XXVIII : No puedo vivir sin ti
Narra Pablo Gavi.
Salgo de la masía, cojiendo el coche para irme a la ciudad deportiva Joan Camper. El entrenamiento de hoy empieza a las diez y media.
Xavi nos manda a dar tres vueltas por el campo y después empezamos a tocar el balón, a dar tiros, los rondos y demás.
- Illo, Gavi - me llama Pedri - ¿Cómo has fallado ese pase?
Acabo de fachar un pase muy pero que muy tonto y todos mis compañeros me miran con los ojos bien abiertos.
- Lo siento, no estaba muy aquí - me disculpo a lo que Pedri asiente.
- Ya puedes ir contando que te pasa - dice Nico.
- No me pasa nada - digo frunciendo el ceño.
- Venga ya, Gavi.
- Bueno puede ser que ayer Triana se molestará conmigo.
- ¿Qué has liado ahora chiquitín? - me pregunta Ferran.
- Os acordáis que ayer tenía un dolor muy fuerte de regla - digo y ellos asienten. - Pues bien, salimos del restaurante y a la salida había muchos fans.
- Dios es verdad, a mi uno y un poco más y se lleva mi mano - comenta Eric haciéndonos reír. - Perdón te he cortado, sigue.
- Pues me entretuve firmando y haciéndome fotos, Triana se metió en el coche y yo estuve con los fans media hora.
- Gavi, tío - dice Ansu negando con la cabeza.
- Sé que no debí de dejarla sola pero es que tampoco quería ser maleducado con los fans que después hacen unos vídeos y unas fotos de mí en las que parece que soy un borde.
- Anda no te rayes que no es para tanto - dice Pedri. - Vas esta tarde a su casa y listo.
- A problemas soluciones - dice Ferran.
- Si es que estos dos no pueden estar separados - asegura Eric.
- Es mi vida - confieso, todos sonríen mirándome.
- Quién nos iba a decir a nosotros que íbamos a ver a Gavi así por una chica.
Acaba el entrenamiento y me voy a la masía. Triana ha empezado de nuevo el curso en la universidad, así que ahora está en clases.
Decido que voy a ir a recogerla, aún queda una hora para que salga, así que me ducho y me cambio.
Antes de salir hacia la universidad, me acerco a una tienda a comprar golosinas y la meto en una cajita donde hay otra cosa que he comprado antes de bañarme.
Llego a la universidad en la que Triana estudia y recién acaba de sonar el timbre, que por cierto, tiene un sonido la mar de escandaloso.
La veo salir mientras va hablando con Alma, las dos van riéndose.
La miro y está guapísima. Siempre lo está. Toco la bocina haciendo que las dos se giren.
- Triana, tu novio - habla Alma dándole un codazo.
- Alma, que duele - se queja mi novia y yo sonrío. - Y este encima se ríe - dice rodando los ojos.
Las dos se acercan a la ventanilla y le hago un gesto para que suban.
- Gavi, a mi dejame en el burger king de la esquina que he quedado. - me dice Alma y yo asiento.
- Con Cristo - añade Triana subiendo y bajando las cejas, y yo me rio.
- Que pesados - susurra Alma pero lo suficientemente fuerte como para que lo escuchemos.
- El karma llega amiga - dice Triana dándose la vuelta para mirarla y guiñarle un ojo.
- La filósofa - dice la rubia.
Dejo a Alma en el Burger King, y me llevó a Triana a comer en el restaurante italiano que tanto le gusta.
- ¿A dónde vamos? - pregunta.
- A comer pasta.
Ella se relame los labios y yo sonrío.
- Mira como estas deseando de llegar - digo y ella se ríe.
- Es mi comida favorita.
- Y tu perdición.
- También.
- Quiero pedirte perdón, sé que ayer no actúe de la mejor manera, debería de haber estado contigo y llevarte a casa. - me disculpo, ella me mira.
- Yo también quiero pedirte perdón, estaba tan dolorida que no pensaba en nada más y te entiendo porque son tus fans.
- No tienes que pedirme disculpas, amor. No quería ser maleducados con ellos y al final por querer estar en las dos cosas, te dejé a ti de lado.
Ella coje mi mano, me acerco a ella para besarla.
- ¿Estabas enfadada conmigo? - pregunto haciendo un puchero.
- No estaba enfadada, amor, solo un poco molesta.
- Te tengo una cosa.
- ¿Qué has hecho ya? - pregunta alzando una ceja.
- Miralo tú misma.
Le doy lo que le tenía preparado y ella lo abre. Ve las chucherías y sonríe. Triana cuando está con la regla no le apetece chocolate, pero si que le encanta los citratos, las golosinas y demás.
- Podemos compartirlo - me dice con una sonrisa.
- Si tú me dejas.
- Claro que te dejo, amor.
- Hay otra cosita más.
- ¿Más?
Yo asiento y ella saca un sobre. Lo abre y abre la boca al ver lo que es.
- ¿Es enserio?
- No va a ser de mentira - respondo rodando los ojos. - Vas a ver a tu cantante favorita, con quien tú quieras.
- Mm, ¿me acompañarías? - pregunta sonriendo.
- Claro que si.
Después de comer, me llega un email de la mujer de la casa que he estado mirando. En el cual me dice que podría ir hoy mismo a visitar la casa.
- Triana, amor, ¿quieres venir a ver una casa?
- Encantada de ir.
Yo sonrío volviendo a besarla.
- Sabes a nata y fresa - confieso, ella se ríe.
- Culpa del chupa chups - dice señalandolo.
Llegamos a la casa y por fuera se ve muy grande y bonita. Llamamos al timbre y una mujer de unos cincuenta años aproximadamente me abre la puerta.
- Pasad, chicos.
Entramos dentro y como ya lo intuía es muy pero que muy grande y también bonita. Nos va guiando por todas las estancias de la casa y cada vez me va gustando más.
Llaman a la mujer por teléfono y sale al jardín para hablar.
Me quedo mirando a mi alrededor y sonrío.
- Está va a hacer nuestra casa, amor - afirmo sonriendo. - Y por aquí correrán nuestros hijos.
- Frena el carro, Gavira - me dice mi novia haciéndome reír.
Me acerco de nuevo para besarla y sonreír a mitad del beso.
- Qué pareja más bonita hacéis - exclama la mujer, ambos sonreímos.
Y es que está casa es perfecta porque yo me veo aquí dormido junto al amor de mi vida, haciendo cosas que solo ella y yo sabemos y que todo el mundo se puede imaginar, bañandonos en la piscina, viendo películas mientras nos damos mimos, jugueteando con un perrito y con nuestros niños. Y yo sé a la perfección que el tiempo me lo dirá.
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