Veintiuno
Los cuatro se encontraban en una tienda de novias y novios, muy importante de la zona. Jimin tenía demasiado miedo, porque no había podido contactar a su modista original y tenía miedo de que pudieran arruinar los trajes.
Se encontraban midiendo la cintura y parte baja de Jungkook y así poder corregir correctamente el pantalón. Los padrinos y el novio lo observaban atentamente, Jungkook se comía las uñas frente a la mirada fija de Jimin. Al rubio ya se las habían tomado, pero achicar una prenda era más fácil que agrandarla.
—Joven ¿Cómo hizo para aumentar cuatro dedos en casi dos semanas? —decía el modista divertido.
Tenía unos cuarenta años, sabía que en dos días se casarían y que habían estado "vacacionando" ahí ese tiempo.
—Yo solo trataba de mantenerme a base de bebidas energéticas y milshakes de banana —suspiraba lo último bajito.
—¡Jeon Jungkook! —escupía Jimin—. ¿Milshakes de banana?
—Oye, tu tomabas cerveza o vino para aliviar los nervios, yo quería mis licuados de banana
—¡¿Pero por qué diablos no usaste leche descremada?! —cuestionaba irritado.
Bueno, a decir verdad, el pequeño Minie se veía tierno y retaba al pelinegro con un puchero adorable en sus carnosos labios.
Los ex esposos intentaba contener la risa detrás del rubio.
—¡Ya dejen de reírse! —espetaba Jungkook frustrado—. Crei que al estar, casi, solo a líquido no sería malo y sabes que la leche descremada de la marca que tenemos en la casa no me gusta —puchereaba.
Jimin suspiraba.
—Joven, nada en exceso es bueno —decía el modista con una sonrisa cálida y terminaba de anotar las medidas de Jungkook—. Hoy trabajaré en sus trajes, mañana podrán retirarlos
—Oh... —soltaba el rubio—. ¿No hay forma de hacerlo hoy? Vinimos temprano para tenerlo hoy...ya sabe, pasado mañana es el gran día —decía forzando una sonrisa y extendiendo sus manos como si dibujara un arcoiris imaginario.
—Si queremos que esté bien hecho —decía el modista poniendo su mano en el hombro del rubio—, mañana estará. Si no de última puedes cambiar el pantalón o pueden ver otros trajes para ti —señalaba al pelinegro—, con un color más....clásico —soltaba con delicadeza.
¿Para qué? Jimin parecía estar largando humo por sus orejas, los padrinos y Jungkook temían por el modista.
—¿Color más clásico? —decía entre dientes intentando no levantar su voz—. Dígame, señor JinHo —pronunciaba Jimin tensionando su filosa mandíbula—. ¿Cuántos novios, en bodas heteros u homos has visto usando el color salmón?.
JinHo, tragaba saliva.
—Ninguno, joven Jimin.
—Exacto —respondía con rostro enseriado y sus fosas nasales algo infladas—. No me interesa un color "clásico" —hacía comillas—. ¿Puedo confiar en usted?.
JinHo asentía y con un rápida reverencia se retiraba.
—Eso fue-... —decía Taehyung.
—Cierra la boca, tigresito —decía Jimin y arrancaba como alma que se la lleva el demonio hacía afuera y así volver al auto.
Jungkook suspiraba y lo seguía de inmediato.
El castaño y Taehyung se miraban unos segundos.
—¿Quieres almorzar conmigo? —preguntaba Seokjin—, "tigresito".
Taehyung lo golpeaba en el antebrazo y luego de inmediato le daba un casto beso tomando el rostro ajeno entre sus manos, el castaño respondía gustoso y cuando el menor se separaba lo encontraba con sus ojos cerrados y una sutil y genuina sonrisa.
Seokjin abría sus ojos y Taehyung volvía a golpearlo suavemente.
—¡Que hermosa pareja, bienvenidos! —decía una chica para nada coreana—. Mi nombre es Sarah y los estaré asesorando —decía sonriente la rubia.
Taehyung y Seokjin cruzaban miradas incómodas, el azabache estaba a punto de entrar en pánico.
—¿Qué están buscando? ¿Trajes a juegos? ¿Clásicos? ¿Algún color en particular?
—Oh, no-nosotros no... —Taehyung negaba con sus manos y el castaño se reía entre dientes.
—¿Buscan algo más... kinky? —decía susurrando y sonriendo con un guiño de ojo.
—¡No! —gritaba Taehyung—. Somos padrinos y estábamos de salida, adiós y gracias —hacía una reverencia atolondrada y salía corriendo dejando a Seokjin solo frente a la tal Sarah.
La chica estaba con un rostro de sorpresa e incomodidad, Seokjin metía las manos en sus bolsillos y con una carita adorable añadía—. Es que estamos divorciados
—Oh... —solo alcanzaba a decir para ser dejada por el castaño, quien hacía una reverencia y salía.
Taehyung lo esperaba afuera despeinado su cabello negro azabache.
—¿Por qué tardaste tanto en salir? — cuestionaba con un puchero al castaño.
—Deberías ver la cara de susto que tenías mientras negabas a más no poder que no íbamos a casarnos —decía Seokjin divertido.
—Eso fue jodidamente raro
—¿Un deja vú? —cuestionaba dulcemente.
Taehyung no alcanzaba a responder que el auto de Jimin hacía sonar la bocina interrumpiendo el momento.
—¿Vienen o qué? —preguntaba el rubio.
—¿Que dices? —volvía a preguntar el mayor a Taehyung.
Relamía sus labios y se acercaba al auto para hablarle por la ventanilla a la pareja.
—Seokjin me invitó a almorzar, si no necesitan nada más... —miraba con sus ojitos de cachorro al rubio.
Este suspiraba y asentía—. Por las dudas no olviden que hacemos el último ensayo a las ocho, el resto de la familia saldrá a cenar afuera ¿Ok?.
Taehyung asentía y se despedía, a la distancia los novios saludaban a Seokjin y volvían a la casona.
—¿Dónde me llevarás? —preguntaba con una sonrisa cuadrada peculiar, pero antes de recibir cualquier respuesta Seokjin lo besaba.
Y lo seguía haciendo, y continuaba, un poco más saboreando la boca ajena y luego una suave mordida para alejarse muy en contra de su voluntad.
—Estamos en la calle —susurraba Taehyung con labios, mejillas y orejas completamente rojas.
—Me importa una mierda —respondía Seokjin.
Sonreía y otro beso casto para tomar a Taehyung de la mano y llevarlo a un resto bar que había visto cerca de la casa de novias.
Ya luego de un tiempo, comidos, bebidos y llenos, estaban degustando un postre helado. Habían hablado cosas de la boda y lo que debían hacer y no hacer.
Hasta que Seokjin volvía a ellos.
—¿Cómo va el buffet? —preguntaba al azabache—. ¿El señor Hiroshi ya te hizo el dueño? ¿Se casó, tiene hijos? —se reía divertido.
Taehyung se encogía de hombros recordando a su generoso jefe.
—Algo así... —susurraba.
—¿Se casó? — preguntaba sorprendido.
Era un hombre de nacionalidad japonesa, que había viajado a Corea para abrir su propio restaurante buffet.
—No, para nada. Sigue soltero —respondía sonriendo suavemente.
—Ah, como dijiste "algo así"
—Él está enfermo —soltaba cabizbajo.
—¿Que tipo de enfermedad? —preguntaba Seokjin.
Taehyung trabajaba desde jovencito con el señor Hiroshi, le había dado trabajo cuando más lo necesitaba y este no tenía idea de que hacer de su vida. Solo necesitaba trabajar, pero con el tiempo se había ganado la confianza y su lugar en el restaurante. Muchos creían que era su hijo, porque si el señor Hiroshi no estaba, Taehyung era la autoridad en el lugar y pronto se encontraba amando estar a cargo, administrando el restaurante buffet con su jefe guiandole y enseñandole más al respecto.
—Le diagnosticaron cáncer de colon —decía con tristeza el azabache.
Seokjin se sentía fatal, sabía lo mucho que el azabache adoraba al hombre, más al saber que no tenía absolutamente a nadie en Corea.
—¿Pero lo hicieron tiempo? —preguntaba otra vez.
Taehyung negaba.
—Fue muy difícil conseguir estas dos semanas —suspiraba frotando su rostro—. No quería dejarlo solo. Tuve que cerrar dándole vacaciones al resto de los chicos
—Tae, bebé... —exclamaba apretando la mano del azabache sobre la mesa—. Lo siento
—Él está tranquilo, no se arrepiente de lo que ha logrado y... —relamía sus labios—. Hace dos meses atrás lo acompañe a hacer su testamento
—¿Tiene familia aquí o en Japón? —preguntaba Seokjin. Quizás alguien de Japón estaba al tanto del buen hombre.
—No tiene a nadie, me dejará el restaurante a mi —soltaba levantando sus cejas.
—¿Tú-...en serio? —cuestionaba.
Asentía entre feliz y entristecido.
—Si, seré el dueño completamente cuando él ya no esté
—¿Y cuánto tiempo le queda? —preguntaba preocupado.
—No están seguros, le habían dicho que no pasaría de hace tres meses atrás y aquí estamos —sonreía—. Es un hombre tan fuerte
—¿Estás preparado para el después? —preguntaba Seokjin.
—Tenía mucho miedo al después —cuestionaba—. Eramos él y yo administrando el lugar. Estar solo me aterra
—Lo harás bien —alentaba el mayor—. Y estaremos juntos...si en algún momento te sientes abrumado. Puedo irme de mi trabajo y cocinar para tí —sonreía de oreja a oreja.
Seokjin era chef, solo que de un restaurante gourmet. Al fin de cuentas, lo que él adoraba era la cocina. Ahora su cabeza se disparaba a un futuro donde se veía junto a Taehyung probablemente estando juntos y ayudándole a llevar aquel lugar.
Estaba muy lejos de desearle un mal final al señor Hiroshi, se sentía instantáneamente horrible pensando en que él debía de dejar esta tierra para Taehyung está cargo por completo.
Aunque en realidad, ya estaba a cargo hacía varios meses, porque el señor Hiroshi ya no asistía al lugar. Aquella extraña visión de un posible futuro juntos, traía a Taehyung de nuevo a la realidad, él y Seokjin. Seokjin y Taehyung otra vez, su cabeza hacía cortocircuito.
Quitaba su mano de repente.
—Deberíamos volver, se nos pasó mucho tiempo. Tenemos el ensayo en un par de horas.
Seokjin se mordía la lengua, su pecho se comprimía y asentía llamando a la mesera para volver.
Taehyung aún era terreno delicado.
Iba a cargar esto anoche, pero no podía inspirarme con el edit. Ahorita si 😏
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Se acuerdan que dije que tenía el desenlace de las tres historias? Muchxs se asustaron creyendo que ya acababan (erotofonofilia, here i am) y este bebé.
Pero no, haber escrito el desenlace, me hace más fácil desarrollarla y bueno, puedo estar los fines de semanas actualizando masivamente un capítulo por cada fic.(en la semana se me complica)
Pero bueno, sigo viva, no voy a abandonar ninguna historieta \(ϋ)/
¿Que les pareció este capítulo? Finalmente conocieron el oficio de cada uno. ┏(^0^)┛
Con amor Niñita Nany 💜
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