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25. Cólicos.

Hi~ Como les venía advirtiendo desde hace un ratito tenemos un capítulo más o menos intenso hoy, no es nada tan terrible como lo que hemos visto antes así que no se preocupen, es un capítulo bastante sanador, promesa de garrita, eso, nos queda menos de una semana en esto, se puedeee. Gracias por alimentar mi hype y darme la posibilidad de llegar tan lejos, les dejaré un discurso más armado al final pero los amo mucho. Les daré un besito si entienden las referencias del inicio.

¡Espero que les guste!

Jade captura un pulgar cuando Ash intenta arroparlo dentro de la cuna, Dawn duerme pacíficamente a su lado, su cabello de pelusa se mira esponjado luego de un baño, el pediatra les dijo que a lo largo del primer año no era necesario bañarlos todos los días, bastaba con tres veces a la semana y aunque estos revoltosos han sido tarea dura de asear, finalmente lo han conseguido y se encuentran a salvo, sanos y vestidos en sus (horrendos) mamelucos de Nori Nori.

—Se siente bien estar limpio ¿no es así? —Como si su bebé lo entendiera frunce el entrecejo, esboza un puchero en una pompa de saliva y se da vueltas, desarmando el arrullo al que tanto esfuerzo Ash le puso—. Oye, no seas grosero conmigo.

—Mph.

—Fue Eiji quién te quiso bañar, no yo. —Dawn abre un ojito molesta, le está reclamando por el ruido que interrumpe la siesta—. Perdón, perdón. —Murmura divertido—. Ya me voy para que descansen.

Ash se inclina hacia la cuna y no duda en presionarle un beso en la frente a sus hijos, ambos resultan extraordinariamente complacidos por los toques, basta del mimo para que se entreguen a los brazos de Morfeo sin necesidad de un cuento y es una pena, estaba entusiasmado con probar otra vez pero ya no con «el guardián entre el centeno» si no con su historia preferida de leopardos congelados (sí es apta para nuestros hijos, Eiji. Yo la leí muy joven y salí grandioso ¿cierto?), o quizás deba relatarles la novela favorita de Blanca acerca de la soledad humana, aún no sabe, más tiene una lista con todos los títulos que desea probar:

1. A perfect day for banana fish (J.D. Salinger).

2. In Another Country (Ernest Hemingway).

3. Across the River and into the Trees (Ernest Hemingway).

4. This Side of Paradise (F. Scott Fitzgerald).

5. From Death to Morning (Thomas Wolfe).

6. My Lost City: Personal Essays 1920-40 (F. Scott Fitzgerald).

7. The Rich Boy (F. Scott Fitzgerald).

8. Banal Story (Ernest Hemingway).

9. Save Me the Waltz (Zelda Fitzgerald).

10. Babylon Revisited (F. Scott Fitzgerald).

11. The Beautiful and Damned (F. Scott Fitzgerald).

12. To Have and Have Not (Ernest Hemingway).

13. The Snows of Kilimanjaro (Ernest Hemingway).

14. Tender Is the Night (F. Scott Fitzgerald).

15. The Garden of Eden (Ernest Hemingway).

16. Lo, the Poor Peacock! (F. Scott Fitzgerald).

17. The Killers and Other Short Stories (Ernest Hemingway).

18. Islands in the Stream (Ernest Hemingway).

19. The Ice Palace (F. Scott Fitzgerald).

20. The Unvanquished (William Faulkner).

21. The Undefeated (Ernest Hemingway).

22. As I Lay Dying (William Faulkner).

23. For Whom the Bell Tolls (Ernest Hemingway).

24. The Catcher in the Rye (J.D. Salinger).

Básicamente puros libros de Hemingway, Salinger y Fitzgerald.

Solo libros aptos para niños.

Por supuesto.

Si bien, Blanca fue quién lo culturizó en el tema de la lectura guiándolo para que se pudiese convertir en un escape porque en ese entonces todo dolía, y lo que no dolía como los toques suaves o palabras cargadas de amabilidad eran mil veces peores a los abusos de los pedófilos sádicos, leer lo remonta a otro lugar diferente a Cape Cod y las tutorías de Blanca, de hecho leer lo lleva a un lugar que nunca se habría esperado con... Shorter, bajo un árbol del internado juvenil mientras sostenía «las islas en la corriente» se le acercó con esa estúpida calva y hablaron sobre que probablemente Aslan acabaría violado incluso con 14 años ahí dentro, aun si la mera presencia de Wong le revolvió las tripas, luego de procesarlo se dio cuenta de que le molestó puesto que tenía rabia y Shorter estaba en lo correcto.

La vida dolía en ese entonces.

Shorter no.

E igual que Shorter, la novela de Hemingway le dijo: «Estar en contra del mal no te hace bueno. Esta noche estaba en contra y luego yo mismo era malvado. Podía sentirlo venir como una marea... Solo quiero destruirlos. Pero cuando empiezas a disfrutarlo, estás terriblemente cerca de lo que estás peleando».

No juegues con los sentimientos de las personas. Ni sigas manipulando gente de esa manera, porque si lo haces, no eres diferente a los imbéciles que odias.

Y Ash lo mandó al infierno por hijo de puta y lo amenazó con mandarlo de una maldita patada en su cabeza de melón. Sí... en retrospectiva no fue el mejor inicio para una amistad. Pero aun así, después de Griff, Shorter fue la primera luz que vio entre tanta desesperanza aprendida y abuso normalizado. Antes de que muriera bajo su propia mano, con su cerebro hecho mierda bajo el banana fish, Shorter tuvo un guiño de lucidez al mirar la estatua del ángel, en aquel momento sus pupilas brillaron como solo los ojos de Shorter podían y le pidió que lo matara, que le dolía y Ash...Bang.

No.

No quiere pensar en Shorter en estos instantes, no cuando acaba de acostar a sus niños y se intenta dar coraje para acompañar a Eiji en un baño. Pero joder el aniversario de su muerte siempre es duro, Nadia estará allí y habrán muchas fotografías, es la primera vez que lo celebra la pandilla china pero ni siquiera rescataron su cadáver así que no debería... basta.

Eiji.

Baño de pareja.

Adelante.

—¿Cariño? —Ash golpea la puerta, puede oler su gel de ducha inclusive por debajo de la grieta y de repente, tiene muchas ganas de ser acunado por los fuertes brazos de su esposo en una bruma dulce y esponjada de jabón—. ¿Eiji? ¿Estás ahí dentro? —Lo escucha contener un jadeo y tragar duro entre las gotas del agua y así sabe que esto también lo pone nervioso.

—Estoy adentro. —Entonces le musita con un temblor en la voz y casi puede imaginárselo con toda su cara ruborizada, es lindo—. ¿Q-Quieres pasar?

—Creí que nunca lo preguntarías, onii-chan. —Dice con confianza falsa porque es Ash Lynx y es cool en esta clase de situaciones insinuantes, tiene experiencia y por ende, al diablo, por ende nada, está muerto de los nervios de reconstruir esta intimidad con Eiji—. Voy a entrar. —Pero ambos acordaron que era importante exponerse antes de tener sexo, por eso se da el coraje para enganchar sus dedos alrededor de la perilla y finalmente abrir la puerta.

—Aslan.

Es hermoso.

Es lo más hermoso que ha vislumbrado en su vida, eso es mucho considerando que el día de su boda Eiji lucía despampanante con su traje blanco de dos piezas, sin embargo de alguna manera se arregla para hacerse más precioso cada instante y Ash apenas puede con la imagen. Verlo flotando en medio de una bañera colorida por bombas de jabones y espuma iridiscente, con las piernas encogidas hacia su pecho, con su mentón apoyado contra sus rodillas y un malditamente lindo sonrojo salpicando el bronce que es su piel hasta convertirlo en caramelo dorado le agita en demasía el corazón. Le genera risa considerar que todos a su alrededor alaban su belleza felina, su amante posee una belleza oculta que no sirve para cualquier espectador al encontrarse recubierta de peculiaridades como Nori Noris, cámaras de fotografías, risas groseras e incluso comida apestosa. Pero mientras más peculiaridades conoce, más enamorado termina, eh ahí la trampa.

Eh ahí el efecto Okumura.

—Hola. —Entonces ríe nervioso, se ha quedado clavado en la entrada del baño porque huele seguro, este aroma tan refinado debería gatillarle una reexperimentación y podría considerando el perfume que su... su violador usó. Pero no lo hace, porque seguramente Eiji buscó un aroma que transmitiese comodidad, un aroma dulce pero no empalagoso, delicado y hogareño que le dice: estás a salvo acá.

—Hola. —Eiji tiene el mentón medio hundido en el agua y una burbuja escapa con sus palabras, luce lindo con su cabello húmedo aún más esponjado y sus ojos brillosos por la bruma.

—Entonces... —Ash tararea, acercándose hacia la tina—. ¿Qué hace un chico como tú en una bañera como esta? —Su coqueteo barato sirve para hacerlo reír y aligerar la tensión. Gracias, Max. Después de todo tus películas de anciano sí funcionan.

—Espero compañía.

—Eh. —Ash alza una ceja, seducido—. ¿Puedo ser esa compañía?

—Pensé que no te bañabas.

—Matas el momento, no te salgas del guion.

—¿Tenemos un guion que seguir? —Eiji relaja sus piernas hacia el otro extremo de la bañera y Aslan ama verlo así de relajado y confiado en su piel, no debe haber sido sencillo reapropiarse de su cuerpo y de hecho, Aslan lo entiende hasta cierto punto porque ¿hola? La distorsión corporal era su síntoma estrella en la anorexia, es una mierda sentir al cuerpo como una prisión, en el abuso es distinto pero al mismo tiempo, no es tan distinta la sensación de jaula—. ¿Ash?

—Lo tenemos. —Sale de su cabeza y regresa acá—. Yo soy el caballero de armadura blanca.

—Ajá. —Su sonrisa traviesa se acompaña de una ceja enroscada—. ¿Y yo qué vendría a ser?

—La damisela a la que salvé y me paga con su virginidad.

—Ash, cariño. —Entonces Eiji saca su mano del agua y la pone sobre su rodilla—. No sé cómo decirte esto pero ya no soy virgen.

—No. —El rubio finge estar mortificado—. No me digas eso, mi amor. No puedes decirme la verdad.

—Pero lo es. —El desgraciado le sigue el juego—. Tuvimos dos hijos y todo.

—¿Eso quiere decir que no te embarazaste como la virgen? —Entonces le arroja agua al rostro entre un puchero de pura molestia e indignación antes de sentenciar:

—Ya metete conmigo, Callenreese.

Hijo de puta exigente.

Lo ama.

Es extraña la sensación que se arremolina en su pecho al desnudarse frente a Eiji, no es mala, aunque sí es intimidante de sobremanera. Aslan acostumbra a usar su cuerpo como un medio de transacción ya sea para obtener información o para matar, es duro que alguien tan maravilloso como su amante lo atesore y no solo eso, sino que lo ayude a sentirse suyo otra vez. No para cargar con la presión de "sanarlo" joder no, Eiji no es un centro de rehabilitación, pero sí ayuda que le mitigue lo tabú que el sexo puede llegar a sentirse luego de un abuso, ayuda que ponga la decisión en sus manos y no trate su cuerpo como si hubiese quedado para siempre estigmatizado con la violación. Lo escuchó muchas veces en charlas de psicoeducación, es que "no se tocan a las víctimas", ¿así que ni siquiera estando en pleno proceso de recuperación puede reescribir su experiencia y elegir su sexualidad?, ¿entonces que le queda?, ¿quedarse en el papel de víctima?, ¿ser frágil y no intentar superarse porque es duro y puede romperse o sufrir más? Sherlock, ya sufrió a manos de los demás, si va a sufrir ahora que al menos sea por él mismo. Además, otra vez está el tema de la vida y lo aversivo que es vivir cargando trauma, Ash ha visto politraumatismos más graves que los suyos y los terapeutas en ningún instante han dicho: «¿sabes qué? Tu vida es muy dura, mejor tírate por la ventana del consultorio, si quieres yo te la abro».

La muerte es la salida simple de leopardos, si hubiera muerto y se hubiese ahogado en los prejuicios mierdosos hechos por un grupo de ignorantes como Evanstine o Jim nunca habría tenido las pelotas para permitirse amar a Eiji, ni casarse con él, ni quedarse a su lado, ni mejorar, ni recaer y es verdad, si hubiese muerto en la biblioteca no habría sido violado nuevamente. Pero tampoco habrían nacido Jade y Dawn y tampoco estaría con Eiji en la bañera.

Así qué, jódanse todos (menos Eiji, por supuesto).

—¿Qué es tan gracioso? —Se ha acomodado detrás de Eiji ante la bañera, sus piernas se encuentran a los costados de su amante, su pecho le presiona la espalda mientras sus brazos lo envuelven.

—Solo estaba pensando. —El japonés suelta un suspiro relajado antes de acomodar su nuca encima del pecho fornido de Aslan.

—¿Pensando? ¿Tú?

—No me hagas patearte en la bañera.

—Las patadas son algo mío, copión. —Ash pone los ojos en blanco cuando su amante se apoya hacia su pecho con el único objetivo de mirarlo y poderle sacar la lengua.

—Muy maduro de tu parte. —Bufa.

—Es maduro de mi parte no mencionar que tienes tu pene en mi trasero. —Los brazos de Ash tensan su agarre alrededor de Eiji para acercarlo, presiona sus labios contra sus cabellos esponjados, el roce es tierno y suave, lo hace sentir tan seguro, como una especie de hechizo relajador o té de bella luna (según Yut-Lung, según Ash es pura lavanda desteñida).

—¿Tienes que ser tan explícito al decirlo?

—¿Por qué? ¿Se hace pequeño si hablo de él?

—¡Eiji! —Gimotea indignadísimo—. Dejarás de juntarte con las amas de casa y esa víbora. —Pero el japonés carcajea y si está carcajeando a lengua suelta, párpados cerrados y piernas relajadas, su ego pasa a segundo plano y nada más importa en realidad.

—No es como si no lo hubiera visto antes. —El moreno tararea con picardía—. No te hice la mamada a ciegas.

—Oh vaya, yo pensaba que sí. —Y mierda, están bromeando del tema y es agradable.

—Lo siento, digo estupideces cuando estoy nervioso. —Entonces su esposo le confiesa, es acá dónde nota que el japonés está temblando entre sus brazos y tiene la punta de las orejas muy rojas.

—Entonces estás nervioso todo el tiempo. —Dice para molestarlo.

—Contigo sí. —No se esperaba esto—. Sí, Ash.

—Oh. —Y ahora Ash es el nervioso.

—Estoy nervioso porque te amo.

Te amo y te confío mi cuerpo aun si temo que me lastimes otra vez.

Te amo y confío en ti lo suficiente para que lo hagas.

—Eiji. —Aslan se inclina para hundir su cara contra el hombro del nombrado, sus labios besan detrás de sus espaldillas, su piel sabe húmeda, está tibia y posee una tenue capa de escarcha recubriéndolo a causa de la bomba de jabón, mierda, tiene muchas ganas de besarlo—. Gracias. —Tanto que duele en un nivel físico no hacerlo, quiere besarlo y besarlo y simplemente besarlo mientras se arrugan en la tina y se besan tras una cortina de vapor.

—¿Estás nervioso por lo de hoy? —Ash le gimotea contra el hombro, reticente a hablar de ese tema.

—No quiero asistir al memorándum de Shorter. —Y odia un poco a Sing por organizarlo.

—¿Por qué no? —Aslan aprieta sus brazos alrededor de Eiji y eso lo hace temblar.

—Porque Shorter es... —Ni siquiera puede ponerlo en palabras—. ¿Crees que nosotros tengamos el derecho de estar allí? —No quiere decir "nosotros" ya que su esposo no hizo nada malo, pero Aslan...

Yo...No puedo más.

Libérame.

Bang.

Mató a su mejor amigo.

Ja.

No lo querrá allá.

No tiene derecho.

—Sí. —Lo toma por sorpresa escuchar semejante seguridad en la voz de Eiji, porque bueno, entiende que el tema también es duro para Eiji y en el fondo, ambos lo escamotean—. Es tu mejor amigo, por ende, tienes todo el derecho del mundo a ir igual que yo. —Dice es, habla en presente, no en pasado.

—Eiji. —Su pareja está rompiendo un impasse en su relación, está tratando de aplicar un cambio en favor de quebrar una dinámica sumamente dolorosa y quién lo diría, la terapia funciona.

—Quiero estar allí, quiero recordarlo con cariño, quiero sentir mi duelo y merezco hacerlo, también lo amaba, Ash. Era mi amigo y él...tengo cosas que necesito decirle todavía.

—Oh, Eiji.

—Y tú también. —No es una pregunta—. Mereces vivir tus duelos, no porque tengas que olvidarlos, las personas que amas nunca se olvidan, pero sí para que cuando recuerdes a Shorter no te lastime y en lugar de pensar en ese último momento pienses en patas de gallina, cocina quemada, cabellos de piña, risas estruendosas y abrazos contenedores.

No tiene palabras para responder eso.

Pero le duele mucho el corazón.

—Te amo. —Baja la mirada hacia el pecho de Eiji, las heridas que Shorter dejó con el cuchillo jamás sanaron del todo, dejando marcas más blancas en la piel de su esposo—. Yo también tengo cicatrices por todas partes. —Entonces le dice, permitiéndose ser vulnerable y consolado.

—Me gustan tus cicatrices. —Eiji tararea y eso hace que sus latidos se aceleren abruptamente.

—Son como las espinas de una rosa. —Suelta el pensamiento.

—Como las cuatro espinas de mi rosa. —Y su esposo sonríe—. También tengo varias cicatrices, Ash.

—Las tuyas son diferentes. —Los dedos de Aslan bajan a la cicatriz de la cesárea, es grande y al inicio al japonés solía acomplejarle en demasía, no lo culpa, el tema con las heridas es que hacen todo aún más real y no siempre se está listo para confrontar el malestar—. Son tallos de girasoles. —Ama esas flores y cree que representan de maravilla la alegoría—. Porque los girasoles traen vida y tú también.

—¿Por Jade y Dawn?

—Sí. —Sus dedos flotan alrededor de la herida, la atesora y se siente eléctrico y natural—. Pero más que nada lo decía por mí.

—Idiota. —Entonces hace un puchero apenado—. Esa debería ser mi línea.

Luego del baño y la conversación con Eiji se juzga un poquito mejor y con más derecho para aparecer en el memorándum.

Shorter Wong.

La celebración es en el Chang Dai. Sing y Nadia la han organizado. Hay mucha gente. Caras familiares. Saben lo que ha hecho. Hay muchas fotografías de Shorter. Todo está impregnado de su esencia. Su risa. Su terrible gusto con la comida. Sus camisetas preferidas. Sus CD'S viejos. Sus platillos favoritos. Sus videojuegos. Los chicos que cuidó. Chicos que eran mucho más pequeños y bajos. Chicos iguales a Sing. Chicos que ahora viven y son más altos. Chicos que han envejecido. Shorter no envejeció. No lo hará nunca. Shorter está muerto. Ash lo mató. Ash sostuvo el revólver contra el gatillo. Ash apretó el gatillo. Shorter recibió la bala.

La culpa duele.

Shorter es un tema que no cree poder sanar jamás porque era su mejor amigo, el primero en tratarlo como un ser humano y no intentó abusar de él aun estando las jerarquías de por medio en su guerra de pandillas, le dio oportunidades para abusar de él, Dios sabe que se las dio e incluso lo pidió, Aslan tenía la confianza para arrastrarse al Chang Dai cuando los clientes terminaban, el camino era largo, un infierno y tenía que tomárselo con calma, porque a fin de cuentas sabía que Nadia dejaría abierta la puerta y Shorter lo esperaría. No lo merecía, cada noche que lo ayudó a limpiarse y lo alimentó lo pensaba, pero estaba demasiado cansado para mandarlo a la mierda o alejarse. Así que deseaba ser alguien más en su lugar. No alguien enfermo a quien doliera todo. Y cada vez que Shorter lo recibía, Aslan sabía que había sangre en su ropa, en sus jeans, al interior de sus muslos y él sabía que Shorter también lo sabía pero era lo suficientemente amable para no preguntar, aun así comprendía cuando estaba demasiado adolorido. Shorter se daba cuenta.

Era Shorter.

Obvio se daba cuenta.

Y Ash temblaba. Y Ash temía.

Porque su cuenta crecía, vivía en un mundo de deudas donde Dino se encargaba de recordarle todos los días cuánto Ash le debía por sacarlo de las calles, igual que Barba Azul. Ash les debía a muchos. Ash le debía a Dino. Ash le debía a sus clientes. Ash le debía a Froggy. Ash le debía a Shorter. Shorter cuidaba de él y no era gratis, nada era gratis. Ash solo conocía una moneda. Ash se le ofreció. Shorter lo miró con tanta tristeza. Shorter no lo hizo pagar. Shorter nunca lo hizo pagar y eso le dio miedo.

Shorter fue su primer amigo.

Ash lo amaba.

Y confiaba.

Amaba y confiaba tanto en Shorter que le confió su alma misma la tarde que dejó el cuidado de Eiji en sus manos.

Shorter nunca le falló. Era un maravilloso amigo. El primero y más grandioso que alguna vez podría...

Pero Aslan todavía siente el peso del revólver contra su dedo, escucha el disparo, mira el llanto y la sangre goteando hacia el rostro horrorizado de Eiji.

Shorter lloró.

Murió encima de Eiji.

Pero Ash es el asesino. ¿Y luego?

Recuerda la mesa de operaciones de Dawson en el laboratorio. Gasas ensangrentadas. Sus anteojos en la papeleta. Su torso desnudo. Su cráneo mutilado. El cuarto en llamas. Ash gritando. Gritando y gritando mientras el cadáver de Shorter ardía por las llamas. Ash no puede quitarse la culpa así como tampoco... puede evitar extrañarlo.

Porque lo extraña mucho.

—¡Propongo un brindis por el recordado!

—¡Por Shorter Wong!

—Maldición.

Y Ash sabe que a veces Shorter deseaba nunca haberlo conocido ya que quererlo le dolía, su amistad se encontraba repleta de dolencias, pero Shorter siempre le decía que no era su culpa, Shorter decía y hacía cualquier cosa con tal de aligerarle la carga excepto hacerle daño por mucho que se lo pidiera o se lo suplicara de rodillas (puesto que le dolía más que nada ser amado). Pero así como Eiji, Jessica, Max y Griffin, Shorter tampoco quiso nada de Ash, solo quería entenderlo para saber ayudarlo, solo quería que confiara.

Shorter fue el primero luego de Griffin.

Y Ash lo traicionó.

Así que se siente ajeno estando en el Chang Dai si ni siquiera tuvo el coraje para confrontar a Nadia.

—Aslan, cariño. —Su esposo trata de sacarlo de su cabeza en medio de la celebración, platillos llenos de nostalgia humean frente a la mesa mientras los chicos de Chinatown ríen y comparten anécdotas.

—¿Eh? Lo siento, no estaba escuchando. —Su pareja no lo reprocha, al contrario, entrelaza su mano.

—No te preocupes. —Es comprensivo.

—¿Decías? —Ash no merece esa comprensión.

—¿Qué te parecen? —Y Eiji...

Mierda.

Eiji trajo fotografías.

—Yo no...

Shorter.

Son muchas imágenes de Shorter.

Hay muchas fotografías encima de la mesa que Ash nunca antes había visto, ni siquiera en New York Sense, sus dedos tiemblan, la boca se le seca y el corazón se le hace trizas cuando su amante sostiene sus manos con calma (aun si ambos están tiritando) y le explica el porqué de cada fotografía. Y Ash... Hay muchas cosas que no recordaba de Shorter debido a su muerte traumática y su reticencia frente a volverlas a mirar. El resto de los chicos se queda en silencio mientras Eiji procede a explicar imagen por imagen lo qué significa, incluso Nadia luce conmocionada, ha pasado un brazo detrás suyo, tiene doble función: ansía inclinarse para contemplar mejor las fotografías que Eiji tomó durante ese viaje a Los Ángeles y al mismo tiempo, hacerle saber que está acá.

Fue el último viaje de Shorter. Se ve contento. Muy contento, de hecho.

Sonríe.

Hay fotografías dónde se encuentra con el cabello desparramado hacia todas partes al recién estarse despertando, imágenes dónde intenta seducir chicas que obviamente están fuera de su liga, Shorter cocinando, patas de pollo saltando por la sartén, pucheros ofendidos ante sus habilidades culinarias, camisetas musculosas, zapatillas fosforescentes, polerones grandes, perforaciones geniales, silbidos suaves, risas estruendosas, ojos bondadosos, abrazos protectores, charla nocturna. «Creo que estás enamorado de Eiji» dijo.

Y de repente, está llorando.

El lince feroz está llorando frente a todos los hombres que alguna vez lo respetaron y temieron.

Porque Shorter se ve vivo y ni siquiera lo recordaba.

Mira a Eiji, aprieta su palma y jamás ha estado más agradecido por esto, sus sollozos contienen miles de palabras que es incapaz de pronunciar: gracias, arrepentimientos, culpas, pena, dolor, compañía, apoyo y duelo.

—Necesito aire. —Es lo único que consigue articular porque todos lo están mirando encima, lo pone nervioso en demasía ser el centro de atención.

—¿Estás bien? —Es Nadia quién se lo pregunta y de pronto, Aslan quiere vomitar.

Nadia Wong.

Le pidió por favor que no involucrara a Sing en ese mundo de violencia. Le suplicó para que no dejara que lo que le pasó a Shorter le ocurriera a Sing. Aslan le prometió un día contarle lo sucedido. Nadia le dijo que Shorter realmente lo amó y que ella pensaba en Aslan como otro hermano más. Entonces él le besó la mejilla. Ahora Sing está involucrado con el gobierno chino. Shorter está muerto. Y Nadia aun no lo sabe.

—Tengo cólicos. —Es una mentira terriblemente burda que todo mundo impresiona notar.

—¿Cólicos?

—Sí, tengo cólicos. —Traga duro, asfixiado.

—¿Quieres que te prepare algo para el estómago? —El agarre de Nadia se tensa sobre su hombro y le duele.

—No. —Ash se levanta—. Solo quiero aire.

Se va.

Hay algo jodidamente nostálgico en acomodarse a las afueras del Chang Dai.

Su corazón se profesa como si fuese una pelota de angustia que está derritiéndose progresivamente, hay muchas cosas que le hubiera gustado decirle a Shorter y no podrá ¿qué diría su terapeuta ahora?

Habla con él.

Díselo.

—Shorter... —Es raro pronunciar su nombre, Ash enrolla sus manos hacia su pecho como si estuviese aferrándose a su corazón, evitando que caiga al piso—. Lo siento. —Entonces dice, la boca le tiembla con amargura—. Por favor, perdóname.

¿Por qué?

¿Por qué lo lamentas?

—Muchas cosas. —Se dice a sí mismo—. Lo siento, no pude ser un buen amigo. Fuiste el primero en cuidarme luego de Griff ¿sabes? Y me conociste siendo un niño tan asustado, siempre esperaba que te cansaras de mí o empezaras a cobrarme pero nunca lo hiciste, no puedes culparme por creer esto si eras un maldito calenturiento y tenías ese fetiche raro con tu tarjeta de ángel, espero que no estés en el infierno por haberte masturbado.

Ríe.

Soltando un poco más.

—No te quise disparar. —Continúa—. No quería dejar a Sing en tu lugar ni quería evitar a Nadia pero era tan difícil enfrentarlos sin ti, sentí que te quité lo que querías, siempre hablabas de ser papá aun sabiendo a la clase de mundo que pertenecíamos y...yo soy papá ahora y tú no estás para conocerlos, se quedaron en casa con el viejo, ya sabes, con Max y se llaman Jade y Dawn, Eiji escogió los nombres por supuesto, estuvimos a punto de divorciarnos, me volvieron a violar.

«Me violaron»

Es la primera vez que dice la palabra en voz alta.

Queda helado.

No se detiene. No más.

—Y sabes que me siento...indigno cuando eso pasa, ¿recuerdas cómo me solías cargar hacia el Chang Dai cuando los clientes me dejaban tirado? No podía pedir de tu compañía, habías hecho demasiado por mí y no podía admitirte que estaba lastimado porque tenía miedo, pero tú ya sabías... tú siempre lo sabías y te quedabas y me diste un hermano cuando perdí a Griffin.

Griffin.

—Y luego te perdí a ti también.

Traga duro.

Está llorando.

—Perdí a mi familia.

Oh, Ash.

Sigo acá.

Siempre lo he estado.

—Lo siento y te extraño, sé que las disculpas no sirven de nada y de hecho, te burlarías si escucharas lo cursi que sueno en estos momentos, no, probablemente lo estés haciendo pero te extraño mucho y quería que estuvieras en el nacimiento de mis niñitos, habrías sido un padrino malditamente genial y también quería que fueras mi padrino de bodas y estuvieras ahí para pegarme en la cabezota luego de mencionarte que me quería divorciar, me dirías que Eiji es lo más maravilloso en mi vida y estarías tan enojado por siquiera considerarlo, y seguramente habrías ido corriendo para acusarme solo para meterme en problemas con Eiji, hijo de puta. Te habrías complotado con él.

Mierda.

Es duro amar.

—Gracias por mantenerlo a salvo. —Finalmente musita—. Te extraño mucho.

—También lo extraño. —Ni siquiera se había dado cuenta de que Sing se encontraba a su lado, tiene los ojos hinchados por el llanto, luce destrozado, no como alguien cuatro años más joven que Aslan, sino como alguien que ha tenido que sobrellevar muchas pérdidas—. También lo extraño bastante.

—Sí. —Ash se abraza a sí mismo, mirando hacia el cielo.

—¿Crees que nos escuche? —A veces se le olvida que Sing también lo perdió siendo apenas un niño.

—Estoy seguro de que lo hace.

—Shorter... —Entonces Sing separa la boca—. Lo siento.

—Yo creo que él te perdonaría. —Sing le sonríe.

—Yo creo que él nunca tuvo nada que perdonarte a ti, Ash.

Era muy necesario un capítulo más enfocado al confort de Shorter porque acá siempre que lo nombramos aparece cerca de una experiencia traumatica, así que era hora de tener algo bonito. La siguiente patita se encuentra más enfocada a la familia de Eiji así que chan, esperenlo, pero mañana no, tenemos un capítulo de confort en comparación. Mil gracias por tanto.

¡See ya!

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