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Capitulo 2

La directora McGonagall ordenó que todos los alumnos y profesores ingresaran de inmediato al gran comedor mientras que el señor Filch intentaba limpiar la tinta de la pared. La directora se colocó frente a la mesa de profesores, notablemente molesta y con las facciones endurecidas.

—Esto que acaba de pasar.—dijo haciendo referencia a las bragas y la inscripción en la pared.— es un comportamiento completamente inaceptable. No tolerare ningún tipo de jugarreta de esta indole por lo que espero que quien haya sido, deje de hacerlo y que este seguro de que recibirá su respectiva sanción. Supongo que las premios anuales se harán cargo del tema.—las miró.

—Por supuesto.—respondió Hermione de inmediato.

No hables por las dos, Granger.—pensó Lilith con una mueca.

—Bien.—asintió McGonagall.—La guerra ha terminado y eso significa que estamos en una época de paz, por lo que no consentiré ningún tipo de acto discriminatorio o que atente contra la moral y dignidad de nadie.—afirmó con seriedad.

Despues del desayuno, Lilith tomó sus cosas y se dirigió a las mazmorras donde el profesor Slughorn daría su clase de pociones. La mayoría de los alumnos había vuelto a cursar su último año, Hermione Granger a pesar de que le ofrecieron graduarse inmediatamente junto a Harry Potter y Ron Weasley, sus mejores amigos, ella prefirió cursar su último año junto a Ginny Weasley.

Al entrar al salón de Pociones, Lilith contemplo que Draco, Astoria y Goyle estaban compartiendo una mesa, ambos con una mano sobre cada muslo de la chica, quien echaba un poco la cabeza para atrás, suspirando sonrojada. Ella hizo una mueca de asco y miro que en frente de ellos estaban su hermano Theodore Nott, Blaise Zabini (el mejor amigo de su hermano) y Pansy Parkinson.

Sin dirigirles ninguna mirada, avanzó hasta la mesa frente al escritorio del profesor, dejó su bolso caer y se sentó dispuesta a continuar su lectura. De repente, la silla a su lado se movió y giro el rostro, encontrándose con Hermione Granger, quien le sonreía amablemente.

Regreso su vista al libro, maldiciendo internamente el hecho de que se haya sentado precisamente con ella, pero al mismo tiempo pensando que era mejor Granger a cualquier otro inepto que la fastidiara con preguntas tontas durante la clase. Entonces, la tercer y última silla de la mesa se movió y ella levanto la vista de su lectura. Ginny Weasley le sonreía a ella y a Hermione.

—¿Ahora nos juntamos con Nott?—pregunto Ginny alegremente.

—Si.—asintió Hermione.

—¡Genial!

Lilith cerró su libro y respiró hondo. Discretamente miro por encima de su hombro y a través de su negro cabello suelto, visualizando que los Slytherin las miraban con una combinación de incredulidad y molestia. Todos excepto su hermano, quien se veía divertido y sabía perfectamente lo irritada que ella debía estar ante la perturbación de su soledad.

—¡Buen día a todos!—saludó el profesor Slughorn ingresando al salón y su mirada rapidamente recayó en Lilith y Hermione.—¡Ah! ¡Las premios anuales juntas! Muy bien, muy pero que muy bien. Ayudarán a que la amistad entre las casas, crezca. 15 puntos para Gryffindor y 15 puntos para Slytherin.

El resto de la clase consistió en Hermione Granger participando tan activamente como siempre, los pocos Slytherin que tomaban la clase permaneciendo callados y el profesor Slughorn siendo tan...Slughorn como siempre.

Dos horas despues, la clase culminó y Lilith tomó sus cosas dispuesta a dirigirse a la clase de Transformaciones y de alejarse lo más posible de aquellas dos Gryffindors, cosa casi imposible ya que ambas se engancharon a sus brazos, dejándola en medio.

—Tengo Transformaciones, ¿y tú Hermione?—pregunto Ginny.

—Igual—dijo Hermione.—¿Lilith?

—También.—mascullo entre dientes.

—¡Bien! Vamos juntas.—sentenció Ginny.

Y mientras las dos chicas se llevaban a Lilith consigo, esta última alcanzó a escuchar la carcajada que soltó su hermano Theodore ante su expresión mortificada.

Theodore y Lilith Nott eran hermanos mellizos. Ambos tenían el cabello negro y los ojos de un verde que simulaba más al gris oscuro. Tenían muchas cosas en común, como el gusto por las artes oscuras, la inteligencia para saber que la supremacía de la sangre era estúpido, el amor por la lectura, el odio hacia su padre, y probablemente su mayor característica era el poder ser fríos e indiferentes con todo el mundo. Pero pese a todo esto, ellos no eran precisamente amigos, tampoco se odiaban, pero definitivamente no se querían...al menos no demasiado.

Theodore había sido uno de los mejores amigos de Draco desde...bueno, toda la vida. Ellos se conocían incluso antes de que Lilith conociera a Draco y cuando sucedió el rompimiento entre ambos, el no dudo ni un segundo en permanecer del lado de Draco.

A Lilith eso no le importaba realmente, ella no esperaba que Theodore le reclamará algo a Draco, que buscará proteger su corazón o alguna cursilería por el estilo. No, ella sabía que la relación entre ambos no era de ese tipo y estaba bien con ello.

El primer día de clases estuvo bien, relativamente. Lilith, para su martirio, fue jalada por las dos chicas Gryffindor a cada clase que compartían y que para su desgracia eran todas, pero fuera de eso había sido un día tranquilo y muy productivo. Todos estaban felices de poder volver a tener clases en Hogwarts, el precioso Hogwarts, sin la presencia de los hermanos Carrow o de Snape (aunque este fuera un "héroe" como Harry Potter lo hacía llamar).

—¿Crees que haya sido algún Slytherin el que hizo lo de esta mañana, Lilith?—pregunto Hermione en cuanto regresaron a la sala común.

—Lo dudo.—admitió Lilith.—Los Slytherin nos caracterizamos por ser astutos y no sería muy inteligente de nuestra parte el meternos en el ojo del huracán sabiendo que la mayoría fueron mortífagos.

—Si, yo también lo pensé.—dijo Hermione soltando un suspiro.—espero que quien lo haya hecho se detenga con las palabras de McGonagall.

Pero no fue así.

Al día siguiente por la mañana, justo en la misma posición que el día anterior, había otras bragas y así continuaron, con unas bragas y un nombre distinto durante las siguientes dos semanas.

La profesora McGonagall y los profesores estaban completamente furiosos, pero aún no daban con el culpable y les metían presión a Lilith y Hermione en encontrarlo. El punto quiebre de todos probablemente fue cuando al quinceavo día aparecieron otras bragas, pero estas de color blanco con flores azules. El nombre recitaba:

Luna Lovegood

—¡Voy a matarlos!—grito Ginny Weasley.

Las tres estaban en la sala común durante una hora libre y mientras Hermione y Ginny despotricaban en contra del "asalta bragas" como Lilith había decidido llamarlo, esta ultima estaba en el sofá cruzada de brazos.

—¿Cuándo es la siguiente salida a Hogsmeade?—pregunto Lilith

—¡¿Es que no te importa lo que esta pasando?!—pregunto Hermione airada.

—No mucho, la verdad.—admitió encogiéndose de hombros.—pero como es mi responsabilidad pues le tomaré la debida importancia. Entonces, ¿Cuándo es?

—Dos semanas.—respondió Ginny con una mueca.

—Bien. Hasta ese día tendremos que conformarnos con los patrullajes nocturnos.—dijo Lilith.

—¿Y qué se supone que haremos en la salida a Hogsmeade?—pregunto Hermione confundida.

—Tú vas a pedirle a Potter que te preste su capa de invisibilidad y el mapa ese que le muestra todos los pasillos.—dijo Lilith viendo a Hermione y despues posó sus ojos sobre Ginny— y a ti te usaremos como cebo para conseguir descuentos en la tienda de tus hermanos, necesitaremos algunas cosas.

—¿Cómo sabes de la capa y el mapa?—pregunto Hermione impresionada.

—No es como que ustedes fueran muy discretos.—respondió Lilith con indiferencia.

—¿Y cómo haremos para salir?—pregunto Hermione.

—Cómo si McGonagall te negará algún favor.—Lilith la miró con una sonrisa de lado.

—¿Qué vamos a conseguir con mis hermanos?—pregunto Ginny.

—Aún no lo tengo bien definido, pero si que tomaremos más de una cosa.—afirmo Lilith.—si este tipo asalta bragas quiere jugar sucio, nosotras también podemos hacerlo. Así que, señoritas, bienvenidas al juego en modo Slytherin.

Hermione y Ginny sonrieron emocionadas.

Lo que Lilith no sabía, es que aquella salida podría cambiar su vida por completo.

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