Just One Day
Nos encontramos en el despacho del rey vampiro, en donde él a dejado su frustración en cada rincón del lugar. Objetos rotos y regados por el suelo, papeles sueltos por todas partes. Su esposa lo observaba desde la puerta del lugar, esperando pacientemente que la rabieta de su esposo acabara. La mujer no comprendía qué había visto en él como para casarse, sin embargo no todo era malo, de este matrimonio habían surgido sus tres fuentes de vida, sus hijas, era lo único que le era capaz de agradecer ha este hombre poco tolerante.
- ¡Maldición! - Expresó furioso el rey lanzando un costoso adorno de vidrio contra la pared. - Son una plaga, que tengo que hacer para deshacerme de esos pulgosos del infierno. - Su voz se escuchaba ahogada en ira.
- Quizás solo debas ignorarlos. - Se aventuró a comentar la castaña.
- ¿Ignorarlos? ¡No puedo, mujer! - Dijo tomando al fin asiento frente a su desastroso escritorio. - Tengo la puta soga al cuello. Maldición. Es como si supieran que mande a alguien para matarlos, se escondieron como putas cucarachas. - Tomó su cabello entre sus dedos, un largo suspiro sonó en medio del silencio. - Y como si fuera poco, el maldito consejo también está detrás de mi cabeza, alegando que soy el peor rey que le ha tocado a este clan, dicen que es una deshonra permitir que un clan lobo viva al otro lado del bosque, y que deberíamos haber tomado el pueblo como esclavos hace mucho tiempo... temo un golpe, que mi propia gente piense como el consejo y me traicionen. - Jugaba con el abre cartas. - Debo casar a Minji, conseguir un buen hombre para ella que esté dispuesto a seguir mis órdenes, ceder mi corona para calmar las aguas, claro que yo seguiría mandando. -
- No quiero que metas a nuestras hijas en este asunto, Jungkook. - Recordó la mujer.
- ¿Que otra solución tienes? - Cuestionó a su esposa. - Exacto, no la hay. Todos aquí aman a MinJi, por primera vez agradezco que sea tan social, cuando ella sea reina le serán leal, puede tener a todos bajo su mano con una sonrisa. - Explicaba haciendo ademanes con sus manos. - Además que el consejo no se podría meter con ella por el momento, no al menos por unos... bastantes años, y si se arriesgaran a acercarse a ella el clan la defendería y habría un levantamiento de unos de los clanes más importantes contra el consejo vampírico, y si se levanta uno, los demás tomaran la oportunidad y también se pondrían contra ellos, no soy el único al cual el consejo lo tiene arto; créeme, no les conviene meterse con MinJi, y ellos lo saben muy bien. Soluciono dos problemas de un tiro, el consejo vampírico y la lealtad de mi clan... y así tendré más tiempo para ocuparme de la plaga del otro lado del bosque. -
- ¿Y qué tal si el consejo va tras nuestra hija y el clan no la defiende? ¿Has pensado en eso? ¿En el riesgo que correría tu hija?. - La castaña se estaba cansando de tener la misma conversación una y otra vez, estaba harta de que su esposo viese a su hija solo como una solución a sus problemas.
- El clan no me quiere como rey porque según no tengo lo necesario, se quejan que no me preocupo por los miembros más allá de las personas adineradas, se quejan constantemente que no les doy la "seguridad" necesaria, temen que algún día el clan lobo busque venganza y que con mi gran gala para un "tratado de paz" solo era una incitación a una guerra, claro, eso solo le preocupa a los vejestorios porque la nueva generación no conoce la historia, al menos no toda, y debe mantenerse así. -
- ¿Y en qué se equivocan? - Comentó ganándose una mirada de fuego por parte de su marido.
- En cambio con MinJi - Continuó apresar del malintencionado comentario. - La gente se muestra con esperanza; esperanza de protección y amabilidad. MinJi es todo lo contrario a mi, y eso al clan le encanta. - El hombre tenía un buen punto, era muy consiente de todas las miradas que recibía su primogénita, la pelinegra se mostraba alegre y amable con cada persona con la que se topara, le ofrecía su ayuda a todos junto a su encantadora sonrisa.
En cierto modo le facilitaba la búsqueda de un buen esposo para su hija, tenía pretendientes de sobra.
- Sigo estando en desacuerdo. - La postura de la castaña era clara. - Sabes muy bien que MinJi tampoco estará feliz con esa absurda idea. - Aún tenía la sospecha de que su hija mayor se encontraba en una relación secreta, aún recordaba a la chica de larga cabellera gris que la había acompañado a casa, que su hija quiso hacer pasar por un amigo, además de los cambios de ropa ajenos que estaban en el guardarropas de la princesa, no quería que su hija estuviera en alguna situación como esa.
- Poco me importa. - Contestó irritado.
- ¿Poco te importa? ¡Es tu hija! ¡Ella debería casarse con quien quiera y cuando quiera! ¿Por qué no solo le das la corona y ya? No es necesario casarla. - El comentario enfureció a la castaña.
- Si es necesario mujer, ha te lo he explicado. Sabes que si simplemente le doy la corona ella hará lo que se le dé la gana, ignorando mis órdenes; en cambio si tengo un imbecil amarrado a ella que haga todo lo que le diga, MinJi se verá forzada a hacer lo que yo le ordené. - Explicó cansado el castaño.
- ¡Carajo, Jungkook! Busca otra solución a tus problemas, que no implique utilizar a tus hijas. - Se levantó de su asiento.
- ¡No. Hay. Tiempo! - Gritó ya cansado de discutir.
- ¿Cuanto tiempo tienes hasta que el consejo ponga sus manos en el juego? - Preguntó antes de salir del despacho, dándole la espalda a su esposo.
- Supongo que al menos un año para que comiencen a salir de su escondite, sin embargo, quiero tenerlo solucionado antes que siquiera se les ocurra aparecer por aquí. -
- Tienes ese tiempo para encontrar una solución que no involucre a nuestras hijas. - Ordenó antes de salir del despacho.
Soltando un largo suspiro el hombre se acomodó en su asiento.
**
Luego de comer las chicas se habían desplazado a la sala de estar, a excepción de la loba pelinegra que había entrado a su despacho, y claro, la vampira castaña atrás de ella insistiendo en hablar.
- Yo iré a mi habitación - Avisó la alta.
- Espera, me gustaría hablar contigo - Dijo la princesa yendo atrás de la loba.
- YooHyeon. - Dijo su mayor en un fuerte tono de advertencia.
- Lo sé. - Contestó aún subiendo las escaleras siendo seguida por la vampira sabiendo a qué había venido la advertencia.
- Bueno, supongo que quedamos solas, de nuevo. - Comentó la loba castaña a la baja pelinegra riendo suavemente.
- Ellas se lo pierden. - Bromeó la vampira.
- ¿Quieres ir a caminar al río? Usualmente voy a ver a los peces. La orden de SuA es no salir, pero puedo correr el riesgo de un regaño. - Habló dulcemente de castaña.
- ¡Claro! - Respondió emocionada la menor. - Nunca he visto los peces del río, no he prestado mucha atención. -
- Vamos. -
Ambas chicas salieron silenciosamente de la casa y comenzaron a caminar en dirección a donde se oía el agua correr, bromeando entre ellas sobre que sus hermanas siempre se juntaran dejándolas de lado.
- Mis hermanas siempre han sido así, tienen la fea costumbre de olvidarse que existo - Confesó la vampira.
- Sé a que te refieres - Concordó la loba. - Pero igual amo a esas tontas, no sé que haría sin ellas. -
- Lo mismo digo, podrán comportarse como idiotas a veces, pero no las cambiaría por nada. -
- Llegamos, ven, te mostraré. -
Ambas chicas se quitaron los zapatos y comenzaron a caminar por la orilla del río.
- Aquí es un buen lugar, ¿ves como esas rocas detienen el flujo del agua? Se crea un pequeño estanque. - Señaló con su dedo la loba - Los peces usualmente se detienen un momento hasta que encuentran como seguir con su camino. - Explicó.
- ¿Vienes a ver peces amenudo? Pareces una experta. - Bromeó la pelinegra.
- Podría decirse que si - Río ligeramente. - Me gusta observar los detalles de la naturaleza. Ven, hay que quedarse muy quietos, sino los peces se asustan y no se acercan. -
La menor hizo caso a las indicaciones, minutos después comenzó a ver como pequeños peces de colores nadaban alrededor de sus pies, una sonrisa formándose en sus labios.
- ¿Es hermoso, no? - Habló la castaña observando la notoria felicidad en el rostro de la vampira.
- Realmente. - La sonrió a la loba. - Gracias por mostrarme esto. -
- Es muy relajante, así que, cuando quieras distraerte, ya sabes a dónde puedes venir. -
**
- ¿Esto haces todo el día? - Preguntó la vampira castaña sentada frente el escritorio de la líder lobo, quien no dejaba de ordenar papeles.
- Es mi deber, quizás parezca aburrido pero para mí no lo es. - Contestó guardando unos documentos en un sobre.
- Si tú lo dices - Respondió con una leve risa. - Había... había algo que quería preguntarte antes -
- ¿Que es? - Habló mientras leía otros documentos.
- Dijiste que eres alfa, ¿no? Pero... -
- Sé que es lo que quieres preguntar - Se adelantó la loba poniendo los papeles sobre el escritorio. - A ver, soy alfa, pero no soy hembra dominante como YooHyeon, no tengo eso allí abajo. Según las "leyes" de la naturaleza lobo, yo debería encontrar un hombre omega para reproducirnos, cosa que no va a pasar. Tal vez te preguntes porqué digo ser alfa, bueno, mi personalidad es más dominante y fuerte que la de la mayoría, igual mi aroma y feromonas, y mi voz de mando, pero jamás la uso. -
- ¿Por qué deduces que preguntaré eso? - Habló la castaña un poco avergonzada.
- Noté tu confusión sobre el tema hace rato. - Respondía la pelinegra volviendo a concentrarse en su trabajo.
- ¿Y si mi pregunta era otra? -
- Bien, hazla. -
- Oh, ammm - La castaña no esperaba que la conversación tomara este rumbo. - ¿Que tal si quería preguntarte del beso del otro día? - Soltó siendo un manojo de nervios.
Pudo notar una leve vacilación por parte de la mayor al oír aquello, fingiendo estar demasiado concentrada en aquel documento que ya ni sabía de que trataba.
- No sé de qué hablas. - Se aclaró la garganta mientras volvía a comenzar la lectura del documento pues había perdido el hilo.
- ¿Realmente? Tú... yo... - La castaña no sabía cómo tratar el tema.
Desde que había sucedido nunca hablaron de aquello y el significado que tendría, ambas solo comenzaron a actuar como si aquel suceso jamás hubiera ocurrido, ignorando totalmente la gratificante sensación que habían sentido las dos.
La mayor no respondía, solo se concentró en ordenar el desastre de su oficina, organizando libros y papeles.
- SuA... Muy dentro de ti sabes que necesitamos hablarlo... - Dijo Siyeon con la poca valentía que tenía en estos momentos, hacerle frente a la loba no era fácil, más cuando dejaba claro no querer hablar del tema.
**
- ¿Querías hablar conmigo? - Preguntó la peliplata sentándose en su cama colocando una almohada en sus piernas, dándole toda su atención a la princesa parada junto a la puerta.
- Ammm, si. ¿Puedo sentarme? - Señaló la cama de la chica, la cual aceptó con un asentimiento. La mayor se sentó en la cómoda cama de la loba. - Estuve leyendo el diccionario que me diste, más que todo las palabras que señalaste, no imagine que sus significados fueran tan hermosos. - Habló dulcemente la pelinegra.
- ¿De verdad los leíste? - Preguntó algo sorprendida la loba, no esperaba que realmente fuera a hacer algo como eso.
La princesa pudo darse cuenta de la sorpresa por parte de la menor, aunque intentará disimularlo; no pudo evitar que su corazón se llenara de ternura al ver esos rastros de emoción en los ojos de la más pequeña.
- Claro, incluso estuve leyendo otras palabras, las leyendas y esas cosas aún no he tenido suficiente tiempo para darles su merecida atención. Pero prometo que las leeré para que podamos conversar sobre ellas. -
- Es... es genial - Respondió la loba con las mejillas un poco sonrojadas y con la mirada gacha, se sentía un poco avergonzada pues de verdad creyó que la contraria no le daría la mínima importancia al tema y se olvidaría de ello con el tiempo, se había equivocado por completo.
- Si, incluso estuve buscando algunas palabras que me recordarán a ti, y creo que las he conseguido, ¿me permitirías decirlas? - Comentó la de cabello negro, con una dulce sonrisa en su rostro al ver la reacción del cachorro, que asentía avergonzado dándole permiso a MinJi.
La princesa se dedicó unos segundos a admirar lo hermosa que se veía la peliplata con sus mejillas sonrojadas, intentando esconderlo mirando hacia abajo.
- El momento en que te conocí fue una gran serendipia¹, sé que nuestro inicio no fue el mejor de todos, pero aún así fue un momento tan afortunado; la ataraxia² de tu personalidad siempre me causó intriga, el como pasara lo que pasara siempre te mantenías tan estoica³; recuerdo la primera vez que logré ver tu sonrisa, tan chou⁴ - La mayor vio como una suave sonrisa de dibujaba en las comisuras de los labios de la loba, agitando su corazón y enrojeciendo sus mejilla. - Tan uncanny⁵ - La pelinegra río un poco al pronunciar aquello lo cual la peliplata imitó. - Eres ojizarca⁶. - Dijo lo último dejando salir una suave carcajada. - Por el momento son todas las que recuerdo, pero ten por seguro que aprenderé más. -
- No me quedan dudas - Respondió riendo la loba, bastante impresionada por lo que acababa de presenciar. - Debo admitir que estoy impresionada. - Comentó al fin haciendo contacto visual con la contraria.
Ambas compartían un leve sonrojo en sus mejillas acompañado del fuerte latido de sus corazones; la menor por ser a quien se le dedicaban aquellas palabras, y la mayor por ser quien las pronunció.
La princesa hizo un acto de valentía y acerco una de sus manos lentamente a la mejilla del cachorro, deseando no ser rechazada. Al no notar algo que le hiciera saber que aquello no era correcto, posó su mano en el rostro contrario, dejando suaves caricias que iban desde su oreja hasta su mandíbula.
Luego de unos segundos la menor soltó un gran suspiro pues había estado aguantando la respiración desde que comenzó el tacto, relajando su cuerpo y cerrando los ojos, apoyando un poco más su rostro en la mano de la princesa, permitiéndose disfrutar por primera vez este tipo de contacto por parte de alguien que no eran sus hermanas. La mayor podía jurar incluso que el cachorro estaba ronroneando suavemente haciéndole saber que disfrutaba de lo que estaba pasando.
El corazón de MinJi estaba tan feliz, saltaba de alegría y dulzura. Pero por otra parte latía el miedo en ella, el medio de sentir que se estaba enamorando de la peliplata, el miedo de que la loba no le llegase a corresponder. Pero sabia que hiciera lo que hiciera, era inevitable caer por aquella chica frente a ella. Así que se dedicó a admirar el etéreo rostro de la menor, cada facción de él, volviéndolo indeleble en su memoria.
Solo un dia.
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Serendipia - Hallazgo afortunado e inesperado que se produce cuando se está buscando otra cosa distinta.
Ataraxia - Imperturbabilidad, serenidad.
Estoico - Ecuánime, que muestra fortaleza ante las dificultades.
Chou - Adorable, precioso, lindo.
Uncanny - Una experiencia sobrenatural o inexplicable, extraña o más allá de lo ordinario.
Ojizarco - Define a quienes tienen los ojos azules.
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Olisss, hehe
No me maten :(
Acá les traigo lo prometido unu tarde pero weno, mejor que nunca haha
Perdónenme si hay errores o incoherencias, haganmelo saber para corregirlo y así uwu
Tengan un lindo día los quiero unu
–Z
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