Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Tengo miedo de echar todo a perder

Lunes. Justo las clases han terminado. Ajusté mi mochila en el hombro para salir del salón, estaba tan sumida en mis pensamientos que no le presté atención a Ross, se encontraba frente a la puerta. Los nervios se apoderaron de mí al verlo directo a los ojos, se acercó y me sonrió, no sé si era yo o me sonrió de una manera que me hacía sentir anonadada.

—Hola, Margot —no recordaba lo estúpida que me pongo cuando alguien me gusta, ya veo porqué digo que no tengo tiempo para estas cosas. Observé el pasillo que estaba repleto de gente que salían de sus clases, busqué alguna escusa para no sostener su mirada—. ¿Has estado evitándome?

—Sí, probablemente sí —escuché su risa.

—¿Por qué? —me encogí de hombros. Era lo que hacía para evitar mis sentimientos y creo que estaba tan acostumbrada a hacerlo que me salía natural—. ¿Quieres venir a mi casa?

—Ahora no, tengo una cita —hice una mueca. Pasó sus manos sobre mis brazos logrando que por fin lo mirara.

—Puedo esperar —negué.

—Será mucho tiempo.

—No tengo nada que hacer.

—Se ve —giré sobre mí para comenzar a caminar a la salida. Ross seguía mis pasos. No estaba siendo dura, así es mi manera de ser, aunque tengo que cambiar eso. Ambos salimos, Ross me detuvo.

—Te llevo —apuntó a su motocicleta. Mi cara decía todo, no me gusta para nada este tipo de transporte. 

...

Miré al chico frente a mí durante un largo minuto, al igual, él me sostuvo la mirada. Tendí el casco que traía hacia Ross, observó este deshaciendo el contacto visual entre los dos, lo tomó—¿Enserio vas a quedarte una hora aquí? —elevó sus hombros, asintiendo. Rodeé los ojos, suspiré a la vez que trataba de ir al consultorio.

—¡Espera! —agarró mi mano haciéndome volver a él. Dio un paso acercándose aún más a mí, tragué saliva quedando totalmente estática viéndolo a los ojos. Posicionó ambas manos en mi cara de una manera suave y acercó su rostro al mío, plantando un beso en mis labios. Se alejó con una sonrisa, hice el mismo gesto que él. Sin decir nada me adentré al lugar, estaba emocionada y quería gritar.

Abrí la puerta del consultorio, después de tocar la puerta. Tomás emboso una sonrisa cuando me vio. Fruncí mi ceño cuando me di cuenta que mis padres estaban sentados en el sofá—Margot, ¿cómo estás? Pasa —eché una mirada de pocos amigos a mi psicólogo.

—Te dije que no quería que vinieran ellos —la cara de mi padre era de irritación, trataba de ser discreto.

—Insistieron en hacerlo, tus papás querían una plática en familia —tallé mi cara con las manos, yo también estaba irritada.

—Nunca les ha importado, ¿por qué les apetece ahora? —mi mamá se levantó de su asiento, su semblante era retador.

—A nosotros siempre nos has importado, estamos preocupados por ti, Margot —bajé mis hombros. Me adentré completamente a la habitación.

—No lo creo —esta vez mi padre se levantó al igual que mi mamá.

—¡Basta, Margot! Eres una egoísta, claro que pensamos en ti —ni siquiera Tomás era capaz de detener la discusión—. Y nos duele que sigas evitando la realidad, que te castigues de esa manera.

—Para.

—Tienes que afrontar esto —negué. Mis ojos se aguadaron.

—Es suficiente.

—No te quedes estancada, ha pasado un año ya —estaba temblorosa, me estaba dando mucha rabia que mi padre no cerrara la boca. Estoy aguantando para no soltar palabrotas.

—¡Ya! ¡Cállate! ¡Siempre ha sido mi puta culpa, de no haber sido por mí, Daniel seguiría aquí —salí prácticamente corriendo, no iba a quedarme ahí, solo para seguir con esto. Respiré ondo antes de ver de nuevo la cara de Ross quien estaba afuera, se extrañó al verme—. ¿Puedes llevarme lejos? —asintió.

Subí a la motocicleta junto a él, pasé ambos brazos por su cintura, abrazándolo. No pensaba en sostenerme de los tubos incómodos y menos ahora que tengo mi cabeza enfocada en lo que sucedió. Condujo en silencio. No tenía la menor idea a dónde se dirigía y tampoco es lo que me importa ahora.

No entiendo a nadie, específicamente le dije a Tomás que no quería hablar con mis padres y es lo primero que intenta hacer. Estaba sintiendo un poco de confianza con él y tampoco quiero decir que la he perdido, sin embargo, ahí se ha convertido en un lugar donde mis padres podrían encontrarme fácilmente. Tal vez mi familia sí se preocupa por mí, pero hay algo en sus actitudes que me impide contar mis problemas o si quiera creerles.

Reaccioné al sentir que la motocicleta paró, no tenía ni idea de este lugar, pero es realmente bonito. Estábamos aparcados frente a un edificio, al parecer no condujo mucho ya que seguíamos en el centro de la ciudad. Fruncí el ceño al verlo a los ojos. Me ayudó a bajarme de transporte de dos ruedas. 

—¿Qué es este lugar? —miré el inmenso edificio.  

—Te va a gustar esto —lo seguí cuando comenzó a caminar hacía la entrada. Las personas que estaban dentro pusieron toda la atención en nosotros.

—Señor Ross, bienvenido —me extrañé aún más al saber que era conocido aquí. No miré a nadie hasta que entramos al elevador.

—¿Vas a decirme en dónde estamos? —hice una mueca, estaba irritada. 

—Tranquila, es una sorpresa —rodeé los ojos, solté un suspiro, por lo que según yo dije más de mil palabras.

—No me gustan las sorpresas.

—¿Estás segura? —asentí con obviedad—. Amargot —aguanté una sonrisa, no sé en qué momento me dejó de desagradar que me llamara así—. Esta es la empresa de mi padre. Quiere que estudie lo mismo que él y trabaje aquí —sonrió. Observé sus movimientos, se hizo un poco hacia delante apretando el botón de la ultima planta.

—¿Pero...? —volvió a su posición y me miro.

—¿Por qué crees que hay un "pero"? —encogí mis hombros.

—Dijiste específicamente que él quería y no hablaste por ti —entrecerré los ojos. Suspiró.

—En realidad yo quiero ser chef. 

—¿Y qué te lo impide? —no dijo nada, solo sonrió con sus ojos en mí. Las puertas se abrieron mostrándonos el panorama de la ciudad desde lo alto de la azotea. Elevé mis cejas admirando las vistas, se veía precioso. 

—Aquí es dónde vengo cuando necesito desconectarme, es como mi lugar seguro —dio unos pasos hasta llegar a una esquina en donde había un par de sillas acolchonadas. El área estaba techada, así que cubría el sol.

—Hay muy buenas vistas —apoyé mi cuerpo en el muro que llegaba arriba de mi cintura, estaba en la orilla observando la ciudad.

—Y tanto —giré hacia él. Se posicionó junto a mí. Se acercó un poco más a mi cara.

—Ross, yo no soy una persona romántica —traté de no alejarme, no sé cómo explicar que si quiero que me bese, pero a la vez no.

—Lo sé —acomodó mi flequillo, lo cuál era en vano ya que el viento lo alborotaba.

—No tengo ni idea de cómo serlo —no podía apartar la mirada de él—. También llego a ser muy explosiva.

—Eso también lo sé —hice una mueca al sentir su mano en mi mejilla.

—Te puedo lastimar.

—Es un riesgo que estoy dispuesto a aceptar —sonrió levemente. Ninguno de los dos se movió, claramente estaba esperando a que acortara la distancia que nos separaba, pero al ver que no hacía nada, volteé de nuevo para ver la ciudad.

—Eres muy terco —soltó una risilla, también giró para admirar las vistas.

—Y tú muy amargada —sonreí a medias. No me molestaba, en realidad tenía razón—. Sabes qué es lo mejor de este lugar.

—¿Qué? —inhaló fuertemente y gritó muy ruidosamente. Le di un leve empujón para que se callara—. Basta, van a escucharte —reí, burlesca. 

—Las ultimas plantas no las utilizan, no seas aguafiestas —rodó sus ojos, juguetón—. Inténtalo —negué—. ¡Amargot! —volvió a elevar su voz.

—Para —pedí entre risas—. Y no me llames así.

—Vamos, solo hazlo, te sentirás mejor —apreté mis labios. 

—¡Mierda! —grité con todas mis fuerzas a la vez que cerraba los ojos. Los abrí encontrando a Ross con un gesto juguetón.

—¿Te sentiste mejor? 

—La verdad no.

—Oh, no puede ser —encogí mis hombros.

—Aun que a veces estoy bien y otras veces no —giré quedando de espaldas al muro. Mi mirada se perdió en el suelo del pavimento—. Supongo que debí quedarme con mis padres en esa estúpida terapia.

—Puede que haya escuchado algo —recargué mi cuerpo en la pared—, de tu hermano —asentí lentamente, me había comenzado a doler la cabeza—. ¿Quieres hablar sobre eso?

—No lo sé —mi cabeza iba a mil por hora, no sé que estoy pensando ya—. Hace casi un año sucedió algo muy malo, durante tres meses no sabía cómo llevarlo, por lo que mis padres me hicieron ir a terapia. Cuando me estaban explicando lo que sucedió aquel día, yo... Entré en shok y fui hospitalizada. A lo largo de estos meses no recordaba nada, tenía amnesia temporal. Pero entonces, mi memoria volvió hace poco, prefiero no saber nada, quisiera olvidar —sentí como se acercó, pasó su brazo por encima de mis hombros, sin tocarlos.

—¿Puedo abrazarte? —asentí.

—Tampoco quiero que sientas lástima por mí. No sé porque te estoy contando todo esto —al sentir su calor cuando me rodeó con sus cálidos brazos, me sentí más tranquila.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro