WINTER

Sigo buscando en todo mi guardarropa, en este punto, una montaña de ropa decora toda mi cama y sigo sin saber que empacar. No sé porque me ahogo tanto y se me complica elegir un simple atuendo. No es como que no haya ido ya a ese sitio una y otra vez, no es como que no reconozca el pequeño hotel en el que me gusta quedarme ni que no reconozca el fabuloso clima blanco en el que me gustaría vivir eternamente y aun así estoy debatiéndome en mi necesidad de dejar los pantalones térmicos que siempre me llevo y llevarme mis miles de faldas de pana con unos buenos calentadores.

Ni siquiera sé porque lo pienso, pero me toma desprevenida que este así de nerviosa solo por un viaje que no me debería importar menos y que debería odiar tremendamente.

La puerta de mi cuarto se abre estrepitosamente y veo a mi preciosa amiga entrar por la puerta, se desliza viendo la montaña de ropa en mi cuarto, desliza rápidamente sus ojos a la maleta en el piso que está vacía. La sonrisa maliciosa le llena el rostro. Posa sus suaves ojos avellana en la falda que sostengo en mis manos, suelta un silbido de aprobación.

Dejo caer la falda y ruedo los ojos.

—Te pedí ayuda y solo vienes a molestar —le reprocho tomando los pantalones negros para nieve.

Ella abre los ojos tanto como puede, como si estuviera observando una película de terror, me los arrebata y los tira lejos de mi alcance y la maleta.

—Esos son la perfecta definición de cero sexy —suelta un suspiro aliviado llevándose la mano al corazón como si creyera que me ha salvado de la peor desgracia.

Ruedo los ojos otra vez cruzándome de brazos.

—No importa realmente, solo es un viaje con el idiota de Kethan, prefiero lamer mierda que ir a ese maldito viaje.

—Y aun así estas batallando con que ponerte —Lira empieza a tomar un par de piezas, las dobla con maestría y las deja caer en la maleta.

La ira me arde en mi pecho. Si no se hubiera metido en la conversación con mi madre, nada de esto estaría ocurriendo, pero claro, tiene que arruinar todo lo bueno en mi vida.

El móvil en mis pantalones comienza a timbrar sacándome de mi ensoñación, lo saco del bolsillo dando una rápida mirada a la foto de Robert con su precioso cabello rizado color caramelo y esa enorme sonrisa mientras le doy un beso en la mejilla. Trago saliva cuando cierto sienta punzada en el pecho, deslizo para contestar.

—Hola —contesto y no sé porque tengo este sentimiento de culpa.

—Cielo —me llama con esa voz llena de carisma—, te extraño demasiado —comienza con su efusividad que me genera cierta comezón en el cuerpo.

Siento el calor de mis mejillas y veo por el rabillo del ojo como mi amiga me sonríe con esa mirada de cómplice que detesto. Me volteo un poco para evitarla y bajo mi tono de voz.

No es que no sea cariñosa... creo que más bien soy defectuosa, amo el afecto, amo dar, sin embargo, las muestras de cariño publico se me hacen excesivas e innecesarias.

—También te extraño —casi murmuro alejándome de Lira tanto como puedo.

—Me encuentro en Corea, acabo de aterrizar y me gustaría tanto que estuvieras aquí, sé que te encantarían, podríamos hacer realidad esos doramas que tanto adoras —comenta con tanta efusividad que casi puedo verlo gritando por el aeropuerto.

—También me gustaría, pero ya sabes, trabajo es trabajo —una risa estúpida me sale de los labios delatando mi incapacidad para mentir.

—Rooob —grita Lira cuando al parecer ha terminado mi maleta pues está cerrándola—, sabias ya que Winy y Kethan irán de viaje juntos —anuncia lo que le he comentado por mensaje... con menos detalles, pero si lo he hecho.

Escucho como Rob carraspea mientras quiero asesinar a mi amiga, pero como no puedo, la fulmino con la mirada, ella solo se hunde de hombros y levanta las manos como si realmente no hubiera hecho nada.

—Ojalá te pudiera ayudar, Winy —me dice por teléfono y sé que en verdad lo siente.

Porque él no sabe lo del beso... porque él no sabe los nervios que ese viaje me causan.

KETHAN

Acomodo el suéter azul cielo de lana sobre la camisa blanca con cuidado de no arrugar ninguna de las telas, quito las pelusas que puedan importunar el perfecto atuendo que tengo preparado. Suelto un suspiro más mientras alboroto un poco mi cabello.

—Oí que se casaran —dice Nolan que esta tirado en el sofá de mi departamento, haciendo zapping con el control remoto.

Yo también lo he oído, pero es de ese tipo de cosas que no planeo decir en voz alta.

—Y que Rob tiene planeado pedir su mano en año nuevo, dicen que será sensacional y que después se la planea llevar a vivir con el a Corea —continua con su molesto chismorreo.

Mis manos se vuelven puños involuntariamente hasta que suelto un respiro. No quiero hablar del patético pigmeo con el que Winter decidió ocupar su espacio vacío en la cama.

Continúo ignorando mientras tomo mi pasaporte y todos los documentos importantes que ocupo.

—Pero apuesto que tú también lo sabias y esta es tu desesperada manera de impedirlo —continua entre risas.

Reviso la pequeña lista que he armado para evitar olvidar algo importante, la palomeo por tercera ocasión asegurándome que todo esta listo.

—Solo es trabajo —miento descaradamente.

Escucho la risa de Nolan mientras tomo el móvil, el uber está llegando así que es momento.

—¿Esto es como tu operación navidad? —Nolan se levanta del sillón para correr a colgarse de mi hombro—, ¿puedo ser tu duende de la suerte?

Tomo su mano para quitarla de mis hombros para así alejarlo. Nolan es bueno en algo, causando problemas y disturbios, por ningún motivo lo quiero cerca de Winter.

—Se una buena mascota y cuida la casa, Nolan —palmeo su espalda.

Camino en dirección al recibidor donde mis maletas esperan. No es ninguna operación navidad o un intento desesperado, es simplemente un... deseo de navidad.