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No había palabras para describir sus sentimientos en ese mismo instante, ver a Yoongi por primera vez en la realidad, le revolvió como un remolino. El era tan pulcro rayo de sol mañanero, como el aire de bosque, la cabellera se le caía sobre los hombros, terminando antes de llegar a su fina cintura.
Bajó las escaleras de forma lenta, demasiado lenta y es que no había razón para apresurarse, los presentes sin embargo estaban ancioso ante su llegada.
El "mundo" entero tenía la dicha de presenciar aquella aparición, tal como un ángel caído del cielo. De alguna forma Jimin repudio que otros ojos más que los suyos vieran a Yoongi.
Era perfecto, parecía irreal.
— Por favor de pie para recibir al señorito Min.
Los presentes acataron el pedido, admirando la belleza de aquel hermoso hombre, cabello dorado, ojos azules marinos y piel pálida cuál copo de nieve.
Su vestimenta consistía en un traje color coral con botones de oro, resaltando su cuerpo; una cintura levemente entallada, el menton fino: tal vez 1.70 de altura, los pies con botines modestamente taconados: y tres broches sobre su cabello rubio y bonito.
— Sunshine Golden Kimdom, le da la bienvenida al unico sucesor de la familia Min. Es un gusto para el Reino que esté de vuelta, esperamos que con su llegada; nuestro pueblo goze de días fructíferos.
Aplaudieron plenamente orgullosos, además del principe que se desvivía en el sonido de sus palmas, lleno de admiración.
— Queremos agradecer la presencia de todos, han venido hasta aquí para poder celebrar no solo la llegada de nuestro amado hijo Yoongi, si no, también en honor a sus 20s junto a nosotros.
El señor Min tomo ambas manos del chico rubio, sonriendo con algunas lágrimas en los ojos. Demostrando lo mucho que en verdad lo quería.
— Te adoramos hijo, tu madre, yo, el pueblo que es tu hogar; la gente que te vio "crecer" Hemos estado esperando a que este día llegará y solo quiero que sepas lo orgullosos que estamos de ti.
— ¿Quieres que llore? me veré feo si mi maquillaje se arruina.
— ¡Eso es imposible, usted es muy hermoso!
— ¡Si! Es como un ángel caído del cielo señorito.
Las mejillas de Yoongi se sonrojaron debido a las palabras de aquellos hombres, haciendo que se sintiera muy tímido y a la vez halagado. Devolvió una cálida sonrisa hacía público, casi como un rayo de sol, era capaz de iluminar sus almas con los dientes tan pulcros y blancos, además de ser adorable.
El corazón de Jimin palpitaba locamente, admirarlo así, tal cual obra maestra y por su puesto no era el único que había llegado a tal conclusión, tanto hombres como mujeres se encontraban encantados con el muchacho.
La ceremonia tuvo continuidad, los siguientes puntos fueron parte del discurso por el cumpleañero y escucharon atentamente sus dulces palabras, agradecido por la celebración, pues no esperaba que tanta gente asistiera.
— Espero que puedan disfrutar y divertirse un poco por hoy, tal vez así, si están pasando un momento difícil se distraigan, nuevamente estoy muy feliz de contar con su presencia.
Yoongi se inclinó para después tomar rumbo a su respectiva mesa, junto con familiares y conocidos más cercanos. La gente comenzó a bailar, los vestidos de las señoritas revoloteaban con diversión sobre lo largo de la pista.
Una mano se interpuso frente a su rostro interrumpiendo la conversación amena que había estado llevándose a cabo con sus amistades. Su vista se levantó, encontrándose nada más y nada menos que a Park Jimin. Este mantenía una hermosa sonrisa, sus ojos se achicaban cortados por la mitad como lunas medio formadas.
— Me concedería está pieza ¿Señorito Min?
— Dios santo, su majestad. Es todo un placer conocerlo en persona, eh escuchado mucho acerca de usted.
— Cosas buenas, espero ...
— Sin duda.
Caminaron hasta llegar al centro del salón, justamente entonces el castaño colocó su mano izquierda sobre la cintura del otro, mientras la derecha sostenía la extremidad contraía. Era suave y olía bien, vainilla, como panquecitos recién horneados.
Inundó sus fosas nasales con el aroma tan cálido, deseaba impregnarse completamente. De pies a cabeza.
Le preguntó sobre su vida en el extranjero, tal vez había sido duro para Yoongi. Aún que no era nada que el no hubiese podido resolver por si solo.
— Es extraordinario, cuando llegué, estaba muy sorprendido por la tecnología en Europa.
Sus ojitos brillaban como luceros, ver la forma de su ilusión. Hizo que deseara que siempre fuera así, le bajaría la luna y las estrellas de ser posible. Incluso si no lo sabía, aquel hombre de cabellos largos como finas hebras de oro; tenía completamente su corazón.
—Nube—
¡Errores ortográficos sin revisar!
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