de formalidades y límites implícitos. Sin embargo, en los últimos días, algo había cambiado. Había comenzado a notar los pequeños detalles: cómo Jungkook siempre parecía estar atento a su comodidad, cómo su presencia lo hacía sentir... protegido, algo que realmente no conocía a detalle, pero comenzaba a gustarle la sensación. 

El sonido de la tetera lo sacó de sus pensamientos. Sirvió el té en una taza y se dirigió al salón principal, pero al llegar, sus pasos se detuvieron. Todo estaba demasiado quieto. La ausencia de Jungkook era como una sombra que se extendía por toda la residencia, recordándole que él no estaba ahí.

Sin querer, sus pensamientos regresaron a la última conversación que habían tenido antes de su partida.

—¿Tardará mucho? —Había preguntado, tratando de sonar casual mientras lo observaba guardar un par de documentos en un maletín negro.

Jungkook se detuvo un momento, levantando la vista hacia él. Su mirada, intensa como siempre, se suavizó ligeramente.

—Unos días, tal vez una semana. Intentaré resolver todo lo más rápido posible.

Taehyung había asentido, pero no pudo evitar preguntar:

—¿Es algo... peligroso?

El pelirrojo había soltado una leve risa, una que no alcanzó sus ojos.—Todo lo que hago tiene algún grado de peligro, Taehyung. Pero estoy acostumbrado. No tienes de qué preocuparte.

Esa última frase, aunque bien intencionada, no había logrado calmarlo. Y ahora, sentado en el salón con una taza de té en las manos, se daba cuenta de lo mucho que esas palabras habían resonado en su mente.

Decidió levantarse e ir al jardín, esperando que el aire fresco le ayudara a despejarse. Mientras caminaba entre las flores, notó que la noche comenzaba a caer, y con ella, la sensación de extrañeza creció.

—Es ridículo.—Murmuró para sí mismo, cruzando los brazos. "No debería estar pensando tanto en esto. Él está bien. Siempre lo está."

Sin embargo, su mente no podía evitar imaginarlo. ¿Dónde estaría ahora? ¿Qué estaría haciendo? ¿Estaría bien?

Perdido en sus pensamientos, no notó que alguien se acercaba hasta que escuchó una voz detrás de él.

—Saejegin Jeon, ¿Está todo en orden?

Taehyung se giró rápidamente, encontrándose con uno de los guardias de la residencia. Su expresión relajada mostraba que no había ningún problema inmediato, pero su presencia lo hizo darse cuenta de cuánto tiempo llevaba fuera.

—Sí, todo está bien.—Respondió con una sonrisa forzada.—Solo... necesitaba un poco de aire fresco.

El guardia asintió, pero su mirada parecía analizarlo por un momento antes de inclinar ligeramente la cabeza y retirarse. No fue hasta que estuvo en la lejanía, que Taehyung se percató en su manera de llamarlo, ¿Saejegin Jeon? Maldición, eso causó cierto estrago en el interior de su pecho, lo hacia sentir muy diferente. 

De vuelta en su habitación, Taehyung dejó escapar un largo suspiro. Se tumbó en la cama, mirando el techo mientras trataba de ordenar sus pensamientos. No podía seguir en ese estado. Jungkook regresaría pronto, y él necesitaba mantener la calma, no solo por él, sino también por la paz de la casa.

Y, sin embargo, mientras cerraba los ojos, lo último que pensó fue en el rostro de Jungkook, en la forma en que sus ojos oscuros parecían sostener el peso del mundo y en cómo deseaba que estuviera ahí.

"Solo unos días", se repitió, pero el anhelo en su pecho no disminuyó.


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