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¿Esto es felicidad?

Martes, hoy tampoco iba a estudiar, tenía la presentación de Estela, el dije que iría y ella es mi amiga. Al parecer había llegado temprano porque no se encontraba nadie, solo estaban unos chicos en el escenario. Cuando visualicé a Estela me acerqué para saber qué está pasando aquí.

—Hola Margot —traía un maquillaje con tonos azules y su cabello recogido en una cebolla, se veía muy linda—. Llegaste temprano.

—Hola... Am, eso parece —rio. Me abrazó como era de costumbre cuando estaba con ella. Estela y yo hemos estado hablando mas, nos hemos convertido en muy buenas compañeras, sin embargo, lo que sucedió ayer con Ross, me hace sentir un poco incómoda estando con ella, quiero decir, él es su ex y aparte son amigos.

—Puedes venir conmigo si quieres, falta media hora para que comience a llegar la gente —asentí. Caminamos detrás del escenario, me llevó hasta un peinador y me hizo sentarme frente al espejo—. Luces muy linda, me gusta como te vistes —le sonreí, ella es super dulce, pero no puedo con tanto la verdad, soy muy extraña.

—Oh, tú también —acomodé mi flequillo sintiendo un poco de culpa, pero buscaba no prestar atención a mi preocupación. También me sonrió mostrando sus dientes.

—Casi olvido decirte cuál es tu asiento —volvimos a las filas de sillas que había frente al escenario. Señaló la primera fila—. Bien aquí te sentarás tú, a tu derecha estará Emilio y a tu izquierda Ross, el hermano de Emilio estará junto a él —lo que me faltaba, va a venir el imbécil de Saúl y para el colmo estaré junto al chico que intenté besar.

...

Los minutos pasaron y la sala estaba casi llena. Lo que restaba me la había pasado con Estela, estaba ensayando mientras yo la observaba y me había quedado claro que es una chica muy talentosa—Iré a mi asiento, te dejo. Rómpete una pierna, no literalmente —soltó una risilla y me abrazó.

—Gracias.

Había visto que Emilio había llegado junto a su estúpido hermano. Sonreí hacía mi amigo en cuanto llegué hasta ellos. Saúl solo desvió la mirada evitando verme—¡Margot! —Emilio besó mi frente, fruncí mi entrecejo ante su acción—. ¿Acaso tú sabías que Estela hace ballet?

—No tenía ni idea, pero es muy talentosa —alzó las cejas sentándose en su respectivo asiento, igual imité su movimiento—. De hecho estaba... —el ruido de las personas que había en esta habitación se silenció de golpe cuando vi entrar a Ross, parecía tonta siguiéndolo con la mirada. No quiero que se mal interprete, él no me gusta, más bien fue un impulso de idiotez o algo parecido. No sé por qué hice eso. Me hundí en la silla cuando volví a razonar, quiero que la tierra me tragué. 

—Hola chicos —mantuve mi vista fija en el suelo. Me daba mucha pena verlo a los ojos o siquiera hablarle—. Auch, ¿qué le paso a tu nariz? 

—Bueno, sobre eso, Margot necesito pedirte disculpas —Ay no, Saúl es mejor que no digas nada sino quieres acabar con otra cosa rota. Giré lentamente evitando hacer contacto visual con Ross—. Siento haberte intentado besar o ser un idiota, déjame compensarte el otro martes... Ya sabes, será tu cumpleaños —cerré los ojos, solté un fuerte suspiro. Lo observé sin ninguna expresión en mi rostro. No me puedo ir de aquí porque estoy por Estela.

—No me gusta mi cumpleaños y no, quedé más que satisfecha con haberte golpeado en la cara —crucé mis brazos acomodándome para prestar atención al escenario vacío. 

—No jodas, Margot. ¿Tú le rompiste la nariz? —me encogí de hombros. Emilio soltó el aire que estaba reteniendo.

—Te he dicho que conozco un buen terapeuta —esta vez si observé a Ross con molestia. Pude ver de reojo como Emilio se giró conmigo con temor a que yo hiciera algo.

—Creo ya va a comenzar, siéntate Ross —Saúl interrumpió y menos mal, estaba a punto de levantarme y romperle las pelotas. Las luces se apagaron obligándonos a quedarnos en silencio, la presentación si iba a empezar.

...

El show estaba por acabarse, no quería prestarle atención a algo que no fueran los bailarines, sin embargo, al estar Ross a mi lado me era imposible, solo estaba fastidiando de vez en cuando picando mi brazo o haciendo algo para distraerme. Estaba colmando mi paciencia como siempre e incluso ya me dolía la cabeza. Le solté un golpe en la mano al sentir un piquete en mi brazo. 

—¿Qué quieres? —volteé por fin para prestarle atención.

—Así que, falta muy poco para tu cumpleaños —rodeé los ojos. Creo que no era el momento para hablar sobre eso.

—Guarda silencio, mi cumpleaños no interesa —volví de nuevo mis ojos al escenario.

—Oh, claro que sí —tocó mi brazo de nuevo, mi cuello dolía de tantas veces que volteé con él. Se acercó a mi cara haciéndome sentir nerviosa, pero no lo demostré. Tragué saliva cuando llevó su mano a la mía tomándola. No hice ningún movimiento, sosteniendo su mirada—. Créeme que sí —ni siquiera recordaba de qué estaba hablando, sonrió antes de girarse frente a él.

Fruncí el ceño, ¿qué mierda? ¿Por qué estoy actuando así? ¿Por qué siquiera causa un efecto en mí? No entiendo nada, antes yo no lo quería cerca y ahora hasta me intimida su presencia. No seas patética, Margot, no creo que hayas caído en su garras sin darte cuenta. Reí para mí misma, sin embargo, la sonrisa se me borró al ver nuestras manos entrelazadas. Abrí exageradamente mis ojos apartándola de golpe. No volví a mirarlo hasta que la presentación acabó. Sabía que todo esto se iba a malinterpretar. 

Todos aplaudieron, me levanté igual que los chicos a mi lado—Estela estuvo espectacular —asentí hacia mi amigo. A lo único que le preste atención fue cuando salió Estela, ya que sinceramente me la pasé dándole vueltas a todo esto—. Hay que esperar a que salga, tenemos que felicitarla —estuvimos de acuerdo con lo que dijo Emilio, así que esperamos a que la sala se vaciara. 

Quería salir corriendo de aquí, esto es estúpido y un mal entendido, no puede ser, por lo que sucede con Ross esté como ahora, que no pueda concentrarme de solo pensar que su mano estaba sobre la mía. Fruncí el ceño al sentir un ligero empujón, parpadeé varias veces para poder ver de quién se trataba—¿Amargot?

—¡Ay no! —pensé en voz alta. 

—¿Por qué te quedaste? Estamos por allá —parece que me estoy volviendo loca, negué encaminándome hacia dónde estaban los chicos. Estela me recibió con una sonrisa.

—Estuviste genial —bajó la cabeza un poco sonrojada. 

Los cinco, nos quedamos al rededor de media hora hablando. Entonces los vi de uno en uno, todos estaban riendo con bromas que de vez en cuando hacíamos, era extraño porque desde que llegué a esa escuela no me había sentido cómoda en un grupo de amigos y siempre evité acercarme a alguien. Emilio es una persona muy sociable, en parte también me trasmite confianza. Sonreí al sentir una tranquilidad estando con mis amigos.

Daniel estaría muy feliz por mí, si tan solo estuviera aquí. Él siempre fue mi mejor amigo y el único que había tenido. Desde que él se fue, mi única compañía era yo, pero desde que me di la oportunidad de considerar como un amigos a ellos, (excepto a Saúl, ese imbécil jamás lo llamaré amigo) he estado más relajada, aún que a veces si necesito un descanso de mí misma.

...

—Has estado muy distraída últimamente, ¿sucede algo? —mi padre pasó por mí ya que había salido temprano del trabajo. Así que iba con él en su auto. Negué frunciendo el entrecejo, no era tan común que se preocupara, nunca me había dicho algo así—. Es porque se acerca tu cumpleaños, ¿cierto? 

—No —en realidad no quería tocar ese tema con él, creo que no es la persona correcta. Sé que es mi padre, pero si tan solo lo conocieran como yo. Él es un poco insensible.

—Lo que sucedió el año pasado con Daniel... —tensé mi mandíbula justo antes de interrumpirlo.

—No sé de qué hablas —volteé por la ventana sintiendo un nudo en la garganta y ganas de llorar. Limpié las lagrimas que comenzaron a salir de forma repentina. 

—Margot, llevas siete meses, casi ocho, que estás yendo con Tomás y no te notó mejor —no dije nada, no quería discutir con mi papá, Mantuve mi vista en la ventana, estaba llorando y lo que menos quería era que me viera—. Tu mamá y yo estamos preocupados —rodeé los ojos—. Y Me alegra que estés saliendo con tus amigos, te vendrá bien eso —recargué mi cabeza en la ventana. Solo quiero que esto termine. 

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