- Capitulo 18-
Undyne mando sus lanzas al objetivo. Papyrus también, aunque invoco un número superior al de Undyne.
Huesos y Lanzas juntas destinadas a masacrar y retener a un humano corrupto.
El humano con la sartén mandaba algunas lanzas y huesos devueltas. Pero otras tenían determinada fuerza capaz de hacerlo retroceder en el acto.
Undyne fue delante y intento darle golpes frontalmente, claro que no era buena idea. El humano esquivo sus ataques y casi le da un corte que posiblemente le mataría.
Undyne se apartó. Casi se le olvidaba la fuerza que tenía al humano.
Papyrus mando huesos y Undyne hizo lo mismo con las lanzas.
Un hueso perforó su brazo y una lanza también en una pierna.
-Perra!!- grito el humano cayendo al suelo, de un zafon se deciso de la lanza de su pierna. Y estaba apunto de hacerlo con el hueso hasta que, de repente, el hueso se alargó haciendo que se clave en el suelo.
-YA ES LA HORA UNDYNE!- le dijo Papyrus. Undyne y Papyrus fueron corriendo a la salida de las ruinas.
De inmediato que salieron. La barrera que tanto esperaban apareció. Bloqueandole temporalmente el paso.
El humano corto el hueso que le había retenido en el lugar y fue para comprobar de cerca la barrera.
Eléctrica, el con tan solo tocarlo sintió una punzada fuerte en el dedo.
- No me retendrán por siempre- dijo el humano mirando hacia afuera. Estaban Papyrus y Undyne al frente junto a la guardia real.
- Eso no lo decidirás tu- alzó la voz alguien que a simple vista no se lo veía. Atravesó a la multitud de guardias y confirmo lo que el humano pensaba. Era el Rey de los monstruos, Asgore.
- Tengo una pregunta, que me calcume la mente ahora- le dijo el humano mostrando una sonrisa amplia- ¿Cómo reaccionaron al recordar?-
Asgore solo se le quedó mirando.
- Sabes chico, eres el primer humano que realmente, espero matar para siempre- le comunicó el Rey, con fuego rodeado en el. Con un rostro de ira, pero también, un rostro de placer. El no volvera a dejarse influenciar, no volverá a hacer un cobarde. Se encargara del humano y detendrá una masacre aparentemente infinita. No dejara que su pueblo sufra, a manos de un megalomaniaco.
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