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Capitulo 7

<<De todo se quejan, todo lo critican y sólo buscan satisfacer sus propios deseos. Hablan con jactancia, y adulan a los demás para aprovecharse de ellos.>>
Judas 1;16

Después de dejar a los dos jóvenes, José se dirigió de nuevo a la diócesis, tenía bastantes documentos que arreglar además de tres o cuatro veredictos para unos casos importantes del tribunal eclesiástico que requerían su respuesta.

Al llegar a la diócesis se bajó del carro y de la parte de atrás bajo un maletín, donde llevaba la sotana y procedió a cambiarse en un baño, subió las escaleras hasta su oficina en el segundo piso donde Carmen la secretaria lo recibió con su acostumbrada sonrisa.

–Padre, buenas tardes, tengo varios mensajes para usted y en la oficina lo están esperando los abogados canónicos y el juez –dijo mientras le entregaba una carpeta con varios documentos los cuales él vio de forma apresurada y cerró dicha carpeta.

–Gracias Carmen, necesito que le avises al padre Camilo que necesito que venga cuanto antes, por favor –le informo y ingreso a la oficina –buenas tardes, perdón la demora estaba resolviendo algunos asuntos personales.

–No se preocupe eminencia, pero tenemos que organizar estos casos antes de que se cumplan los términos y las fechas que nos han establecido en el tribunal de la rota romana –dijo el más joven de los 6 sacerdotes que lo estaban esperando, quien se acomodo las gafas y le tendió una carpeta con el logotipo del Vaticano grabado en la portada.

–Para todo hay tiempo mi estimado Marcos, respira y vamos a empezar a sacar esto según la importancia –dijo el obispo pasando por el lado del menor y golpeando el hombro para calmarlo.

–Si Marcos, calma, aún tenemos 2 meses más para dar la sentencia de este caso –dijo el hombre que se encontraba a la derecha del menor, quien ya contaba con la suficiente experiencia para saber que se tenía que hacer.

–Bueno, pongamos manos a la obra entonces –dijo el superior –empecemos por las anulaciones matrimoniales.

–Eminencia, en este momento hay tres casos con testigos, evidencia y todo para proceder, a hacer la anulación, según lo establecido las secretarias ya han tomado los testimonios –dijo el encargado de esa oficina.

–Bueno entonces empieza por el más leve y vamos tomando las determinaciones de esas anulaciones según lo que veamos, para que esto salga mañana a comunicado de los interesados por favor Juan.

Todos asintieron y el aludido saco las carpetas con los casos para iniciar el proceso, escogió la primera de las tres y empezó a leer.

–Se pide la anulación del matrimonio realizado el 15 de septiembre de 1987, por los mismos motivos que abajo se describen, se acercan los interesados a dicho procedimiento, se llama al sacerdote que realizó dicha unión, quien confirma que dicha pareja fue obligada por la familia para que el novio respondiera por el embarazo que se había confirmado, se toma en cuenta los testimonios de varios amigos de la pareja y se hace constancia que no se encuentra más alternativa –deja de leer y voltea a mirar al obispo quien ve al juez y ve la misma pregunta en el aire.

–Juan después de 32 años, vienen a pedir la anulación? –levanta la ceja y el aludido rebusca entre la carpeta.

–Aquí dice que hace 5 años el señor empezó a vivir con otra mujer, no desea contraer matrimonio de nuevo pero solo lo quieren hacer para hacer la división de bienes y no ser beneficiario uno del otro en caso de muerte.

–Entonces si los dos están de acuerdo que se haga la anulación Juan.

–Si señor –cogió una pluma y escribió al pie de la página anulado, mientras tomaba la otra carpeta y volvía a iniciar el proceso.

••••••••

–Max y si le dices que mejor te envié al seminario de una vez? y empiezas el primer año, tal vez hasta lo pueda hacer conmigo y así no tenemos que separarnos –dijo Cristian mientras se metía a la boca otra gomita que habían comprado camino a casa.

–Pero Cris aún me falta por terminar el último año –dijo algo preocupado.

–Si pero acuérdate que también está el seminario menor donde los puedes terminar o incluso podrías validar en dos meses lo que nos falta –trataba de sonar calmado y pensar lo mejor para su amigo.

–No se Cris, voy a llamarlo y preguntarle si ya llegó a casa, crees que es muy temprano? –dijo de forma casi compulsiva viendo el reloj y mordiendo la gomita que tenía en la mano.

–Yo creo que esperemos un rato, por ahora que te parece si traigo unos vasos para servir el helado?.

El otro asintió y volvió a ver la cantidad de golosinas que habían comprado de camino a la casa de quien era su mejor amigo, desde gomitas de osos, hasta dos tarros de helado, pasando por refrescos y paquetes de galletas con chocolate, también en ese momento se veía el final de una película que habían comprado en la tienda de abarrotes.

–Cris, lo voy a llamar! –dijo desesperado y sacando el celular.

–Bueno, pero ponlo en altavoz –contesto mientras servía en cada recipiente una cucharada de cada helado.

El móvil empezó a sonar y del otro lado contestaron.

–Hola príncipe.

–Hola, estás ocupado?

–No, ahora estoy libre pero dime qué estás haciendo tú?

–Estoy en casa de Cris, con helado y muchas golosinas, mientras hablamos de mi futuro –dijo esto riendo como adolescentes enamorado mientras veía los paquetes que el otro joven le estaba mostrando –Ositos y chocolate.

–A que te refieres?

–Ah! Perdón estaba escogiendo lo que le iba a poner a mi helado, pero dime cómo te ha ido en el resto del día.

–Bien, estaba hasta hace media hora con los abogados canónicos arreglando algunos asuntos y tú príncipe, a aparté de comer azúcar que más han hecho?.

–Tareas y cuando terminamos nos sentamos a ver una película –se mordía el labio inferior mientras el otro ponía los ojos en blanco.

–Max, empieza a comer que se va a derretir –dijo Cristian mientras veía al otro como dejaba desperdiciar el dulce.

–Max, hablando de eso, ya hablaste con tus padres?.

–No, aún no pero prefiero esperar hasta el fin de semana, si ellos me dicen que no, me voy solo –dijo cambiando de semblante.

–Nos vamos los dos eminencia, a donde vaya Max voy yo –el otro joven había hablado y pasado un brazo por el hombro.

–Eso está bien, muchachos me tengo que ir, pero sigan disfrutando sus golosinas, hablamos más tarde príncipe.

–Si, está bien, adiós.

Al terminar la llamada se sentaron los dos a comer en medio de bromas y risas, por ahora era mejor no pensar.

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