Están regresando cuando Mina desbloquea su teléfono y abre su cámara.

"¿No obtuviste suficientes fotos desde arriba?" Pregunta Tzuyu, sonriendo un poco porque sabe que hay al menos una o dos fotos horriblemente lindas de las dos. Se pregunta ociosamente si llegarán a las redes sociales, o si la japonesa todavía desconfía un poco de ella para hacer públicas sus salidas.

La brisa agita la fina y ligera falda de Mina. Es lo suficientemente larga como para que la tela parezca acumularse alrededor de sus rodillas. Sostiene su teléfono frente a ella y lo gira hacia los lados, antes de tocar la pantalla varias veces para capturar el campo a su alrededor.

"No existen demasiadas fotografías", la mayor se encoge de hombros. Se vuelve hacia Tzuyu, su cabello castaño se agita a su alrededor con el viento antes de apartarlo todo de su rostro. Su teléfono permanece encendido todo el tiempo y sonríe mientras obtiene una imagen clara de Tzuyu, que le sonríe tontamente.

"Eso es una tontería", dice Tzuyu, sacudiendo la cabeza. "Tu teléfono tiene una cantidad limitada de almacenamiento".

"Qué privilegiada eres", sonríe Mina, "de ocupar tanto espacio en mi teléfono".

Tzuyu se ríe y se mira las botas. Mina consigue la toma perfecta.

Cuando la taiwanesa parpadea para mirarla, Mina está mucho, mucho más cerca.

"Demasiado para el espacio personal", murmura Tzuyu, bromeando.

Mina engancha un dedo en el collar que lleva Tzuyu. La morena se pone visiblemente tensa.

La japonesa abre la boca como si fuera a decir algo con sarcasmo a su nueva amiga, pero parece pensarlo mejor. En lugar de eso, acerca a Tzuyu por su collar y luego la besa.

Tzuyu se pierde en el momento justo hasta que escucha el efecto de sonido de la cámara.

"Eres una buena modelo", sonríe Mina, retrocediendo perezosamente.

Los ojos de Tzuyu se fijan en la pantalla del teléfono de Mina, y siente una punzada de orgullo porque la japonesa eligió capturar ese momento. Intenta ver mejor la imagen, pero Mina ya está levantando el teléfono para hacer más fotografías.

"Vamos, te tomaré algunas fotos adecuadas. ¿Escalando las rocas o algo así? Eso se verá genial, ¿verdad?"

"Cierto", Tzuyu asiente, pero la forma en que pone los ojos en blanco dice lo contrario.

Ella acepta, de todos modos, y se vuelve hacia donde el campo se derrumba, reemplazado por rocas. Hay una gran formación que sobresale, razonablemente lejos de los acantilados, y Tzuyu la evalúa. Ella cree que probablemente pueda escalarlo. No es muy alto, solo un poco voluminoso. No hay muchos puntos de apoyo. Pero estará bien, está segura.

Patea sus botas contra la roca y luego estira la mano.

"Será mejor que me hagas ver como un maldito superhéroe", grita Tzuyu.

"Un superhéroe nunca usaría medias rotas", dice Mina.

Tzuyu sonríe a regañadientes, no es que Mina pueda verla. Se eleva un nivel y su pie derecho busca un nuevo lugar para descansar. Encuentra un lugar después de un momento, y se relaja, quitando el peso de sus brazos.

"Sabes, eso en realidad se ve un poco alto. Ten cuidado, ¿de acuerdo?"

Tzuyu casi se ríe. Básicamente, solo está haciendo esto para impresionar a Mina, ¿y ahora Mina está tratando de que se acobarde? Típico.

Ella no responde, sino que extiende su brazo izquierdo, tratando de engancharse a un pedazo de roca de aspecto afilado que le proporcionaría una buena sujeción. Lo hace, pero también cree que se ha cortado un poco la palma.

La morena sisea y quiere inspeccionar los daños, pero no puede permitirse el lujo de mirar. Entonces, en cambio, sigue subiendo. Su derecha se une a su izquierda, y está a unos pocos pies del suelo cuando se levanta una vez más, pero luego su pie derecho no puede encontrar un nuevo lugar para quedarse ... y su pierna izquierda comienza a tambalearse un poco, y entonces-

"¡Tzuyu!"

Mina está ahí en un santiamén.

Tzuyu es solo un montón de ropa rasgada con estilo, apilada sobre la tierra y la roca.

Mina vacila, sin saber cómo proceder. Se agacha junto a su amiga y guarda el teléfono en su bolso.

"Tzuyu, por favor", murmura la japonesa, frunciendo el ceño.

Tzuyu resopla con fuerza y ​​le da un gemido de anciano mientras trata de desenredarse y sentarse erguida. Antes de que pueda voltearse completamente sobre su espalda y levantarse, silencia sus quejas y luego da solo unas pocas respiraciones agudas y alarmadas.

"Oh, mierda", dice finalmente, casi entre dientes. "Eso realmente duele. Estoy ... algo está muy mal", se queja Tzuyu.

Mina siente aún más pánico ahora. "¿Qué quieres decir?" Mina pregunta con los ojos enloquecidos. "No pasa nada, estás bien, estás hablando y respirando y ..."

"No hay forma de que esté bien, Mina, algo está totalmente roto", gruñe Tzuyu, tirada a medio camino, apoyada en las palmas de las manos detrás de ella. No se ve muy bien.

"No, basta, sé que estás bien", dice Mina, porque realmente no puede imaginarse a Tzuyu lastimada. Algo en ella siempre le pareció infalible, intocable, y eso solo ha crecido desde que la conoció. Ella no puede ser lastimada.

"Mina". El tono de Tzuyu es repentinamente severo, pero se suaviza rápidamente, aunque con mucho esfuerzo. "Llama a una ambulancia, cariño, ¿de acuerdo?"

Los ojos de Mina se vuelven llorosos mientras se apresura a coger su teléfono, sacándolo de su bolso. "Bueno, estarás bien, ¿no? Vas a estar bien". El cambio de Mina consigue que Tzuyu ponga los ojos en blanco.

"Quiero decir, no voy a morir, Mina, entonces, sí", dice, graciosa.

La mayor se ríe, llorosa, y le da un beso en la frente a Tzuyu que es mal recibido.

"Dije que no me estoy muriendo", repite Tzuyu de mal humor, suspirando mientras mira su pierna derecha y comienza un divertido juego de tratar de adivinar qué está roto.