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Chase Me

La pelinegra corría entre los arboles hecha una furia, su cabeza ardía y sus manos estaban sangrando mucho, los pensamientos de la chica no eran claros, solo comprendía que habían querido verle la cara de estúpida. 


Había corrido tanto que ya estaba lo suficientemente alejada de aquellos asquerosos vampiros y también estaba lo suficientemente lejos de su clan, no quería que nadie la viera en ese estado.
Comenzó a respirar de manera forzosa para luego soltar un fuerte grito desgarrador y comenzar a golpear cualquier cosa frente a ella, destrozando árboles y rocas; la fuerza de los lobos era algo aterradora. La luz del sol recién salido iluminaba aquel desastre provocado por la pelinegra, sus ojos habían tomado un color rojo sangre, ya era algo que sobrepasaba los límites. Al volverse rojos los ojos de un lobo significaba que su animal interior estaba fuera de control, en otras palabras... La pelinegra ya no era consciente de lo que hacía, ya no era SuA la que destruía el bosque sino el monstruo que vive en el interior de cada lobo, y al que tanto temen. 


-¿¡En que carajos pensaban!? – Reclamo la pelinegra mayor. 


-Soy tu padre, a mí no me hablas así. – Advirtió el hombre saliendo del gran salón – Todos fuera, se terminó la fiesta. 


-Ven, vamos por Siyeon... - Le susurro su menor al oído. 


Ambas chicas salieron de la casa en busca de su hermana ya que había salido corriendo detrás de la loba. 


-¡Siyeon! – La llamo su menor al verla parada viendo hacia la nada. 


-¿Qué sucedió? – Pregunto la mayor de las tres. 


-¿Qué va a suceder? Me mando a la mierda, se fue sin dejarme hablar con ella, está furiosa. – La voz de la castaña mostraba frustración. 

 
-Ven... Vamos a tu cuarto, ahí buscaremos una solución. – 

 
Ya en la habitación de la castaña las tres comenzaron a conversar sobre qué hacer con lo sucedido. 


-Papa es un idiota, como hizo tal estupidez. – Decía la castaña caminando por toda la habitación. 


-Baja un poco la voz y el coraje... Si te escucha tendremos problemas. – Comento la menor del trio. 


-Ya sé cómo encontrarla – Grito la pelinegra mayor luego de estar en silencio desde que entraron en la habitación logrando asustar a sus hermanas. 


-¡¡Habla ya!! – Exclamo desesperada la castaña. 


-Usa tu poder. – Sugirió la mayor. 


-Sabes que no me gusta... Es una invasión a la privacidad – Dijo un poco temerosa. 


-¿Prefieres que piense que eres una mala persona y que la engañaste? – Pregunto su mayor alzando su ceja. – No se dará cuenta, es imposible que lo note; tienes todo lo necesario, sabes cómo luce. Solo buscaras el camino a su casa e iremos a hablar con ella, persíguela... – 


-¿Lo dices también porque quieres ir al clan lobo verdad? – Pregunto la menor de las tres atrapando a su mayor. 


-Puedes ser... No me juzgues, es buen plan no lo niegues. – Se justificó. 


-Bueno... La verdad si es buen plan Siyeon. – 


-Bien... Lo hare... - Decía un poco temerosa, hace años no usaba su poder, no le gustaba ya que sentía que invadía la privacidad de las personas. 


La castaña se sentó junto a sus hermanas, un fuerte y pesado suspiro salió de sus labios.
-Concéntrate.- Comento la menor. 


La mente de la castaña comenzó a vagar por el bosque siguiendo el rastro de desastre y destrucción dejado por la loba hasta dar con su objetivo, vio a la hermosa chica pelinegra que la había cautivado (¿Para qué negarlo?) hecha una furia, destrozando y gritando del coraje; le dolió verla así ya que se sentía un poco culpable... Fue su familia la que la hizo enojar. Sin dudarlo entro en su cabeza. 


-La encontré... - Comento en voz alta para sus hermanas. – Veo... Dolor... Mucho dolor... Veo tristeza, preocupación... Veo baile... - Decía mientras recorría la mente de la pelinegra. 


-Siyeon, no te distraigas. Solo busca el camino a casa. – Decía su mayor para evitar que su menor husmeara la mente de la líder lobo. 


La mente de la castaña comenzó a ver pequeños fragmentos de recuerdos, uno llamo en especial su atención. Una pequeña pelinegra sonriendo, jugando, feliz; Un pequeño angelito jugando en el bosque, decidió seguirla. La pequeña soltaba fuertes risas mientras jugueteaba en el bosque, el corazón de la castaña latía como loco al ver a la pelinegra de pequeña. Habían llegado a rio, al parecer alguien perseguía de forma juguetona a la pelinegra, y la había alcanzado; por lo que pudo notar era otra pequeña niña de cabello castaño. Pero como era obvio, no podía ver su rostro ni saber quién era. Era el contra de su poder, solo podía usarlo con quien haya visto en persona, y en los recuerdos o pensamientos de quien estuviera no podía ver a personas que no conociera, y jamás había visto a la niña con la que jugaba su pequeña pelinegra. 


-Casi caímos al rio Dongie – Comentaba riendo la pelinegra. 


-Estas demente – Respondió con la misma risa y alegría. 


-Vamos, hay que volver. – 

 
Cuando iban a comenzar a caminar escucharon una rama romperse y ambas voltearon rápidamente hacia la dirección donde estaba la más grande; la castaña también se asustó y sintió como si la estuvieran viendo a ella, esto no podía estar pasando, es imposible. 


-¿Qué haces aquí? – Decía la pelinegra. 


-Yo... yo... - Comenzó asustada la castaña hasta que oyó otra rama romperse detrás de ella.
La castaña volteo y vio a una niña aún más pequeña, cargaba una pijama de cuerpo completo que cubría su cabello así que no podía asegurar de qué color y aspecto era. 


-Yo... Me desperté y no las encontraba y me asuste... - Se excusó esa pequeña niña. 


-Yoo sabes que no debes salir sola, es peligroso – Regaño la pelinegra. 


¿Quiénes eran esas niñas? Es pregunta rondaba por la cabeza de la princesa, su cabeza comenzaba a doler. 


-Pero ustedes lo hacen... - Cuestiono la más chica. 


-Tienes tres años, yo tengo seis; ya soy grande. – Replico la pelinegra haciendo ademan de ser más alta que todas. – Mira, soy mucho más alta que ustedes, Siempre seré más grande así que siempre podre salir sola - Comentaba con superioridad haciendo gestos con sus pequeñas manos y su rostro. 


-Dios, ¡qué adorable! – Pensaba la castaña. 


-Que seas más grande que nosotras no dice nada – Dijo la pequeña castaña un poco molesta. 


-Hey niñas no discutan – Escucho una voz masculina a sus espaldas la invasora de memorias, al voltear se topó con un gran hombre con el cabello de un color muy peculiar, su cabello era color plata. 


La cabeza de la princesa castaña dolía demasiado, no tenía más tiempo de ver ese lindo recuerdo. Pero sin duda tenia curiosidad... ¿Qué le había pasado a la pelinegra? En ese recuerdo era tan feliz y en el presente era tan seria y fría... Parecía tan insensible. 


Llego a un recuerdo más reciente, la pelinegra ya era grande; de hecho parecía muy reciente... Solo estaba ahí parada, viendo algo con esa mirada tan penetrante que hacía temblar a la castaña. 


-Siyeon... Date prisa... - Le comento su hermana menor. 


-No presiones... - Le respondió. 


La castaña se quedó un momento más observando a la chica que tenía en frente, su mirada era concisa, su mandíbula recta, un perfil perfecto, sus carnosos labios, su cabello lacio, su cuerpo... Ya no era la pequeña, dulce y alegre bebe de aquel recuerdo. 


-¡Ahg Siyeon! ¡Estas babeando! – Comento riendo su mayor. 


-¿Qué? – Respondió la castaña pasando su mano por sus labios. - ¡¿Por qué me dices eso si es mentira?! – Reclamo al darse cuenta que no había sido cierto lo que le dijo su mayor. 


-Es que tienes una sonrisa boba en el rostro, y digamos que no es muy normal ver a tu hermana menor mordiéndose los labios mientras esta en la mente de una chica sexy. – Dijo riendo fuerte. 


-¡Cállate MinJi! – Respondió apenada la castaña. 


La castaña volvió a concentrarse en el recuerdo de la pelinegra, aunque quería seguir admirándola debía darse prisa, sentía que su cabeza explotaría. Volteo a ver que observaba la pelinegra y se sorprendió bastante. 


-Nos está mirando... - Susurro para sí misma. 


-¿Que? – Pregunto la menor. 


Ahora la castaña entendía porque se había sentido tan rara aquel día justo en aquel momento... ¡No estaba loca!. Ella... Ella la había estado observando. La pelinegra se dio la vuelta y comenzó a caminar mientras que el recuerdo de ella y sus hermanas caminaban más rápido. Comenzó a seguir a la más baja, su caminar era tranquilo y relajado; la castaña no se podía quejar, estaba caminando tras de la pelinegra y tenía una buena vista del paisaje... 

 
-Lo tengo. – Aseguro victoriosa la castaña a sus hermanas. 


-¿Sabes cómo llegar a su casa? – Pregunto la menor. 


-Sí, ahora... Mi cabeza va a explotar... - Se quejó la castaña. 


-Descansa, hiciste un gran trabajo. – Felicito su mayor. – Mañana la iremos a ver. -
Ambas pelinegras salieron de la habitación de su castaña hermana para dejarla descansar. 

 
-SuA... - Suspiro la castaña ya estando totalmente sola. 


-Oye HanDong... ¿No te parece preocupante que SuA no haya vuelto aun? Ya salió el sol. – Comentaba una angustiada peliplata a su mayor. 


Ninguna había dormido en toda la noche, debían cuidar la espalda de su mayor. 


-Claro que es preocupante, YooHyeon tengo miedo... Tengo un mal presentimiento – Confeso la castaña. 


Ambas chicas quedaron en total silencio y sin mover ni un dedo por unos segundos.
-¿Sentiste eso? – Pregunto la peliplata. 


-Si. – Contesto la mayor. 


-Carajos. – Comento la peliplata para salir a una gran velocidad seguida por su mayor.
Con el paso de los años el trio había creado una conexión maravillosa, sentían cuando una estaba en problemas o estaba furiosa sin la necesidad de hablar, era una especie de corazonada. 


El par de chicas comenzaron a rastrear a su mayor, su aroma era fuerte y único; no tardarían mucho en llegar a donde esta se encontraba. Solo esperaban llegar para calmar a su mayor. El camino parecía eterno, diablos sí que había llegado lejos la pelinegra. A medida que se iban acercado iban viendo el desastre provocado por su mayor. 


-¡Ahí esta! – Aviso a castaña. 


-¡SuA! – La llamo la más alta sin lograr llamar la atención de su mayor. 


La castaña se acercó por detrás de la pelinegra para luego tomarla por los brazos intentando detenerla pero solo logro que la pelinegra la tirara al suelo, debía de usar más fuerza. Lo volvió a intentar esta vez lanzándose sobre su mayor cayendo ambas al suelo, por suerte, con la castaña sobre la pelinegra. 


-Ya cálmate... - A medida que pronunciaba aquella palabra fue bajando su tono de voz. Que desastre... – Tú no eres mi hermana... - Decía mientras veía la mirada de sangre que le devolvía la pelinegra junto con una sonrisa un poco cínica. 

 
La pelinegra empujo con sus pies a la castaña haciendo que esta callera lejos de ella, un golpe fuerte se dio al caer la castaña. 


-YooHyeon debes hacerlo. – Le grito la castaña a su hermana menor. 


-No quiero... - Respondió al ver como la mayor de las tres tenia fija su mirada en ella, como si esperara algún movimiento de ella. 


-No es porque quieras, es porque es necesario. Solo hazlo, yo la distraigo. – Planeo la castaña. 


-¿Por qué no lo haces tú? – 

 
-Porque yo no tengo tanta fuerza, deja de chillar y haz caso joder. - 


La peliplata trago en seco al ver directamente a los ojos a su pelinegra hermana; HanDong se acercó de nuevo por la espalda de su mayor y dio un fuerte golpe en su cráneo para llamar su atención mientras la peliplata se acercó rápidamente a la pelinegra, la castaña recibió un golpe en la mandíbula por parte de su mayor dejándola un poco mareada y sangrando un poco de su labio inferior, la peliplata tomo el rostro de la pelinegra y la obligo a verla a los ojos. 


-SuA reacciona... - Forcejeo la peliplata pero solo recibió un muy fuerte golpe en su ceja izquierda rompiendo un poco su piel haciéndola sangrar. – Okey... No reaccionaras... - Decía la peliplata al sentir la sangre bajar por su rostro. 


La más alta tomo impulso y con su mayor fuerza le dio un cabezazo a su mayor haciéndola quedar inconsciente, la frente de la pelinegra sangraba bastante como consecuencia. 


-¡YooHyeon! ¡YooHyeon! – Llamo la castaña al ver como su menor perdía el equilibrio. 


-Tranquila... Solo... Solo me maree un poco, por el golpe... En un momento te alcanzo... - Respondió la peliplata sentándose en el suelo. 


-¿Segura? – Pregunto dudosa la castaña. 


-Sí, sí. Llévala a casa...Yo voy en un momento... cuando el planeta deje de dar vueltas... - Respondió con ambas manos en su cabeza la más alta. 


-Amm... No creo que sea bueno que el planeta deje de dar vueltas... - Comentaba la castaña analizando la respuesta de su menor. 


-Solo ve HanDong... A menos que quieras que te vomite los pies... - 


-Ya me voy. – 

 
La castaña cargo a su mayor en brazos y comenzó a caminar de regreso a su hogar mientras la peliplata aún seguía viendo pajaritos inexistentes en el aire. 


-Que nadie te vea. – Advirtió la peliplata a su mayor.




Esto lo subi directamente de word así que no está editado pero lo leí varias veces y pienso que está bien...

VOLVIIIIII

-Z

2210 palabras

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