24. Cojin de lactancia.
Hi~ Como les mencioné, este es un capítulo bien relax, más que nada de transición antes del que se nos viene mañana y pasado, así que sientense a relajarse un rato, son necesarios estos momentos domesticos de confort y felicidad. Esto, no nos queda nada.
¡Mil gracias por leer!
Eiji está bailando.
Eiji está bailando alrededor de la cocina mientras le prepara una mezcla de verduras y papilla a Jade y Dawn, quienes se encuentran con sus ojitos brillantes y asombrados acomodados en sus sillas altas mirando cada movimiento de su progenitor y Aslan no puede estar más enamorado de dicha escena.
Eiji está bailando con la música del celular.
Baila. Baila. Baila y baila.
Aslan quiere bailar con Eiji pero se permite adorar la imagen desde el marco de la puerta un instante.
Hay algo mágico en la manera en que Eiji se desliza torpemente por la cocina, vistiendo únicamente una camisa que le llega hasta los muslos, con su pelo esponjado de recién levantado, su mirada tan relajada que hasta la ha cerrado, con su sonrisa brillante y su sonrojo adorable mientras se mece en el ritmo de una tonada extraordinariamente cursi que le resulta irresistible. Ash ni siquiera lo piensa, se arrastra para quedar detrás de su esposo quién se encuentra apagando las ollas, esperando a que la papilla se enfríe y pueda alimentar a sus niños.
—Buenos días. —Ash enrolla con pereza sus brazos alrededor de Eiji y apoya su mentón encima de su hombro.
—Buenos días. —Eiji suelta todo el aire de sus pulmones en este abrazo, se derrite bajo sus caricias, eso lo incita a sentirse un poco más audaz y a besarle el cuello, su amante arroja la nuca hacia atrás en una risa y es hermoso. ¿Quién le dio permiso para ser tan maravilloso a primera hora?
—Así que acá estaba la otra parte de mi pijama. —Entonces se burla haciendo alusión a la gigantesca brecha corporal—. Y luego te quejas de que duermo sin camisa. —Su marido rueda los ojos, termina de apagar el desayuno y se voltea, apoyando sus caderas contra el pilar de la estufa metálica.
—Tú me lo prestaste. —Entonces tararea con coquetería y eso le gusta—. Yo solo acepté la petición.
—Ajá. —Sus manos se entrelazan y Aslan lo arrastra de regreso a la cocina como si fuese su pista de baile, si bien, es un versado en los bailes de salón debido a la estricta educación que recibió de Dino, nada se compara a estos pasos torpes—. No te creo para nada, onii-chan. —El aludido se ríe por ese apodo y hasta la nariz se le pone roja, hay algo extremadamente adorable en un Eiji recién levantado y vistiendo pantuflas, algo que hace aún más evidente la diferencia física y a la vez, lo obliga a darse cuenta de que él mismo está más alto, no se quedó atascado en sus 18 ni 8 años, no es un leopardo.
—¿Qué crees entonces? —Le pregunta de manera juguetona, terminando de apretar el agarre, Jade y Dawn miran en sumo silencio lo que están haciendo, como si estuviesen tratando de entenderlos, le da risa, porque siendo franco ni él comprende (con 200 puntos de IQ y todo) esta locura del amor.
—Qué la usaste para seducirme deliberadamente. —La mano libre de Ash se acomoda en la espalda baja de su amante, intensificando aún más aquel lindo sonrojo mañanero.
—¿Yo? —El japonés pestañea con falsa inocencia—. Nunca haría algo así.
—Eres un terrible mentiroso.
—¡Hablo en serio! —Gimotea y Jade aplaude desde la mesa—. No todo el mundo gira en torno a ti.
—¿No lo hacen?
—No, Ash.
—Pensé que... —El hijo de puta lo pisa mientras bailan—. ¡Auch! ¡Duele!
—Lo siento, ¿te duele? —Eiji se mira genuinamente preocupado y eso lo enternece de sobremanera.
—¡Claro que sí! —Gruñe con la mirada entrecerrada con falsa sensibilidad, en el fondo Aslan es toda una reina del drama, probablemente por eso no se lleve con Yue, es competencia indirecta—. No sé tú, pero yo tengo un cuerpo delicado, duele mucho si lo haces sin cuidado. —Ah, lo ha hecho enfadar y lo vislumbra en su puchero de mejillas regordetas, entrecejo tenso y párpados medios cerrados. Y entonces...—. ¡Ah!
—¡Lo siento! —El desgraciado pone una sonrisa maliciosa y procede a pisarlo otra vez y a propósito, su patada de conejo es jodidamente dolorosa—. ¡Soy un japonés muy descuidado, así que no puedo hacerlo de otra forma!
—¿Acaso te enseñó a bailar un elefante? —Eso intensifica el puchero.
—Eres malo.
—Tú eres el que me pisó.
—Tú eres el que comenzó a molestarme con el pijama. —Entonces chasquea la lengua—. Aunque...
—¿Qué?
—Tal vez sí me lo puse para seducirte un poco. —Oh, Ash no se esperaba esa respuesta y aun así no puede hacer más que estrechar al moreno con dureza contra sus caderas, es extraño, Ash ha tenido múltiples parejas de baile dadas esas fiestas sociales en que Dino lo exhibía (y vendía) y aun así, sus manos nunca han encajado mejores que en la cintura de Eiji, es cálida, aunque consigue precisar la razón exacta creía que luego del abuso sexual cambiarían—. ¿Funcionó? —Y si bien, aun no logran tener sexo, siente que esto no ha cambiado para mal, al contrario, se han vuelto más íntimos.
—Bastante bien. —Los dedos de Eiji tiemblan alrededor de su cuello y así sabe que lo pone nervioso.
—Me gusta esto. —Entonces le dice—. A los niños también les gusta.
—Yo los veo con cara de hambre, onii-chan.
—Están tan mañosos. —Eiji suspira sin dejar de moverse, la música viene del celular sobre el mesón, aunque no es su estilo el tipo de canciones romanticonas, le gusta esta tonada suave—. Debo iniciar el destete pero apenas aceptan algo más. —La atención de Aslan viaja inconscientemente al pecho de su esposo y traga duro—. Especialmente Dawn, es tan selectiva.
—Se acostumbrarán con el tiempo, hay que hacerles un cambio progresivo.
—Se parece a ti en lo mañosa. —Entonces lo confronta.
—¿A mí?
—Sí, a ella tampoco parece gustarle el olor del natto.
—Porque apesta.
—Bueno pero...
—Y eso se nota en sus pañales. —Eiji se calla al no poder refutar más.
—Eres malo. —Entonces le dice con un puchero exquisitamente adorable—. Te toca cambiarlos.
—Lo sé. —Suspira—. Al menos dame mimos.
—Ven acá, gato mimoso. —Sonríe y lo hace.
Bajo la mirada atenta de sus hijos, apoya su cabeza en su lugar seguro, esta curva que se forma entre el hombro de su esposo y su cuello, se siente más áspera de lo usual debido a la camisa, huele de su propio perfume impregnado a la tela y aun así hay un aroma simplemente indescriptible ahí, permite que sus cuerpos se balanceen en lo que queda de la tonada, siente las manos de Eiji deslizarse hacia sus costillas para envolverlo de la cintura y ama que lo haga. Los toques de su amante son un paraíso.
—Creo que se les va a enfriar. —Entonces Eiji le susurra, están más cerca de lo que deberían, siente las caderas de su esposo presionar las suyas mientras su pecho desnudo choca sobre los botones de la camisa, es esa celeste que incluso a Aslan le queda grande así que en su conejo resulta gigantesca.
—Pueden esperar. —Ash sonríe mimoso y siente la boca de Eiji curvarse contra su mejilla, está tibio, probablemente debido al rubor o quizás, es él quien se encuentra ruborizado.
—Pero se ven tan impacientes, luego te resentirán por eso.
—Pueden resentirme. —Medio bosteza—. Los hijos resienten a los padres.
—¿Es así? —Asiente.
—Yo resiento a Max y lo amo igual. —Y confiesa eso debido al sueño.
—¿Por qué lo resientes?
—Porque es viejo. —El cuerpo de Eiji desprende una calidez relajante.
—¿Me resientes a mí por ser viejo?
—Eres diferente. —Ronronea embriagado, restregándose bajo el mentón de su amante, es regalón.
—¿Cómo puede ser diferente? —Eiji le cepilla el cabello y sus dedos son puras endorfinas.
—Tú eres lindo. —Balbucea—. Muy lindo. —Y le presiona un beso contra la mejilla otra vez, tiene la guardia completamente baja mientras se balancea con una canción cursi y apretuja a su amante.
Se balancean torpemente, Jade y Dawn no se miran irritados por la falta de atención, al contrario se muestran atentos y tranquilos, es difícil mantenerlos tranquilos porque Jade es un llorón y Dawn es recelosa por atención, entonces cuando uno se altera ambos terminan por hacerlo. Y esta ha sido la vida de papás: llantos, pañales sucios, juguetes arrojados contra la cara, comida de bebés, insomnio, lecturas a libros indignos y Buddy siendo desplazado del cuarto al comedor. Es maravillosa, inclusive con el cambio de pañal (a los que Ash se mostró especialmente asqueado y Jess tuvo que enseñarle), no cambiaría un momento de lo que han pasado. Se siente realmente cerca de Eiji y no porque antes no lo hiciera, de hecho compartieron cama cuando estaban en pleno banana fish, fue esa habitación donde le pidió que se quedara a su lado.
«No tiene que ser para siempre, aunque sea solo por ahora».
Para siempre.
Han compartido bastante cercanía, memora especialmente el viaje en camioneta donde necesitaron parar a un hotel (la espalda de Ibe y Max se estaba haciendo mierda) en ese entonces compartió de la misma pieza con Eiji y cómo recién se conocían y vivía en la hiperalerta esperó que ocurriera...algo esa noche, llevaba demasiado tiempo en el mundo para saber cómo funcionaba, no existía la ternura desinteresada, Eiji había sido secuestrado, robado un automóvil y se vio envuelto en un conflicto de mafias por su culpa, por ende, tenía que haber una cuota a pagar. Pero creyó que estaba bien porque Eiji le gustaba, le embelesaban sus ojos suaves y oscuros, sus sonrisas gentiles y brillantes, sus manos más pequeñas que las suyas pero lo suficientemente determinadas para alzarse en el cielo. Lo sabía, todas las personas, (inclusive los Eijis) tenían necesidades y su reputación no era un secreto, así que era casi predecible lo que pasaría. No pasó. No pasó ni cuando compartieron cuarto. Ni cama. Ni sus abrazos. Ni cuando se le insinuó. Ni cuando se desvistió frente a él. Ni jamás. Eiji nunca le puso mano encima sin su consentimiento, cuando Aslan le preguntó tan solo le respondió que lo amaba, no usó palabras, lo hizo con gestos, sacrificios, cartas, con mi-alma-siempre-estará-contigo, ven-conmigo-a-Japón y no-quiero-hacerte-luchar-más, con estás-a-salvo-qué-alivio y no-quiero-perderte.
«Haría lo que fuera por ti».
Y lo hizo.
Le dio una familia y un hogar a los cuales regresar.
Mierda, es afortunado.
—Me gustan esta clase de bailes cursis. —Entonces se permite confesar porque se siente protegido, seguro y cálido entre los brazos de Eiji—. En todas las películas Americanas hay un baile escolar.
—Sí. —Eiji sonríe—. Las he visto.
—Nunca tuve un baile escolar. —Baja la barbilla aún más, hundiéndola completamente en la franela y escuchando el constante latido del corazón de su amante—. Pero me imagino que sería algo así.
—¿Me habrías invitado a mí? —Ríe apenado—. ¿En vez de un bombón?
—Tengo mis bombones justo acá. —Y como está especialmente audaz y atrevido baja ambas palmas para apretar el trasero de su esposo.
—¡Ash! —No hay reproche en su voz—. Idiota. —Sino vergüenza de la linda.
—Tú preguntaste.
—Les enseñas cosas malas a nuestros hijos.
—Ellos se ven divertidos. —Y es verdad, Jade está sonriendo mientras Dawn golpea la mesa porque tiene hambre—. Creo que es momento de alimentarlos.
—Te dije. —Se apartan—. Americano idiota. —Eiji desenreda sus brazos lentamente de Aslan antes de pararse en la punta de sus pies y besarlo—. Te amo.
—Te amo más.
—No es verdad. —Son tan placenteros esos momentos empalagosos (que jamás en la vida confesará en voz alta), quiere quedarse acá para siempre, desea que este segundo se extienda a una infinidad en donde no les preocupe nada más que amarse y bailar—. Yo te amo más.
—¡Mph! —Dawn tira una cuchara, molesta.
—Ya voy, cariño.
Ash lo mira completamente enamorado.
Existe algo mágico en poder alimentar a sus hijos y cuidar de estos, es curioso, Aslan siempre asumió que la paternidad sería motivo constante de preocupación porque... ¿hola? Aborrece lo romantizada que se encuentra y más considerando su trasfondo pero incluso el pequeño y duro lince no consiguió resistirse a los encantos de Jade mientras golpeaba la mesa y le exigía por más papilla, su niño es un gran explorador voraz de los sabores y Ash adora la confianza que deposita al tragarse sus avioncitos y dejarse limpiar. Dawn por otro lado, es más reticente a lo desconocido, por ende Eiji necesita darle pecho.
—Eso es Dawn, puedes tomar todo lo que quieras.
—Parece tener hambre. —Ash ríe, sosteniendo a Jade en su regazo mientras intenta que trague sin botar la mitad de la cucharada.
—Dawn siempre tiene hambre.
Hay algo sublime en vislumbrar a su pareja amamantar, debería ser raro siendo hombre y ni siquiera le ha crecido el pecho para que pueda lactar bien, por lo que le impresiona difícil y doloroso aun así, Ash queda enamorado de la imagen: de Dawn succionando y succionando su pezón con una sonrisita de pura satisfacción porque probablemente esté tibia y tenga un sabor agradable, sus pensamientos sin querer lo llevan a ese rincón y lo invitan a recordar lo suave que se sentía la piel de su esposo en su boca y el dulzor con que se derretía contra su lengua. De repente está celoso, extraña poder tocar a su amante y compartir semejante intimidad.
Quiere intentar otra vez.
—¿Qué? —Entonces su esposo lo nota—. ¿Qué pasa? ¿Quieres que te traiga más papilla para Jade?
—Estoy celoso. —Y Ash lo suelta como si nada.
—¿Celoso? —Asiente, ganándose un parpadeo de lechuza curiosa tan adorable que con mucha más razón quiere besarlo—. ¿Por qué?
—También quiero. —Confiesa, recordando intrusivamente cuando Sing le tocó el pecho y Aslan lleva más de un año en abstinencia (en teoría)—. No es justo que prefieras a Dawn, ¿no te sientes culpable por tener favoritos?
—Jade también puede tomar si quiere, no tengo favoritos, los amo a ambos por igual.
—No hablaba de Jade ni de Dawn. —Entonces el rostro de Eiji se enciende de un brillante carmesí e impresiona caer en la cuenta—. Hablaba de mí, yo también quiero.
—¡Ash! —Oh sí, lo entiende porque lo regaña—. Succiona para alimentarse, no para otra cosa como tú lo harías.
—Aun así. —Refunfuña, metiendo la cucharada en el platillo mientras Jade hace un desastre—. Eiji...
—¿Sí?
—Sé que hemos acordado tocar el tema con calma, pero ¿cómo te sientes con la idea de tener sexo?
—Mejor. —No se esperaba una respuesta tan positiva—. Me he sentido mucho más cómodo dentro de mi cuerpo estos meses, me siento mejor.
—Oh. —Entonces su marido esboza una sonrisa coqueta ante su repentina timidez.
—¿Qué pasó, James Dean? —Sonríe—. ¿No tenías tantas ganas de tocarme y usar el lugar de Dawn?
—No me molestes. —Le advierte, tratando de limpiar la cara de Jade con una servilleta, sin embargo, no son suficientes, su bebé es un desastre de papilla con molido de verduras—. No estaba preparado para recibir una respuesta positiva.
—¿Te sientes en comodidad con eso? —Y es ridículo que se lo pregunte considerando que Aslan fue quien trajo el tema.
—Sí. —Pero Eiji siempre antepone su consentimiento y comodidad, ¿verdad?—. ¿Qué hay de ti?
—También.
—Entonces deberíamos considerarlo.
—Sí. —Sonríe nervioso—. Deberíamos.
Aunque el sexo pasó a segundo plano con la llegada de la paternidad, han logrado bastantes cambios en terapia de pareja, primero se enfocaron en transmitirse las necesidades con respecto a los límites y en buscar conductas efectivas para mejorar la comunicación, luego buscaron excepciones literarias dónde sintieran que los impasses se rompían en su narrativa de pareja y finalmente lograron enfocar las conductas de cambio. Así como Eiji tuvo que empezar a ser transparente y ceder en su necesidad de mostrarse hiperadaptado y recubrir sus problemas comparándolos con los de Ash, Aslan necesitó mostrarse más frágil y honesto sin asumir que era lo que Eiji deseaba, sino que preguntando y evitar pasarlo a llevar. Ha habido sesiones buenas y sesiones terribles y a pesar de esto ambos validan que han avanzado y ahora están en una etapa dónde aprenden lo que significa ser papás.
Ash ha reingresado a terapia individual además porque el abuso sexual es un tema extensivo que se trata de manera diferente y Eiji no podría estar más orgulloso con sus progresos, sí, ha tenido hartos síntomas de reexperimentación (en especial desde Cape Cod) y aun así le parece que cada crisis Ash se muestra un poquito mejor, no es el inicio, no hay final, simplemente avanzan.
Los cuatro avanzan.
—Entonces Lynx quiere tener sexo.
Perdón, los cinco.
—Creo que voy a vomitar con la imagen mental.
—¡Yue! —Aunque claro, hay ciertos temas en los que todavía le cuesta avanzar.
—¿Qué? No creas que me gusta poner el tema, voy a tener que lavarme la lengua después de decirte esto.
—¡Entonces no lo digas! —Gimotea, están en el cuarto de los bebés, la pandilla lo decoró y les quedó maravilloso con sus dibujos de rosas y girasoles, incluso agregaron el Kilimanjaro a petición de Aslan (y contra la voluntad de Eiji) y varios Nori Noris (contra voluntad de Ash, ya que aparentemente son mucho más aptos los cadáveres de los leopardos para los bebés)—. Es vergonzoso.
—Pero sino lo hablas conmigo no lo hablarás con nadie. —Tararea.
—¡Eso no...!
—¿O acaso lo hablas con Ibe? —Yut-Lung alza una ceja, los cuatro se encuentran dentro del inmenso corral de juguetes rodeados de peluches y mantas—. ¿A Bones? ¿Kong? ¡Uy sí!, estoy seguro de que deben tener una vasta experiencia en el arte de la virginidad.
—Ibe-san tiene novia.
—¿Entonces quieres hablarle sobre tener sexo con el hombre que te embarazó porque no entiende lo que es usar un condón a tu papá postizo? ¿De verdad? Eras como su hija virgen. —Se calla.
—No. —Baja la cabeza y contiene un escalofrío por tan desagradable conversación mental.
—Lo suponía. —Yut-Lung alza una ceja y Jade tira de su cabello, sin embargo no impresiona molesto, al contrario, luce encantado por la atención del muchacho—. Amo mucho a mis pequeños.
—Se parecen a Ash.
—Cállate, matas la magia del momento.
—Pero si es...
—Se parecen a mí. —Yut-Lung procede a llenarles las mejillas de besitos a ambos—. Son iguales a su papá favorito.
Eiji ríe.
No puede enojarse con él.
Su vínculo con Yut-Lung se ha tornado inesperadamente estrecho, si bien en una incipiente instancia empatizó por sus similitudes con Ash acerca de ser un niño lastimado no tardó en desglosar que Yue le importa un carajo la moralidad, para Yue siempre ha sido cazar o ser cazado, ser olvidado o poder ser recordado bajo el papel de villano. Por eso es lindo haberle abierto una tercera opción, no tiene que acogerla del todo si así no lo desea, más agradece su apertura, sin duda es un aporte maravilloso para la vida de sus pequeños. Es un buen amigo.
—Entonces... —El más joven vuelve a tantear el tema y ahora aparece un resqueme de incomodidad que lo obliga a recordarse que a pesar de todo, sigue siendo un niño y que cuando lo conoció apenas tenía 16 años—. ¿Cómo estás con eso? Al sexo, me refiero.
—No sé. —Eiji se queja, dejándose caer en la montaña de mantas, Jade no duda en gatear hacia él.
—¿Cómo que no sabes? —Yut-Lung se tira a su lado, miran un móvil de estrellas bambolearse contra la brisa de la ventana, piensa en el nombre de su mejor amigo.
Luna de dragón.
Nací bajo las estrellas equivocadas.
—La familia es complicada. —Entonces dice acomodando ambas palmas encima de su estómago ya plano—. Y últimamente estoy pensando en ellos demasiado, eso me tiene confundido.
—Nunca hablas de tu familia. —Yue cae en la cuenta, se acomoda encima de los cojines mullidos en el corral mientras Jade intenta escalarlos y Dawn juega en la orilla con un peluche—. ¿Cómo son?
—Mi hermana es estupenda. —No miente, son bastante cercanos aunque tiende a evitarla gracias a la cercanía que comparte con su madre y por lo dura que es su mamá, ya vio lo que Jim provocó en su pareja, no quiere pasar por algo similar, más considerando que recién se valida—. Es la menor.
—¿Eh? —Algo en los ojos brillantes de Yue lo remueve—. Debe ser lindo tenerte de hermano mayor.
—Oh. —Traga duro «luna de dragón» de pronto se da cuenta de que dicha analogía lunar es perfecta para los ojos de Yut-Lung, son oscuros y afilados, similares a Ash en una forma totalmente disonante, tienen un iris que se asemeja a una galaxia purpurea, hay un cosmos entero atrapado y se cuestiona cómo sería ese cielo de estrellas muerta si hubiese nacido en otra familia—. Gracias, es muy amable de tu parte decirlo. —Una con una mamá que lo proteja y hermanos que no lo abusen.
—No es nada. —Sus mejillas se han visto espolvoreadas por un adorable carmesí, se voltea hacia el extremo contrario del corral con la finalidad de disimularlo—. No te vayas a creer la gran cosa luego de escuchar eso nada más, porque no lo eres.
—Lo que digas. —Eiji rueda los ojos, entretenido por sus cambios.
—Pero me ocultas algo más. —Jade ha escalado encima de su pecho, lo mira con sus grandes pupilas de esmeralda y su pelusa dorada (que aparentemente será lacia, igual que Ash)—. Escúpelo.
—Mi mamá puede ser problemática. —Tararea, enfocando su atención en el móvil y sonriendo tras sentir las manitos de Jade gatearlo encima—. No sabe de la existencia de ellos, fue fuente de muchas inseguridades y no sé, por fin me siento en un punto estable en mi matrimonio, no quiero sabotajes, mucho menos considerando lo cruel que puede ser, estoy asustado de contactarla, de que los utilice para manipularme o peor, que no los ame nada. No estoy listo para enfrentarla.
—Entiendo eso. —Al sentirse excluido acerca a Dawn para abrazarla—. La familia puede ser un dolor de culo.
—Sí.
—Tus hijos lo sabrán mejor que nadie, tendrán un papá trastornado.
—¡Yue!
—Y dos estables.
—¡Yue!
—¿Qué? Lo decía por Lynx. —Eiji alza una ceja por indignación—. Oh vamos, es divertido molestarlo, sé que te hace gracia verlo celoso por nuestro bromance.
—Un poco.
—Lo sabía. —Resopla en una sonrisa—. Entonces no quieres entregarte hasta tener todo resuelto y al mismo tiempo, te da miedo que esa resolución tenga consecuencias que te empeoren. —Le toma un par de segundos analizar las palabras de su amigo a cabalidad.
—Exactamente. —Suelta anonadado—. Lo dijiste mejor de lo que podría haberlo pensado.
—Lo sé, es mi don y mi maldición. —Tan dramático—. ¿Qué sientes con tu relación con Lynx en todo esto con tu familia? ¿Quieres dar el siguiente paso o no? ¿Qué hay del sexo?
—Ya no me siento incómodo con la idea de tener sexo. —Lo termina de soltar, finalmente sacándolo de su corazón enraizado, mierda, es difícil hacer real el malestar y tener que responsabilizarse, pero, ¿qué clase de ejemplo sería para sus pequeños sino es valiente y al menos lo mira?—. De hecho me siento hasta emocionado de volverlo a intentar, no era tiempo antes, mi cuerpo tuvo tantos cambios que no supe recibirlos al mismo tiempo, pero ahora también me siento más cerca de Ash y llámame optimista pero creo que podría funcionar.
—¿Y si no funciona?
—¿Eh?
—¿Y si no funciona? ¿Y si lo vuelven a intentar y las cosas salen mal? —Sabe que Yut-Lung no le hace esa pregunta con maldad, es un cable a tierra—. ¿Qué pasará ahí?
—Sino funciona... —Metaboliza el pensamiento con seriedad, lo deja reposar en la mente, derretirse en su corazón y expandirse por su alma ¿será capaz de volverlo a soportar? No sabe, probablemente no lo sabrá hasta efectivamente lidiarlo con Aslan, pero aun así—. Da igual.
—¿Ah?
—No me malentiendas. —Eiji se sienta, toma a Jade en su regazo mientras Dawn extiende sus manos para ser mimada por su tío—. No da igual, claro que importa si logramos atravesar esto o no, es muy importante para Aslan volver a sentirse suyo y saber que tiene el control, que lo que pasó... —Arroja el aire hirviendo por el tema—. No va a definirlo jamás, él es más que eso y tiene derecho a decidir.
—¿Entonces...? —Los dedos de Jade se enredan a los suyos, todavía son pequeños y regordetes, Eiji espera que no crezcan todavía, que Dios le permita disfrutarlos—. ¿A qué te refieres?
—Que me siento más confiado con Ash, creo que puedo decirle las cosas.
—¿Crees que hará la diferencia?
—Sí.
—¿Antes no eran así?
No.
Antes no eran así.
No porque Eiji no confiara en Ash, al contrario le confía su cuerpo, su corazón, su vida e inclusive su familia con Jade y Dawn, el problema era que Eiji se encontraba sobrepasado con su propia carga, a diferencia de los chicos de la pandilla él no podía mantener normalizado esto y por ende, le afectaba más de lo que se quería admitir porque veía que todos continuaban con su vida como si nada, como sino acabase de ocurrir algo trascendental tras tanta muerte y violencia y a su vez, se sentía obligado a continuar igual para no ser el eslabón débil de la cadena. Basta. Ha dejado de compararse, se sintió como la mierda ese desgaste y aunque no pretende hacerle más dura la recuperación a Ash tampoco va a ignorar la suya, no será "a costa de" sino acompañada. Y bueno, si no le gusta significa que no lo ama a él sino al ideal angelical que proyecta, la puerta es ancha para que se vaya.
¡Al carajo sino le gusta!
(Vaya, la influencia de Yue sí es peligrosa).
—Te ves diferente. —Entonces su mejor amigo le dice—. En el buen sentido, te ves más ligero.
—¿Sí? Porque he estado bastante sofocado con el nacimiento de estos revoltosos. —Alza a Jade en el aire para poderle presionar besos en las mejillas, su bebé ríe, sintiéndose amado y esto le llena el corazón—. No me han dejado dormir en semanas.
—Aun así... —Yut-Lung sonríe—. Enfrentas las cosas diferentes, te pareces más a mí.
—¿Debo tomar eso como un halago?
—Por supuesto, no existe un halago más grandioso que parecerte a mí. —Ambos se ríen—. No dudo que ustedes saldrán adelante, pero aun así, espero que las cosas salgan bien.
—Sí. —Eiji se encoge en su chaqueta—. Yo también.
—Y si no funcionan, siempre puedo ser el padrastro de los niños.
—¡Yue!
Gracias por ser mi amigo.
Gracias por quedarte aquí.
Cuando Aslan regresa Yut-Lung ya se ha ido, su esposo entra a casa con una bolsa de papel, un tierno sonrojo ha salpicado sus mejillas de campos de trigo, resaltando sus pecas, a Eiji le gusta que ambos las hayan heredado, adora ver tanto de su alma gemela en sus niños y cree que los nombres que les han puesto son broches de oro perfecto. Jade y Dawn. Deseo que sus vidas sean tan hermosas como un jade al amanecer.
—¿Cómo te fue? —Estaban viendo el tema estudiantil sobre retomar la carrera con Max, por eso se quedó a solas con sus hijos y admira de sobremanera que Ash se sienta lo suficientemente motivado para retomar las clases más adelante, en este periodo quieren permitirse disfrutar ser papás.
—Max hace un gran trabajo fingiendo ser un padre responsable. —Se burla, adentrándose a través de un mar de juguetes hacia el cuarto—. ¿Puedo entrar? —Hace alusión al corral, Eiji debe admitir que si bien, la idea no le encantaba del inicio al recordarle demasiado a una prisión ha facilitado no solo la vigilancia de sus bebés, sino esta sensación de seguridad.
—No sé. —El japonés canturrea—. ¿Papá puede entrar, cariño? —Dawn le da un pestañeo coqueto.
—¿Qué dice?
—Que puedes.
—¿Y qué hay de Jade? —El nombrado se encuentra succionando un chupete con desesperación, los movimientos se enlentecen al percatarse de la atención de sus progenitores y eso lo hace carcajear.
—Creo que la decisión es unánime. —Proclama—. Puedes entrar a nuestro nido.
—¿Ahora es un nido? —Ash pasa una de sus piernas por encima de la reja de manera exagerada con el objetivo de poner énfasis en la diferencia de altura y ni que fuera tanta, presumido.
—Lo prefiero a corral. —Bufa.
—Nido será.
—¿Qué traes ahí?
—Ah. —El sonrojo se intensifica, Dawn gatea hacia la bolsa y aunque no llega, les habla con claridad sobre sus exigencias de ver el contenido—. Es un cojín de lactancia.
—¿Un qué? —Entonces Ash saca un gigantesco cojín de colores pasteles, la forma se asemeja a los cojines que usan para descansar la cabeza en los viajes extensos, Ibe utilizó uno cuando vinieron por primera vez a América por lo agotador del vuelo.
—Se usa para que apoyes a los niños, lo pones encima de tu regazo y tu pezón les queda a la altura, así no te dolerán tanto los brazos. —Y no sabe por qué, pero el gesto lo cohíbe de sobremanera.
—G-Gracias.
—Jessica me regañó cuando supo que todavía amamantabas a Dawn por no cuidarte mejor. —Claro que ella lo hizo, Eiji prefiere no quedarse en el recelo de su infancia o sus dinámicas familiares y aun así, cree que habría sido lindo tener una mamá como Jess, pudo comprobarlo durante el trabajo de parto, se sintió extraordinariamente afortunado del apoyo—. Te lo compré bajo su asesoramiento.
—Por eso es tan lindo. —Eiji acuna el cojín entre sus manos y lo examina, es blando y esponjado, se imagina perfectamente a sus niños arrullados en la curva mientras los acomoda hacia su pecho y de hecho, las manos curiosas de Jade ya lo están apretujando—. Si dependiera de ti me habrías traído algo más...
—¿Más qué, cariño? —Hay una amenaza implícita en su voz que lo hace reír—. Termina la oración.
—Más rústico como dice Yue.
—¿Rústico?
—Sí, como tus camisetas con agujeros o tus zapatillas con las suelas rotas, rústico.
—¡Eiji! —Gimotea, se le abalanza encima con cojín y todo, vuelven a quedar recostados mirando el móvil de estrellas, piensa en la conversación que tuvo con Yut-Lung, piensa en su mamá, en todo lo ocurrido con Jim estos últimos días y acuna su mano entre la de Aslan—. ¿Qué? —La desliza con una devoción que lo hace perder el aliento, arrullándolo como si Ash estuviese hecho de oro y no pudiese dejarlo ir, dándose vueltas para mirarlo y sus ojos verdes son un sueño—. ¿Qué ocurre?
—No es nada. —Le susurra como si fuese un secreto—. Solo estaba pensando.
—¿Eiji Callenreese pensando? Wow, eso es nuevo. —Lo patea y hace reír a los niños quienes insisten en subirse al cojín—. ¿En qué estabas pensando?
—En lo mucho que me alegra no haber firmado el divorcio. —Entonces pone el tema—. En lo difícil que debió ser para ti todo esto y en lo valiente que eres por confrontarlo.
—Eiji...
—Supongo que lo que te quiero decir es que estoy listo. —La respiración de ambos se acelera luego de escuchar esas palabras—. Estoy listo para lo que venga en nuestra relación y familia. —Su esposo suaviza su mirada con palabras que no está listo para musitar pero Eiji las escucha:
Gracias.
Te amo.
Soy afortunado.
También tengo miedo, pero contigo me siento a salvo para intentarlo.
CHAN, pero mañana no nos enfocaremos tanto en Ash o Eiji, sino en un tercero~ Get ready, se vienen potentes las referencias. Mil gracias por leer.
See ya.
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