Capítulo 1 - LAST CHRISTMAS
WINTER
Diecinueve de diciembre, lo recordaré eternamente como el día en que debí haber mantenido la boca cerrada, pero quién sería yo si no meto la pata antes de cerrar el año.
Observo a Kethan, enfundado en su perfecto traje gris, planchado y hecho a la maldita medida. Un tipo rico cualquiera que solo sabe abrir la boca y sonreír para obtener lo que quiere.
Pasa de diapositiva mientras sigue hablando sobre el que posiblemente será el próximo best-seller de la compañía, como cada maldito libro que ha presentado.
Lo odio. Lo odio demasiado.
Yo no debería estar escuchándolo, pero Christopher, el jefe de recursos humanos cree que trabajar juntos hará que limemos asperezas. La única verdad es que nos colocaron como equipo porque él odia a todo mundo y a mi me odia todo mundo. Estamos destinados desde la universidad a estar juntos, el único y pequeño problema es que no nos soportamos.
Deja que la ultima diapositiva se presente mostrando un colorido árbol de navidad al centro de la diapositiva. Resoplo en silencio cuando los cascabeles navideños comienzan a hacerse presentes.
Las personas a mi alrededor aplauden maravilladas ante la presentación del maldito embaucador que tengo enfrente. Si supieran como es en realidad no estarían tan embelesadas por su perfecto cabello caramelo y rizado tan bien peinado que van a juego con esos estúpidos ojos a distintos tonos de verde.
¿He dicho ya que lo odio?
—Maravilloso, Kethan —mi madre a mi izquierda se pone de pie sin parar de aplaudirle.
Ruedo los ojos, es una traidora, es lo que es. Ella prefería tenerlo como hijo.
—Gracias señora Laufey, pero basta de mí, dejemos que Winter nos muestre su presentación —la forma en que siempre menciona mi nombra hace que deteste hasta mi propio nombre. Sus ojos verdes se posan en mi y quiero matarlo, es en lo único que pienso.
Sonrío ladeando la cabeza.
—Gracias, Kethan, tan amable —el sarcasmo adorna mi aterciopelada voz cuando me pongo de pie.
Me deslizo por los asientos hasta donde él se encuentra, no se retira, simplemente se hace un lado para observarme de primer plano.
Se regodea con cada maldito error que puedo llegar a tener y vaya que tengo una lista enorme de ellos.
Enciendo mi presentación comenzando con la portada roja con letras blancas y el título "Let it Snow", el libro tiene la apariencia de que nevara y debajo el estampado de una caja de regalo, haciendo aparecer cintas doradas sobre el libro.
—Let it snow por Briana Tower es un libro que podríamos lanzar la próxima navidad ya que nos traslada a un romance navideño con un toque cómico entre una maestra de secundaria y el pianista estrella que regresa a casa por las fechas —mi sonrisa se ensancha y el calor de un buen romance cubren mi corazón.
—Déjame adivinar —interviene Kethan—, el pianista decide quedarse al final y abandonar sus sueños, por que claro, eso es la magia de la navidad —se cruza de brazos viéndome con intensidad. Suelta cada palabra con la mordacidad que una serpiente lanza su veneno.
—Es amor, Kethan, algo que te hace falta —gruño y sé que he caído en sus provocaciones.
—Sí, sí, sí, y ahora dirás que el libro se lleva a cabo en una villa navideña llena de gente agradable que cantan todo el día y se respira la magia —suelta una risilla burlona y los otros editores se ríen con él.
—Esos lugares son mágicos, Kethan, pero que vas a saber tú —gruño ahora si volteando hacia él.
—Es verdad, es ahí donde van tu prometido y tu cada navidad, ¿no? —sonríe con todo y dientes cuando no le contesto, descruza los brazos, da unos pasos hasta donde estoy—, ¿por qué no nos muestras la magia de la navidad, Winter? —siento la burla implícita y estoy conteniéndome.
—¡Sería perfecto, un viaje con nuestros escritores es maravilloso, Kethan! —mi madre vuelve a traicionarme—, tú y Winter encárguense de todos los preparativos, las invitaciones —aplaude como si fuera la mejor noticia del mundo—, ¿ustedes podrían ir a la villa para apartar el lugar y ver las actividades? —mi madre le pregunta a Kethan. Soy la hija menos favorita.
Kethan asiente ladeando la cabeza.
—Con gusto —Kethan pone la sonrisa falsa que todo mundo adora.
—Perfecto, entonces Winter y Kethan se irán mañana, Winter, compra los boletos —sentencia mi madre y quiero ahorcar a dos en esta maldita sala.
—Va a ser tan divertido, ¿no te parece, Winter? —me regala un guiño de ojo y no puedo contener mi pie cuando le doy un pisotón.
Esta es la cosa con Kethan... hace dos años, en navidad, nos besamos, pero después él simplemente lo olvido apareciéndose al día siguiente con su novia en turno. Así que la última navidad, le di mi corazón, pero al día siguiente, él lo devolvió... destrozado.
No es la razón por la que lo odio, pero si es parte de mi odio en general.
KETHAN
Winter Kiara Laufey, 25 años, mide un metro y cincuenta y ocho centímetros, tiene una perfecta cabellera del color del otoño, tan naranja que queda perfecto a su piel pálida, a las 33 pecas que tiene regadas por su nariz y pómulos debajo de esos ojos grises.
Su color favorito es el azul, esa es la razón por la que la mayoría de mis camisas son azules.
Winter es la mujer de mis sueños y la reina de mis eternas pesadillas.
Se desliza refunfuñando a la pequeña oficina que está al lado de la mía, donde la puedo ver perfectamente por los cristales, aun y cuando intento poner cortinas para no verme. Una lástima que toda la empresa me ame y sus dichosas cortinas solo hayan durado un día.
Su falda vino vuela cuando da la vuelta hacia donde se encuentra su escritorio. Odio que use esas malditas faldas y que deje que todo mundo se deleite con su figura. Se sienta en su silla de cuero verde, toma su portátil para seguramente obedecer los mandatos de su madre y no puedo dejar de observarla a través del cristal.
Llevo mi taza de café a los labios. A café, a eso sabían sus labios cuando nos besamos, un sabor que intento evocar, aunque mi ulcera amenace acabar con la vida y esta bien porque sé que esos labios no volverán a ser míos.
—Kethan —la voz chillona de Meridith aparece por mi puerta. Volteo fingiendo una sonrisa.
No me agrada la gente, siempre los trato con amabilidad, pero no me agrada la gente.
—Meredith —le regreso una sonrisa cortes.
—Escuche que estarás con la reina del hielo en Rovaniemi —y es la primera noticia que tengo sobre nuestro destino—, si quieres puedo ir a acompañarte —agita sus pestañas y evito vomitar.
¿Ahí es donde la lleva su querido prometido?, vaya.
—No debes preocuparte, Meredith, estaré bien —sonrío ante ella y siento unos feroces ojos grises observarme por el cristal.
Volteo de inmediato para cruzarme con sus flameantes ojos grises.
Esta es la cosa con Winter. La conozco desde universidad, he soñado con ella desde el primer maldito momento en que la conocí en la clase de literatura clásica, recuerdo su cabellera, sus lentes circulares y su nerviosismo, ella siempre ha deseado ser la mejor escritora, pero odia usar el trabajo de sus padres para ello y nunca se ha arriesgado más allá de lo necesario.
Mi secreto es simple, he robado cada uno de sus escritos y me he convertido en su perfecta lectora beta, aunque ella me conoce como Daniela Vera.
Yo siempre la he elegido a ella, el problema es que ella siempre lo ha elegido a él.
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