Todos decían que aquel hombre, era lo más hermoso que se pudo haber visto jamás.

Cada persona, por más grande o pequeña que fuera, conocía el nombre de Min Yoongi, heredero y único hijo de un par de comerciantes muy famosos a lo largo y ancho del  pequeño, pero acogedor Sunshine Golden City.

La capital del sol naciente más conocida al rededor del Imperio, hogar de príncipes y princesas. Además de ser famoso por sus paisajes y comida poco comunes.

Jimin siempre quiso conocer a Yoongi o Yoonie, como solía decirle por pura obsesión. Cada luna, cada estrella imaginaba su rostro, con cabellos dorados blandiendo se tiernamente sobre sus océanos azules.

Así era como lo describía la gente del recinto, pero no podía decir si era verdad.

— Hey Jimin.

— Que quieres Jung, acaso no vez que estoy muy ocupado.

— ¿Enserio? Ah mi me parece que no. Como sea, traigo grandes noticias.

Claramente el príncipe, por muy petulante que se anunciara; no podía rechazar el augurio de nuevas noticias dentro del palacio. Así que se acomodó lo menos posible sobre su asiento.

— Adelante mi querido amigo.

— Mira.

Dejo dos papeles sobre las piernas del príncipe, uno de ellos decía algo sobre una fiesta en el centro de la ciudad. Y el otro era un recibo de pago por una baguette.

— Perdón ese era mío.

Jimin leyó atentamente el otro, donde explicaba hora y fecha de la ceremonia. Cabe decir que se saltó los detalles menos relevantes.

— Así es que, contamos con su presencia para la celebración del aniversario, número veinte de nuestro querido tesoro ¡MIN YOONGI!

— Te dije que eran grandes noticias.

—Nube—
Próximamente.....