Narra Triana.

- Alma, código rojo.

Llegué hace una semana a Barcelona, y durante esa semana no he parado de pensar en lo del embarazo.

- ¿Qué pasa, Triana?

- Creo que estoy embaraza. - suelto y ella abre los ojos.

- ¿Crees?

- Me hice un test y salió positivo.

- Tenemos un problema. - dice y yo asiento. - Los test pueden ser fiables pero es preferible ir al médico y ver si verdaderamente lo estas.

- ¿Y qué pasa si verdaderamente estoy embarazada?

- Pues no lo sé, Triana.

- Somos muy jóvenes, apenas tenemos veinte años y estoy en el último año de carrera.

- Bueno primero vamos al médico y ya después hablamos.

Alma conduce hasta el hospital, mientras que mi cabeza no deja de pensar. Esto tiene que ser una broma.

- Venga, bájate.

Entramos en la consulta y me hacen las pruebas correspondientes para saber si realmente estoy embarazada.

- Enhorabuena, vas a ser mamá - dice la médica con una sonrisa -. El bebé está sano y estás de dos meses.

Salimos del hospital con una foto de la ecografia, es montarme en el coche y echarme a llorar.

- Triana, no llores.

- Malditas hormonas.

- ¿Tú lo quieres tener?

- No lo sé, estoy confusa.

- Serías una gran madre y además el bebé nacería cuando acabes la carrera, así que no hay mucho problema.

- ¿y si Gavi no quiere? Joder que no es fácil.

- Estoy cien por cien convencida de que a Gavi le encantaría.

- ¿Y cómo se lo digo? No puedo llegar a casa y decirle Gavi amor por el calentón que tuvimos, en el que no usamos protección me he quedado embarazada.

- Triana, hija eso no - dice riendo - Le tienes que preparar algo.

- Pues yo ahora mismo no estoy para pensar mucho.

- Anda yo te ayudo.

- Gracias.

- No me las des, que las amigas están para ayudar.

- ¿Podemos ir a desayunar algo que me muero de hambre?

- Uy ya empezamos.

- Y lo que me queda - resoplo. - No voy a poder comer jamón - digo empiezando a llorar de nuevo.

- Ay madre mía. - dice Alma llevándose la mano a la frente.

Paramos a desayunar, acabo comiendo dos bollos de chocolate, una tostada y un zumo de piña.

- Venga vamos a un centro comercial - dice Alma.

Después de horas y horas paseando por las tiendas, hemos encontrado algo.

- Buena suerte.

- Creo que la necesitaré.

Salgo del coche de Alma dándole un abrazo y entro a casa. Gavi aún no ha llegado del entreno, así que tengo tiempo para preparar la sorpresa. Subo hasta nuestra habitación y empiezo a inflar los globos rojos, uno de ellos es más grande y pongo la foto de la ecografia de hoy dentro del globo, en los otros globos pego con fiso fotos nuestras.

Después de acabar con esto, me pongo a hacer algunos deberes de la universidad y después la comida. A todas horas tengo hambre, yo no sé que voy a hacer en estos meses. También tengo muchos vómitos y nauseas.

- Amoooooor - grita Gavi.

- Voy.

Bajo las escaleras y lo veo bebiendo agua en la cocina, me acerco a él y lo abrazo por detrás.

- Me voy a la ducha, amor - informa dándome un beso.

- Vale, voy a terminar de preparar la comida.

- Vale, ¿qué has preparado?

- Ensalada de pasta.

- La obsesión por la pasta no se te va nunca ¿verdad?

- Eso ya es permanente, no se me puede quitar - digo y él se ríe.

Comemos mientras él me cuenta las sensaciones de cara al partido de mañana, llevan entrenando casi toda la semana, solo tuvieron una sección de descanso, pero él se fue al gimnasio a entrenar. Así que no ha tenido descanso.

- Voy al baño - digo corriendo.

Me pongo a vomitar y siento sus manos recogerme el pelo.

- Amor, ¿estás bien?

- Sí, solo que creo que me ha sentado mal.

- Que raro, nunca te ha sentado mal la ensalada de pasta.

Me lavo los dientes y él me abraza.

- Tienes cara de cansada.

- Es que estoy cansada.

- Duerme un poco - dice y yo niego.

-  Tengo una sorpresa para ti.

- ¿Para mí?

- Sí - él asiente y me besa. - Ven vamos - digo cogiéndole de la mano.

Abro la puerta de la habitación y abre los ojos mientras me mira.

- ¿Qué es esto? Si hoy no es nuestro aniversario.

- Lo sé, ven acércate.

Se queda mirando todas las fotos de nosotros y sonríe.

- Te amo.

- Yo también, amor. - digo besandole - Toma pincha el globo más grande - digo nerviosa.

- ¿Para qué?

- Tú hazlo.

Él asiente y lo pincha, la ecografia cae justo en el centro de la cama, la coje y se queda mirándola. Se gira hacia mí mirándome.

- ¿Es lo que creo que es?

- No sé qué es lo que estas pensando.

- ¿Estás embarazada?

- Eso parece - respondo, él se acerca a mí para cogerme en brazos.

- Vamos a ser padres - grita emocionado y empieza a llorar. - Te amo, amor.

- Tengo miedo.

- Pues no lo tengas porque yo voy a estar aquí siempre.

Me tumba en la cama y acaricia mi barriga.

- Hola bebé, que ganas tengo de conocerte. Aunque no te conozca ya te quiero mucho. Portate bien con mami y no le des mucho la lata.

Las lágrimas empiezan a salir. Y creo que he tomado una buena decisión.

- Os amo.

- Nosotros o nosotras también a ti.

- Va a ser una niña - dice muy seguro.

- No estés tan seguro.

- Una niña de papá.

- ¿Y por qué no un niño?

- Porque siento que va a ser una nena preciosa, que se va a aparecer a la persona más guapa del mundo, su madre.

- Te amo mucho.

- Yo más a ti, gracias por esto, amor.

- ¿Cómo que gracias? Esto es la consecuencia de no usar preservativos - digo y él se ríe.

- Dios fue en la discoteca - dice abriendo la boca. - Hasta para eso tengo buena puntería, para una vez que lo hacemos sin preservativo.

- No lo entiendo.

- Es que soy el mejor - dice guiñandome un ojo.

- Espero que el bebé no salga con tu ego.

- Oye que no soy egocéntrico - se queja, me rio.

- No ni na.

- Solo un poco.

- Eres muy egocéntrico.

- Soy muy afortunado de teneros.

- Somos muy afortunados de tenernos.