Desconocido

Era una noche muy oscura. Apenas podía ver el reflejo de la luna sobre el lago y el bamboleo de la pequeña barca me hacía relajarme. Solté el humo de mi cigarrillo desde el interior de la capucha, tras darle una calada.

—¿A dónde me llevas? —Su voz era quebradiza. Había llorado mucho.

Recargué mi espalda sobre uno de los costados del bote. Me crucé de piernas, hundí una de mis manos en el bolsillo del suéter y fijé mi vista en la chica de cabello negruzco al otro lado.

—Debo ocuparme de algunos asuntos. —Comenté, dándole otra calada al cigarrillo.

—¿Volverás a hacerme daño? —Su pecho bajaba y subía con fuerza, continuaba agitada.

—Eso... aún no lo sé.

Me gusta ésta parte: 

La desesperación.

—Prometiste en la otra ocasión que sería la última... —Las lágrimas se escurrían por sus mejillas, tras colarse por la venda que cubría sus ojos—. Qué no me harías más daño...

Suspiré, calmado.

Si algo había notado sobre mis juguetes, era que al administrarles una cantidad considerable de dolor y después, a la mera mención de querer repetirlo, se desesperaban; eso me fascinaba de una manera inexplicable y deliciosa.

Ademas, me gusta jugar con esas emociones.

Y aquí viene la otra parte:

La falsa esperanza.

—No lo haré —Solté, al darle otra calada al cigarro—. Te daré una oportunidad para ser libre, Iana... 

—¿¡En serio!? —Su voz sonaba ahora, enérgica. Mientras se retorcía en las ataduras—. ¿Lo harás?.

Contuve mis ganas de reir.

¡Se lo creen todo!. 

¡Estupidos...!.

—Sí, me he divertido mucho contigo —Arrojé la colilla del cigarrillo al lago. Luego, me incorporé, y con una sonrisa adornando mi rostro, me acerqué a ella —. ¿Aún te duelen? —Acaricié los cortes en su lindo y terso rostro; recuerdos de nuestro jueguito anterior.

—¡No! —Se sobresaltó y debatió un poco.

Que lindas se ven cuando me tienen miedo.

Exquisito...

Sonreí con toda libertad y mi éxtasis empezó de nuevo, con ese hormigueo repentino en mis pantalones.

—No, no más por favor... —Murmuró, entre sollozos—. No más...

Relamí mis labios, como si tratara de saborear mis ideas retorcidas.

—No te preocupes, Iana —Solté, muy calmado—. Dije que tendrías una oportunidad para ser libre o ¿no? Eso haré.

Con mis palabras se calmó un poco.

—¿Y cómo...?.

—Ya es el momento —La interrumpí.

—¿Qué? —El nerviosismo en su voz regresó—. ¿El momento para qué...?.

—Para que seas libre —Terminé—. Vamos, levántate.

La sujeté del brazo y la alcé. Su delgado cuerpo se tambaleaba y tiritaba por el miedo latente que calaba en sus huesos.

Qué divertida eres...

Iana...

Pudimos divertirnos un poco más, pero...

—¿Dónde estamos? —Preguntó, nerviosa—. Yo, no... puedo ver...

—Relájate. Ya lo sabrás.

Retiré la venda que le impedía ver y con rapidez, la confusión se hizo presente en su rostro al reconocerme. Le sonreí, divertido. No era la primera vez que sus ojos cobrizos observaban mi rostro, y daba igual si descubría quien era. 

No sería por mucho... 

—¿Por qué...? —Sus lágrimas trazaron sus mejillas—. ¿Por qué lo hiciste...? —Pronunció mi nombre.

Mi sonrisa se amplió y rebusqué en mi bolsillo derecho una navaja. Todo mientras ella daba golpes sobre mi pecho; con las manos atadas y al repetir mi nombre, enfadada.

—Escucha —Le mostré el cuchillo. La seriedad regresando a mi rostro—. Está es tu llave...

Sus ojos llorosos se fijaron en el plateado brillante sobre mi mano.

—Ve por ella... —La arrojé al lago.

En ese momento, su cerebro había captado la situación, pero ya era tarde.

—¡No, no lo hagas, te lo suplico...!.

—Låt oss börja spela... —La empujé con la fuerza suficiente para que cayera al agua.

El bote se meció por el movimiento brusco y lo ultimo que escuché de Iana, fué un grito largo y desgarrador que se fue apagando de a poco, mientras su existencia se perdía en las profundidades del agua; turbia y siniestra.

Reí a carcajadas. Era imposible para ella encontrar la navaja o que saliera de ahí con vida. Incluso había escogido una noche muy oscura para que mi plan funcionara a la perfección. 

Si algo era seguro; es que no lo lograría, pero trataría de hacerlo y eso era lo divertido.

Muy divertido...

Y ahora... 

¿Quién será mi próximo juguete?.

⸙⸙⸙⸙

Låt oss börja spela = Comencemos a jugar.