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6. Patadas.

Hi~ Creo que ayer tuvimos un día bien intenso por el capítulo, así que el de hoy es más que nada de transición tanto para Ash como para Eiji y su relación, así que no se preocupen, descansen el corazón y el cerebro. Dejaré una notita muy chiquita abajo con cierto tema que se toca, pero no tengo advertencias ni nada. Gracias por leer.

¡Seguimos con Eiji!

—Tu esposo es un dolor de culo, pero tiene que saber acerca de tu embarazo. —Yut-Lung baja aquel tazón de porcelana hacia su regazo, su postura es elegantemente firme, posee la gracia de una Prima Donna en cada una de sus venas y la impresión es tan fuerte que si Eiji no lo hubiera conocido dentro de la mansión de Dawson en Los Ángeles apostaría que es una celebridad—. Necesitas contarle esto.

—No estoy listo para contárselo. —El alarido de Nueva York deja un resqueme dulce expandiéndose desde su lengua hacia su vientre o tal vez, su bebé ha empezado a hacer que se sienta calentito, aún no sabe, pero le alegra tener a alguien con quién descubrirlo en su apartamento o al menos, ventilar.

—Tienes que contárselo.

—Te digo que no estoy listo. —Jadea rendido—. No te pongas de su lado. —El más joven impresiona absolutamente indignado por ese tipo de comentario, inclusive se ha atragantado con su té de luna.

—¿Qué dijiste? —Lo amenaza.

—Te pones de su lado. —Y entonces le arroja una mirada de dagas que le grita: «¿cómo te atreves?».

—¡No creas que me estoy poniendo de su lado porque Lynx es un dolor de culo grande! Es peor que un grano en día de fotografía. No, aún peor. Es peor que un grano en el trasero en un paseo a caballo.

—Yut-Lung.

—Pero creo que sigue siendo el padre de esa pobre criatura y Dios, vas a necesitar de tanta paciencia para poder soportar dos sabelotodos insufribles, porque vamos seamos honestos, hasta uno podría ser tolerable, pero ¿dos de ellos? Tendré que llevarte a rehabilitación conmigo.

—¡Yut-Lung!

—Pero creo que podría ser divertido, luego de la terapia podemos irnos a emborrachar con botellas de vino caras e ir de compras, necesitas un cambio de estilo ¿o acaso piensas vestir con esos harapos en las reuniones de paternidad? Ya puedo imaginarme la cara de vergüenza que te dará tu hijo, claro si es que no tiene pesadillas o sufre un trauma antes por ese horrendo pajarraco.

—¡No trates así a Nori Nori! —Le reclama, bebiendo de golpe su propia taza de té (Yut-Lung subrayó lo imprescindible del vino, pero como Eiji está embarazado cedió al té siempre que fuese refinado).

—¿Tiene nombre? —Se agarra el pecho como si sufriera un infarto—. Qué horror.

—¡No me estás escuchando! —Claro que no lo hace, está ensimismado en su reclamo—. ¡Yut-Lung!

—¡Es que no puedo creer que Lynx vaya a ser papá! —Suelta el alarido, levantándose del sofá celeste y botando los cojines en el camino—. Mierda, ¿acaso no conoce la protección?, ¿los 200 de IQ están en su cabeza de más abajo?

—¡Yue! —Entonces grita y el apodo escapa espontáneamente, había escuchado a Sing usarlo y esta es la primera vez que se atreve a pronunciarlo, por supuesto tiene efecto en el aludido quién lo mira como si acabase de apuñalarlo con una mueca de absoluto desagrado—. No sé cómo hablar con Ash o al menos, no recuerdo cómo antes solía hablar con él.

—Oh Eiji. —El más joven se posa a su lado en el sillón—. Esa es una bandera roja en una relación.

—¡No ayudas!

—¿Se supone que estoy tratando de ayudar? —Yut-Lung alza una ceja muerto de risa y así sabe que solo le está tomando el pelo. Si bien, esta amistad resulta por lo bajo extraña, existe algo confortante en la presencia de este histriónico vengativo. Eiji jamás ha odiado a nadie en su vida, aunque Golzine estuvo cerca de ser merecedor de aquel título, este chico lo estuvo de la misma manera—. ¿Por qué me estás mirando así? —Entonces le pregunta, subiendo ambas piernas encima del sillón.

—Creo que te odio.

—Bastante masoquista de tu parte invitar a tu enemigo a tu propia casa.

—Pero también estoy desesperado.

—Justificable. —Entonces la palma de Yut-Lung se acomoda encima de su vientre y...—. ¿Cómo estás tan seguro?

—¿De qué cosa?

—¿Cómo estás tan seguro de que no lo usaré en tu contra o la de Ash?

—No lo puedo saber. —Le confiesa, tensándose levemente hacia el sillón, es imprudente arriesgarse de esa manera, debió llamar al viejo y confiable Ibe, sin embargo—. Sentí que conectamos de verdad el otro día y que algo cambió. —Nunca ha tenido un buen instinto de autoconservación y si lo tuviera no estaría en Nueva York—. Algo importante.

—Patrañas. —Carcajea.

—No me parecen patrañas.

—Ja.

Piensa en el afán que tuvo por odiar a Yut-Lung Lee y le resulta hipócrita a estas alturas, después de todo, conoció al más joven cuando tenía 16 años y a Ash cuando terminaba los 17. Si bien, el disímil entre ambos es evidente, también hay parentescos casi burdos sobre enjaularse en sus traumas, ser víctimas de un sistema que les prometió una libertad y la libertad se encontraba muerta. Infiere que la diferencia más grande entre ellos es que Aslan decidió luchar por su libertad y se dio permiso para amar durante el trayecto mientras que Yue se cerró al no hallar forma de huir, por ende se obsesionó con la venganza al ser la única manera de garantizar su supervivencia.

—Parece que tú tuviste una infancia mucho más agradable. Puede que por eso me irrites tanto. Pero ya no puedes ignorarlo, sé fuerte y enfréntalo.

«Enfréntalo».

Fue una de las primeras cosas reales que le dijo.

—Este es el mundo en el que vive Ash.

Eiji realmente odió volverse consciente de eso y comprender la infinidad de esa brecha, ahí entendió que cuando Ash hablaba de que eran de mundos diferentes, no exageraba. La llegada de Blanca solo exacerbó todo eso, pero algo que ninguno de sus amigos notó (más allá del peligro constante al que Okumura estaba expuesto) fue la soledad de Yut-Lung y cómo eso lo llevó a una obsesión con Blanca. Se lo arrebataron todo hasta dónde sabe (su madre), juró venganza. Tal como una vez le explicó que significaba su nombre: nació bajo las estrellas incorrectas. Y justo cuando creyó que alguien lograría empatizar con su sufrimiento ya sea por sus traumas, Aslan avanzó, reafirmándole tan cruel soledad.

Se casó.

Estudió.

Sanó.

Incluso con el divorcio y todo ese tema del embarazo, Eiji reconoce y se enorgullece de ese progreso.

¿Pero qué hay de Yut-Lung?

¿Qué hizo Yut-Lung?

—Da miedo ¿no es así? —Su voz se suaviza varios tonos, Eiji impresiona haber roto algo después de esas palabras o tal vez, se está llevando demasiado crédito y desde hace tiempo el más joven estaba hambriento de humanidad—. Tener un bebé justo acá. —Ha empezado a trazar círculos con su dedo por encima de su vientre a pesar de tenerlo todavía plano.

—Estoy aterrado. —Le confiesa—. Creo que en parte por eso no quiero hablar con Ash.

—¿Por qué? —Yut-Lung se mantiene distraído, ha dejado la taza de té frente a la mesita, repasa una y otra vez bajo el suéter de Eiji con una mirada tan dulce que asegura habría sido un hermano mayor maravilloso—. ¿Qué te aterra de todo esto?

—Que Ash quiera quedarse, creo. —El japonés se deja caer contra el sillón, agotado—. Todos estos días he estado atormentado en mi cabeza, considerando opciones sobre aborto o adopciones o todo junto o nada o lo que sea. —Suspira—. Y la verdad es que... —Yut-Lung frena sus movimientos antes de inclinarse para poderlo escuchar atento.

—¿La verdad es qué? —Le da un empujoncito.

—Yo...

—Adelante, puedes decirlo.

—Quiero conservarlo. —Los brazos de Eiji rodean su propio vientre—. Quiero conservarlo, pero me da miedo que Ash se sienta obligado a conservarlo conmigo porque lo conozco y él es...tan Ash Lynx.

—Basta de eso. —Entonces Yut-Lung tiene la osadía de golpearle la frente como un picoteo de uña.

—Oye. —Y lo golpea más fuerte—. ¡Eso duele! —Gimotea frotándose su entrecejo y probablemente lo debe tener hinchado luego del violento asalto de garras que recibió—. ¿Acaso nunca te cortas las uñas? Creo que me dejaste un agujero en la cabeza.

—Bien, para que se te quite lo tonto.

—¡Yut-Lung!

—Aww, ¿qué pasó con eso de Yue? —Y está claro que el desgraciado disfruta de molestarlo—. ¿Qué pasó con nuestra amistad super acaramelada?

—¿Esa es tu definición de amistad super acaramelada? ¿Golpearme?

—Sing no se queja cuando lo golpeo. —Tararea.

—Sing mide casi dos metros, ya no debes alcanzar su frente a menos que te subas a un banquillo.

—¡Tú! —Entonces le grita mortificado, como si acabase de arrojar la blasfemia más pútrida de la faz de la tierra—. ¡¿Cómo te atreves, pedazo de mierda?!

—¿Ah? —Eiji le tira un cojín a la cara, intensificando la ira—. ¿Así tratas a tu amigo acaramelado?

—¡Me retracto! —El más joven no duda en tomar un cojín para abofetearlo—. Ya no quiero tu barata amistad, me quedo con mi sobrino favorito. —El más joven le besa la panza como si fuese un perrito, es lo más extraño del mundo y aun así, no se aprecia mal—. Te voy a mimar tanto, me amarás mucho más que a tus desagradables y groseros padres.

—¿Desde cuándo es tu sobrino? —Gimotea, intentando quitárselo de encima porque esto se volvió demasiado personal.

—Desde que te acompañé al ultrasonido.

—¡Eso no te hace su tío!

—Claro que sí, darte la mano mientras lo veías nos unió de por vida.

—¡Yue!

Eiji ríe, Yut-Lung se contagia de la risa y de repente, es agradable poder permitirse tener este amigo.

Creía que odiaba a Eiji por ser tan pasivo y aceptar los sucesos sin inmutarse, le tomó tiempo validar el crecimiento que tuvo, de cómo ser un simple inocentón empezó su propia lucha interna, es cierto: lo acepta todo de su mundo (por algo es el esposo de Ash) pero eso no resta que tenga inseguridades y dudas. Debe ser duro haber tenido que apoyar a alguien tan arisco como Aslan en su recuperación, debe haber sido duro llevar en paralelo un trabajo y una carrera universitaria, debió ser duro casarse en un país extranjero y quedarse acá, debió ser duro soportar la idea de un divorcio y debió ser más duro enterarse del embarazo en esas circunstancias. No lo juzga. Él habría abortado en esa situación.

Recuerda la conversación que marcó quiebre entre ellos dos, la que realmente irritó a Yut-Lung pero al mismo tiempo lo hizo intuir por qué Eiji era tan especial para Ash.

He dejado de culparme. Me preocupo por Ash y él se preocupa por mí, esa es mi respuesta, salvaré a Ash sin importar qué. Mataré si tengo que hacerlo. Así que di lo que quieras, ¡idiota!

Le dijo que no se culparía.

Dijo que estaba dispuesto a hacer lo que sea por Ash, incluso salvarlo (sea de un otro o de sí mismo).

Y luego lo llamó idiota frente a Sing, hijo de puta.

Aunque al inicio le pareció inaudito considerando que Ash estaba dispuesto a matar, morir u prender un infierno en el mundo por Eiji, luego entendió que así como Eiji no podía cargar con la realidad de Ash o se desmoronaría, tampoco permitía que susodicho se torturase con culpas ajenas. ¿Así qué...?

¿Qué cambió entre estos dos?

¿El matrimonio?

¿Un bebé?

¿O los fantasmas del pasado regresaron?

Independiente de la respuesta Yut-Lung no está acá para hacer más daño, aún guarda ambivalencias con respecto a la pareja, pero lo que vio ese día en el ultrasonido, el terror al tener que cargar contra una realidad de mierda solo, la parálisis de los prejuicios, la sensación de estar infectando a una vida inocente, a un bebé... sí, él estuvo ahí antes. Maldita empatía. Es un santo por estarlo apoyando acá.

—Antes me dijiste que no te culpabas por lo que había pasado con Ash. —Entonces se atreve a decir, la pelea de cojines queda inconclusa en el aire, ambos se encuentran en el sillón como si fuesen dos niños todavía y es ridículo, ni siquiera se portaron de esa manera cuando tenían una edad justificable para hacerlo ¿así que por qué?—. Cuando lo dijiste quedé tan enfadado que le aventé una taza en la cara a Sing.

—¡Yut-Lung!

—¿Qué? Así manejo sanamente mis impulsos homicidas. —Eiji rueda los ojos y pregunta.

—¿Por qué te enfadó tanto?

—Porque odiaba admitir lo mucho que habías avanzado y entender finalmente porqué eras especial para Ash y creo que para las personas que te rodean. —Los cojines caen al suelo y la atmósfera toma un peso extraño y fantasmal—. Creo que admiré eso de ti, tu capacidad para ver hasta dónde podías culparte y a la vez, asumir esa responsabilidad, no por Ash, sino por ti mismo. —La confesión cala.

—No sabía. —Eiji balbucea digiriendo lentamente esas palabras—. Ya no lo recordaba así. —Al flotar tanto tiempo sobre sus pensamientos catastróficos se permitió a sí mismo olvidar lo que justamente le dijo a su esposo: las cosas no siempre fueron así—. Cierto. —Hubo un tiempo dónde Eiji también estuvo bien, no porque ahora esté mal (omitiendo el embarazo), sino que fue...libre. En sus términos propios de libertad, no los esperados o asumidos por el resto.

—¿Eiji?

—Wow. —El nombrado vuelve a sentarse con rigidez—. Creo que me quemé y no me di cuenta.

—¿Algo como un burn out? —Antes de desistir de la terapia recuerda que la psicóloga advirtió sobre el síndrome de burn out del cuidador: la condición que habla sobre el agotamiento físico, emocional y mental que puede ir acompañado por un mal cambio de actitud (pasando de mostrarse positivo y cariñoso al extremo de indiferente) que puede manifestarse en depresión, fatiga, estrés, ansiedad, desesperanza y culpa debido a sobrecompensar los cuidados de una persona y descuidar los propios.

—Creo que sí. —Balbucea para sí mismo—. Creo que en algún punto dejé de cuidarme a mí mismo.

—¿Acaso no estabas en terapia?

—La dejé.

—¿Por qué?

—Porque... —Eiji frunce el ceño y de repente le pega como un balde de agua fría—. Porque Ash cayó en una recaída y me quedé sin tiempo para hacer todas las cosas, así que tuve que sacar algo. —Yue le da una mirada perpleja y horrorizada—. Mi salud mental en ese entonces era lo menos relevante.

—Eso no está bien. —Y para que incluso Yut-Lung lo sepa, debe ser una situación seria—. Y después te andas preguntando porqué te pidió el divorcio.

—Es verdad. —Eiji se encoge regañado—. Supongo que ambos nos encerramos en nuestras propias cabezas. —Yut-Lung lo abraza por los hombros, está incómodo, notoriamente incómodo, pero logra mantenerse ahí y darle palmadas de confort—. Creo que no fui un buen apoyo para Ash y por eso...

—Basta. —Entonces le repite y lo golpea una vez más, mucho más suave y benevolente—. Si quieres contarle lo del embarazo y tienes las pelotas para conservar al bebé tienes que dejar este mal hábito de inferir lo que Ash piensa o cree o dice y preguntárselo directamente.

—¿Y si él no me responde?

—Entonces... —Yut-Lung traga—. Entonces no vale la pena.

¿Ash?

¿No valer la pena?

—¿No debería ser al revés? Ya sabes, en teoría yo soy a quién están dejando.

—Por favor no me hagas decirlo. —Hay una súplica implícita en la voz del más joven que prende sus alarmas mentales y lo hace sentarse aún más rígido en el sofá, los rayos del atardecer empapan todo el apartamento y es hermoso, es el mismo condominio que Ash eligió con la excusa de vigilar a Dino y luego le confesó que lo compró para impresionarlo—. Porque podría vomitar.

—¿Decir qué? —Entonces el más joven aumenta su mueca de asco a algo visceral, como si estuviese sufriendo náuseas dignas de un embarazo.

—Tú y Lynx están hechos el uno para el otro. —Lo suelta entre arcadas, tal como un gato arroja una gran bola de pelos—. Incluso hoy en día la manera en que te mira es... —Sus dedos se tensan encima de su hombro, su respiración se torna errática igual que una armonía en caída—. Especial.

—¿Especial?

—Ese hombre estuvo dispuesto a dispararse en la cabeza por ti sin siquiera vacilar, no me jodan con esto del divorcio y de tener dudas sobre el bebé luego de todo lo que han pasado. —Y aunque busca decirlo con su típico tono altivo y arrollador—. Creo que serían unos padres decentes. —No lo logra.

—Gracias. —Eiji sonríe, aliviado, se siente con la cabeza más clara para algunas cosas, para otras no tanto, pero al menos ahora comprende que debe enfrentar a Ash, no puede seguir aplazando o será una bola de nieve rodando por una montaña, haciéndose cada vez más y más grande, como su salud mental y la repercusión progresiva que esta tuvo seguramente en su matrimonio—. De verdad estoy agradecido por tu apoyo.

—Sí, bueno. —Yut-Lung se ha sonrojado—. No serán tan buenos padres como yo pero algo es algo.

—Eres tan esquivo.

—Y tú eres jodidamente terco. —Bufa—. Mira que casarte con el lince de Nueva York y engendrarle un hijo, ¿acaso eres masoquista?

—No creo que te funcione esa dureza actuada conmigo. —Eiji canturrea con confianza—. Amigo.

—Sí, definitivamente te odio.

Pero no es verdad.

No es verdad y le alegra.

Hablar con Yut-Lung le permitió vislumbrar una serie de cosas y tomar las decisiones que significarán los cimientos del resto de su vida y por ende, su matrimonio (o el final de este). Y así como Ash cerró las puertas de su corazón en algún momento, Eiji cerró las suyas al privarse a sí mismo de bienestar, no estuvo bien anteponer a los demás, le cuesta sacar ese hábito, es verdad, pero ¿cómo debía estar bien si su "estar bien" fue lo primero que cortó? Y así como Ash fue cazado por sus viejos fantasmas, él también tuvo los suyos de regreso, solo que los normalizó e ignoró elegirlos anteponiendo a Aslan, ya basta, Ash nunca le ha pedido que lo anteponga a costa de su salud e integridad, necesita aceptar la responsabilidad de sí mismo y poner las cartas en la mesa. Sí, pensó en aborto, en adopción, huir, desesperanza, traumas, soledad, desesperación y un montón de cosas más que escalaron al infierno.

Ya basta de decirse a sí mismo que no es deseado. Y bueno, así como es decisión suya el conservarlo, es decisión de Ash el si quedarse o no. Pero no va a sentirlo como una carga o un ancla, le da cólera, pena y rabia haberse permitido eso, más, es humano recaer y lo entiende.

Su bebé no es una carga.

Su bebé será amado.

Su bebé será deseado.

Su bebé tendrá al menos un papá (y aparentemente un tío gracias a Yut-Lung y su humor negro).

Es suficiente.

Eiji es suficiente.

Y aunque hay cosas que no puede cambiar por sí mismo como ese presunto divorcio, agradece que Yut-Lung le haya recordado esa plática, ya que hubo un tiempo donde Eiji eligió no hacerse cargo o responsable de las decisiones que tomaba Ash, acá es lo mismo.

—¿Eiji? —Así que apenas lo siente entrar por la puerta da un respingo, es de noche, Yut-Lung acaba de irse bajo su insistencia de no querer armar drama por ser "una gata rompehogares" en la relación, en el fondo, sabía que quería darles privacidad y lo agradece—. ¿Estás acá?

—Ash. —Y hace demasiado tiempo no hablan, o más bien, no pueden verse—. Bienvenido. —Traga duro, están parados a extremos opuestos de la pieza, la tensión en el aire es tan obvia como la que guarda en su corazón—. Llegas tarde.

—Me quedé con Max. —Hay un folio de papeles entre sus manos, un folio que conoce bien.

—Ya veo.

«Divorcio».

Ash le pidió el divorcio luego de dos años de matrimonio y él no...

Eiji no puede hacerse cargo de todo lo malo que ha pasado a lo largo de su matrimonio ni del bebé.

No más.

Así que, ¿qué hará con esto?

—¿Vas a seguirme insistiendo para que firme? —Entonces le pregunta, da una serie de pasos firmes hasta llegar hacia Aslan, está tiritando, su estómago se contrae con tanta violencia que teme haber dañado a su hijo. Sí, en el terror pensó cosas horribles e inclusive llegó a mirarlo como un cáncer, ¿y qué? ¿acaso todos piensan solo lo socialmente aceptable? ¡Al diablo!—. ¿Es eso?

—Eiji yo...

—Porque ya tengo una respuesta. —Puede ver que está lastimándolo, lo aprecia en sus propios ojos, y no puede encontrar la manera de detenerse.

—Oh. —Entonces Ash baja la cabeza e impresiona frágil, muy frágil—. ¿La tienes?

—Sí. —Eiji abraza su vientre y Aslan aprieta los puños lo suficientemente fuerte como para que hasta las uñas le muerdan las palmas, traga saliva y la saliva le da náuseas, no sabe si de esta manera debe ir la conversación, no ha planificado un discurso elaborado ni nada, es solo Eiji y su corazón desnudo.

—¿Cuál...? —Apenas jadea—. ¿Qué quieres hacer?

—Antes de decirte hay algo que necesitas saber. —Entonces se atreve a tomar la mano de Ash entre la suya y a llevarla encima de su vientre, sus ojos verdes se abren de golpe al igual que su mandíbula.

—¿Qué estás?

Entonces el bebé patea.

Patea como si reconociera a papá.

El sindrome del burn out del cuidado es bastante común cuando un ser amado pasa por una situación fuerte o desgastante, no es deseable, again, no es voluntario y no, no estuvo bien que Eiji se descuidará, pero en las situaciones criticas nos activamos en modo supervivencia, no modo correcto, así que sin juicos acá y lo importante es trabajar para arreglarlo. Mañana tenemos la reacción oficial de Ash y el inicio del siguiente nudo en el fic, tengo ambivalencias porque la primera parte del capítulo me da mucha risa, así que espero les guste.

¡Nos vemos mañana en terapia (literalmente)!

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