31. Feliz cumpleaños.
Bueno, hemos pasado por muchas cosas en este fic, no puedo dejarles de agradecer lo suficiente por la acogida, los comentarios y la actividad en la historia. Es gracioso, uno como amante de los fics sí escribe para sí mismo, eso es verdad, pero el trabajo de pulido, la edición, los borradores y todo eso no lo haría para mí misma, es harto trabajo y de verdad gracias por recibirlo así y hacerme saber que el mensaje llega, aunque sean solo fics de nuestras ships. Esta dínamica fue super drenadora a todo nivel porque la saqué día a día y del flufftober estoy acostumbrada igual a tener cierta ventaja con algunos capítulos y acá no, sentía que sino me levantaba a escribir moría sin capítulo, pero realmente fue muy sanador y divertido para mí más allá del estres y nunca pensé que sería tan bien recibida, más porque es más aceptado el omegaverse que el mpreg desde mi experiencia y onda, yo puse divorcio en el resumen, literalmente.
No sé cuánto tiempo más escriba fics, espero hacerlo siempre sinceramente. Pero estoy muy agradecida y me siento muy afortunada por poder compartir lo que amo con personas que reciben eso. Gracias. De todo corazoncito, gracias por acompañarme hasta acá. Y siempre reforzar que si alguna vez tienen ganas de escribir, animense, todos partimos de nada, la mayoría no conoció mi perfil cuando recién lo cree, pero de verdad daba mucha verguenza ajena, mis primeras historias están editadas y todo, pero nadie nace sabiendolo y es entretenido pasar por ese proceso. Eso~ Mil gracias por estar acá.
Eiji se para frente al rosetón del cuarto, la ciudad está muy lluviosa, Ash se ha quedado dormido tras una apasionada noche, se está abrazando a sí mismo con una manta encima, el corazón le duele con fuerza al pensar en lo que se dijeron y en lo adorado que lo hizo sentir. Llevan un tiempo retomando el sexo y es...extraño. No malo, sino intimidante. Hay veces en que les sale mejor que otras y ni Aslan ni él sufren de algún síntoma y hay veces que pasa sin previo aviso, le advirtieron que la recuperación no es una línea recta constantemente en subida ¡no! es sanación progresiva, es limpiar tanto heridas grandes como "pequeñas" (¿pequeña? ¿según quién?) así que acepta que es lo más realista, todavía hay veces dónde Ash se va en medio del acto, veces que las inseguridades atacan. Eso resulta bueno, entonces piensa.
No existe un bienestar perfecto y eternamente equilibrado, solo un constante trabajo de superación y sí, es duro e inclusive agotador, pero es en estos momentos dónde Eiji mira a través de esa ventana y recuerda dónde estaba casi dos años atrás, en que se siente agradecido.
«Divorcio»
Hace dos años estaban hablando de divorcio.
Hoy quieren una segunda boda.
Irónico ¿verdad?
Aunque bueno, Aslan jamás ha sido del tipo honesto con sus sentimientos, no al inicio de la relación:
—Serás una carga, regresa a Japón.
(Quédate a mi lado, no tiene que ser para siempre, aunque solo sea por ahora).
—¡No se trata de lógica! ¡El poder lo es todo acá! ¡¿Qué podrías saber tú?!
(Por favor, no lo mates. Te lo ruego, no le hagas daño).
—¡Vuelve a Japón! Yo... ¡No quiero que me veas así!
(Yo te protegeré, nunca te alejes de mí).
Pero Eiji siempre ha sido un experto leyéndolo o al menos intentando ver más allá de lo evidente ya que lo esencial es invisible a los ojos, dichosa terquedad se mira impulsada únicamente por su amor, ya que no hay nada más complicado pero maravilloso que amar al otro viéndolo, es decir sin llenarse de idealizaciones, sino que tener el coraje para efectivamente mirar a quién se halla enfrente repleto de virtudes y defectos y aun así seguirlo amando, puesto que conoces sus cargas y las acoges y yendo más allá, las valoras. Antes habría dicho que es prepotente de su parte, ahora se enorgullece al decir que ha visto a Aslan, nunca apartó la mirada de quién tenía y no solo eso, procuró transmitírselo en cada oportunidad que disfrutaba, lo ama sin reservas, nunca le temió, ni una sola vez. Por eso generó tantas ambivalencias escuchar los tratos tan crueles de su esposo hacia sí mismo, Aslan no se veía a sí mismo y probablemente era demasiado duro hacerlo. Así que Eiji procuró verlo.
Una y otra vez lo hizo.
Con cartas de amor ensangrentadas, carreras hacia Coney Island, robos a automóviles, con primeros besos que pasan pastillas, consuelos después de las pesadillas, peleas. A la pandilla siempre les llamó la atención que Eiji no tuviese miedo de responderle y gritarle a Aslan, pero de vez en cuando es tan necesario discutir e incluso en la disputa dónde fue a la biblioteca a buscarlo para explicarle que no quería hacerle daño, sino ser sincero con sus preocupaciones, lo volvió a ver y a entender su soledad indescriptible y sublime, quería protegerlo del destino, su destino que intentaba alejarlo, llevándolo a la deriva, cada vez más lejos. Ahí fue cuando pensó...qué creería en Aslan, sin importar qué. Pasara lo que pasara. Qué Eiji...por lo menos podría... entonces se lo gritó a través de la carta: No estás solo.
Estoy a tu lado.
«Mi alma siempre estará contigo».
—Eiji, cariño. —Y acá están a dos años del incidente dónde estuvieron a punto de rendirse y de dejar de verse, porque así como Eiji siempre ha visto a Aslan.
—Ash. —Aslan siempre lo ha visto a él, no es un romance idealizado, al contrario se conocieron bajo circunstancias menos que ideales que los dejaron propensos al colapso y peor, lo más duro vino tras la ruptura de la disociación y el termino de banana fish—. Pensé que estabas durmiendo.
—Lo estoy. —Balbucea adormilado, extendiendo su mano con pereza desde la cama, no impresiona tener fuerza suficiente para arrastrarse fuera de la comodidad de las sábanas—. Pero me haces falta, no puedo dormir bien si no estás a mi lado.
—Eres un gato mimoso.
—Entonces dame el gusto y regresa.
Regresa a mi lado.
Te amo.
Eiji sonríe, arrastrando los pies por la oscuridad del cuarto, rodeando ya no dos camas como la noche dónde se enteró de su embarazo, sino una gigantesca cama y una cunita al lado, se sienta y su esposo no tarda en enredar sus brazos alrededor de su cintura para jalarlo hacia su tórax, Ash sigue desnudo mientras que Eiji ha agarrado la costumbre de robarle sus camisetas para usarlas de pijama, tuvieron sexo y salió bien esta vez. Cada vez ocurren menos síntomas, cada vez yace más comunicación, cada día están un poquito mejor. Incluso Eiji con su propio cuerpo y su resignificación corporal ha logrado volverse a meter en su propia piel y tener la confianza suficiente para que Aslan toque y Eiji también.
—Amor. —Entonces le dice con una sonrisa plácida, apoyando su nuca contra el pecho de su esposo quién tiembla del frío pero se niega a abrigarse—. ¿Me estás usando de estufa?
—Me atrapaste. —Ash le da una sonrisa adormilada, convierte a Eiji en la cucharita pequeña aunque ama usar esa posición y supone que la contingencia amerita—. Hace demasiado frío para levantarse.
—Pero tenemos que levantarnos.
—No quiero levantarme. —Se queja igual que un niño, restregándose contra el cuerpo de su amante como si buscase dejar una huella irreparable cuando ha dejado miles. ¿No te basta con llevarte toda mi alma, mi cuerpo y mi corazón? ¿Aún quieres más?—. Quedémonos juntos a regalonear onii-chan.
—Tenemos que hacer muchos preparativos todavía.
—Es demasiado temprano. —Entonces chilla.
—Tú dijiste que los viejos se levantan temprano y me llamas viejo ¿verdad? Sé coherente.
—Ni siquiera las momias como Max se levantan tan temprano.
—¡Ash! —Gimotea y por suerte no despierta a sus niños, jugaron toda la noche hasta caer rendidos, deben estar agotados—. Deja de ser tan cruel con Max, ¡literalmente lloraste al pedirle que fuera el abuelo de Jade y Dawn! —Los dedos de su amante se deslizan con coquetería dentro de su camiseta, se siente bien y no lo negará más, ama que Aslan lo toque, es embriagador, cómodo y reconfortante.
—Sí, pero eso no le quita lo viejo. Los abuelos como Max, Ibe y Jessica son unas momias en periodo de fosilización.
—A Jess no le gusta que le digan abuela. —Y te mataría si la llamas momia en periodo de fosilización.
—Pues no le dirán tía como ella quiere. —El más joven gruñe, presionando sus labios contra su nuca, consiguiendo que un espasmo de electricidad golpee la columna vertebral de Eiji y se arremoline en su corazón, sin importar el tiempo que pase lo pone nervioso—. Es mi mamá y por ende, su abuela.
—Eres menos cruel con ella.
—Claro, Jess da miedo y Max da risa. —El moreno rueda los ojos, dándose vueltas para poder mirarlo directamente a esas pupilas relumbrantes, está amaneciendo y entonces al ver las luces doradas del alba colarse a través de las gruesas cortinas y refractarse en la lluvia piensa en su nombre.
Aslan Jade.
«Aslan» por esa antigua palabra para orar en hebreo, significa amanecer ya que nació al alba. «Jade» la joya.
Definitivamente le sienta a la perfección, igual que a sus niños.
Dawn y Jade.
—Ni siquiera van a recordar su primer cumpleaños. —Los brazos de Ash lo estrechan aún más cerca, puede saborear el resqueme de los besos junto a la neblina fantasma que escapa a pesar de disfrutar de calefacción (no dejará que sus pequeños pasen frío)—. Hagamos algo íntimo, acurruquémonos a mirar plaza sésamo y leerles cuentos durante todo el día, no tiene que ser algo gigante en una fiesta.
—Mala idea considerando la familia que tienen. —El japonés engancha sus dedos en esos mechones de polvo de estrella, su piel parece mármol líquido bajo la gentileza del sol, es precioso, pero jamás en el sentido tradicional de la palabra, sino en el sentido de cuatro espinas y humanos que cambian, no carcasas congeladas—. Además no querrían escuchar a Hemingway en su cumpleaños.
—Les gusta. —Eiji crispa una ceja, entretenido.
—¿Les gusta?
—Oh sí, les encanta.
—Dawn literalmente patea la novela cada vez que la buscas, la pobrecita luce aterrorizada cuando ve que te acercas al estante con libros.
—Porque es un bebé todavía e intenta comunicarme lo mucho que ama la historia, dah. Se nota que no sabes nada de bebés todavía, tendré que prestarte más textos sobre apego y crianza responsable.
—¿Yo no sé nada de bebés? Jade rompe en llanto cuando mencionas a Holden y es una obvia señal.
—Llora de felicidad, igual que tú durante el trabajo de parto. —Entonces intenta patearlo por debajo de las sábanas aunque el tiro le sale por la culata y acaba aún más enredado a Ash, a esas alturas da igual supone, resignándose a apoyar su mejilla contra el pecho de su amante, mirando con reticencia los chupones que dejó esparcidos entre sus clavículas y su pecho, son pocos en comparación a todo el salpicado de chupones que Ash le deja encima de su piel, pero aun así, siempre existió un prejuicio hacia esas marcas al asociarlas con posesión—. No te enfades.
—No me enfado.
—¿Entonces en qué piensas? —Los dedos de Eiji delinean la marca alrededor, es apenas perceptible en sus tonalidades anaranjadas, es una marca de capullo.
—Dijiste que no te molestaba que te los hiciera. —Entonces refiere, presionando un chupón con sus yemas, sin levantar su mejilla de su pecho porque está calentito y puede escuchar su corazón, quiere quedarse acá para siempre, si tuviera que elegir un instante a revivir definitivamente sería este.
—Me encanta que los hagas. —Confiesa—. Es lindo que aun teniendo mi permiso siempre preguntes antes de hacerlos.
—T-Tú igual. —No quiere mirar su propio cuerpo al saber el desastre que hallará, puede imaginarse a Yue infartado y a Ibe indignado, de hecho fue terrible idea tener sexo hoy—. ¿Deberíamos haberlos dejado dormir en su cuarto? —Luego de darse cariño los transportaron a la cuna de aquí puesto que aun si son bebés la exposición a situaciones adultas no solo es inapropiada, sino dañina, por eso los dejan descansar en el cuarto que la pandilla les pintó mientras son íntimos y después los traen.
—Cuando terminamos Dawn estaba chillando por atención y se quedó tranquila apenas llegamos.
—No estaba sola, tenía a Jade.
—Te amo pero su hermandad es tan grande como mi hermandad con la víbora. —Ríe, comparando.
—Tienes razón. —Entonces tararea—. Supongo que no querían despertar solitos en su cumpleaños.
—Creo que querían despertar con su padre regaloneándolos y leyéndoles libros.
—Cariño, ni siquiera a Buddy le gustan esos libros. —Entonces el lince se sienta con pereza para ver al cachorro dormitando a los pies de la cama, intentaron que usara sus mantas e incluso procedieron a comprarle de las camas más extravagantes que pudieran gustarle, pero no, tiene el mal hábito de dormitar a los pies y eso a Eiji no le afecta, es "bajito", oh ¿pero al gigante de Aslan?
—Me está aplastando. —Gimotea, intentando liberar sus pies en vano—. Un hijo mío no haría eso.
—Es rubio igual que Jade y Dawn, eso prueba tu paternidad. —Eiji estrecha sus brazos alrededor de la cintura de su esposo, le gusta la curva que se forma acá y le gusta lo ancha que se ha tornado, no porque antes fuera extremadamente delgada, sino que...en el fondo sospechaba que su pareja tenía cierto tema con la comida y mierda, ha sido duro de confrontar.
—Esa es una prueba dudosa de paternidad. —Aslan rueda sus dedos entre los cabellos del moreno, se siente bien, está seguro de que si fuera un conejito en esos instantes estaría ronroneando porque se siente muy seguro y protegido, recuerda en sus cuestionamientos del amor, sin duda, Aslan lo ha domesticado—. ¿Cuál es la tuya?
—Nacieron de mí, eso es suficiente. —Bosteza—. Además, odian tus horribles novelas y aman a Nori Nori, esa es una prueba de paternidad irrefutable.
—No puedo creer que les guste ese horroroso pájaro.
—Qué bueno que la torta tiene un dibujo gigante entonces. —Eiji presiona sus párpados un segundo para poder absorber su calidez igual que un girasol renovándose por el alba—. Bones la cocinará.
—Entonces sabrá horrible.
—Probablemente pero los bebés no la comerán, son muy pequeños, no quiero meterles azúcar, no hasta que sean adultos al menos.
—Eres un poco estricto.
—Prometí que tú salud estaría a salvo conmigo ¿no es así? —Se separa, se miran igual que esa noche en que se lo prometieron y le dio el primer «para siempre»—. Con ellos es lo mismo. —Y Ash lo está observando con tanta devoción que lo inunda de un amor para el que no se concibe listo pero recibe de todas maneras—. ¿Qué? ¿Por qué me ves así?
—Tengo muchas ganas de besarte en estos momentos. —Entonces le susurra igual que lo haría con un secreto, las palmas de su esposo se han colado dentro de su camisa y adora esta intimidad.
—Entonces hazlo y luego nos levantamos. —Aunque el trato no impresiona convencerlo del todo...
—Tramposo.
Lo besa de todas maneras.
Aslan presiona un «te amo» silencioso sobre sus labios antes de saborearlo por completo, Eiji enreda sus brazos alrededor de su amante, se permite sucumbir en el amor con la misma violencia que llevó a que se antepusiera a Ash para recibir una bala y lo hizo correr por las alcantarillas siendo el señuelo pero le daba igual mientras el más joven estuviera a salvo. Sucumbe en la euforia de sus labios, usan movimientos suaves en el preludio, la conmoción inunda su corazón igual que todo su ser se aprecia inundado por su amante, es gentil y dulce, pero al mismo tiempo es apasionado como solo Ash Lynx sabe serlo.
Aslan le planta un beso tras otro, el ritmo aumenta in crescendo, las caricias lo hacen arder como si estuviese besando el mismo sol, su cuerpo se contrae, buscando de una mayor cercanía ya que toda su piel arde gracias a las manos de su esposo y es demasiado tenerlo presionando sus labios, apenas logra respirar. Es intoxicante. Adictivo. Febril. Caliente. Reconfortante. Excitante. Peligroso. Tan Ash.
—¿No me vas a abrir más la boca? Quiero besarte bien. —Ash juguetea alrededor de su boca y lame hacia su mentón, ganándose un jadeo ansioso—. Eres delicioso.
—A-Ash.
—Déjame besarte como esa vez en prisión.
Claro que Eiji corresponde el beso con más ansiedad de la que era consciente, la atracción es garrafal y el alba se está colando a través de la ventana, hay calor filtrándose a través de su piel cuando Aslan tira de sus caderas más cerca en cada beso, lo escucha tragar sin apartarse un centímetro porque le es extraordinariamente adictivo besarlo. Ama besar a Ash. Lo ama besar desde prisión pero se negó a aceptarlo al ser "amigos", ahora, tras dos años del divorcio se lamenta por todos los besos perdidos y está determinado a recuperarlos. Así que lo besa un poco más. Lo besa, lo besa y lo besa. Maldición lo besa tanto y Ash ríe entre besos y Eiji ríe y ambos ríen. Ambos se besan.
Se besan y se besan aún más.
Jade y Dawn despiertan.
Los llenan de besitos a ellos.
Y ellos ríen, sintiéndose amados a primera hora en ese cumpleaños, como debe ser e Ibe tenía razón, aun si ninguno proviene de un ambiente sumamente acogedor del origen... se las han arreglado para construir una casita con sus niños. Un hogar de verdad.
—¿Te convencen lo suficiente para levantarte? —Entonces Eiji dice, Aslan se ha visto en la obligación de vestirse por sus bebés y sabe que lo irrita de cierta manera, pero Dawn tiene ojitos de ciervo y lo mira tan impaciente mientras Jade le sonríe en una pompa de saliva.
—Odio que hayan heredado tu cara de bebé. El lince gimotea, presionando la queja contra la espalda de su esposo—. Ya me siento listo para levantarme. —Eiji aprovecha el berrinche para llenar las mejillas de sus tres amores con puros besos, incluso Buddy se les ha unido en mimos matutinos.
—Me alegra escuchar eso. —Le musita—. Encárgate de recibir a los invitados mientras preparo a los pequeños ¿está bien?
—A tus órdenes, onii-chan. —Frunce el entrecejo ante el apodo, si bien, le encanta, decirlo ante sus hijos sigue siendo un tema de debate—. Tenemos un cumpleaños que celebrar.
Cierto.
Es el primer cumpleaños de Jade y Dawn.
Permite que el pensamiento se derrita igual que un caramelo mientras asea a sus bebés, es increíble, hace un año se encontraba con un trauma hecho bola de síntomas acerca de Shorter porque dijeron que uno de sus hijos (Jade) venía con el cordón en el cuello, hasta hoy en día aquel suceso se concibe tan...irreal. Recuerda lagunas acerca del evento. Recuerda haber visto muchas personas en urgencia. Recuerda haber tenido miedo ya que estaba solo, se sintió jodido. Recuerda que hubo un enfermero amable que lo hizo reír pero no podía dejar de llorar, lloraba y lloraba. No le traían a sus bebés y Eiji no comprendía nada, solo que le dolía, ni siquiera por la cesárea, sino por el espanto a haber perdido a sus hijitos sin tener la posibilidad de conocerlos. Pero vivieron y Eiji vivió y pudieron arreglar aquel desastre y todas esas ambivalencias por las que se culpaba, se las permitió.
Eiji ha aprendido a ser mucho más amable consigo mismo, a acoger y consolar al gatito que se queda.
Ahora lo ve, estaba pasando por un mal momento tanto en su propia salud como la salud del vínculo matrimonial, no tenía cabeza para bebés, además tuvo que procesar lo ajeno que se sintió su cuerpo y fue duro, mierda, ni siquiera había sanado bien esa normalización a la muerte, no podía acoger las dos vidas de sus niños con los brazos abiertos. Ahora puede y lo sabe. No es un papá perfecto, Aslan tampoco lo es, eso sería caer en la idealización, eso contrapone al amor, pero ambos hacen lo mejor que pueden y a juzgar por las risas despreocupadas de Jade y Dawn mientras los baña, es suficiente.
Eiji es suficiente.
Ash es suficiente.
Es suficiente amor aunque cada día crece y crece.
—A alguien le gusta la espuma. —Eiji sonríe, restregándole el shampoo a Jade, su pelusa rubia nunca terminó de crecer por completo a diferencia de Dawn quién cuenta con más cabellera—. ¿Quién va a quedar muy guapo luego de su baño? ¡Tú! Tú vas a quedar muy guapo luego de tu baño.
Jade carcajea y salpica el agua.
—¿Quieres oler a polvo de estrellas o nubes de algodón? —Su niño apunta la botella rosa, realmente no es tanta diferencia porque es jabón neutro (para conservar el PH dijo Ash) aun así es fundamental ir desarrollando el concepto de comodidad y consentimiento con detalles—. Nubes de algodón será.
Están en un lavabo adaptado para sus dos pequeños y es maravilloso poderlos asear, el vínculo que comparte con Jade y Dawn es indescriptible, es una incondicionalidad completamente distinta a esa que comparte con Aslan, esto es mucho más potente, es visceral, es un instinto que no sabía poseía, del que no se deshará jamás. Eso lo convierte en un conejito salvaje dispuesto a defender a sus crías sin importar el depredador que se anteponga, eso que le dio la fuerza para obligarse a sanar por tan duro y doloroso que fuera y lo hizo. Sus bebés lo motivaron y le dieron nuevas alas. Jade y Dawn son su libertad, no porqué proyecte o imponga en ellos, joder no, no es su mamá y no son propiedad de los padres los hijos, son libres y justamente eso desea: ver qué hacen sus pequeños con esa libertad.
—¡Mph! Ba, ba, ba. —Dawn lo llama, molesta por la falta de atención.
—¿Qué? ¿El agua está muy tibia? —Entonces la pequeña balbucea, a diferencia de Jade que amplía lentamente su repertorio de palabras su princesa resulta ser superdotada, sorpresa, igual que Aslan.
—¡Pa, papá!
—Oye, no está tibia el agua.
—Sí ta, sí ta.
—Solo querías atención, tramposa. —Eiji suaviza su voz antes de enjuagar jabón de la matita dorada, se acerca permitiendo que Dawn le bese la mejilla, ríe satisfecha al nuevamente ser foco de atención en contraste con su hermano—. Hoy están de cumpleaños y eso es muy especial, quiero que ambos queden muy limpiecitos antes de ponerles la ropa que el tío Yue les trajo.
—¡Y-Yu...Yut! —Claro que Jade terminó apegado al aludido y apenas lo menciona enloquece, lo que comprueba cuando intenta gatear afuera del lavabo en vano (Eiji lo detiene, desde que aprendieron a gatear más rápidamente debe estar omnipotente en sus caminatas para cuidarlos).
—Jade y Dawn. —Entonces repite, limpiándole las pompas de jabón a su bebé del rostro, Jade roba su pulgar antes de que pueda cepillar su pelusa rubia, se mira lacia y extraordinariamente fina, Aslan no la tiene tan delgada y él mucho menos siendo un desastre esponjoso, se imagina que Griff habría tenido el cabello así y sonríe—. Hoy tendremos la compañía de varias personas importantes, incluso convencimos a su papá de traer algo de Shorter y de Griffin, es importante que estén ahí.
Shorter Wong y Griffin Callenreese.
Quiere que ambos los conozcan.
Desea que formen parte de sus vidas.
—Mis niños. —Eiji termina de enjuagarlos, el lavabo se encuentra repleto de juguetes de goma que usan para distraerse, mira a Dawn y su nariz de botón, pasa a Jade y sus pestañas blancas, los aprecia a ambos tan inocentes y frágiles, tan vulnerables, igual que Aslan lo fue con su entrenador de béisbol.
Le duele pensar en ese Aslan de ocho años confiando ciegamente en su entrenador porque los niños no saben, no tienen por qué desconfiar que el amor es, mierda, también es duro para Eiji. Porque lucen tanto como Ash, no le cabe en la cabeza cómo alguien querría hacerle daño a...son inocentes.
Jade y Dawn son tan inocentes y los han criado con tanto amor.
Pero Ash fue inocente y...
Lo es, lo es todavía.
—Me hicieron pasar un susto terrible hace un año. —Entonces dice y no sabe por qué—. Yo ya había pensado en sus nombres pero nunca se los comenté a su padre, se puede decir que me conoce bien, pero quería que tuvieran nombres especiales porque no sé, los padres que te aman deberían hacer eso, darte un nombre especial, el mío nunca me gustó, significa varias cosas, pensé que por Masako podría ser el que alude a protección pero mi mamá dijo que no...es Eiji por la parte del dos no es por la protección, sino por el segundo implícito y quería un título que les hiciera justicia a ustedes no un segundo lugar como el mío.
—P...P-Pa...ppá. —Jade aprieta su dedo y lo examina, una burbuja se revienta en su nariz, se retuerce dentro del lavabo porque es susceptible a cuando Eiji se atormenta y eso es imposible de describir.
—Por eso tú eres Dawn, es otra manera de decir Aslan, y otra manera de decir amanecer. —Sonríe—. Y tú eres Jade como la joya, tienen nombres hermosos igual que su padre y son hermosos también, pero se parecen a su padre, no podía esperar otra cosa.
—¡Dada!
—Sí, sí. —Felicita a Jade—. A dada, pero no le digan porque luego se le sube el humo a la cabeza.
—Muy tarde. —Aslan lo envuelve por la espalda y le besa la mejilla—. Yo ya lo escuché todo.
—Es de mala educación espiar a los demás ¿sabes? —Eiji arroja el cuello hacia atrás, permitiéndose envolver por tan agradable calidez.
—Es de mala educación dejarme fuera de un momento tan lindo y familiar. —Sonríe, alzándose con la punta de sus pies para poderle besar la barbilla—. Solo para que conste, debes saber algo todavía.
—¿Qué cosa?
—Amo tu nombre. —Claro que también escuchó esa parte y no puede fingir demencia, sí, vislumbra la importancia de la transparencia y honestidad por el tremendo trabajo realizado durante la terapia y sin embargo, a veces es un dolor de culo todavía—. Siempre me sentí protegido por ti y es irónico considerando que todo el tiempo yo era quién debía...y nadie nunca. —Aslan esconde su cara contra el hombro del moreno, la punta de sus orejas se ha puesto roja y se siente tibio—. Te queda bonito.
—Si a ti te gusta entonces... —El japonés tararea, dándose vueltas hacia su esposo—. No lo refutaré.
—¿Así de fácil? —Ash levanta el mentón y Eiji se sumerge en esos despampanantes ojos verdes, son brillantes e impresionan líquidos, lince significa «ojos brillantes» y a pesar de la amargura del apodo, le sienta de maravilla en estos instantes—. ¿No me pondrás resistencia ni nada?
—No lo haré.
—Es sospechoso.
—Tú eres sospechoso.
—Ahora solo me buscas pelea para llevarme la contraria. —Aslan sonríe con coquetería—. ¿Debería castigarte por eso? —Su esposo lo estrecha contra sus caderas, posando sus manos descaradamente encima de su espalda baja, mirándolo como todo un depredador—. ¿Debería disciplinarte mejor?
—Se supone que eres Edward Cullen, no Christian Grey. —El problema es que no teme ser devorado.
—¡Eiji! —Gimotea y esboza un puchero—. Matas el momento. —Y ¿para qué lo niega?
—¿Estábamos teniendo un momento? —Es divertido molestar a Ash.
—idiota.
—Precioso.
—Adorable.
—Gato mimoso.
—Conejo terco.
—Gay. —Ash se ríe por el supuesto insulto—. Así es, lo dije, eres demasiado gay conmigo Aslan.
—No, el gay en esta relación eres tú.
—¿Lo soy? —Eiji crispa una ceja, entretenido—. ¿Cómo se lo diremos a Jade y Dawn? ¿Crees que lo entiendan?
—Creo que nuestro círculo de amigos es bastante gay por sí mismo, hasta Max tuvo esa etapa donde se acurrucaba con sus "amigos" en la guerra.
—¡Mocoso! —El nombrado entra hacia el baño—. No se pongan cariñosos frente a mis nietos ¿qué no tienen vergüenza? —Jade y Dawn extienden sus manos hacia su abuelo apenas lo ven—. Y no los han vestido, los pobrecitos se van a enfermar ¡Jess! ¡Ayúdame!
—¡Estoy ayudando en la cocina!
—¡Es una emergencia de moda! —Jessica entra refunfuñando hacia el baño, su entrecejo está tenso, sin embargo, no demora en suavizarse apenas ve a sus dos nietos salpicando en el lavabo.
—Hola preciosuras. —Y les llena las mejillas de labial aunque acaba de literalmente bañarlos—. ¿Los ayudo a vestirlos? —Max asiente en pánico y Eiji no sabe cómo puede tener tan poca experiencia al considerar sus vivencias con Michael—. Nana Jess los va a poner muy guapos a los dos.
—Abuela Jess. —Ash la corrige con una sonrisa felina—. La abuela que tiene un pie en el asilo.
—Solo por eso les pondré Nori Nori a los dos.
—¡Pero...!
—Tú te lo buscaste, cariño. —Ash gimotea—. Ahora vamos.
Nori Nori es el tema del cumpleaños. Aslan lo odia. Eiji lo ama. La pandilla lo molesta. Yut-Lung capta su humillación en vídeo. Ash y Yut-Lung se tiran las greñas. Es un clásico cumpleaños. Agradece que así sea.
La pandilla ha engalanado la residencia con decoraciones en honor a Jade y Dawn, hay miles de Nori Noris colgados en todas partes (muy al pesar de Ash), Sing se encarga en la cocina usando el pretexto de que Nadia le ha estado delegando más tareas en el Chang Dai y todos aceptan porque en el fondo saben que es una manera de recordar a Shorter y hacerlo presente, pero no es la única por supuesto, se han dado el coraje para enmarcar dos fotografías y darles un lugar en la mesa, tanto Griffin como Shorter se encuentran más que invitados y es...extraño poder confrontar tan diferente el tema. Para Eiji sigue siendo una ambivalencia constante pensar en Shorter porque lo extraña, hay cosas que no puede decirle, no todavía y aun así, mientras los chicos están distraídos toma asiento en la mesa, de todos los lugares que puede elegir...
—Hola. —Elige uno al lado de Shorter—. Ha pasado un tiempo, viejo amigo.
Se sienta a su lado.
Confronta esa fotografía y wow.
Es una fotografía que Eiji tomó estando en Cape Cod, Shorter en su sudadera brillantemente dorada, es la misma prenda que le prestó cuando le dio frío camino a Los Ángeles pero a Eiji le quedó gigante y Ash se burló, llamándolo enano mientras pronunciaba en un tono meloso un «onii-chan» y Shorter los miró con tanta ternura a los dos, dándoles su sonrisa brillante, Shorter sonreía mucho ahora que lo considera y posiblemente fue para protegerlos, los anteponía, es duro, existen muchos recuerdos flotando alrededor de su viaje e independiente del lapsus que tuvieron para conocerse, Shorter no tardó en convertirse en un gran pedazo de su alma, cree que por eso sangra tanto su corazón mirarlo aunque sea a través de un marco de fotografías.
Porque Shorter lo protegió lo mejor que pudo.
—Lo lamento, Ibe-san, pero créeme cuando te digo esto. Moriré antes de dejar que toquen a Eiji, te lo prometo.
Shorter nunca lo soltó.
—Trata de llevártelo y corto su garganta. Te seguiré, no te dejaré solo, Eiji.
No te dejaré solo.
No dejaré que pases por lo mismo que Ash.
Shorter era...
Y estaba dispuesto a matarlo y a morir con él con tal de mantenerlo a salvo.
—¡Eiji! ¡Eiji...te prometo qué...!
Shorter fue su primer amigo de verdad.
Y Eiji lo extraña.
Extraña su compañía, le hace falta, diablos, le hace tanta falta alguien a quien apenas conoció, debió dejar una huella sumamente profunda en Eiji para que sea de esa forma, idea que comprueba al...
Lo hizo el padrino de sus hijos.
Lo hizo un pedacito de Jade y Dawn.
—Yue no quería compartir el título de padrino ¿sabes? Decía que solo podía haber uno o iba a perder todo el valor, pero apenas le mencioné que quería que tú fueses el otro cambió completamente esa mueca y cedió, es raro, pero creo que a Yue le importabas o al menos, sentía gran admiración por ti y no lo culpo, todos nosotros sentimos gran admiración por ti. —Sus hombros se tensan contra todo el respaldo de cuerina de la silla, sus manos son concreto y su estómago una tormenta sinfín—. ¿Te puedo decir un secreto?
Aunque la fotografía no le responde, sigue.
—Tenía miedo en la mansión de Dino, estaba tan asustado porque quiso...yo me dije que necesitaba aguantarlo, Ash la había tenido peor y yo tenía miedo, tenía mucho miedo. —Alza el mentón, viendo la fotografía—. Pero no tenía tanto miedo porque estabas ahí, nunca pude disparar, tú disparaste el arma por mí, nunca pude cuidarme solo, tú me protegiste de Arthur, tú siempre estuviste siendo un ángel guardián para mí y para Aslan, incluso si apenas me conocías, eso no te importó, nos cuidaste.
Traga duro.
—Nos quisiste.
Le duele hablar.
—Nos salvaste.
Duele demasiado.
—Me salvaste y te extraño.
Pero sigue, debe seguir.
—Espero que también puedas ser un ángel guardián para mis pequeños, espero que puedas hacerle un lugar en tu corazón a Jade y Dawn porque ellos te aman aunque no te conocen, adoran escuchar sobre su fabuloso padrino y sus aventuras, Sing no deja de hablar de ti, Dios, ojalá pudieras ver cómo le brillan los ojos cuando habla de ti, es realmente adorable, aunque se ha vuelto más alto que todos nosotros, es muy adorable y me recuerda bastante a ti, es curioso, siempre quisiste un hijo, recuerdo que nos lo contaste borracho luego de cazar gallinas en Cape Cod, pero creo que tuviste o al menos, tuviste a varias personas que se han encargado de transmitir por lo que querías vivir.
—Eiji. —Es Sing quién apoya una mano encima del hombro, luce conmocionado con la boca tiritona y los ojos cristalizados, casi al borde del llanto.
—Lo siento, estaba hablando con Shorter. —El más joven se sienta al lado, sin soltarlo del hombro—. ¿Crees que es tonto hablarle a una fotografía?
—No. —Musita—. Yo le hablo todo el tiempo.
—Oh. —Eiji baja la cabeza—. Yo también.
—Todavía recuerdo la noche. —No es necesario que lo clarifique para que el moreno lo comprenda.
—Yo también, tuve muchas pesadillas alrededor de eso.
Shorter estaba muerto. La mansión de Dino era cenizas. Aslan estaba herido. Eiji acababa de vestirse luego de la visita de Dino. Y durante mucho tiempo sufrió una culpa garrafal por haber sido el último latido de corazón que Shorter arrojó o al menos, por ser el último en sentirlo. Ya no es tanto o logra recordarlo con más cariño, enfocarse en las cosas más bonitas, la muerte de Shorter no va a cambiar, lo sabe, pero no cree que muera del todo si consigue transmitírselo a Jade y Dawn y a más personas.
Jade y Dawn aman a Shorter.
Aslan ama a Shorter.
Sing ama a Shorter.
Nadia ama a Shorter.
¿Eiji...?
Eiji también lo ama.
Entonces mira la fotografía y aunque sea su mera imaginación ve su sonrisa aún más brillante de lo usual y casi puede imaginárselo apareciendo por la puerta para consolarlo, abrazándolo muy fuerte, sus brazos son distintos a los de Aslan, porque Shorter es más protector en un sentido de hermanos, en un sentido en que se imagina Griffin también lo fue, en un sentido en que los hermanos mayores refugian a los menores de la violencia y saben acariciar los cabellos de la nuca para transmitirles que todo-estará-bien, en un sentido en que Eiji solía cuidar de Sing y Sing ahora cuida de él. Las pérdidas no son algo que se haga más llevadero, siempre siguen doliendo porque la falta duele, con el tiempo Eiji ha aprendido que ese dolor es bueno al hablar de lo indispensable que Shorter es, que si lo hiere y extraña le dice lo irremplazable que fue su rosa y que ninguna rosa jamás será igual. Aunque claro, más que una rosa, Shorter es una lavanda.
«Es» no «era».
Shorter es la lavanda de sus principitos.
—¿Qué crees que les habría regalado? —Entonces Sing pregunta como si estuviesen sintiendo igual, su agarre se ha intensificado de manera agradable sobre su hombro mientras miran la fotografía de Shorter a la espera de una respuesta.
—Lentes de sol sin duda. —Eiji ríe, imaginándoselo—. Ash los habría fingido odiar pero en el fondo, le habrían encantado.
—¿Y Griffin? —Griffin también es un tema que se ha vuelto más universal y ameno, le alegra que su esposo lo refiera con sonrisas brillantes y ojos de niño, no predomina más el dolor con su hermano.
—Apuesto que les habría comprado unos libros decentes.
—¿Ash no lee libros decentes? Pensé que era un genio, ¿no le dieron hasta una beca?
—Oh, Sing. —El japonés suspira con falso cansancio—. No sabes la suerte que tienes por no conocer esa respuesta todavía.
—A veces no los entiendo a ustedes. —El más joven presiona los párpados y niega—. Eiji...
—¿Sí?
—¿Realmente crees que me parezco a Shorter? —Y se lo pregunta con una inseguridad digna de los 14 años.
—Sí. —No duda en responder—. Y creo que él estaría muy orgulloso de ti.
—También de ti.
—¿Eh?
—Shorter estaría muy orgulloso de ti, Eiji. —Y lo dice en serio.
Porque a fin de cuentas, Shorter vive a través de Sing, Nadia, Ash, Jade, Dawn, Eiji y todas las demás personas a quiénes amó o ni siquiera alcanzó a amar pero lo aman. Esto es importante, vale la pena.
Gracias por ser mi amigo.
Gracias por estar acá para mí y para ellos.
A ti también Griffin, son unos grandiosos tíos.
—¡Eiji! —Claro que la paz no podía reinar durante un lapsus sostenido—. ¡Yue me está molestando!
—¿Y se supone que solo tienes dos hijos? —Sing le pregunta entretenido, crispando una ceja.
—Yut-Lung dice que mi regalo es una basura cuando obviamente no sabe atesorar lo indispensable de los libros.
—Sé atesorar la importancia de los libros pero no de esas mierdas de fósiles que les lees, son novelas para viejos no para bebés, ¿acaso tratas de que nazcan con barba o qué?
—¿Perdón? —El rubio palidece, quedando blanco como un papel—. ¿Acabas de decirme viejo?
—Ah, veo que la demencia sí deja que funcione tu cerebro. —Eiji contiene una carcajada contra sus palmas, definitivamente agradece que Griff y Shorter miren este precioso momento—. Hemingway y Salinger son autores de ancianos, los encuentras literalmente junto a los ataúdes, pero no debería sorprenderme, casi olvido que prácticamente estás a la altura de Max en temas de edad. —Ay no.
—¡Yo no estoy viejo! —Chilla, al parecer olvidó que Yut-Lung es dos años menor—. ¡Eiji es más viejo!
—¡Ash! —Y claro que el hijo de puta lo tira del autobús para salvarse el pellejo.
—Eiji tiene una cara de bebé, no cuenta. —Yue tararea, caminando hacia dónde están, envolviendo su cuello con ambos brazos igual que una boa constrictora—. Además, él es lindo.
—Okey, te sacaré de la fiesta.
—No puedes sacarme de la fiesta si soy el tercer papá.
—¡Qué no eres el tercer papá!
—Ah, tendremos que hablar de esto en terapia de parejas, cariño. —Yue le ronronea a Eiji y Eiji sabe que Aslan se arrepiente con toda su alma de haberle recomendado a una terapeuta—. Ahora vamos, tenemos que supervisar el pastel antes de que hagan un desastre.
—No pueden hacer un desastre con una receta lista para hornear.
—¿Apostamos?
—¿Quieres apostar tu dignidad?
La cocina está en llamas cuando llegan.
Bones no sabe seguir una receta. Kong no sabe cortar el gas. Ash pierde la dignidad contra Yut-Lung.
Ja.
A pesar del desastre resulta sumamente divertido ver cómo todos se alían para preparar lo culinario, incluso Ibe se ha unido con los chicos para hornear cosas dulces junto a la pandilla, Michael y Buddy se encargan de vigilar a los pequeños cumpleañeros (se han vuelto unos gateadores voraces y deben tener vigilia constante) mientras el resto termina los preparativos. Puede que ni siquiera vislumbren la importancia que tuvo este día para ellos más adelante, pero al menos, en estos momentos, siente que lo merecen y que todos hacen lo mejor que pueden para tratar de ser más funcionales.
—Cariño, vuelvo enseguida.
Hablando de funcional, Eiji debe salir de la cocina al balcón para poder hablar, su teléfono suena, es el número de Masako el que relumbra en la pantalla junto a la tonada, invitó a su hermana y mamá para que estén presentes en dicha celebración, Masako no tardó en chillar y volcar sus ahorros para solventar un ticket de avión, si bien, su relación se ha ido deteriorando desde que Eiji se encerró en su cabeza con la depresión, ama a su hermanita. Y su madre por otro lado...aun le da terror saberlo.
—¡Onii-chan! —El chillido de Masako lo recibe junto a un intenso sonido de estática, su corazón late con fuerza dentro de su pecho y su garganta se convierte en un nudo árido, está angustiado, lo nota.
—Masako.
—¡Nos acaban de informar que el vuelo se va a retrasar un día! ¿Puedes creerlo? —Puede escuchar la frustración sangrar a través de la voz de su hermana y es duro de digerir, para sobrevivir en casa era más sencillo pensar que no resultaba importante para nadie cuando no era así, Masako lo adora y nunca ha dejado de hacerlo, solo que Eiji lo olvidó—. ¡Estoy tan enojada! Quiero golpear al piloto.
—Masako.
—¡Es que no es justo! Incluso estuve trasnochando para comprarles el regalo perfecto y llegué antes al aeropuerto, tengo tanta rabia que podría gritar.
—¿Estás llorando?
—No. —Pero sabe que miente por el hipo en su voz—. Pero quería estar allí y llegaré tarde.
—¿Cuándo llegarán? —Eiji suaviza su voz, buscando calmarle, siempre aflora este instinto protector cuando se trata de su hermana y debería agradecerle, ella le regaló el amuleto del amor después de todo y cree que eso tuvo alguna influencia en Aslan.
—M-Mañana. —Se escucha decepcionada.
—No es tanto. —Eiji también lo está—. Vendrán por una semana ¿no es así? Podemos celebrarlo en familia mañana, no te preocupes.
—Onii-chan... —Sus alarmas mentales se disparan por el cambio de tono—. Mamá no está conmigo.
—¿Eh?
—Mamá. —No usa más el distintivo en japonés, suena distante y fría—. No quiso venir, me dijo que no estaba lista todavía.
—Oh.
—Eiji.
—Debería regresar, Ash me está llamando.
—¿Pero mañana nos veremos?
—Estaré ahí apenas el aeropuerto abra.
—Prométemelo.
—Lo prometo.
Cuelga.
Mamá no vendrá al cumpleaños de Jade y Dawn.
Mamá lo dejó.
Mamá no se siente lista para ser su mamá todavía.
Ay.
Amor maternal ¿eh? Eiji ha estado pensando de sobremanera en el tema por el cumpleaños de Jade y Dawn, dando vueltas en su propia cabeza, como si pudiera encontrar el momento exacto igual que una aguja en un pajar. Su mamá nunca fue cercana pero era menos fría cuando estaba su papá y Eiji a pesar de todo la amaba. Sí, Eiji amaba a su mamá. Adoraba verla pintar los fines de semana (porque era una artista), ayudarla en la cocina (y siempre acabar lamiendo la cuchara), verla peinar a Masako para terminarla convenciendo de que también lo peinara aunque no tenía el largo suficiente, él solía amarla, lo sabe y Eiji solía sentirse amado, nunca lo cuestionó, no cuando niño, no a esas alturas. De recuerdos bonitos, inocencia intacta, infancia protegida y mamás que no lastiman, sino que lo aman.
¿Y sus siguientes recuerdos...?
No sabe qué pasó.
¿Cambió la mamá?
¿Cambió el hijo?
¿Cambiaron ambos?
No sabe cuándo apareció una brecha pero sus siguientes recuerdos son más amargos, son riñas ante las boletas de calificaciones porque Eiji no era suficiente, son reuniones de padres donde se apenaba de su pasión, son cosas importantes para Eiji como saltos espolvoreados con sueños siendo inválidos y wow, desde pequeño viene invalidado, ¿eh? Qué divertido. Son exigencias sin satisfacer, amargura en el día de la madre, tristeza en los cumpleaños que cada año se valoró menos, son conversaciones que un hijo no debería exigirle a su mamá porque le dolía lo que estaba pasando en su relación y Eiji era hijo, ella era la mamá, ¿si le importaba no debería haber puesto de su parte? Son conversaciones que no tienen sentido dónde promete cambiar pero no lo hace. Nunca lo hace. Nadie bajo su familia lo hace. Actúan como leopardos. Todos son leopardos.
Eiji no lo es más.
Pero acá está otra vez su mamá, fallándole porque no se siente lista y supone que eso debería estar bien, debería validarle la autoconsciencia para saber que no será una abuela efectiva ni madre dulce, pero dentro de su corazón sigue doliendo porque mierda, hasta Jim (¡Jim!) les envió un regalo y está intentando cambiar, mandándoles cosas de Griff desde Cape Cod porque entiende que Ash necesita espacio y ver cambios para sanar. Pero su madre no. No puede. Mamá soy gay. Mamá amo saltar la pértiga. Mamá perdí a mis amigos y es importante. Mamá me cuesta sanar. Mamá estoy sanando al mis enfermedades ser reales. Mamá me daban ataques de ansiedad en la escuela. Mamá lloraba en las peleas que tenían. Mamá te necesito todavía. Mamá no estás. Mamá...no sé si podré perdonarte algún día. No sé si quiero que seas mi mamá. No sé si estoy listo para ser tu hijo.
Pero espero que algún día puedas ser abuela y que sanes.
Espero que algún día entiendas que Jade y Dawn no te buscarán porque quieran que resuelvas todos sus problemas o cambies sus vidas.
Tal vez, solo te amarán.
Y tal vez, tú los ames de regreso.
Y tal vez...eso sea suficiente.
Tal vez.
Quién sabe.
—Ei-chan.
—Ibe-san, mi mamá...
—Lo lamento.
—Sí. —Suspira—. Yo también.
Ibe no dice más, lo toma de los hombros con suavidad, volteándolo hacia el otro lado del ventanal, mostrándole del caos que yace dentro con la fiesta, le muestra el reflejo de los pandilleros que nadie tomó en cuenta pero Eiji les ofreció chocolate caliente y los acogió entre sus puertas, al niño herido que Shorter dejó y al hermano menor cuyo clan asesinó, a los padres que nunca tuvo y se alegra que su esposo tenga y a sus hijitos, al cachorro que siempre quiso y se le negó, al hombre más grandioso del mundo en un mundo demasiado cruel para valorar dicha grandiosidad. Y finalmente se mira a sí mismo bajo el ala de Ibe. Mira a ese niño que necesitó a su mamá. Mira al chico de quince años que acababa de descubrir la pértiga. Mira al de dieciocho años ahogado en una depresión suplicando en busca de la salvación, le da mucha pena el poco amor que se tuvo y su propia madre le tiene todavía.
—Te amo, Ei-chan. —Entonces se lo dice en el sentido más puro de la palabra—. Te amo como toda una mamá gallina. —Eso lo hace reír, los japoneses no son expresivos, no de palabras ni toques, aun así, Ibe lo intenta y lo agradece tanto.
—Tendrás que ser abuelo y abuela entonces.
—Eso está bien. —Musita, sosteniéndolo de los brazos—. ¿Quieres saber un secreto?
—Quiero.
—Los hijos no pueden elegir a sus padres de niños, por eso, una de las ventajas de ser adulto es que ya puedes elegir quiénes son tu familia.
—Yo no...
—Y esta es tu familia, Ei-chan. Todas esas personas que tienes ahí dentro listas para celebrar a Dawn y Jade son parte de tu familia ahora y te aman, creo que deberías valorarte eso, has podido construir una familia a pesar de toda la adversidad. Me siento orgulloso de ti. —Y por primera vez, Eiji también se siente orgulloso de sí mismo—. Formaste una familia muy bonita.
—Lo hice. —Sonríe—. Son mi hogar.
—Y tú eres el hogar de ellos. —Musita—. También eres parte de mi hogar.
Eso es suficiente.
Es más que suficiente, Dios.
Cuando regresa al apartamento se siente un poco más...ligero. No porque su mamá haya cambiado o el tema tenga menos importancia, pero hay cosas que no puede cambiar al no estar en su control, la evolución de su madre es una de ellas. Tal vez necesite tocar fondo para cambiar o quizás, no esté lista para cambiar todavía, tal vez nunca lo haga y sea cual sea la respuesta no le resta valor al propio proceso de sanación. Así que le agradece por haberlo convertido en quién es y la deja ir, y quizás no sea para siempre, pero al menos por ahora, no está lista para ser ni mamá ni abuela y Eiji se permite tampoco estar listo para tenerla acá, no todavía.
Paso a paso.
Cada quién a su tiempo.
—Cariño. —Aslan se le tira encima—. Abrazo.
—¿Qué pasó?
—Yut-Lung me humilló con los regalos, ¿quién compra un auto para bebés? Son bebés, no pueden conducir por la casa, ni siquiera caminan, los libros por otro lado le servirán para nutrirles el cerebro.
—Aslan, cariño, no es una competencia.
—¡Claro que es una competencia! —Gimotea, hundiendo su rostro contra el hombro de Eiji—. Ojalá pudiéramos celebrar solo nosotros cinco. —Buddy mueve su cola al lado al haber sido considerado.
—Podemos hacer eso luego de la fiesta. —Se lo promete.
—Luego de la fiesta serán un año más viejos y ya habremos arruinado su primer cumpleaños.
—Te estás portando como una reina del drama.
—¡Chicos! Vamos a cantarles el cumpleaños. —El grito de Bones inunda el apartamento, pero Eiji no puede moverse, no con un lince tirado literalmente arriba de él.
—Podemos regalonear después, vamos por el pastel.
—Qué esperen, han sido un dolor de culo todo el día. —Eiji ríe, dándole palmaditas suaves al lince feroz en las espaldillas igual que cuando ayuda a Dawn con los cólicos.
—Eres tan infantil.
—¿Infantil y abrazable?
—Sí. —Ríe—. Abrazable sí es una palabra real.
—Cuando te conviene.
—Idiota.
Van a cantarles el cumpleaños de todas maneras, Ibe logró salvar el pastel con ayuda de Jess, la sala se encuentra oscura para que relumbren las velas encima de la torta, están en silencio en espera de los niños y su gran aparición, Eiji es el elegido para tomarlos. Lo hace.
Acuna a Dawn y Jade con ayuda de su esposo, la luz plateada a través de la cortina los hace lucir tan angelicales que incluso impresionan irreales, pero no lo son, están a su lado, los tres, apretando sus manos para hacerle saber que están en este camino conjunto, piensa en los últimos dos años y se ve sorprendido a sí mismo al entender que de: «quiero el divorcio, regresa a Japón», pasaron a: «quiero casarme contigo otra vez» y «soy infinitamente feliz con nuestros hijos».
En resumen, han pasado por:
Prueba de embarazo, náuseas, antojos, ultrasonido, dudas/miedos, síndrome de Couvade, estrías, habitación del bebé, compras, barriga, fugas de leche, contracciones, romper fuente, trabajo de parto, parto, cordón umbilical, llanto, amamantar, pañal, post parto, hormonas, apoyo, cojín de lactancia, cólicos, extractor de leche, nuevas comidas, juegos, primeras palabras, primeros pasos.
Divorcio. Embarazo. Terapia. Abusos. Reparación. Amistades. Caos familiares. Duelos. Cordones con nacimiento. Primeras veces. ¡Feliz cumpleaños!
Vaya viaje.
Recuerda la noche en dónde descubrió por primera vez el positivo y el pánico que lo inundó, acoge a sus dos hijitos hacia su pecho mientras Ash lo abraza, caminan hacia el pastel, cantan, mira a Bones y Kong quiénes siempre estuvieron a su lado junto a Ibe, se enfoca en Yut-Lung que fue el gran pilar que se unió y en Shorter, el pilar que se fue pero nunca del todo. Salta hacia Max, Jessica y Michael, la familia de la que no esperaba ser parte y terminó siendo, mira a Griffin, la familia que no conoció y de todas maneras terminó adorando, Sing le sonríe y encuentra a ese mismo niño de catorce años, entonces aprieta la mano de Aslan y...
—Tienen que pedir un deseo cuando soplen las velas.
Sus niños ríen.
Ash y Eiji les ayudan a soplar las velas.
Su familia vitorea.
Es el cumpleaños de sus niños, el primero de muchos.
Y Eiji lo recuerda todo muy bien.
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