Veintiocho
Su corazón le pesaba dentro de su pecho. Había sido un día movido sentimentalmente. Había tristeza, una tristeza que le comprimía el pecho y le afectaba en demasía. Sus pies lo habían hecho caminar sin rumbo luego de aquel encuentro y lo tenían vagando por diferentes escenarios de su posible futuro. Suspiraba pesadamente pensando en lo que se venía y en como debía manejarlo, necesitaba mantener la calma y no llenarse de más ansiedad.
Se encontraba respirando la brisa fresca del parque Tapgol, quizás asi su cabeza se aclararía un poco y encontraría algo de paz, pero justo en ese entonces era cuando su teléfono vibraba en su bolsillo izquierdo. Veía el mensaje y se levantaba de una de las bancas como si el mismo demonio fuera por él.
Iba camino a su apartamento para poder ponerse pasable para la cena de las siete, cena que había olvidado por completo. Tan perdido en su cabeza, tan consumido por sus temores y viajando más allá de la actualidad de hoy. Necesitaba darse un ducha y ver qué se pondría para remediar su jodido error.
Soy un idiota, por dios.
Las puertas del elevador se abrían, cruzaba el pasillo casi corriendo y se detenía en seco frente a su puerta.
—¿SeokJin? —cuestionaba sorprendido al ver al castaño sentado en el piso.
Llevaba un tapado azul oscuro, debajo un suerte gris y pantalones negros que le quedaban muy bien, su cabello estaba a un lado dejando su frente descubierta y una caja de bombones en su mano.
—Hey... —el mayor se ponía de pie.
—Lo lamento, yo... —Taehyung quitaba el pelo de su rostro—. Lo olvidé, lo siento
—Está bien —exclamaba el mayor con una sonrisa desanimada que intentaba disfrazar—. Y envié el mensaje porque me preocupé...¿Interrumpí algo? No te ves muy bien.
Se acercaba titubeante para acariciar a Taehyung, pero éste de repente se lanzaba por un abrazo y escondía su rostro en la curvatura del cuello de SeokJin. Este claramente no entendía que estaba pasando, pero definitivamente notaba que Taehyung no estaba bien del todo. Y quizás fuera algo egoísta pensar en sonreír, pero al notarlo decaído y ver qué se aferraba con fuerza a él, la sonrisa dulce de ser necesitado por éste, se le pintaba sin previo aviso.
Acariciaba con parsimonia el cabello ondulado de Taehyung y lo escuchaba respirar de forma pesada, SeokJin no podía ver cómo apretaba sus ojos evitando derramar lágrimas y como intentaba no sollozar rodeado por el calor del cuerpo de SeokJin. Así que se concentraba en su aroma fresco. Inhalaba, exhalaba y se recomponía saliendo del hueco del largo cuello de SeokJin.
—Lo lamento —repetía. SeokJin le sonreía, ahora bajaba la vista a la caja de bombones que éste traía—. Tengo café para acompañar con eso.
SeokJin miraba la caja y soltaba con dulzura—. Aún están reservando nuestra mesa, podríamos-...
—No estoy con ganas de salir, pero me gustaría que quisieras entrar a mi apartamento —sonreía débilmente
—Me encantaría.
Taehyung sonreía y se apresuraba a abrir, veía a la distancia como SeokJin se quitaba el tapado y lo veía tan atractivo de pies a cabeza. Se había preparado para él y Taehyung tenía ganas de que ciertas cosas no hubiesen pasado ese día, porque ahora se sentía muy decaído, pero SeokJin no tenía la culpa de nada.
—¿Has comido algo, amor? —preguntaba SeokJin con cierta timidez.
Hacía rato que nadie me llamaba así.
Exceptuando la veces que SeokJin lo habia repetido en la casona. Lo miraba y negaba con una sonrisa.
—¿Quieres que prepare algo? —preguntaba arremangando el suéter gris que llevaba.
—Creo que tengo dumplings y algo de carne —se rascaba la cabeza, se veía cansado y SeokJin lo había notado.
—Puedo arreglarmelas con eso ¿por qué no te duchas? Te ves agotado —exclamaba camino a la heladera.
Taehyung lo veía moverse por su espacio y pensaba que SeokJin se veía muy bien dónde fuera que se parara.
—Si, haré eso... —se iba camino a su habitación, pero giraba y una vez más exclamaba—. Lo lamento, Jinnie.
SeokJin volvía a mirarlo con una sonrisa más dulce pintada en su rostro.
—Lo sé.
Al salir el olor a comida le despertaba el hambre que no había notado que tenía. Salía vestido cómodo, pero se había vestido más o menos pasable para que SeokJin no se sintiera como un imbécil por estar elegante y él en slippers.
—¿Quieres unas pantuflas? —preguntaba al ver los zapatos negros en punta que SeokJin se había puesto.
—Por favor —respondía el mayor, terminando de poner la mesa.
Cuando el azabache volvía veía como SeokJin ponía los últimos detalles en una mesa para dos. Mesa que a pesar de haber tenido varios invitados de todo tipo de categorías, era la primera vez que sentía que esa mesa estaba puesta para dos y de forma sería e importante. Una sonrisa tiraba de sus labios, dejaba las pantuflas para su invitado y se sentaba. SeokJin lo alcanzaba segundos después.
—Gracias -—soltaba el castaño, mientras se acomodaba y comenzaba a servir para ambos. Justo antes de que Taehyung lo hiciera solo para él mismo—. Déjame a mi
—Más allá de las cenas de mamá o amigos. Hacía mucho nadie cocinaba para mí de esta forma —señalaba lo obvio.
En pareja.
—¿En cinco años? —cuestionaba SeokJin.
—Mamá lo hacía por mi de jóven, luego tú cómo-... —se tragaba la palabra.
—Tu esposo —añadía SeokJin.
—Bueno, en cinco años aprendí a ser demasiado independiente
—Siempre lo fuiste, solo no te gustaba cocinar ¿Vives de delivery? —preguntaba SeokJin con tono burlón.
Y luego de un día agotador Taehyung reía, de forma sonora y dulce. Erizando los vellos en toda la piel de SeokJin al oírlo.
—A veces me doy gustos —respondía luego de recomponerse.
El sonido de cubiertos empezaba a sonar en la sala y SeokJin no sabía si era momento o no de abordar a Taehyung con las preguntas que tenía. Pero suspiraba y luego de unos minutos de charlas vanales sobre la cena y los halagos de Taehyung a su cocina, intentaba buscar sus pelotas en algún lado y hacer la pregunta.
—Has mejorado muchísimo más —decía Taehyung comiendo con calma.
—Graciias, bebé. ¿Me dirás qué sucedió? —intenteba que su tono de voz fuera más bajo y suave.
Taehyung dejaba los cubiertos y suspiraba, no parecía enojado, de nuevo parecía estar reteniendo demasiado.
—Tuve un día movido. Cosas que reponer, arreglar y adelantar para mañana poder abrir
—¿Solo eso? —había mas. SeokJin no sonaba como si estuviera interrogandolo insistentemente. Se notaba preocupado.
Solo que dar respuestas sobre que había hecho, era algo...nuevo para Taehyung.
—Fui a ver al señor Hiroshi —Taehyung se echaba hacia atrás en su silla.
SeokJin se preocupaba.
—¿Está bien? ¿Que sucedió? —preguntaba realmente interesado.
Taehyung suspiraba y fregaba su rostro.
—Sabes, antes del viaje veía al señor Hiroshi día por medio —contaba—. Ya sea para pasar un tiempo. Llevarle comida, medicamentos. Cualquier cosa.
SeokJin lo escuchaba atentamente.
—Él tiene a dos enfermeras que lo cuidan por turno, pero siempre trato de ser el rostro familiar que le hace falta —agregaba Taehyung—. Esas dos semanas en la casona, hablé con él... —chasqueaba su lengua. Aunque estaba muy sumergido en mis asuntos.
Paraba de hablar y bebía agua, luego volvía a fregar sus manos sobre su rostro. SeokJin quería acercarse un poco más y tomar su mano pero Taehyung se cruzaba de brazos y miraba a otro lado. Casi ajeno a las ganas que el mayor sentía de ser su soporte, Taehyung simplemente la estaba llevando solo.
—Cuando lo ví esta tarde quedé completamente... —negaba con ojos acuosos—. ¿Lo recuerdas, no? Metro setenta, buen porte y tés blanca. Siempre con una sonrisa y bien vestido... —SeokJin asentía y él sacudía su cabeza secamente—. No sé si fueron las dos semanas de no verlo, pero ha perdido peso. Su piel está grisácea, sus ojos cansados...sus arrugas se marcan más.
Taehyung mordía su labio, esa tarde había recibido una noticia horrible y por eso su cabeza estaba en cualquier lugar. Suponía que a causa de todo lo acontecido con el señor Hiroshi, repercutía en haber olvidado la cita con SeokJin. Haber olvidado que había alguien a quien avisarle dónde estaba y que quizás no llegaría. Porque Taehyung no lo había recordado en ningún momento, se había acostumbrado a ser él y él, nadie más.
Había altas probabilidades de que, si su teléfono no vibraba con ese mensaje de SeokJin, quizás ni lo hubiera recordado hasta llegar a su apartamento y meterse a la cama, sabiendo que había algo pendiente que debía hacer. Volvía a mirar a SeokJin.
—Estuve con él hasta un poco más de las siete...me dijo que no pasaría de este mes. Ya es algo seguro, él ya no resiste más, su cuerpo ya está cansado... —suspiraba y SeokJin finalmente se levantaba de su silla para moverse a su lado. Allí sentado y cerca lo acariciaba en silencio—. Estuvimos hablando sobre los detalles después de que él...
—De acuerdo, está bien...si necesitas ayuda. Puedes contar conmigo —exclamaba SeokJin.
Taehyung negaba, en parte también haciéndose a un lado de la caricia—. Mis padres vendrán a Seúl, quieren verlo y ellos van ayudarme con todo el después.
SeokJin asentía y lo notaba más tranquilo luego de haber hablado.
—Lo siento —repetía Taehyung—. ¿Cómo fue tu día?
—Oh, nada importante... —respondía. Él aún quería acariciar a Taehyung pero se contenía—. Todo pasa por algo ¿Si? —decía a cambio—. Siempre estuviste a su lado y esta vez no será diferente. Estoy seguro que te dijo lo orgulloso que está de ti. Siempre lo hacía.
Taehyung reía, realmente su jefe lo presumía como si fuera su hijo en ocasiones. Orgulloso de haber enseñado como llevar un negocio adelante a ese jovencito que, solo necesitaba dinero para ayudar en casa.
—Si, creo que en parte esa es la extraña paz...pero fue una imagen fuerte.
SeokJin asentía con ojos comprensivos.
—Todo estará bien... —añadía. Taehyung había apoyado su codo sobre la mesa y su cabeza sobre su mano.
—Gracias por haber cocinado, esto estuvo delicioso —halagaba nuevamente—. ¿Mañana ya comienzas a trabajar otra vez, cierto?.
SeokJin asentía—. Si, ya hablé con mi jefe. Mañana ya vuelvo a mi lugar... —Taehyung asentía. Se veía un poco mejor y SeokJin necesitaba decirle cosas, pero no sabía si era o no un buen momento—. Fuí a ver a Baek —arriesgaba.
Taehyung se enderzaba sobre la silla y su cabeza comenzaba a doler—. Oye...no quiero hablar de eso ahora —pedía a SeokJin.
El mayor no sabía cómo reaccionar al respecto. De todas formas solo quería actualizarlo por si acaso, pero definitivamente no era momento. Cerraba su boca y con una sonrisa asentía.
—No hay problema.
—Luego me cuentas...¿O es algo malo? —preguntaba el azabache, pensando lo peor.
SeokJin abría sus ojos unos segundos, tragando en seco frente a los ojos expectantes de Taehyung—. Um, no. No hay nada malo.
Taehyung sonreía débilmente—. Realmente te encargaste del tema más rápido de lo creído. Hablaremos luego y escucharé todo lo que quieras decirme ¿Si?.
SeokJin lo miraba y sin decir nada asentía.
—¿Cómo hiciste para entrar al edificio? —preguntaba Taehyung, finalmente después de todo.
SeokJin reia—. Toque tu timbre y en la espera una señora entraba y me dijo "Pareces de confianza, ven pasa". Y así llegué a tu puerta.
Taehyung reía junto con él, seguramente era la señora Dan-I. Siempre tan amable y débil con los chicos que le recordaban a su hijo. Había agradecido mentalmente que la señora no haya hecho caso a sus palabras de "No debe dejar pasar a nadie aunque se vean de confianza".
Sino SeokJin hubiera estado esperando por él fuera de su apartamento y la noche se estaba poniendo cada vez más fría..
Y ustedes culpando a Jinnie de que había dejado plantado a Taehyung 💩
Él no había sido, a él lo dejaron plantado...bueno, el edit es muy feo, pero no importa.
Jejeje con amor Niñita Nany 💜
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