Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

¿Es buena suerte o buena racha?

Jueves. Hoy las clases se habían suspendido, di gracias al cielo que eso pasara, porque Emilio y yo nos quedamos dormidos en su techo y ambos despertamos con malestares por todos lados. Cuando recordé que mi teléfono estaba tirado en la entrada de la casa, bajé casi corriendo olvidando por completo que las escaleras eran peligrosas y el ruido que hice seguramente llamó la atención de los padres de Emilio.

Tallé mis ojos para enfocar mi vista a la pantalla del celular. Una llamada entrante de mi madre apareció justamente cuando lo encendí, fruncí mi entrecejo contestando.

¡Margot! ¿Dónde estás? ¿Estás con Emilio? —su voz preocupada resonó por mi cabeza e hizo que me doliera. Caminé hasta el patio trasero de la casa de Emilio, él estaba esperando ahí.

—Sí, vamos para allá.

De acuerdo, los esperamos —colgué la llamada antes de preguntarme si los padres de Emilio estaban dentro con mi madre. Le hice una mueca a mi amigo, probablemente se venía un sermón para ambos.

Llegamos en silencio al patio de mi casa, visualicé a través de la ventana a mi mamá sentada en el sofá platicando gustosamente con nada más y nada menos que con Ross. Rápidamente me agaché y estiré el brazo de Emilio para que se escondiera junto a mí.

—¿Qué sucede? —preguntó el chico desconcertado.

—Está Ross.

—Chica, si es por tu vestimenta... Creeme que te ves genial, ese short resalta tu trasero —fruncí las cejas y le di un ligero codazo. A mí me daba igual que me viera así, a fin de cuentas no sería la primera vez. Simplemente es el hecho de que lo he estado evitando, porque no he podido sacarme de la cebeza la vez que dijo que me quería.

—No es eso...

—¿Entonces? ¿Qué no se supone que ya se besaron? —sonrió con picardía, al parecer recordando aquella escena en donde nos descubrió—. ¿Es tu novio, Margot? —encogí mis hombros, volteé hacia otro lado solo para que no se diera cuenta de la involuntaria sonrisa que se formo en mis labios. Soltó un sonido de sorpresa—. ¡Margot Baudette Rodriguez Saldaña! ¡Zorra, no me habías dicho que sales con el mismisimo Ross Navarro! Lo supuse, de todos modos, estaban como chicle estos días.

—Calla, estás haciendo demasiado ruido. Tengo que decirte algo... —reí lo más silencioso que pude—, el otro día me dijo que me quería —Emilio cubrió su cara aún sosteniendo la sonrisa.

—Considera esto como mi venganza por no haberme contado nada de esto antes —lo observé extrañada y entonces salió de su "escondite" mientras agitaba sus brazos y hacía sonidos raros—. ¡Justo aquí! ¡Aquí está Margot! ¡Chica, sal de tu escondite! —tomó mi mano haciendo que me levantara y quedara a su lado—. Me cuentas que pasa más tarde —se giró para plantarme un beso en la cabeza e irse casi corriendo hacia su casa.

Maldije internamente quedándome estática observado a mi madre y a Ross quienes me miraban detenidamente, hice una mueca adentrandome a mi casa.

—Voy a... darme un baño —apunté a la puerta de este y me encaminé.

—Margot, espera. Saluda a tu novio, no seas maleducada —cerré los ojos deseando desaparecer de este lugar. Giré viendo a Ross directamente, él tenía una sonrisa burlona en sus labios. Sin embargo se levantó de su asiento y llegó hasta mí. Tomó mi hombro y me acercó a él para envolverme en un abrazo.

—¿Acaso fumaste hierba? —susurró en mi oído. Se alejó sosteniendo su risa. Arqué ambas cejas.

—¿Qué dices? —encogió sus hombros.

—Hablé con tu mamá para pedir permiso de que vengas conmigo a unas vacaciones con mis amigos. Ya sabes, Emilio, Estela... —lo miré incrédula, ¿Emilio? Ese tonto no me dijo nada de esto. Después de maldecirlo pensé que tal vez a mis padres no les guste que yo salga a ese tipo de reuniones—. Hemos rentado unas cabañas estos tres días y quería invitarte.

—No creo que...

—Es una gran idea, Margot. No tendrás clases hasta el lunes —mi mamá interrumpo lo que iba a decir, para tratar de convencerme.

—Bueno, mi papá...

—Hablé con él, le parece una maravillosa idea —esto es muy extraño, que estén de acuerdo en este tipo de cosas no es muy habitual contar con ellos, por eso es raro para mí.

Asentí no tan convencida—Iré por mi ropa y luego me daré un baño.

—De hecho, venía por ti.

—¿Tan temprano? —revise la hora en mi telefono. dos y media de la tarde—. Oh.

...

Coloqué una canción para ambientar el camino mientras Ross conducía. Él volteo hacia mí y sonrio al parecer reconoció la melodía que puse. Siguió el ritmo dando ligeros golpes con sus dedos sobre el volante.

—¿Cómo convenciste a mis padres? —rió, fruncí el ceño pensando que no dije nada gracioso.

—Bueno, tú padres son buena gente, me cayeron muy bien y pienso que yo también a ellos —sigue siendo demasiado extraño para mí—. No pensé que les hayas dicho que soy tu novio —asentí.

—Mi mamá lo sospechaba, simplemente se lo reafirmé —sonreí involuntariamente. Tal vez yo no quería salir hoy porque no tenía animos para hacerlo, sin embargo creo que es lo que necesito justo ahora. Ahora entiendo por qué mis padres no se opusieron a esta idea.

Ross tomó mi mano e hizo que su tacto me intimidara un poco, alejé esta por inercia, pero cuando él soltó una pequeña risa, me di cuenta que todo estaba bien. Esta vez yo tomé la iniciativa e hice su mismo movimiento.

—Aún me sigues dando mucha intriga, Margot —lo observé sin expresión.

—No arruines el momento —rodo los ojos en un gesto burlón.

—Bien cambiaré de tema —soltó un suspiró relajado—. Seremos los primeros en llegar porque quiero pasar tiempo contigo —fue inevitable no sonreír.

Al ver que ya estabamos por llegar a las cabañas, mi estomago se revolvió. Él me dijo que no me estaba presionando para darle una respuesta, sin embargo, creo que lo estoy haciendo yo misma. Lo aprecio, claro que lo hago, pero, ¿lo quiero?

Mis pensamientos fueron interrumpidos al sentir que la puerta del carro se abrió. Ross me tendió la mano para ayudarme a salir. Aunque es un gesto lindo, a mí me sigue pareciendo tonto. No me di cuenta en que momento se estacionó.

El lugar era bastante bonito, los enormes árboles escondian un poco la luz del sol. Había un pequeño lago y alrededor estaban cuatro cabañas, al parecer, en las que nos hospedaríamos. Llegué a la orilla del agua, tenía tantas ganas de arrojarme a ella, pero si lo hago probablemente me termine ahogando porque no sé nadar. Solté un suspiro y giré para encontrar a Ross hablando con un chico en la entrada de la primera cabaña.

Mi tranquilidad fue interrumpida al observar detenidamente al chico que estaba frente a Ross, los gestos de su cara cuando hablaba e incluso su forma de vestir, me recordaba tanto a Daniel, es como si lo estviera viendo de nuevo. Pero, esas imagenes de él en el suelo de aquel restaurante volvieron a mí, quería vomitar, lo cual es raro porque ni siquiera he comido. Inhalé con pesadez tratando de alejar los malos pensamentos, di unos pasos hacia atrás pero mis pies se metieron a la orilla del agua.

—Mierda —susurré para mí. Exhalé por mi boca todo el aire que estaba reteniendo, deshice el nudo que se había formado en mi garganta y saqué mis pies del agua. Sacudí mis zapatos, pero es inútil porque estan completamente empapados.

—¿Está todo bien, Margot? —Ross estaba frente a mí y no tengo idea de como llegó hasta aquí. Obviamente hizo que me sobresaltara—. Tranquila, solo soy yo —jugueteó.

—Es que soy estúpida —él funcionó su entrecejo, negando—. Tengo que... —apoyé mi mano sobre su hombro para equilibrarme y poder quitarme los tenis mojados.

—¿Quieres que te cargue? —reí ante su comentrio, aunque sabía que si es capaz de hacerlo. Sin decir nada más me encaminé a la que supuse estaría hospedada, pero a medio camino sentí como el chico tomó mis piernas y pasó su brazo por mi espalda para cargarme como si fuese una princesa. No me opuse, de cierta manera me gustaba ese trato—. Bienvenida a nuestra pequeña cabaña.

—¿Nuestra? —pregunté observando lo espaciosa que era esa habitación. En realidad es más grande de lo que parece, tiene una sala de estar, una barra con una cocineta y un pasillo que probablemente da al baño y a las habitaciones.

—Bueno..., cada quien tiene su habitación —asentí sonriente. En realidad yo quería estar con él, lo admito ya no puedo seguirlo evitando, cuando sé perfectamente que yo también lo quiero, a mi manera, pero lo hago.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro