32. All too well.
Hi~ Yep, este epilogo no debía existir. ¿Qué pasó entonces? , deokumura ella pasó. Dios, soy muy mala recibiendo cosas lindas y más cuando se trata de algo que me toca tan profundo como el arte entonces de verdad que cuando esa mujer me mandó estas ilustraciones morí y estuve escribiendo compulsivamente este epilogo hasta caer muerta hoy. No puedo expresar lo suficiente lo significativos que son para mí estás cosas y más sabiendo la significancia que el arte tiene en la vida de esta mujer. No lo merezco y sigo llorando. Así que como me lo sugeriste en un comentario las adjuntare en otro capítulo extra porque el epilogo ya es eterno por sí solo y nunca acabaríamos así. Las redes de mi niña son @Deyarrt en instagram, @drainlynx (twitter) y @deokumura (wattpad) por cierto.
Ahora, pasando al epilogo por sí mismo, me sorprendió mucho lo facil que fue pensar en un cierre para Ash, si bien, la mayoría del fic se ha enfocado en Eiji de verdad me hacía falta este capítulo y eso que no quería sacar más de la trama, que terrible, en lo personal fue muy divertido escribirlo y poder ponerle un punto más final a los temas que atañían principalmente a Aslan. Les recuerdo que las recuperaciones nunca se acaban porque igual que la vida es un proceso y en teoría este epilogo se remonta a un año luego del capítulo final. Eso. Muchas gracias por leer y por su infinito apoyo y cariño hacia mis tramas todas chiquitas y mi persona repleta de catastrofe e inseguridad. Los amo.
Ash siempre ha sido...diferente, sea por sus renombradas habilidades homicidas como por su belleza extraordinaria, desde que se encuentra inserto en el mundo de la violencia vislumbra que no es igual que los demás chicos, ni Bones, ni Kong, ni Alex, ni siquiera Shorter, pese de la crudeza en su realidad cree que ellos conservaban cierta humanidad que le fue negada reiteradas ocasiones, pensamientos que se consolidaron cada vez más con el paso del tiempo luego del entrenador Wilson y esa primera violación, Ash cree que murió una parte irreparable de él tras la manipulación de cariño, después lo abusó y no una ni dos veces (solo Dios sabe cuántas veces fueron porque frenó la cuenta al quedarse sin dedos suficientes para contar usando las manos y los pies ¡las manos y los pies! Joder), luego fue con la ropa deshecha, los muslos ensangrentados, llorando y suplicando ser consolado pero en lugar de darle auxilio la policía lo culpó por seducirlo, a un niñito, mierda, como si tuviese responsabilidad alguna y el entrenador no pudiese controlarse, pero no le importó tanto porque Griff volvería y tenía un papá que era mejor que nada.
—Si alguien intenta hacerte lo mismo, cállate y déjalo. Pero hazlo pagar.
Pero papá dijo eso.
Aslan jamás lo pudo olvidar, eso lo mató, le dolió demasiado.
El dolor solo aumentó mientras más tiempo pasaba, lo siguiente fue encontrar a su héroe, la persona que fue lo suficientemente buena para cuidarlo en un mugriento hospital de veteranos drogado, sin poderlo reconocer por más que llorara, completamente dependiente y Griff cuidó su vida entera de Aslan y era irónico de cierta manera que los roles se intercambiaran, ahora Aslan era quién cambiaba sus pañales y lo alimentaba puesto que era prácticamente un vegetal, un caparazón que repetía lo mismo una y otra vez: Banana fish. Banana fish. Banana fish. Y luego conoció a Shorter pero mataron a Shorter también y de la forma más cruel que puede existir, profanaron...su cadáver como si Shorter no hubiese sido una maldita persona, tomaron su cerebro para tirarlo. Y cuando las cosas finalmente parecían ir bien lo violaron otra vez y el violador salió impune.
Sí, mientras más tiempo pasa más desgraciado parece ser Ash, ¿así que para qué vivir? Debió dejarse morir en la biblioteca porque "sufre demasiado".
La vida es una mierda, la gente que sufre debería morirse para ahorrarse dolor o eso dice el prejuicio.
No se engañen, a veces también piensa así porque el ciclo de la desesperanza es real y más tomando en consideración las etapas de una recuperación. Su existencia ha sido menos que ideal, estaba bien al no ser consciente ni pensarlo demasiado puesto que el contexto lo normalizaba, era morir o matar y en el mejor de los casos: cazar o ser cazado, incluso en su apodo se veía.
«Ash Lynx».
Significa gato salvaje.
Skip decía que le sentaba de maravilla ya que nadie podía domesticarlo, era completamente ¿libre?
Claro, al menos esa era la idea hasta...Eiji. Es extraño ponerlo así, pero Aslan cree que en su vida hay un antes y un después de Eiji, aun si suena idílico (y probablemente sea el efecto del enamoramiento intenso) cree haberlo presentido desde que lo conoció en el bar, muy dentro de sus entrañas supone que esperó que Eiji no lo juzgara por beber cerveza con un puñado de pandilleros mientras hablaban de su siguiente atracón en lugar de ir a la escuela como los chicos de su edad debían hacerlo, parecía curioso, sí, especialmente al pedirle la pistola, pero nunca impresionó juzgarlo y Ash empezó a temer que eso cambiara, ridículo considerando que apenas se conocían, aun así temió ser juzgado por Eiji.
Por eso puso barreras in-saltables para pertiguistas.
Se rodeó de cuatro espinas.
Se volvió reina roja y zorro indomesticable, escondió su alma tan frágil.
Pero no pudo ocultar su verdadera naturaleza por siempre y su pasado salió a flote tras su encuentro con Marvin en el hospital y ahí estuvo Eiji, sin juzgarlo y sin ser capaz de cumplir con la tarea para la que Charlie lo había encomendado. Y luego lo secuestró Yut-Lung por su culpa y Eiji entendió la clase de cosas que Ash tuvo que hacer para sobrevivir, pero de nuevo, no lo juzgó cuando salió debajo de la cama con la ropa rasgada apenas tumbó la puerta, corrió hacia Ash para abrazarlo diciéndole que estaba a salvo como si Shorter literalmente no acabase de morir arriba de Eiji y Ash fuese importante en estos instantes, le pidió un arma para protegerse, no se la dio. Y otra vez, lo vio matar con el traje ensangrentado como si fuese una máquina, le preguntó si le daba miedo y ¿qué le dijo el irracional?: Nunca. Sí, Eiji es la clase de persona que dice los nuncas y los para siempres a pecho. Una y otra vez Aslan intentó corroborar esta autoprofecía de que mientras más vivía más tortuosa era su existencia y entonces llegaron los: ¡vuelve-a-salvo! y ¡te-estaré-esperando-por-siempre!
Los «aunque el mundo entero esté en tu contra, yo siempre estaré a tu lado», los abrazos en azoteas y golpes al despertar, los desayunos hogareños, los roces accidentales, consuelos, ternura, su cariño, el amor, su incondicionalidad. Ash...Estás a salvo. Menos mal.
Los «mi alma siempre estará contigo».
En cartas. En bodas. En divorcios. En pérdidas. En nacimientos. Mierda. Eiji le mostró a la fuerza otra forma de comprender el tiempo, una que lo ha embelesado de manera inexplicable e incluso le dio esperanza, lo empezó a entender mejor cuando sus brazos lo rodearon por primera vez para abrazar y proteger de verdad, es tonto pero a pesar de la gran cantidad de hombres con que se acostó nunca nadie tuvo la consideración de sostenerlo así, tan amable, tan humano.
Claro que ha sido duro este año extra con Jade y Dawn, incluso una mierda ya que ¿hola? Es de larga data la condición, el PTSD tiene recaídas, lo alimentario tiene recaídas, las relaciones tienen recaídas y siendo franco, sería patológico que su amor con Eiji fuese un calmo estanque sin riñas y más viendo los caracteres fuertes que ambos disfrutan, no, ha tenido discusiones muy fuertes sea por la relación o la paternidad o la universidad o por la desestimación que le hicieron a su violación. Sí, eso fue algo duro de digerir aunque debería estar acostumbrado. Pero nada ha sido tan grande como esta sesión.
—Estamos en la mierda otra vez. —Y Ash lo suelta como una bomba en la consulta.
—¿Crees que están en la mierda? —La terapeuta usa sus propias palabras para reformular y aunque sabe el valor terapéutico de dicha intervención le da risa escucharla maldecir.
—Sí, creo que estamos peor que nunca.
—Aslan. —Eiji aprieta su mano en el sillón de la consulta y Ash quiere perecer dentro de sus grandes ojos cafés, aprecia de sobremanera que hayan venido, pidieron una cita de emergencia, las sesiones se han vuelto menos frecuentes a lo largo de esos meses—. ¿Estás seguro de lo que dices? No quiero invalidar ni asumir lo intenso que es tu malestar, pero es una declaración fuerte dentro de la terapia.
—Me siento enfermo. —Su esposo acoge el malestar a todo nivel, lo sabe desde el cambio que nota de su postura corporal hasta los toques de mariposas con los que acaricia el dorso de sus nudillos y ahora que lo piensa, incluso estando con el tema del divorcio Eiji nunca se desligó de la preocupación que le genera ¿será cuestión de japoneses preocuparse por los Aslans?—. Me afecta.
—Mi dulce Aslan. —No, probablemente sea cosa de Eijis—. No entiendo del todo lo mucho que todo este tema te afecta, pero acá estoy. —Le reafirma, llevando sus manos hacia su boca, besando justo dónde se encuentra el anillo—. Estamos en esto juntos.
—Entonces... —La terapeuta luce un poco perdida—. ¿Qué es tan grave para que hayan pedido esta sesión de emergencias?
—Es demasiado horrible para contar. —Él gimotea, hundiendo sus espaldillas en los mullidos cojines de la consulta, el olor a sándalo que desprende el incienso es tan ameno como el clima, es agradable.
—Me parece que ya tenemos el vínculo terapéutico para hablar de temas adversos ¿no es así? —En teoría eso es verdad, incluso los ayudó con su vida sexual, por ende, no debería darle vergüenza eso que trae, pero lo hace.
—Es difícil ponerlo en palabras.
—¿Por qué no empiezas dándome contexto? De esa manera podría guiar la sesión si les resulta bien.
—La idea me agrada. —El lince arroja una mirada herida, sus puños se constriñen sobre la rasgadura del jeans, sus converse chocan con las patas del sillón, respira progresivamente, sintiendo cada parte de su cuerpo tensarse y destensarse para evitar la disociación debido al estímulo—. Son los niños.
—¿Qué pasó con Jade y Dawn? —Lo incita.
—Estaba leyéndoles un cuento para dormir, he intentado irme turnando entre las historias que a mi Eiji le gusta que les lea como plaza sésamo o cuentos más...infantiles. —Porque todo matrimonio es una dialéctica y bla, bla, bla, sí, llevan más de dos años en terapia de pareja Sherlock, Ash comprende que es importante un consenso por eso se resigna—. Y las mías que son más geniales e intelectuales.
—¡Ash! —Aunque claro, no se resigna con mucha madurez—. Jade y Dawn lloran cuando ven libros de portadas duras y feas, no son geniales si tus bebés literalmente se esconden para evitarlos.
—¡No son portadas feas! —Jadea—. Son portadas elegantes pero ¿qué otra cosa podría esperar? Al par de traidores les gusta Nori Nori, me resigné a que nuestro tercer hijo herede mis gustos clásicos.
—Buddy también odia tus gustos clásicos.
—Cuarto hijo entonces.
—Bones también odia a Hemingway y Salinger.
—¡Bones no es nuestro hijo! Además es más viejo que yo.
—Es nuestro hijo si Jade y Dawn lo tratan con el desprecio de un hermano.
—Quinto hijo entonces.
—¡No tendremos una camada de linces corriendo por la casa! —Ash ríe ante la imagen mental.
—No fue lo que dijiste anoche mientras te devoraba.
—Ejem. —Cierto, la sesión.
—Como le decía. —Recobra la postura dejando que una mano se deslice "accidentalmente" encima de la rodilla de Eiji ya que está calentito y se siente bien—. Estaba por leerles su historia favorita. —Ash le lanza una mirada de advertencia a su pareja quién le da parpadeos inocentones y coquetos.
—¿Qué? No estoy diciendo nada.
—Puedo escuchar tus pensamientos de desprecio al guardián entre el centeno en mi propia cabeza.
—No, no. —Eiji se defiende—. Sigue, obviamente mi libro favorito me hace llorar cuando lo leo, eso suena perfectamente lógico, cariño.
—Gracias.
—Aunque en esa misma lógica podría decirte que si lloras es porque el natto es tu comida favorita.
—¡Eiji! —Hijo de puta tramposo—. ¡Así no es!
—Fuera de los gustos de libros, ¿qué pasó? —No sabe si su terapeuta está entretenida o impaciente.
—Como sea, quiero el divorcio, eso pasó.
—¿Qué? —La mujer palidece, abre la mandíbula y se atraganta con su propia saliva ante esa bomba.
—Me escuchó, quiero el divorcio.
—Pero todo parecía ir tan bien con Eiji, ¿por qué quieren el divorcio otra vez?
—¡No! ¡No! —Eiji es quién toma la palabra—. Está hablando de Yut-Lung, no de mí.
—¿A qué te refieres?
—La víbora les enseñó a mis adorables Jade y Dawn a llamarme viejo, eso pasó. —Musita amurrado, cruzando sus brazos contra su pecho y estirando su boca en un puchero—. ¿Anciano? ¿Yo? Ja.
—Oh. —La terapeuta sonríe, así que de eso se trata esta consulta, Yut-Lung les enseñó a los niños a llamarlo «anciano» en vez de «papá», qué alivió—. No sabía que oficialmente era parte del vínculo.
—Ni lo es, pero quiero que usted le transmita la noticia como es su terapeuta también, está vetado de todo lo que tenga que ver con la familia Callenreese. —No tiene oportunidad para expandir dicha queja ante la expresión tan extraña que le lanza la psicóloga, tiene algo entre manos, le basta mirarla un segundo para descifrarlo por la tensión en su frente—. Usted aceptó esta cita por algo más.
—Es verdad. —Deja lápiz y papel encima de la mesa—. Acepté verlos sin hora por otra razón.
—¿Por qué? Suéltelo.
—Quiero darles el alta psicológica.
—¡¿Qué?! —No. No. No. No pasará por esto otra vez, no está listo—. Me niego.
—No puedo seguirles cobrando las sesiones si siento que no avanzamos, creo que están en un punto maravilloso en su relación y no me necesitan más.
—¡Cóbrenos! Tengo dinero de sobra, no me importa pagarle por no hacer nada.
—¡Ash! —Claro que su esposo lo regaña porque no hay que derrochar el dinero aunque Yut-Lung sí puede derrocharlo, en fin, qué hipocresía más grande.
—¿Qué pasa si me vuelvo a encerrar en mi cabeza y otra vez me pongo tan...Ash Lynx? —Utiliza esa misma expresión que su esposo tiende a usar para referirse a la catástrofe—. Me niego a salir, vamos a estar inestables mentalmente para siempre, por ende necesitamos terapia para siempre, punto.
—Pero durante este tiempo ha habido periodos en dónde te has encerrado en tu cabeza, no me han necesitado en el momento para solucionarlo, lo hemos hablado después, sí, pero ustedes han hecho el trabajo duro solos al igual que con la paternidad, incluso se van a volver a casar hoy ¿verdad? Creí que por eso habían programado la cita ahora, pero veo que lo tienen bajo control. —Lo sabe pero...
¿Alta psicológica?
Joder no.
Menos considerando que Jade y Dawn están tan cerca de ir al jardín (bien, aún quedan algunos años antes de que pase pero ¡hey! Se hacen nada) y luego del jardín viene el colegio y luego la universidad y ¡sorpresa! De repente ya quieren casarse y Ash no podrá soportar que sus preciosos bebés quieran casarse y ugh, probablemente sea alguien jodidamente atroz, sí, ya mira a la pequeña Dawn flechada con una aberración como Sing o peor...con Sing y a Jade con, traga duro, ni en su tumba va a permitir que tenga cierto crush con esa víbora sañosa que hizo que sus angelitos lo llamaran viejo y lo tiraran a un asilo prácticamente y apenas tiene veinte años, Dios, tendrá unos ochenta años cuando Jade y Dawn tengan permiso para casarse y ahora tiene una segunda boda, así que no, necesitará terapia de pareja hasta ese entonces, por ende, el alta psicológica es una absoluta estupidez, además ¿acaso no acaba de escucharlo? Este problema es relevante, no entiende qué tan malvado debe ser alguien para hacer burla de la edad ajena, es descortés, puff, él jamás haría algo así, claro, Max, Eiji, Shorter, Ibe, Jessica o cualquier persona que tenga más edad que Aslan no cuenta. Pero sí, terapia eterna en resumen. Se niega a soltarla, menos si va tan bien en la individual en paralelo y Ash está determinado a mandar a su terapeuta a la mierda y obligarla a aceptar la paga cuando sus miradas se encuentran.
—Quieres el alta. —Los ojitos de ciervo de su amante se lo gritan—. ¿No es así?
—Sí. —Eiji sonríe con vergüenza y lo mira con tanta ternura y amor, alisando sus manos con gentileza y protegiéndolas del frío que se cuela a la consulta—. Creo que estamos listos.
—¿Y bien, Aslan? Haríamos un alta progresivamente, no los soltaré de la nada, pero también pienso que están listos, ¿qué piensas tú?, ¿estás de acuerdo con Eiji? —Da una profunda calada de oxígeno.
—Sí. —Admite—. Lo estamos.
Alta psicológica.
Yei.
Es irónico que ahora le cueste tanto despegarse de las terapias si en un inicio era reticente a ingresar, pero su vida se ha vuelto mucho más ligera por el trabajo multidisciplinario, lleva meses "portándose bien" con la psiquiatra y tomando los fármacos en orden, con su psicóloga individual dieron otra vez pasos atrás cuando su violador salió inocente, pero lo superó, lo superó mejor que el entrenador de béisbol, que Dino Golzine, Marvin o cualquier otro hombre que lo lastimó. Se paró, pidió ayuda y se dejó ayudar y cree que parte importante de eso es Jade y Dawn, porque cuando eres papá no puedes darte el lujo de ahogarte mucho tiempo si tus bebés te necesitan y para Ash, Eiji, Jade y Dawn (Buddy también) son su motor de cambio principal, aunque se ha ido validando sanar por él mismo.
—Te ves ambivalente. —Está caminando afuera del consultorio de la mano con su pareja cuando le dice eso—. ¿No quieres el alta?
—La quiero. —Admite y debe ir más lejos—. Tengo miedo.
—Ash.
—Tengo miedo de lastimarte otra vez.
—Cariño.
—No sé, soy autodestructivo y tiendo a arruinarlo todo cuando estamos bien y me gusta esta familia que hemos formado, estoy asustado de un día despertar y convertirme en Jim o de herirte aún más.
—Hey. —Eiji acuna sus mejillas con suavidad, como si fuese un tesoro digno de cuidado, frágil, como si pudiese ver lo frágil que es su alma en lugar de algo monstruoso que no morirá sin importar todas las torturas que pase, pero así siempre ha sido, así siempre es Eiji con él—. No te prometeré que no me volverás a lastimar, ni puedo prometerte que yo no te lastimaré porque estamos en una relación, esas cosas pasan cuando estás en una relación ¿verdad?
—Verdad. —Su marido se inclina lentamente hasta que sus frentes se tocan y quema, no suelta sus mejillas ni le importa que estén en medio de la calle, no lo aleja y Ash no quiere alejarlo, existe algo absolutamente magnético en este hombre de lo que es rehén.
—Pero podemos solucionarlo, hemos aprendido a hablarlo, te explico las cosas que me lastiman, así tú tratas de protegerme y no lastimarme, y yo hago lo mismo contigo, nos protegemos mutuamente.
—Lo sé. —Traga duro—. Pero las peleas me ponen nervioso, suelo ser hiriente.
—Oh, Aslan, no importa si hay discusiones o peleas más adelante, lo importante es que te amo y tú me amas y por eso, podemos consensuarlo, te amo porque eres tú, tú nada más, y si esas discusiones o trabas futuras son parte de lo que nuestro proceso implica que así sea, estoy listo para enfrentarlo.
—Tú... —El lince se inclina un poco más, tocando su nariz de botón, está fría y roja—. Te hiciste muy bueno en la comunicación.
—Sí, bueno. —Se encoge de hombros—. Tuve que encontrar las palabras correctas para pedirte una segunda vez que te casaras conmigo.
—Era lo justo, yo te lo pedí la primera vez. —Ríen, acurrucándose.
—Y ambas frente a Hemingway. —Resopla.
—Bendito sea Hemingway.
—Debí pedírtelo frente a crepúsculo.
—Hijo de puta.
—Tu hijo de puta. —La nariz de Eiji se mueve contra la suya cuando se ríe y le recuerda a un conejito, sí, cada vez lo convence más la metáfora, como un conejito salvaje y esponjoso que va domesticando linces en su tiempo libre—. Estoy nervioso por llegar a casa, tendremos una segunda boda.
—Es algo pequeño e íntimo para nosotros dos. —Ash entrelaza sus dedos a los de su pareja, el roce aún sigue en su mejilla y es cálido—. Solo que ahora tendremos a Jade y Dawn.
—Sí. —Musita inclinándose aún más cerca con una pequeña sonrisa—. Ellos estarán ahí.
—Pero no en la luna de miel porque ahí te voy a comer entero.
—¡Ash!
—¿No te gusta tanto crepúsculo? ¿Dónde está mi escena de lencería sexy, Bella? Debes seducirme.
—Eres un tonto. —Carcajea rojo—. Eres un americano tontito.
—Y tú eres precioso. —Ash le presiona un beso superficial—. Mierda, nos vamos a casar dos veces.
—Y tú querías el divorcio. —Bufa.
—Sí, sí, ya vamos. —Ash se aparta, envolviendo la cintura de su pareja para poder seguir caminando.
—¿Tú conduces o yo conduzco? —El moreno pregunta esperanzado.
—Tú puedes conducir por esta vez, Danny Zuko. —Aslan le da una nalgada al decirlo, paran frente a la motocicleta, ha cumplido su promesa y le enseñó a conducirla, para su sorpresa, Eiji es un natural.
—Más vale que te afirmes fuerte entonces.
—Tú mandas, onii-chan. Solo trata de no matarme y quedarte viudo antes de la boda.
—¿Eh? —Crispa una ceja con picardía y hace ronronear el motor—. ¿Acaso no confías en mí?
Se sube a la motocicleta sin vacilar, hunde sus dedos alrededor de la cintura de Eiji mientras presiona su rostro contra su espalda de exatleta, absorbiendo su tibieza entremezclada a su tan característica esencia y en retrospectiva Eiji siempre olió así, no debería, estuvieron en condiciones precarias entre las huidas, todos los demás olían a sudor y mugre pero Eiji nunca y sin quererlo, Ash convirtió de sus cosas en su hogar: el aroma de Eiji, su calidez, sus toques, su voz, sus gestos, su sabor, su mirada, su todo. Antes creía que hizo a Eiji su hogar, ahora aprecia que construyeron un hogar juntos y mientras el motor rechina y Eiji se desliza por Nueva York, con el calor golpeándole la frente, con toda silueta fundida en una acuarela iridiscente reafirma su teoría del tiempo.
De alguna manera Eiji hace eso, desvanece el mundo alrededor, extiende abrazos a eternidad, cuida a las rosas con cuatro espinas, domestica zorros audaces, lleva a las Alicias a los países de maravillas, saca a los leopardos de sus carcasas y les da familias a los Aslans. Le dio hijos. Jade y Dawn. De nuevo se van a casar y eso es motivo suficiente para que cierre los ojos, afloje solo un poco el agarre y deje que el viento lo lleve como si fuese cenizas de verdad.
Vuela.
Es libre.
Esta es la verdadera libertad.
—¿Qué diablos hacen todos acá? —Felicidad que dura poco, mucho menos al entrar al apartamento para encontrarse a una montonera de personas que no invitó a su boda arreglando lo que resulta ser su boda—. ¡Respondan! —Su mirada depredadora se enfoca en Bones quién se cubre la boca horrorizado y pega un respingo hacia atrás.
—Estamos ayudando. —Protege su otro colmillo y vamos, lo hace sentir mal, no pudo dolerle tanto que lo tumbara la primera vez—. Yut-Lung nos llamó.
—Yut-Lung. —Repite, buscándolo para cometer un homicidio justificado solo para encontrarlo justo al medio de la sala, terminando de acomodar a su pequeño Jade en un esmoquin—. ¡Tiene dos años!
—Nunca se es demasiado joven para el glamour. —Sus niños alzan los brazos apenas le escuchan la voz, Dawn se encuentra enfundada en un vestido pomposo con zapatos de charol y Jade viste de un traje simple de dos piezas con su pelusa rubia engomada hacia atrás—. ¿Ves? Quedaron divinos.
—¿Quién te invitó?
—Me invité solo. —Tararea, apartando su atención de Jade para repasarlo de arriba abajo, su mueca de asco es evidente, eso hace hervir su sangre, francamente no entiende cómo han podido sostener esta ¿amistad? Sin matarse el uno al otro, ya comprende el porqué de la advertencia de Blanca y no debido al peligro de Lee, sino a su insufrible personalidad—. ¿Quién los invitó a ustedes?
—¿Perdón? —Ash gruñe—. Somos los que se van a casar.
—Pero parecen vagabundos, no me digan que se casarán así.
—¿Qué tiene de malo? —Ash se mira de pies a cabeza—. Es mi polera de siempre con mis jeans.
—Y esas sucias zapatillas, que no se te olvide.
—¡Mis converse son geniales!
—¿Acaso Buddy no vomitó sobre ellas el otro día? —El nombrado mueve la cola ante la mención en medio del caos, hay personas por todas partes lo que resulta sorprendente considerando el tamaño del apartamento, hasta las amas de casa están aquí y ellos querían una celebración íntima (es decir, literalmente ellos y sus hijos y quién los hará firmar los papeles)—. Qué romántico casarte así.
—¡Tú hiciste de esto gran cosa! Solo vamos a firmar, no es como la primera boda.
—Pero en la primera boda les faltó algo sumamente importante. —Ash y Eiji se miran confundidos.
—¿Qué cosa?
—Yo obviamente.
—Okey, todos se van.
—¡Chico! —Pero antes de que pueda reclamar Max se le abalanza encima—. Estoy tan orgulloso de ti, escuché lo del alta psicológica.
—¿Cómo diablos...? —Eiji impresiona igualmente confundido—. Yut-Lung. —Concluye.
—Tengo mis fuentes, no soy la cabeza de la mafia china por nada. —El más joven aplaude, captando la atención de absolutamente todos los presentes porque su opinión resulta ser más relevante que los (literalmente) novios—. ¡Vamos a arreglar a los esposos! ¡Tomen posiciones!
—¡Pero...! —Max tensa el agarre sobre sus hombros.
—Lo escuchaste, muchacho. —Eiji es arrastrado hacia otro cuarto por Yut-Lung con sus pequeños—. Pero no puedes ver a la novia antes de la boda.
—Acabamos de venir juntos de la sesión.
—Es de mala suerte ver a la novia antes de la boda, he dicho.
—¡Esto es tan innecesario! —Gimotea.
—Lo sé. —Max se suaviza, relajando el agarre en sus hombros—. Pero no está mal que te permitas una que otra experiencia normal, chico. Te las mereces.
—¿Esto te parece normal?
—Cerca.
Es verdad.
Agradece el gesto aunque jamás de los jamases lo admitirá.
Por lo mismo permite que Max y Jessica lo asesoren antes de vestirse, cree que es innecesario y más si se considera la simpleza e informalidad de la ceremonia, pero al mismo tiempo existe algo...bonito en permitirle a Jessica acomodarle el cabello y ponerle apodos empalagosos como las mamás saben hacerlo o eso se imagina que pasa y de repente su corazón se siente especialmente sensible enfrente de la pareja de ancianos, sabe que Jessica lo matará si exterioriza el pensamiento y luce espectacular con su vestido negro además, aun así cree que el vínculo entre ellos se ha estrechado más por aquel divorcio sin consumar, quizás sea cosa de separados o quizás (solo quizás), sea cosa de papá y mamá.
—Siempre me ha gustado cómo te queda el cabello hacia atrás. —Entonces Jessica le dice mientras repasa una peineta en sus mechones dorados, cepillándolos con suma paciencia y parsimonia detrás de sus orejas, asegurándose de que se vea su cara como un niño el primer día de clase—. Sería toda una lástima que Eiji no pudiese ver los ojos debajo de tu flequillo ¿verdad? Son tan brillantes.
Ash Lynx.
Lince significa ojos brillantes.
Qué apropiado.
—Sí. —Sonríe—. Supongo.
—Jade y Dawn también quieren ver los ojos de su papá. —Entonces la mujer tararea sin detener los suaves movimientos de la peineta—. Se parecen bastante a ti.
—¿Lo dices porque ambos son rubios? —El lince bufa, listo para burlarse—. En ese caso también se parecen a ti, mamá.
«Mamá».
Pero suelta esa palabra.
—Lo decía por sus personalidades.
—Oh.
—Sí.
—Ya veo.
No es la primera vez que la ha dicho (siempre por accidente al rebalsarse) pero cada vez que lo hace, algo se rompe en el ambiente. Crack. Crack. Crack.
Jessica fue la primera persona a quién le contó del abuso dados los traumas compartidos, creyó que ella podría enseñarle cómo alguien "normal" lo sobrellevaba, en ese entonces no se profesó normal, los síntomas eran simplemente abrumadores y sí, el divorcio parecía la mejor solución para no seguir succionando la vida de su amado porque así se sentía. Y luego otra vez, cuando desestimaron de esa denuncia por abuso luego de haber tenido que declarar y la herida se abrió de nuevo ahí estuvo Jess para reconfortarlo y Ash se rompió en esa ternura, deseó que Jess se aburriera de cuidar un bastardo no deseado, que lo sacara por no ser su hijo o estar fastidiada de jugar a la puta casita. Pero no pasó.
Ni una sola vez pasó.
Ni cuando Ash recayó por el abuso. Ni cuando se volvió un dolor de culo por la anorexia y hubo que realimentarlo. Ni cuando llegaba mal. O cansado. O angustiado. Nunca.
Cree que es raro tener una mamá que lo esté ayudando el día de su segunda boda, piensa en la gran brecha con el Ash de 18 años, ni en sus más locos sueños se hubiera atrevido a desear lo que disfruta hoy en todo sentido, ese Ash pensaba que no tenía derecho a ensuciar a Eiji, ese Ash creería que no tenía derecho a ser padre dada su propia paternidad, ese Ash estaría enojado consigo mismo por su falta de aceptación al destino. ¿Universidad? ¿Padres? ¿Bodas? ¿Hijos? ¿Terapia? Ja. Ja. Ja. No tiene derecho a ninguna de esas cosas, solo sabe asesinar o estar medio desnudo en la esquina de alguna calle, no por nada era tan famoso en Times Square, probablemente se habría echado la culpa todavía más duro por su propia violación ya que eso hacía Ash, qué risa, de tanto escucharlo a lo largo de su existencia terminó creyendo que también los seducía y lo pedía.
Buen chico.
—¿Aslan? —Pero ahora sabe que nada de eso es real y se da cuenta de lo mucho que ha avanzado.
—Lo siento, me quedé pensando en otras cosas. —Jessica lo mira y le sonríe y acá se percata de que sus ojos azules, azules como los de Griffin, duros como los suyos, pero mucho más gentiles—. ¿Tú...? —Están cristalizados.
—Perdón, siempre es duro darme cuenta de lo mucho que has crecido, me pones muy sentimental.
—¿Duro? —Pregunta atónito.
—Sí, es duro.
—¿Por qué? —Entonces le da esa clase de mirada que lo hace sentir como si fuera un bebé todavía.
Las madres cuidan de sus hijos. Los mantienen a salvo.
—A veces me cuesta creer que hayas calado tan profundo ¿sabes? Tú llegaste a mi casa sin invitación con Max y me faltaste el respeto, de hecho, me llamaste anciana, criticaste mi maternidad y después te comiste toda mi mostaza. —Ríe indignada—. ¿En qué diablos estoy pensando para amarte tanto?
Para amarte tanto.
Porque Jessica lo ama un montón, cierto.
Jessica es una madre que cuida de su hijo. Mantiene a Aslan a salvo.
—Supongo que algunas personas no necesitan ni invitación. —Se abanica los ojos, se ha maquillado para la ocasión y luce preciosa—. Ni tú ni Max entraron a mi corazón con mi permiso.
—Tú fuiste la que se volvió a casar con el anciano, no me eches la culpa de tus malas decisiones.
—Sí. —Se ríen a costa de Max para relajar la tensión y funciona, las manos de Jessica alisan su traje, le repasan desde los hombros a la corbata, ella lo ayudó a elegirlo, se imagina su vida perfectamente plena con una mamá ahí, ayudándolo en Cape Cod para vestirse en su graduación, dándole consejos para que coquetee con Eiji porque él estaría muy nervioso, siendo la primera en creerle y creyéndole de manera incondicional no al haber pasado lo mismo—. Aslan. —Pero es su mamá, lo ama y supone que eso hacen las mamás.
—¿Sí?
—Estoy muy orgullosa de ti. —Entonces lo dice—. Estoy muy contenta de que hayas elegido vivir tu vida de esta manera, puedo quedarme tranquila.
—Te haces sonar como si tuvieras un pie en un asilo. —Ella lo golpea, no es bruta, es un simple roce de hombro mucho más suave a los usuales.
—Me traumaste con el tema, mocoso. —Es lindo—. Me alegro de que Yut-Lung les haya enseñado esas palabras a tus hijos para que aprendas de respeto.
—¡¿Cómo...?!
—Los escuché. —Sentencia—. Estaban llamando al anciano papá Ash.
—¡Pero si Eiji es dos años mayor!
—Nadie te creerá con su cara de bebé, cariño. —El lince bufa, permitiéndose disfrutar de los toques gentiles de Jessica—. Soy una mamá muy orgullosa de tener un hijo tan maravilloso como tú.
—¿Qué hay de Michael? —Se burla—. ¿Le dirás lo mismo cuando se case?
—No tengo planeado dejarlo casarse pronto. —Advierte—. Pero ustedes dos son mi orgullo y tienen mi corazón entero.
—¿Y Max?
—Una parte más pequeñita de mi corazón. —Aslan ríe, dejando caer su cabeza contra el hombro de Jessica, sus brazos tiritan en el aire, quiere envolverla por su cuenta, quiere abrazarla, aún le cuesta, no es relevante en todo caso porque igual que una mamá lo hace, ella lo sabe, lo rodea, ofreciéndole esas cosas que las mamás deberían dar como ternura, amor y seguridad—. Te amo, Ash. —Entonces se lo dice—. Te amo tanto. —Y quiere chillar ante tanta amabilidad, llorar, romperse, desmoronarse.
—¿Más que al viejo? —Pero en su lugar, suelta esto.
—Tal vez. —Y Jessica besa sus cabellos sin apartarse.
Es un abrazo largo.
Es un abrazo maternal.
Es su segunda boda, tiene más de veinte años y ya es papá, pero en estos instantes... se siente como si aún fuese ese niñito en Cape Cod y por fin tuviese una mamá que lo cuidara.
Gracias.
—Chico. —Por supuesto, el momento no puede estar completo sin Max, después de todo lo entregó en el altar a regañadientes la primera vez—. Tenemos que hablar.
—Claro.
—Ven a sentarte conmigo.
—Te escuchas serio.
—Es algo serio lo que te quiero preguntar.
No le gusta el tono de Max, es demasiado áspero, le está ocultando información importante, sí, algo pasó y Max le está escamoteando al respecto, ¿acerca de qué?, ¿Jade?, ¿Dawn?, ¿trabajo?, ¿clases?, ¿su abusador? O peor ¿qué tal si mientras Ash se arreglaba Eiji huyó para dejarlo plantado? Se siente enfermo de repente.
—¿Qué ocurre? —Se han sentado encima de la cama, están en el cuarto de invitados puesto que la víbora le quitó el suyo para arreglar a Eiji, Jess impresiona estar familiarizada con el asunto que Lobo quiere tratar y los deja a solas, haciéndolo más real.
—Es sobre Jim. —Oh no, esto es mil veces peor.
—¿Qué le pasó?
—Está aquí.
—¿Qué?
—Sí. —Max se rasca la nuca una y otra vez, sus movimientos son tan brutos que podrían arrancarle una mata de pelo y Ash teme, luego se andará quejando de la calvicie ¿quién tendrá que escucharlo? Por supuesto que él—. Viajó de Cape Cod, nadie creyó que realmente fuera a venir.
—Porque nadie lo quiere acá. —Se le sale un pensamiento en voz alta.
—Y él pensó que podría llevarte al altar.
—No hay un altar, solo vamos a firmar. —Gimotea indignado.
—Sabes a lo que me refiero, aunque sea una ceremonia sin votos ni nada, es importante quién lleva al novio.
—Pues él no tiene derecho de llevarme.
—Esa es la cosa. —Max se afloja el nudo de la corbata, está sudando, impresiona nervioso—. Griffin.
—¿Eh?
—Quiere que Griffin te acompañe o al menos...una fotografía de él.
Griffin Callenreese.
Griffin. Griffin. Griffin.
Ash no hizo partícipe a Griffin en su primera boda.
Ni a Shorter.
Ni a Skipper.
Ni a nadie que se fue.
Todavía no descifra cómo se concibe con respecto a Griff, a veces lo azota una sensación de polluelo desamparado apenas tolerable que lo hace preguntarse cómo sería su vida si aun estuviera, es parte del duelo de todas maneras, el tener días dónde maldiga y se lamente, mierda, no tuvo eso en medio de la guerra con Dino, lo único que pudo hacer fue ir a la azotea con el tórax vendado gracias a Max, hacerse un ovillo en la orilla y llorar porque su hermano acababa de morir.
Le dio rabia.
Jamás se sintió con derecho a recriminarle algo a Dios, no en relación a sí mismo o su propia injusticia y aun así, algo que recrimina constantemente es el poco tiempo que tuvo con Griff.
Se imagina qué habría pasado si lo hubiera llamado luego del entrenador Wilson, Jim posiblemente hubiese escamoteado, pero Griffin lo habría sabido apenas hablaran por teléfono, él conocía a Aslan, lo sabría simplemente, lo notaría al ser cuestión de Griff, habría escuchado y habría corrido de vuelta a Cape Cod incluso en medio de una guerra y Dios, lo habría abrazado y Aslan se sentiría tan pequeño entre sus brazos igual que un bebé con siete añitos, entonces ambos llorarían, así como Aslan cría a Jade y Dawn con tanto amor y cariño, Griffin lo crio, ja, supone que sí tuvo un buen ejemplo de papá.
¿Qué pasa si lo hace parte de la boda? ¿Cómo estaría Griffin acá? Ash ríe, sabe con una certeza ciega que habría adorado a Eiji y lo habría sermoneado por todo el tema del divorcio, zarandeándolo como solo su hermano mayor sabía y luego empujándolo para que fuese Aslan quién se pusiera de rodillas y se lo propusiera una segunda vez. Incluso de niño...dio por hecho que Griff lo llevaría al altar, claro, antes de los abusos y toda esa mierda, por supuesto, cuando aún era digno e inocente.
—No tienes que aceptar sino quieres.
—No. —Lo metaboliza, aplacando el desagrado que Jim aún le genera e intentando validar el cambio que está intentando mostrarle, ha cambiado bastante desde que nacieron Jade y Dawn, supone que de verdad quiere ser un abuelo decente—. Creo que esa idea me gustaría. —Y algo en Max se rompe al escuchar eso.
—Sí, creo que es lo más apropiado.
—¿Te molesta?
—¡No! Nunca podría. —Aclara—. Creo que es lo más correcto, Griff es tu familia después de todo.
—Viejo...
—Solo me cuesta ceder ese lugar, ya sabes, estaba encariñado.
—¿Qué? —Ash abre los ojos de golpe y afloja su mandíbula.
—No tienes que darme explicaciones, es correcto que Griff sea la persona que te lleve, digamos que le estaba guardando el puesto hasta entonces.
—¿Crees que le daré tu lugar?
—¿No será así?
—¡No! —Ash gimotea indignado—. ¿Por qué crees que Jim podría reemplazarte? —Los dos aprecian que el tema no se enfoca en Griffin, sino en el rol de papá.
—Porque ya sabes... —El periodista luce nervioso, aflojándose una y otra vez la corbata de ese traje negro jodidamente anticuado—. Jim es tu papá de verdad.
—Un papá terriblemente mierdoso y negligente.
—También me has llamado mierdoso a mí.
—Es verdad. —Considera—. Pero es un mierdoso diferente. —Max suspira, presionando cada dedo contra su frente, se le notan más arrugas, realmente ha envejecido desde que lo conoce y no debería acomplejarlo considerando que ni siquiera tiene cuarenta—. Te ves cansado. —Así que no lo hace.
—Estoy cansado. —Divaga—. Estaba preocupado.
—¿Preocupado? ¿Realmente creíste qué...? —Max asiente—. ¿Por qué?
—Te lo dije, Jim es tu padre real y no sé, a veces eres difícil de leer Ash.
—¿A qué te refieres?
—A veces no sé si me quieres acá.
No lo culpa por saltar a esa conclusión, su relación ha sido todo menos habitual e inclusive del inicio, portándose como un padre en prisión, solía odiar lo seguro que Max lo hacía profesarse ¿hola? todos los hombres (y más los adultos) buscaban su compañía para usarlo, era lógico que desconfiara y aún más dada la relación que guardaba con su hermano. Pero con el tiempo logró aceptarlo y admitírselo poco a poco: considera a Max su verdadero papá.
—Sé que no soy sincero con nuestra relación pero pensé que era obvio ¿sabes? —Ash se lo saca del corazón igual que una daga, permite que sangre porque desde esa visita al cementerio se ha vuelto especialmente doloroso encontrarse con la mirada estrellada de Max y ver un pedazo de Griff oculto ahí dentro—. Digo, me defendiste del viejo cuando apenas nos conocíamos, pensé que era evidente.
—¿No recuerdas el berrinche que armaste durante la primera boda para que te llevara? —Lobo bufa en la oscuridad, su cabello se ha desarmado y su esmoquin está repleto de sudor, pueden escuchar las risas y la música de afuera, va a ser hora—. No quería hacerte sentir...obligado.
—Nunca lo has hecho. —Las manos de Aslan cuelgan entre sus piernas, las enrolla desde sus rodillas hacia sus muslos para distraerse—. Ni siquiera cuando fuimos a ese club gay juntos, papá.
—¿Tienes que hacer sonar tan extraña nuestra relación? —Gimotea.
—Tú fuiste quién dijo que tenía tres papás y una mamá, viejo.
—¡Lo haces sonar peor! —Ambos ríen, más cómodos—. Pero es un alivio que me dejes llevarte otra vez.
—¿Lo es?
—Claro. —Max tararea—. No te he aguantado tantas pataletas para que me prives de los recuerdos más lindos, la boda de mi hijo es importante aún si está casado otra vez.
—Aprendí de ti, ¿qué te puedo decir?
—Supongo que es cuestión de los Glenreed casarnos con la persona correcta dos veces.
Glenreed.
No Callenreese.
—Yo no... —Max le toma el peso a lo dicho como si le hubiera caído un balde de agua fría—. Perdón.
—No. —Pero Ash no permite que la catástrofe escale—. Me gusta como suena ser un Glenreed.
—No por eso necesitas dejar de ser un Callenreese y no lo digo por Jim. —Max arruga la nariz con asco a causa del nombre—. Sino por Griffin. —E inmediatamente se suaviza para darle una mirada tan soñadora que lo hace preguntarse seriamente cómo habría sido tenerlo de cuñado en otra vida.
—Tienes razón. —Ash se levanta, alisándose el traje—. Ya deberíamos salir.
—Espera.
Antes de que salgan del cuarto, Max se planta enfrente de Aslan para tomarlo del rostro, ahuecando sus mejillas entre sus dedos con una gentileza tan vasta que lo hace soltar un jadeo de animal herido y en esos toques le dice todo eso que aún le cuesta poner en palabras, le cuenta la rabia e impotencia que siente por lo sucedido, lo mucho que desearía haberlo podido proteger, el orgullo que lo inunda hoy, el agradecimiento, el amor. Max es un idiota, entonces piensa. Claro que el viejo se pondría así de sentimental, Max con su corazón sangrante quién escribe columnas para dar voz al mudo y hacer visible lo invisible. Lo esencial es invisible a los ojos.
Ríe.
—Mereces lo que te está pasando, mereces a Eiji, mereces a Jade y Dawn, mereces tu alta, mereces estar bien, Aslan. —Dice esas palabras con tanta sinceridad que honestamente podría llorar, no hace más que dejarse arrastrar por esas cosas que te debe ofrecer un papá: protección y amor—. Tuviste una infancia de mierda, tuviste que hacerte un adulto desde los ocho años y siempre has puesto esa máscara para no salir lastimado, diciéndote que estabas bien sobreviviendo, siendo apenas un bebé, eras un bebé con solo ocho años, eres un bebé todavía, me cuesta no verte así.
—Un bebé que tiene sus propios bebés. —Ríe para no llorar.
—Sé que es duro tener a Jim porque te recuerda especialmente esto, que te jode y que te esfuerzas por perdonarlo porque sabes que Jade y Dawn lo aman, pero... —Max es un desastre entre palabras, pensamientos y nudos de garganta que cortan la tensión—. Estoy muy orgulloso de ti, eso te quiero decir.
—Max.
—Y Griffin también está malditamente orgulloso de ti. —Las manos de Max caen hasta sus hombros para atraerlo en un cálido abrazo, Ash debe apoyar su boca contra la chaqueta del traje para dimitir el llanto.
—¿Ahora hablas por mi hermano?
—Por supuesto, hablo por la pareja. —Lo sostiene con gentileza.
—En otra vida me gustaría que fueras mi papá. —Entonces admite.
—No es necesario que esperemos a otra vida. —Max se aparta, acomodándole un mechón porfiado detrás de la oreja—. Yo ya soy tu papá.
Cierto.
Lo es.
Sale con una sonrisa avergonzada, viste mejor que en su primera boda y debe admitirlo, Yut-Lung sí le hizo un favor eligiendo las prendas, de hecho se ve igual a cuando Dino lo enfundó en un esmoquin para una cena ridículamente pomposa a excepción del pendiente de jade, esa noche Shorter...murió, esta noche Shorter vive y le sonríe junto a los chicos de la pandilla en esas fotografías que Eiji mostró en el memorándum y hoy lucen con orgullo. Casi puede escuchar al hijo de puta molestarlo al decirle «te tomó cinco años admitirte que estabas malditamente enamorado de Eiji hoy y yo lo noté apenas lo conocimos, ¿de verdad eres un genio?» y le habría respondido un cállate cabeza de melón o algo así.
—¡Eso es jefe! —Bones lloriquea entre la multitud haciendo del trámite algo mucho más grande—. No puedo creer que nuestro Eiji se vuelva a casar.
—Qué no te escuche Yut-Lung tratar así al camaroncito. —Rueda los ojos, enfocando su atención al aludido quién ¡claro que sostiene a sus dos adorables bebés! mientras viste un vestido chino, no se ve tan mal, infiere que el look elegante de flor de loto le sienta bien.
—Miren niños, es papá. —Entonces Yut-Lung suaviza la voz, meciéndolos, Sing se encuentra al lado asegurándose de que pueda afirmarlos pero no impresiona querer su ayuda—. Sé que es imposible de creer porque siempre parece un vagabundo pero es su papá.
—Yut-Lung. —Advierte aún en la puerta.
—El viejo papá Ash.
—¡Suficiente!
—Sabes que así demuestra su amor. —Sing le musita a la distancia, pidiéndole paciencia en silencio, Jade y Dawn alzan sus manitos para ser cargados y se muere por no poderlos cargar todavía pero al menos por estos momentos, Sing satisface el capricho y los mima.
Sing creció bastante, pensar en eso inmediatamente lo lleva a mirar a Shorter otra vez, Aslan asegura de que lo sabía, era lo suficientemente perspicaz para saber que el corazón de Ash se volvió un caos total con la llegada de ese terco japonés pero probablemente se mantuvo en silencio para permitirle procesarlo y seguramente por eso mismo, Shorter protegió a Eiji con su propia vida.
Gracias.
Eres un grandioso amigo.
—¿Estás listo? —No hay un maldito altar porque literalmente deben firmar un documento y ya, pero a quién engaña, lo emociona que le den importancia a su matrimonio y que hagan de esto una fiesta acogedora para sus hijos.
—Lo estoy. —Toma del brazo a Max con una sonrisa felina, lo ve al borde del llanto, la vejez lo volvió un maldito sentimental pero se promete mentalmente cuidar de Jess y él hasta que estén tan viejitos como la pareja en Up.
—Aslan. —Jim sostiene una fotografía de Griffin y eso le vuelca el estómago.
¿Por qué lo trajiste?
¿Acaso tú no dijiste que Griffin estaba muerto y debía superarlo?
—No sé qué decirte.
—No tienes que decir nada. —Y hay muchas cosas que podría reprocharle en estos momentos pese a sus esfuerzos, muchas veces el arrepentimiento no es suficiente para sanar las heridas, Ash todavía no ha sanado su infancia ni puede hacerlo, la reescribe, lo que es distinto—. Gracias por traer a Griff.
—Sí. —Jim hunde sus dedos en el marco dorado—. Él nunca habría faltado a esto, te ama.
—No. —Ash lo mira—. Nunca lo habría hecho, me ama.
Ni siquiera lo dudes, campeón.
Con mi propia vida, te amo.
—Vamos.
Y aunque la celebración es más que nada simbólica hay algo en tener a Eiji parado enfrente, vestido con un adorable traje blanco, sosteniendo un ramo de girasoles (por supuesto son girasoles), con su cara salpicada por un adorable carmesí que convierte el cobrizo de su piel en un bronce etéreo, con su cabello esponjado peinado hacia atrás y enlazado con algunos pétalos que desemboca su corazón igual que la vez que lo vio saltar. Es injusto, piensa. Es completamente injusto enamorarse una, otra, otra y miles de veces más de la misma persona, pero claro, nada es imposible para el chico que sacó una tubería y se hizo alas, para el terco que le prometió un para siempre al chico que tenía el tiempo en contra, al que perjuró: «aunque el mundo entero esté en tu contra, yo siempre estaré a tu lado», y lo hizo. Mierda, Eiji siempre lo hizo y ahora de nuevo.
No es mucho lo que tienen que hacer, solo firmar, pero Eiji le sonríe suave y seguro por esta decisión, Aslan corresponde, diciéndole con el toque que ha muerto cada maldito día esperando por Eiji y que en cada vida lo elegiría sin siquiera dudar.
Firman.
Se dan el acepto.
«Mi alma siempre estará contigo».
Y lo dicen otra vez y siempre lo dicen en serio.
Primero en la carta.
Luego en la boda.
Y una vez más en su luna de miel, cuando finalmente Ash pudo tener su primera vez luego de resistir altos y bajos en terapia, lo hicieron. Pero no solo ahí, Eiji siempre le transmite esos sentimientos con cada cosa que hace, dice, piensa y siente, con todo su ser, su cuerpo, su corazón, su mente y su alma y acá está otra vez, es solo una firma que recapitula un viaje imposible de describir.
—Y tú querías firmar el divorcio. —Es lo que dice el hijo de puta y joder, Aslan se muere por besarlo.
Así que lo hace.
Lo besa.
Lo besa, lo besa, lo besa.
Lo besa con sus manos en las mejillas de Eiji, presionando sus labios con ternura, con amor, como si su discurso no fuese suficiente para transmitirle lo mucho que lo adora en estos momentos y Eiji ríe de vuelta, alisando su cabello detrás de su oreja, relajándolo con sus toques de sol e iniciando de un nuevo capítulo en su historia, un paso más allá. Su corazón late como loco cuando Eiji se aparta muy lentamente, dándole el espacio suficiente para decir algo o rehuir, no lo hace, mantiene sus ojos en Eiji, lo observa y se inclina hacia el principito que lo domesticó y lo aceptó aun con cuatro espinas.
—Te amo, Aslan Jade Callenreese. —El aludido hace un ruido ahogado cuando las primeras lágrimas ruedan por sus mejillas, se da crédito, aguantó bastante sin llorar considerando la carga emocional.
—También te amo, Eiji Callenreese. —Su esposo chasquea la lengua cariñosamente, pasa sus brazos alrededor de su cuello, se enreda y diablos, lo besa un poco más.
Podría besarlo por siempre.
De verdad puede, puede besar a Eiji por siempre.
Es el sentimiento más feliz del mundo.
El resto de la celebración se los dedica a sus hijos, los saca a bailar aun si no entienden nada todavía, Ibe se encarga de capturarlo en fotografías, Dawn se acurruca en su regazo, con ella debe deslizarse lento al son de la canción, presiona besos contra su pelusa dorada, Yut-Lung acomodó una orquídea morada entre sus hebras y le sienta de maravilla, siente a sus puños, puños muy pequeños y...frágiles demandarle que sea un padre y la haga sentir protegida, lo hace.
Dawn es la niñita de los ojos de papá y la acapara hasta que su otro padre finalmente reclama piezas de danza con ella, Dawn ama a Eiji y se lo hace saber con sus ojitos de ciervo brillantes como estrellas antes de ser acunada por su otro progenitor. Jade pasa a sus brazos, su pequeño revoltoso, resultaba difícil ¿saben? No es un secreto el hecho de que Jade es una copia exacta al niño que murió en Cape Cod, al hermanito de Griffin y antes era duro mirarlo y lo sigue siendo un poco, cree que será mucho más duro cuando Jade cumpla los siete años y los fantasmas regresen, pero se siente optimista, sabe que está mucho más preparado así que, adelante, que vengan. Ahora es un papá. Ahora Aslan puede protegerse, proteger a los otros pequeños Aslans y a su familia.
—Estás tan malcriado. —Se ríe cuando le tira el pelo—. La abuelita estuvo horas peinándome. —Se niega a decirle nana.
—De todas maneras tu cabello luce bien. —Jade extiende ambos brazos apenas escucha a Yut-Lung.
—¿Me estás halagando? —Se burla.
—No, solo reconozco que mi trabajo hizo la diferencia. —Yut-Lung toma a Jade contra su pecho y el bebé se acurruca igual que un conejito manso—. Te dije que soy su papá favorito.
—Claro, me pusiste como el papá viejo. —Escupe.
—Aww vamos, fue una bromita.
—Bromita que me mandó a terapia.
—Tú ya estabas en terapia antes.
—Lo mismo digo.
Ambos gruñen.
—Te ves feliz, Ash. —Y ya no lo llama más por su apellido, ahora lo reconoce cómo lo que es—. Toda tu pandilla estaba histérica por hacer de esta celebración algo agradable. —Bones, Kong y Alex están en el centro de la pista moviéndose como si estuvieran electrocutándose en lugar de bailando.
—Sí, son los mejores. —Aunque nunca se los admite a ellos—. Me alegra que estén teniendo no sé, vidas más normales.
—¿Llamas a esto una vida normal?
—Buen punto. —Ríen.
—Ve a bailar con Eiji, yo te cuido a Jade por mientras.
—¿Por qué estás tan amable hoy? —Aslan entrecierra la mirada sin disimular su suspicacia.
—Los vulturis también tenemos corazón.
—¡Ya deja las referencias de crepúsculo! —Chilla.
—¿Qué dijo el jefe?
—¡Qué pongan la canción de crepúsculo!
—¡No! ¡No dije eso!
Por supuesto que los desgraciados la ponen y de hecho, es una canción perfecta para cerrar la fiesta, Aslan desliza con timidez sus manos por la cintura de su esposo, la tela del traje se concibe agradable como plumas de pájaro bebé o nubes de algodón al roce, se acercan, Eiji enreda sus brazos alrededor de su cuello y Ash ama que lo haga, se empiezan a balancear al centro del comedor, ajenos al resto, preocupados única y exclusivamente de atesorarse. Lo ve esbozar una sonrisa nerviosa y esconderse contra su cuello con timidez, es lindo que a pesar de todo lo que ha pasado siga poniéndose nervioso y no es el único por supuesto, porque el corazón de Ash estalla en el nacimiento de un nuevo cosmos con cada toque que comparten.
Lo sostiene protectoramente, juguetea alrededor de su cintura antes de hacerse el audaz, desciende ligeramente hacia su cadera y siente la risa caliente de Eiji contra su cuello, incitándolo a acurrucarse aún más contra su pecho, se mecen de un lado a otro en zapatos incómodos, sus latidos van al ritmo de la tonada y es mágico.
—Eres todo un natural, señor Callenreese.
—Muchas gracias, señor Callenreese.
Ríen y bailan.
Bailan y se besan.
Entonces Eiji se eleva en la punta de sus pies para poderlo dar vuelta, eso lo hace reír, es tan Eiji este gesto, cambian de posiciones, ahora son las palmas de Eiji las que sostienen su cintura mientras que las suyas flotan desde sus costillas hacia la espalda, la tensión sube in crescendo paralelo a la tonada, y Ash apenas puede creer la suerte que tiene, Eiji le dio una familia, hijos y le dio...un hogar.
—Entonces nos casamos. —Suelta por los nervios, sus manos recorren ansiosas la chaqueta mármol de su esposo, los pétalos se balancean en su cabello como iridiscencia de acuarela.
—Estamos casados otra vez. —Su pecho sube y baja erráticamente, tensándose y encogiéndose bajo los botones de la camisa blanca, Dino lo mataría por haber engordado y crecido tanto, pero Dino no está más y por primera vez puede admitir lo aliviador que es seguir con su vida—. Tendremos harto que explicarles a Jade y Dawn. —Sus pequeños son el centro de atención en la pista.
—Tenemos tiempo para hacerlo.
—Es verdad. —Eiji tararea—. Aslan.
—¿Sí?
—¿Te sentiste presionado para aceptar el alta terapéutica? Porque si es así podemos pedir sesiones extras, lo siento si me dejé llevar.
—No. —Musita, mirando a esos ojos cafés que cambiaron por siempre su vida, su mundo, su historia y su misma existencia—. Estamos listos ¿no crees?
—Sí. —Eiji sonríe con plenitud—. Lo estamos.
Así como ese primer salto, primer beso, primer abrazo, consuelo, risa, carta, recuperación y primera boda.
Aslan lo recuerda todo muy bien.
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