Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 6


Desde que Nicholas nació, el pequeño se convirtió en la única persona que le inspiraba tranquilidad, esperanza y felicidad; no importaba que tan pesado haya sido su día en el trabajo o las peleas que haya tenido con su madre o ex pareja, siempre que estuviera en casa y viera a su hijo ella automáticamente estaría en paz y armonía con sólo verlo sonreír, y por esa razón después de hablar con el licenciado Rickman y atormentarse por las decisiones locas que tomaba su padre aún cuando estaba a punto de morir, decidió que lo mejor para ella sería salir de la hacienda en busca de su hijo para abrazarlo un rato.

Sofia por el contrario se había quedado en la cocina aplicando su filosofía de "todo es mejor cuando hay un poco de comida en el estómago" y por ello se había negado rotundamente en acompañar a su hermana mayor.

- ¡Mamá! - la voz de su hijo se hizo presente antes de que abriera las puertas de las caballerizas

- Nicholas, ven aquí, hijo. - pidió poniéndose en cuclillas para recibir a su hijo con los brazos abiertos

- ¿Pasa algo, mamá? - preguntó cuidadosamente al notar como ella lo apretaba fuertemente al abrazarlo, lo que significa que algo le sucedía porque normalmente cuando ella se sentía triste siempre lo abrazaba de aquella forma tan fuerte

- No, cariño, solo necesito abrazarte un poco. - fue debilitando su agarre y besó su mejilla - ¿Ya viste todos los caballos? - le sonrió débilmente

- Sí, son muy lindos, pero no quiero hablar de ellos. - respondió

- ¿Por qué no?

- Me interesa más lo que te pase, mamá, los caballos son algo que puede esperar. - colocó sus manos en los hombros de la castaña

- Todo está bien, no te preocupes. - se levantó llevándose consigo a su hijo - ¿Te dijeron los nombres de los caballos? - preguntó caminando con Nicholas en brazos hacia la zona cerrada donde habían un montón de caballos caminando

- Sí, ese café se llama Rayo. - la castaña acomodó a su hijo en su cadera y el se puso su brazo derecho en su cuello para sostenerse - El negro es Dante, el que está a lado de Dante es Otto, después está Marvin, Dily, Hill y el pequeño aún no tiene nombre, pero Lauren me dijo que yo podía escogerlo. - explicó señalando a cada uno de los caballos

- ¿Lauren?

- Sí, ella cuida los caballos.

- ¿Y dónde está Sampietro? - preguntó la castaña - ¿Te dejo solo?

- No, me dejó con Lauren. El fue a buscar a Charlie, su perro.

- ¿Y para que fue a buscar a su perro?

- ¡Es un San Bernardo, mamá! - dijo emocionado - Lo fue a buscar para que yo pudiera conocerlo.

- ¿Y por qué no lo acompañaste?

- Quería saber los nombres de los caballos y sus razas, entonces me presentó a Lauren, mira, ella es Lauren. - señaló a la mujer que la había sacado de aquel hueco en las caballerizas - ¡Lauren, aquí! - gritó el pequeño llamando la atención de la ojiverde que parecía estar buscando algo - Creo que la acabo de asustar. - murmuró el niño a su madre

- ¡Hey! - llegó la ojiverde corriendo hacia donde estaba la castaña cargando a su hijo - ¿Eres escurridizo, eh? - el niño rió - ¿Estás consiente que me has asustado? Te dije que no te movieras de las rejas, Nick.

- Es Nicholas. - dijo la castaña llamando la atención de Lauren - Hola. - se maldijo en silencio al sentir sus mejillas calientes cuando la ojiverde posó sus ojos en ella

- Hola, ¿qué tal la pintura?

- Colorida. - respondió

- ¿Mamá, puedo bajar? - pidió el niño acomodando sus anteojos e interrumpiendo la pelea de miradas entre su madre y la veterinaria

- Claro. - se agachó colocando con cuidado a su hijo en el suelo - No te acerques tanto, Nicholas. - dijo la ojimarrón al ver que su hijo regresaba hacia donde estaban los caballos - ¡Nicholas! - gritó al ser ignorada por el niño

- Vaya, eres muy dura.

- ¿Disculpa?

- Digo, se ve que eres de un humor poco agradable, pero no esperaba que fueras así con tu propio hijo.

- ¿Perdón? ¿Quién te crees que eres para hablarme de esa forma?

- Lauren, un gusto. - sonrió mostrando sus dentadura - Y tú eres Karla Camila, la famosa hija de Alejandro. Creo que te llamaré Karla.

- No, no puedes llamarme Karla. - pasó a lado de ella golpeando su hombro a propósito y camino hacia donde estaba su hijo - Cariño, te dije que no te pusieras tan cerca de ellos.

- Lo siento, mamá. - le ofreció una zanahoria - ¿Te gustaría alimentar a Otto? - la castaña tomó la verdura con su mano derecha y meditó un poco la situación para finalmente después estirar la mano y ofrecerle la verdura al caballo que estaba frente a ella - ¡Bien, mamá! ¿Viste eso Lauren?

La castaña rodó los ojos al ver que la ojiverde estaba nuevamente cerca de ella y sintió un poco de celos al ver lo cómodo que estaba su hijo con aquella mujer tan atrevida.

- Sí, es sorprendente que Otto no se asustara de la cara de tu madre. - dijo con diversión ganándose una mirada de odio por parte de Camila

- Mamá no es mala, ella solo es una persona ocupada. - el niño hizo una mueca después de explicar aquello - Pero ella a veces es divertida.

- ¿A veces? - preguntó la ojimarrón tomando una de las zanahorias que sostenía su hijo - Nicholas, yo soy una persona divertida siempre.

- Depende del día. - se encogió de hombros haciendo reír a la pelinegra - Mamá, Lauren dijo que quería enseñarme a montar, ¿puede?

- ¿Te tomas muchas libertades, no? Reitero, ¿quién te crees que eres? - preguntó volteando a ver a la ojiverde que al parecer no hacía nada más que sonreír todo el tiempo

Su sonrisa era molesta pero a la vez era demasiado atractiva y eso hacia que Camila se sintiera aún más enojada, no solo con la ojiverde, si no también consigo misma.

- Te lo dije, Brooklyn, soy Lauren. - le guiñó un ojo - Y bueno, no tienes porqué preocuparte, Nick se ha ganado el corazón de todos. - señaló a los caballos - El estará bien.

- No, no lo estará. No conoces a mi hijo. - gruñó irritada

- Sin embargo puedo conocerlo.

- Eres exasperante. - la ojiverde rió

- Bueno, estoy segura que tú eres muy aburrida, Brooklyn.

- Deja de decirme Brooklyn, idiota. - le dió la espalda a la ojiverde y tomó la mano de su hijo - Nos vamos.

- ¿Qué? Pero mamá, Nico va a venir con Charlie, no puedo irme.

- Puedes conocerlo mañana antes de que nos vayamos a casa.

- ¿Vamos a volver? - la mirada que había en el rostro de su hijo removió en el interior de Camila, no podía creer que el realmente estaba asustado por regresar a casa - ¿No podemos quedarnos un poco más aquí? Prometo ser bueno, mamá.

- Lo hablamos en la hacienda, vamos.

- Adiós Lauren. - se despidió desanimado soltándose del agarre de su madre y adelantándose sin mirar atrás, él realmente quería quedarse en Pinot Gheeshlod

- Oye, Brooklyn. - la castaña se volvió a maldecir en silencio al voltear - ¿Por qué eres tan dura con el?

- Eso no es de tu incumbencia. Dedícate a cuidar animales y no te metas en asuntos que no te involucran. - respondió

Después de aquello la castaña apresuró su paso para poder alcanzar a su hijo y así volverlo a tomar de la mano para que caminarán juntos de vuelta a la hacienda.

Mientras tanto la ojiverde la observó alejarse y suspiró.

- Vaya mujer. - sonrió de lado - Lo que tiene de hermosa lo tiene de amargada. - negó lentamente sin borrar la sonrisa de su rostro y volteó a ver a los caballos - ¿Ustedes qué piensan? ¿Les agrada la niña bonita? - Dante movió la cabeza como si realmente estuviera asintiendo - ¿Te gustan las chicas malas, eh? Eres todo un caso, amigo, pero te entiendo, a mi también me gustan.

Acarició lentamente al caballo negro y le dió una zanahoria para después repetir la misma acción con Otto y los demás caballos del corral.

- ¿Tú qué opinas Hill? Eres niña, y eres igual de salvaje que Brooklyn. - el caballo soltó un resoplido - Tranquila, no te estoy ofendiendo, solo quiero entender un poco. - rió - ¿Crees que se queden aquí? Ella es intolerable, pero vamos, es demasiado hermosa para ser verdad y eso es un punto extra.

Se agachó para tomar más zanahorias de la cubeta que había en el suelo.

- ¿Saben cómo se vería aún más hermosa? - preguntó a los caballos como si realmente pudieran entender todo lo que estaba diciendo - Con unos jeans y una camisa, quizá con un par de botas también, ¿no creen? - Marvin resopló - Lo mismo pienso, Marvs. Sin embargo también se ve hermosa con esa ropa tan elegante que usa.

- ¿Otra vez estás hablando con los caballos, Jauregui? - la ojiverde se volteó al oír a Allyson a sus espaldas - En verdad, necesitas salir de este sitio y conocer más personas.

- Ya salí para estudiar mis dos carreras, no me presiones, y déjame, ellos son más entretenidos que hablar contigo y Troy sobre cuentas y costos. - recogió la cubeta del suelo y comenzó a caminar a las caballerizas con Ally detrás de ella

- Troy y yo somos personas reales, y si hablamos de eso es porque es trabajo y tú deberías estar familiarizada con eso. - se quejó - En fin, vine a avisarte que Rickman quiere hablar contigo.

- ¿Qué quiere ese viejo raro?

- Necesita presentarte ante las hijas de Alejandro, al igual que van a presentarme a mi, a Troy y a Nico, pero creo que a Nico ya lo conocen.

- Bueno, tu también ya las conociste, igual que yo. - se encogió de hombros restándole importancia al asunto

- No es lo mismo decirle dónde está este lugar. - señaló a su alrededor - Que presentarme de manera formal y explicando mi puesto en el negocio.

- ¿Qué tan difícil es la supervisión de empleados? - dijo ganándose un golpe - Caray, es broma.

- No deberías tomarlo en broma, tenemos que ponernos serios, no sabemos que va a pasar con el viñedo, ¿y si deciden cerrarlo?

- Tranquila, no pueden.

- Sí, si pueden. Te recuerdo que las son dueñas ahora de este sitio.

- Relájate, Ally, toma un descanso, ve por algo de fruta y alimenta al pequeño Troy que cargas ahí dentro. - dió unas palmaditas en el abultado vientre de la más pequeña

- Deja a mi hijo y concéntrate, tenemos que presentarnos, sobre todo tú. - le pegó en el estómago

- ¿Por qué yo?

- O no sé, ¿quizá porque eres la que está al mando del viñedo?

- Está bien, yo me presentaré con Brooklyn. - la pequeña frunció el ceño al oír aquello - Brooklyn es Camila. - explicó la ojiverde

- ¿Y hablas de ella con los caballos? Vaya, Jauregui, quizá no necesitas salir al exterior para encontrar personas, tienes tanta suerte que ellas vienen a ti. - le guiñó un ojo

- Ella es muy guapa. - dijo tratando de sonar lo más casual posible

- Y es la hija de Alejandro, no te emociones, ¿sí? - la ojiverde asintió - Bueno, te dejo, solo quería avisarte eso. Rickman está en el despacho, creo que volverá a hablar con las hijas de Alejandro. Te estarán esperando.

- Sí, Ally, adiós.

Tan pronto como la rubia salió de las caballerizas la ojiverde se dejó caer en los bultos de paja y suspiró para después estirar su cuerpo.

Era hora de la siesta.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro