II: Las cosas pequeñitas
- Triana, despierta - escucho la voz de Alma. - Como no despiertes a la cuenta de tres no sabes lo que te espera.
Me doy la vuelta en la cama ignorandola por completo.
- Una, dos y tres - gritan Daniela, Lola y Alma y siento como me echan agua por encima.
- Estáis locas - admito abriendo los ojos por completo. - Menos mal que ésta no es mi cama.
Anoche nos quedamos a dormir en casa de Daniela y Lola porque hoy nos vamos a Rota.
- Tienes media hora para arreglarte - me dice Daniela.
- Un poco más y me metéis en el coche dormida.
- No te creas que no lo hemos intentado - comenta Lola y yo abro la boca. - Es broma, es broma.
No me entretengo más y empiezo a vestirme rápidamente porque como en media hora no esté preparada a estas le da igual, o se van sin mí o me meten en el coche tal y como este.
- Ya estoy - indico bajando las escaleras.
- En el coche ya están las maletas, ahí tienes algo para desayunar - me dice Lola y yo me acerco a la cocina.
- ¿Habéis ido a por churros y chocolate? - pregunto y las tres asienten. - Gracias, os quiero.
Me acabo rápido los churros y el chocolate. Y nos metemos las cuatro en el coche. Lola es la conductora, Daniela va de copiloto y Alma y yo en los asiento de atrás.
- Algo de música - pide Alma.
- ¿Qué quereis? - pregunta Daniela.
- El nuevo álbum de Bad Bunny.
- Si, por dios - asiente Lola riendo.
El trayecto hacia Rota se nos hace muy ameno, entre risas, charlas y canciones. Hemos llegado casi sin enterarnos.
- Hemos llegado niñas - avisa Lola bajando del coche.
Las tres la seguimos y bajamos del coche. Después de hablar un rato con la mujer que alquila el piso y darnos la llave, entramos en el piso y de inmadiato empezamos a distribuirnos las camas, habitaciones y demás.
Como siempre quedo la última, pero cuando entro a la habitación me doy cuenta de que es la más grande. Así que esta vez la que ha salido ganando soy yo.
- Tengo ganas de ir a la playa - digo y todas asienten. - Pues vamos a prepararnos.
Quince minutos después estamos llegando a la playa, buscamos una zona donde no haya mucha gente para colocar todo y que desde lejos sepamos diferenciar nuestras cosas del resto.
- Triana, antes de que vayas a meterte en el agua, échate crema - me dice Alma cuando estoy de pie. - Que luego pareces una gamba.
- Pareces mi madre.
Me siento de nuevo en la toalla y junto a su ayuda empiezo a echarme crema, espero unos cinco minutos para que haga efecto y ya después voy al agua.
Desde pequeña me encanta saltar las olas y es algo que aunque vaya teniendo más edad creo que nunca voy a dejar de hacerlo porque me divierte.
- Triana, salte ya que vas a parecer una pasa - habla Lola. - Vámonos a comer.
Me salgo del agua caminando hacia ellas que ya están listas para ir a comer. Han hablado con una familia, que se encuentra cerca de donde estamos nosotras, para que les eche una miradilla de vez en cuando a nuestras cosas.
Terminamos de comer dos horas después y volvemos a la playa, me tumbo para tomar el sol y escucho un grito proveniente de Alma.
- Deja de gritar - me quejo.
Siento un golpe en la costilla por lo que miro para el lado, tocándome la zona donde me han golpeado.
- Me ha dolido tonta. - digo, Lola ríe. - Gracia tiene poca.
Lola me hace un gesto con la cabeza, miro hacia delante y me encuentro con los chicos del otro día de Sevilla. Por eso es por lo que Alma ha gritado, que un poco más y me deja sin tímpano.
- Hola - saludo con una sonrisa.
- ¿Estabas durmiendo? - me pregunta Gavi y yo niego. - ¿Os apetece jugar al voleibol?
- Menos mal que alguien dice algo de jugar, porque me estaba aburriendo ya - me pongo de pie y él ríe.
Todos nos levantamos y hacemos los equipos. En un equipo están: Lola, Daniela, Biel y Mario. Y en el otro grupo estamos: Alma, Cristo, Pablo y yo.
- Buena esa - comenta Pablo chocando nuestras manos cuando meto el primer punto.
- Sois muy malos - confieso cuando hemos acabado el partido.
- Quizás te hemos dejado ganar - dice Daniela y se ríe. - Bueno no, ya sabes que esto no se nos da bien.
Vemos que en un chiringuito están poniendo música, y que hay una persona con una guitarra que está a punto de cantar.
- ¿Vamos? - propone Cristo, enseguida todos nos ponemos de pie.
Nos ponemos a recoger las cosas entre todos, para a continuación ir al chiringuito. Nos sentamos en una de las mesas y justo comienza a cantar.
- Triana, tía - pronuncia Alma y la miro para que siga hablando. - Que mañana ponen las notas de la ebau.
Chasqueo la lengua negando con la cabeza.
- Se me había olvidado por completo, ahora ya estoy nerviosa.
- Seguro que han salido bien - dice Pablo a mi lado y yo sonrío. - Tienes pinta de ser buena estudiante.
- Se hace lo que puede - me encojo de hombros haciéndolo reír.
- ¿Qué te gustaría estudiar? - me pregunta interesado, mirándome.
- Derecho.
- Te pega - añade sonriendo. - Si te lo propones lo consigues.
- Gracias, Pablo.
- ¿Por qué?
- Por tus palabras.
- De nada supongo - se alza de hombros, yo sonrío.
La gente empieza a ponerse de pie para bailar, solo quedamos sentados nosotros. Aunque no por mucho porque Daniela y Lola se levantan seguido de Biel y Mario. Cristo saca a bailar a Alma y solo quedamos Pablo y yo.
- ¿Bailas? - me pregunta extendiendome la mano. - Sé que te mueres por bailar, se te nota en la cara.
Yo rio al ver como se ha dado cuenta, enseguida agarro su mano.
Bailamos un poco pegados porque la canción que está cantado es lenta.
- Bailas bien - susurra.
- Tú tampoco lo haces tan mal eh - me sorprendo a lo que él ríe. - Me esperaba que bailases peor.
- Soy todo una caja de sorpresas - dice alzando las cejas.
- Me tendrás que enseñar esas sorpresas - comento, los dos reímos mirándonos a los ojos.
Terminamos cenando en el chiringuito todos juntos, y después nos vamos al piso.
- ¿También os quedais es este bloque? - pregunta Lola.
- Sí, ¿ustedes también? - pregunta Mario y nosotras asentimos. - Mira que guay.
- Buenas noches, chicos.
- Buenas noches, chicas.
Es cerrar la puerta del piso y todas me miran con las cejas levantadas.
- ¿Qué pasa?
- Te hemos visto muy cercana con Pablo, ¿te pasa algo con él?
- Me cae bien, y ahora si me disculpais me voy a dormir.
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