Capítulo 05.
El silencio que se había instalado en la sala desde su llegada a la residencia de Taehyung era tan denso que parecía llenar cada rincón del espacio. Jungkook, sentado en el amplio sofá de cuero oscuro, mantenía la mirada fija en Taehyung, quien estaba de pie junto a una de las ventanas.
—No esperaba esto.—Comenzó Jungkook, rompiendo finalmente el silencio. Su voz era firme, pero en ella había un dejo de desconcierto.—No sabía que tenías un hijo, y mucho menos que lo pudieras mantener oculto de todos, sobre todo por tanto tiempo.
Taehyung apretó los labios, sus ojos aún fijos en el jardín que se extendía más allá de la ventana. Sus manos, que descansaban junto a su cuerpo, se tensaron ligeramente antes de que hablara.
—Nunca fue mi intención ocultarlo por egoísmo, si es lo que piensas.—Dijo, su tono más sereno de lo que realmente se sentía por dentro.—Lo hice porque era necesario. Quería protegerlo de todo esto.
Jungkook inclinó ligeramente la cabeza, sus cejas frunciéndose mientras trataba de interpretar las palabras de Taehyung.
—¿De qué exactamente?—Preguntó, apoyándose hacia adelante con los codos sobre las rodillas.—¿De la vida que inevitablemente tendrá como heredero de tu clan? ¿De las responsabilidades que ya pesan sobre sus hombros aunque solo tenga cinco años?
El doncel giró finalmente para enfrentarlo, sus ojos oscuros brillando con una mezcla de determinación y vulnerabilidad.
—De todo eso.—Admitió.—Y de las demás cosas que no puedo prever. No quería que creciera bajo la sombra de expectativas que lo aplastaran. Es solo un niño, Jungkook. Merece tener una infancia antes de que el mundo lo reclame.
Y porque es mi hijo. Pero aquel pensamiento que lo desgarraba, su lado protector y familiar solo podría resguardarse dentro suyo.
El pelirrojo lo observó en silencio por un momento, tratando de reconciliar las palabras de Taehyung con sus propios pensamientos. Entendía, al menos en parte, las motivaciones de su esposo, pero había algo que seguía sin encajar.
—Lo entiendo.—Dijo finalmente, su voz más suave.—Pero ahora que estoy aquí, eso cambia las cosas. El mundo eventualmente se enterará. Es mejor prepararlo que mantenerlo escondido, ¿No crees?
El rostro de Taehyung se endureció. Dio un paso hacia el centro de la sala, cerrando parcialmente la distancia entre ellos.
—¿Prepararlo?—Repitió, su tono cargado de escepticismo.—¿A qué te refieres con eso, Jungkook? ¿A entrenarlo como si fuera un soldado? ¿A llenarle la cabeza con lecciones sobre política, estrategias y alianzas cuando debería estar jugando con otros niños de su edad? El que ahora seas mi esposo no significa que puedas venir y cambiar todo lo que he construido por tantos años, sobre todo en la educación que le doy a mi hijo.
Jungkook mantuvo su postura, aunque la pasión en las palabras de Taehyung lo descolocó un poco, tampoco pasó por alto la manera de remarcar que el pequeño solo era hijo suyo, claramente él no pertenecía a esa ecuación.
—No dije que se deba arrebatarle su infancia.—Respondió, tratando de calmar la situación.—Pero debemos ser realistas, Taehyung. Él es el próximo líder del clan, y aunque no lo quieras admitir, eso significa que tiene un papel que cumplir. No podemos pretender que puede permanecer ajeno a eso para siempre.
—Es mi hijo antes que un líder.—Cortó el doncel, su voz firme como una declaración irrefutable.—Y no permitiré que lo conviertas en algo que no es, no ahora. No estoy listo para eso, y tampoco lo está él.
Un breve silencio siguió a sus palabras, lleno de emociones no dichas. Jungkook respiró profundamente, apoyándose nuevamente en el respaldo del sofá. Sus pensamientos estaban enredados, divididos entre lo que consideraba necesario para el clan y el deseo evidente de Taehyung de proteger a su hijo a toda costa.
—Entiendo por qué lo ves así.—Dijo finalmente, su tono más conciliador.—Y no estoy aquí para arrebatarte tus decisiones como padre. Solo... creo que podríamos encontrar un punto medio. Algo que funcione para él, para ti y para todos los demás. Siendo sincero, Taehyung, ya pudiste haber adivinado que no tengo ninguna raíz de mantener un matrimonio real, los negocios son los que hablan por mí y el material familiar y todo ello... Tampoco es un punto que me interese mejorar o siquiera desarrollar, sin embargo respeto el acuerdo que tenemos y las reglas que me dejaste en claro antes de entrar a tu hogar, ahora comprendo el porqué. No conocemos mucho del otro más allá de lo necesario, pero quiero mantener las cosas relajadas si esto beneficia a nuestros clanes.
Taehyung relajó ligeramente los hombros, aunque aún parecía receloso. Sus ojos se suavizaron, mostrando por un momento el agotamiento emocional que sentía.
—Lo pensaré.—Concedió, aunque su tono sugería que no era una promesa vacía, sino una declaración cargada de introspección.—Pero no esperes que sea fácil para mí, aún estoy adaptándome a la idea de estar casados, estoy acostumbrándome a esta alianza.
Jungkook asintió, agradecido por la pequeña victoria. Sabía que el camino por delante sería complicado, pero también sabía que esta conversación era solo el comienzo de lo que sería una larga y ardua negociación entre sus visiones del futuro.
El sonido de pasos pequeños en el pasillo rompió la tensión. Ambos hombres giraron hacia la entrada justo cuando el hijo de Taehyung apareció, sosteniendo un libro en las manos. Miró primero a su padre y luego a Jungkook, sus ojos grandes y curiosos.
—¿Estás hablando de mí, papá?—Preguntó con inocencia, inclinando la cabeza.
Taehyung sonrió con ternura, su dureza de momentos antes desvaneciéndose al instante.
—Solo un poco, estrella mía.—Respondió, agachándose para recibir al niño en sus brazos.—¿Qué traes aquí? ¿Quieres que te lea este libro?
Jungkook observó la escena en silencio, permitiéndose un momento para absorber lo que significaba este nuevo capítulo en sus vidas. Había mucho que procesar, mucho que resolver, pero por ahora, dejó que ese momento de calidez llenara el espacio, aunque se sintiera extraño de presenciar una escena tan... familiar.
El niño asintió ante su pregunta, pero siguió enfocando su mirada en el pelirrojo.—¿Qué hace aquí? ¿Se quedará con nosotros?
—¿Te acuerdas que te conté que debía de salir y no podía llevarte conmigo por un asunto importante? Fue para encontrarme con Jungkook, a partir de hoy estaremos conviviendo con él. Ahora debes de tratarlo con respeto y portarte bien, así como él se portará con respeto hacia ti.
Jungkook se levantó lentamente del sofá, acercándose a ellos con una sonrisa amable. Se agachó también, para estar al nivel del niño. El pequeño lo observó detenidamente antes de mirar a su padre, buscando alguna señal. Cuando Taehyung asintió con una sonrisa tranquilizadora, Daehyun volvió a mirar a Jungkook.
—¿Eres realmente su amigo?—Preguntó, ladeando la cabeza.
Jungkook soltó una risa ligera, impresionado por la perspicacia del niño.
—Sí, y espero que también pueda ser tu amigo, si me lo permites.
—¿También te portarás bien con mi papá?
—Por supuesto, jamás falto a mi palabra.
Daehyun pareció pensarlo por un momento antes de sonreír levemente. Se giró hacia Taehyung y tiró suavemente de su camisa.
—Papá, ¿Puedo mostrarle mi colección de autos?
Taehyung soltó una carcajada un tanto incómoda por la repentina cercanía que su hijo parecía tener con el contrario, acariciando el cabello de su hijo.
—No sabría decirte, cachorro. Si a Jungkook le parece, podemos ir a mostrarle tu colección.
Con la mirada del pequeño puesta en él, ni siquiera el pelirrojo pudo negarse o reconsiderar su respuesta afirmativa, aquellos ojos brillosos hacían flanquear su determinación.—Me encantaría verla.
Daehyun tomó la mano del pelirrojo y lo arrastró fuera del salón donde se encontraban, parloteando acerca de su colección. Jungkook sonrió con genuino interés mientras seguía al pequeño hacia su habitación. Antes de salir del salón, echó una mirada hacia Taehyung, quien lo observaba con una expresión mezcla de gratitud y algo que Jungkook no pudo identificar del todo. Pero por ahora, decidió concentrarse en el niño, sabiendo que esta era una oportunidad para construir algo real.
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