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1.

Caminaba hacia el comedor sin muchas ganas, no le apetecía mucho verle la cara a nadie, no quería verse ni su propia cara.

Sintió dos miradas tristes, que le observaban con pena, con melancolía, con tristeza, tenía muchos nombres y todos significaban lo mismo. 

Los murmullos no se hicieron esperar, incluso con el estruendo de la cafetera preparando el amargo manjar líquido les podía escuchar claramente, sabía que sentían pena por él pero igualmente le mosqueaba. No quería verse débil, no quería verse sumiso.

E incluso con esas, siempre conseguía que así fuera.

Daba agradecimientos de que hoy no se encontraba en el hogar, visto lo visto, podría aprovechar y decírselo a sus compañeros en quienes confiaba. ¿El qué? Simple.

A Jason le estaba empezando a pasar factura y sentía que podía estallar en cualquier momento mientras James le tiraba del pelo, le escupía, le humillaba, le insultaba o simplemente le abofeteaba la cara mientras decía que era un inútil. 

¿Por qué ha permitido esta situación? Su alma pacífica le impide abrir la boca, y a lo único a lo que puede limitarse es a decir un ''déjame en paz'', sin obtener resultado.

A consecuencia de esta naturaleza pacífica y nada violenta, no es partidario de devolver lo que le hace el frontman, pues, tampoco le desea algo así, le tiene demasiado respeto y no es una persona rencorosa. Podría haberle dado una paliza que le dejase tieso, pero no, no iba a solucionar las cosas así, no quería ver a James en la misma situación que la suya, ese juego de venganza no era de su agrado.

Prefería sufrir las pedradas en silencio a hacerle pasar por el mismo calvario que él le ha dado.

Él no quería que también se sintiese así, comprendía su dolor, la muerte de su hermano, su segundo padre, fue más que dolorosa. Ardía, quemaba, escocía... Todo, él no era nadie para devolverle ese desprecio, él sólo era el suplente, el Newkid.

Cuando terminó su taza de café, la cual ni se enteró que había vaciado, observó de reojo a los dos muchachos que masticaban sus tostadas entre risas. ¿Era realmente un buen momento para comentarles su decisión? La verdad, pocas veces el rubio estaba fuera de casa.

Con algo de pesar, pues no quería interrumpirles su rato alegre, dejó la pieza de porcelana en la pila y se encaminó hacia sus compañeros. Sabía que le iban a apoyar en esto, pero... Avisar no hacía daño a nadie.

El ruido de la silla siendo arrastrada hacia atrás desvió la mirada de ambos hacia él, dedicándole una sonrisa un tanto amarga pero amigable ante todo.

-¿Ya desayunaste?-Consultó el guitarra líder con dulzura en sus palabras, la primera persona en aceptarle, a él jamás le había mentido, realmente a nadie.

-Sí, me hice un café. No tengo mucha hambre-comprendían esa respuesta, no era poco habitual que saliese por su boca esta frase.

-Te noto algo más apagado de lo normal-fue directo el batería, se percataba de muchos detalles que otros no solían ver, o simplemente su faceta cotilla le hacía sacar esos argumentos aún si la situación no era como decía-¿te ocurre algo? Sabes que puedes contar con nosotros, y él ahora no está-.

Su estómago se revolcó un poco cuando escucho la palabra ''él'', porque sabía a la perfección a quién se refería Ulrich. Le entraban náuseas de sólo pensar en esa persona, el pánico se apoderaba de su cuerpo y su mente se separaba de su cuerpo.

No fue hasta que notó la mano de Kirk agarrando su muñeca que volvió en sí.

-Lo siento...-se disculpó, ambos negaron con la cabeza porque no había nada de qué pedir disculpas.

-Al contrario, el que lo siente soy yo-desvió la mirada, pues realmente le sentaba mal tener que causar miedo en una persona cuando no era para nada su intención, y menos cuando ese temor era causado por otra cosa que le venía a la mente al bajista por ese monosílabo.

Cogió algo de aire, se sentía nervioso pero no vacilaba en su decisión, realmente quería hacer esto, el problema era el cómo reaccionaría el vocalista o cómo ellos se lo tomarían... Era un tormento tener que pensar en eso por encima de tus propias decisiones.

-Chicos, yo quería hablar con vosotros...-pausa, necesitaba ser claro y que no se viese duda en lo que estaba por comunicar-sobre algo que he decidido y he estado pensando estos días...-otra pausa para inspirar, ahora tenía la atención de ambos entera para él-me ha costado tomarla, pero...-.

Y como siempre, la suerte nunca estaba de su parte y escuchar cómo se encajaban las llaves en la puerta de entrada le hizo cerrar bruscamente los ojos y dejar siquiera de tener la boca abierta.

Lo podía sentir, lo podía incluso oler, la presencia del cantante de Metallica, de James Hetfield, de la persona que le había forzado a estar allí sentado con Lars y Kirk para comentarles que no aguantaba más y que pasaba a mayores.

A pesar de que lo único que se percibían eran sus pisadas, el notar cómo se sentaba a su izquierda no sólo le hizo querer salir corriendo al baño a devolver su desayuno si no, directamente, a que le cayese la casa encima sólo a él y desapareciese de la faz de la Tierra. 

El chasquido de una lata liberando gas para ser consumida, de cierta forma, le ponía más en estado de alerta. Otra vez bebería como un condenado hasta caer desplomado en el suelo, ¿y con quién pagaría sus desgracias? No hacía falta responder.

-¿Qué hacíais aquí todos reunidos?-se atrevió a abrir los ojos pero no a mirarle, su voz le ocasionaba una ansiedad mayor a la que uno siente cuando está haciendo el examen final que dictará si pasa de curso o no.

-Jason nos quería contar una cosa-empezó el de tez morena, no era buena idea haberle respondido, pero era o eso o no responderle, ambos llevaban al mismo desenlace.

-¿Y qué era para que no pudiera esperar a que yo regresase y decirla delante de todos nosotros?-sintió esos zafiros clavarse en su rostro, como una daga atravesándole la espalda, incluso podía jurar que esto dolía más.

No tuvieron agallas para hablar por él, tal vez porque también les ocasionaba terror ese tono del líder. Esto no le ocurría con frecuencia, pero cuando era así, le tocaba pasar una tortura.

-No era nada, era... Una tontería-negó con la cabeza, no colaría, claro estaba, pero... ¿Qué otra alternativa tenía? No se orinaba en los pantalones de milagro.

-Ah, pues cuéntala, me interesa oírla-se acercó un poco más a él, le miró por el rabillo del ojo unas centésimas de segundo, sabía que los otros dos le detendrían si empieza a pasarse de la raya, podía notar cómo posaban en estado de alerta.

-Es... Es una idiotez, de verdad, no tiene mucha importancia-se levantó para ser tirado con fuerza del brazo obligándole a sentarse nuevamente.

-Pues entonces, ¿qué problema tienes en decirla? ¿Es que acaso me estás volviendo a esconder algo para que estos dos te salven el culo? ¡Habla de una vez, maldito cobarde!-se tapó los oídos, no quería seguir escuchando ni su propia respiración, agachaba la cabeza en un intento de protegerse, aunque no le importaría mucho si acababa con su vida allí mismo.

-James, basta. Él sólo quería contarle a Lars sobre una caída tonta que tuvo ayer, era eso. No seas un troglodita por una anécdota cómica-desde lo más profundo de su alma agradeció a Kirk su rapidez para responder algo muy sencillo y típico pero creíble, no sabía si era porque el rubio ya iba ebrio o simplemente porque se tragaba las cosas con facilidad.

Se alejó por segunda vez soltando aire con brusquedad, había colado. Mas, esto no cambiaba que ahora de lo único que tenía ganas era de empapar su rostro en sus lágrimas como cada día de su miserable vida. Se sentía tan pequeño, tan patético, tan inferior al vocalista, no podía hacer otra cosa que no fuese sentir que podía acabar llorando allí, delante de todos, siendo humillado otra vez.

Y lo que más estaba reteniendo, pero que iba a acabar saliendo quisiera o no, acabó viéndose.

Cubría su rostro con ambas manos para secar sus lagrimones. Las caricias en la espalda de Lars le relajaban, pero sólo en un 1%, seguía sintiendo ganas de correr y no mirar atrás. 

Se escuchó el chasquido del mechero encendiendo un cigarrillo. A pesar de que ni había alzado la vista, sabía que era del rubio, pues este solía fumar con frecuencia tras haberle proporcionado una paliza o simplemente llamarle ''suplente inútil''.

Kirk se sentía destrozado, quería ayudar a su amigo pero por otra parte comprendía a James, no era el único que sufría por la muerte de Cliff, todos estaban destrozados, incluido su sustituto, que no sólo debía cargar con el peso de ser el sustituto de alguien como Cliff Burton si no que estaba soportando este trato por parte del líder de la banda.

Y con Lars la situación era similar. Él no quería que Jason sufriese, pero sabía por lo que James estaba pasando, todos estaban jodidos y con ganas de mandar la banda a la mierda porque sin Cliff se sentían como un despojo.

La sala en silencio, con sólo los sollozos de Newsted y el humo del tabaco tabaco siendo expulsado por las fauces de Hetfield como los únicos sonidos captables en ese mismo instante.

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Ha quedado demasiado introductorio a mi gusto, pero tranquilos que esto era, precisamente, a modo introducción.

Como dije, esta obra tocaba el jueves, pero la pospongo al sábado y ahora comento el porqué.

De paso aclaro que sí, se sabe que Lars le tenía mucho rencor a Jason, pero en esta historia no es así. Es un fanfic, muchachas, nada de esto pasó.

Los sábados, como dice en el horario de mi biografía es ''sorpresa'', ¿qué quiere decir esto? Que ese día se subirá un capítulo extra de una historia que se ha subido a lo largo de la semana, y también puede servir por si se me ha olvidado subir algún episodio como es este caso, pero en teoría es lo primero.

También mencionar que alguna que otra vez habrá un plus y será o una sinopsis para una obra próxima *o no próxima* o algún one-shot o cosas así. Básicamente, los sábados puede ser subida cualquier cosa, pero no se sabrá el qué.

Poco más, aquí tenéis el primer episodio. Los domingos son de descanso, así que sólo subiré Anthrax en Instagram porque es una obra que no me lleva nada escribir, pero calma que no sólo será fotos porque sí, hay una historia entre medias.

El próximo episodio ya sí será el jueves, así que nos vemos hasta el 29.

Gracias por leer. ¡Hasta la próxima!

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