Capítulo 33
La morena se removió entre los brazos de Lauren tan pronto como los sonidos de los golpes que daban a la puerta de su habitación se habían vuelto conscientes para ella.
- Jauregui... - se quejó al sentir como la pelinegra la apretaba más fuerte contra su cuerpo cuando había hecho el intento de levantarse de la cama - Suéltame. - gruñó
- Hmmm, no quiero. - respondió con voz ronca
Luego de haber dormido una pequeña siesta tras hacer el amor en la propiedad de los Issartel, Camila se había despertado exaltada recordando que Nicholas regresaría en cualquier momento al viñedo y no la encontraría. Al ver su preocupación, la ojiverde le aseguró que el pequeño no iba a notar su ausencia; y para sorpresa de Camila, así fue.
Cuando ambas regresaron a la hacienda, una de las cocineras le aseguró a la castaña que su pequeño hijo había llegado minutos atrás completamente dormido en los brazos de Sampietro, quien amablemente lo llevó a su habitación. Luego de oír aquello, Camila subió con rapidez a la habitación de su hijo para asegurarse que todo estuviera en orden; cuando iba a salir de la habitación, la morena chocó contra el cuerpo de la ojiverde, quien la había seguido hasta la habitación de Nicholas sin que ella lo notase. Con algo de incomodidad, Camila le sonrió brevemente a la ojiverde y después le pidió que salieran, sin embargo sus planes de correrla amablemente para dar por finalizada la "cita" se vieron frustrados cuando Lauren la tomó de la cintura y comenzó a besarla con pasión.
Sin dejar de besarse, Camila las guío a ambas fuera de la habitación de Nicholas; entre besos y uno que otro tropiezo, finalmente llegaron a la habitación de la castaña, quien abrió con rapidez para que ambas se adentraran en ella y después colocó el seguro.
De los besos pasaron a las caricias, y de las caricias a la cama. La ojiverde le hizo el amor a la morena por horas antes de que ambas volvieran a caer en un sueño profundo.
Ambas habían dormido al menos unas cinco horas, verificó la castaña al ver el reloj que tenía en el buro de su cama antes de agachar la cabeza y morder uno de los brazos de Lauren.
- ¡Camila! - se quejó
- Te dije que me soltaras. - se levantó de la cama y corrió a donde estaban sus cajones para sacar algo de ropa y colocársela antes de ir a abrir la puerta - No hables. - le advirtió
Del otro lado de la puerta estaba un somnoliento Nicholas restregando sus ojos.
- Cariño, ¿qué haces aquí? - la castaña salió se la habitación y se agachó para quedar a la altura de su hijo y abrazarlo - ¿Sucede algo malo? - acarició su espalda
- Tuve una pesadilla, mamá. - murmuró
- O no. Tranquilo, cariño. - lo abrazó más fuerte - Sólo fue un sueño, todo estará bien. - dejó un pequeño beso en su cabeza - Mamá está aquí contigo.
- Te amo, mamá.
- Y yo a ti, mi amor. - se alejó un poco de él para poder verlo - ¿Quieres contarme tu sueño? - Nicholas negó haciendo una mueca - ¿Qué te parece un vaso de leche con chocolate? - ofreció consiguiendo que su hijo sonriera - Bien. Yo tengo que ir un momento al baño, pero te veo en la cocina, ¿ok?
- Está bien. - sonrió y después salió corriendo
Camila se cruzó de brazos y negó al ver que su hijo estaba descalzo.
- ¿Él está bien? - la voz de la ojiverde llegó de sorpresa asustándola
- ¡Joder, Jauregui! - gritó llevándose una mano al pecho - Me has asustado. ¿Qué crees que haces aquí afuera? - chilló - Métete a la habitación. - dijo mientras la empujada de vuelta hacia dentro y cerraba la puerta - ¿Estás loca? Alguien pudo haberte visto.
- ¿Quién podría haberme visto, exagerada? Son las dos de la madrugada, la mayoría de las personas están durmiendo en estos momentos.
- Nicholas pudo verte.
- Lo mandaste a la cocina.
- Pudo regresar.
- Pero no lo hizo. - respondió la pelinegra antes de sonreír - Tranquila, nena. Ven aquí. - rodeó a la castaña con sus brazos y dejó un beso en su frente - ¿Nick está bien?
- Sí, tuvo una pesadilla.
- Eso oí.
- ¿Entonces por qué preguntas?
- Wow, qué humor. - rió un poco
- Nos quedamos dormidas... - murmuró la castaña pegando su rostro al pecho de la ojiverde
- Es comprensible. Estuvimos sometidas a mucho ejercicio. - las mejillas de Camila se tornaron de color rojo al oír aquello así que se separó de la ojiverde - ¿Qué?
- Deberías irte...
- ¿Irme? ¡Pero tengo sueño!
- Pues ve a tu casa a dormir. - se cruzó de brazos - Sal por la ventana.
- ¿Estás loca? ¡Estamos en el segundo piso, Brooklyn! - se acercó rápidamente a la ventana para verificar la altura y después comenzó a negar - No, no, eso si que no. Estás mal de la cabeza si realmente piensas que yo bajaré por ahí.
- No puedes salir por la puerta, Nicholas podría verte.
- Pues hay que distraerlo.
- Jauregui, ¿le tienes miedo a las alturas?
- ¡Pah! Claro que no. - la morena entrecerró los ojos haciendo que ella se removiera incomoda - No me veas así, yo no le tengo miedo a nada. - aseguró
- O bueno, menos mal, porque vas a bajar por la ventana. - la tomó de la mano y la acercó nuevamente hacia la ventana - No se ve tan alto. - dijo después de abrir y asomarse
- ¿A no? Bueno, sal tu por ahí.
- ¡Sólo salte! - gritó desesperada - Y procura caer de pie, por favor.
- ¡Ok, ok, ok! Lo haré. - gruñó - Pero antes prométeme que volverás a salir conmigo.
- ¿Qué? Luego hablamos de eso. Sal de aquí.
- No, primero promételo.
- Está bien. Volveré a salir contigo, ahora lárgate.
- Genial. - se sentó en el borde de la ventana - Te veré en unas horas. - le guiñó un ojo
Con todo el valor del mundo la ojiverde tomó impulso y saltó. Antes de cerrar la ventana Camila verificó que la pelinegra estuviera sana y salva en el suelo y después salió en dirección a la cocina para encontrarse con su hijo y prepararle aquella leche con chocolate que le había prometido.
* * * * * *
- Déjame ver si entendí, ¿renunciaste a la vicepresidencia sólo para demostrarle a tu madre que ella no puede controlarte? - preguntó mientras sostenía el puente de su nariz
- ¡Exacto! - respondió del otro lado de la línea la morocha - La cara de mi hermana fue digna de fotografiar. Ahora soy libre, ¿sabes lo que eso significa?
- ¿Qué no tienes empleo y posiblemente tu madre te desherede?
- Ugh, aparte.
- No, no se lo que significa.
- Podré tomar esas clases de baile que tanto deseaba tomar cuando era joven. - dijo con felicidad - Y lo mejor de todo es que podré ir a visitarte a Napa más seguido.
La morena cerró los papeles que estaba revisando y dejó el bolígrafo que tenía a un lado para recargarse por completo en la silla. Luego de haber estado con su hijo por horas en la cocina, la morena había subido a su habitación para tomar una ducha y después iniciar con su día, lo cuál significaba encerrarse en el despacho y revisar una cantidad inmensa de documentos. Mismos documentos en los cuales no podía concentrarse del todo bien gracias a su conversación telefónica con su muy loca, extravagante e impulsiva mejor amiga.
- ¿Estás segura de esto?
- Al cien por ciento, Mila. - suspiró - Lo necesitaba. Nunca me ha gustado trabajar en FurdiongPINK, o sea, soy amante de los cosméticos, pero trabajar para y por ellos no es lo mismo. Ser vicepresidenta también es una mierda. Y te extraño. - admitió - Los días no son lo mismo sin ti. Extraño comer todos los días contigo, y contarte sobre mis problemas amorosos.
- Me hablas todos los días, Normani.
- No es lo mismo. - se quejó - Mi decisión ya está tomada. No me interesa la herencia, simplemente no soy feliz en la empresa de mi madre. Pero bueno, basta de hablar de mi y de mi vida aventurera... ¿Cómo está todo por allá? ¿Qué tal está el mini Cabello?
- Está todo bien. - se sonrojó al recordar a la ojiverde con la que hace menos de veinticuatro horas había hecho el amor - Nicholas tuvo una pesadilla y se levantó muy temprano.
- ¿Todo bien?
- Sí, sí. Sólo fue un mal sueño.
- No me refiero al niño, Mila. - rió - Me refiero a ti. De repente tu voz comenzó a sonar como si estuvieses incómoda o acalorada.
- O no, no es nada. - mintió; odiaba que la morocha tuviera desarrollado un sexto sentido que solo funcionaba para leerla a ella
- ¿Segura?
- Sí, todo bien. - se mordió el labio inferior
- No te creo. - rió
- No me creas.
- Hmm, déjame adivinar. ¿Pensaste en la vaquera sexy de ojos color verde? - preguntó con malicia sonrojando a la castaña - ¡Tomaré tu silencio como un sí!
- Cierra la boca. - masculló
- ¿Qué tal está tu novia?
- No es mi novia.
- Sí, claro. - dijo divertida - Vamos, Mila, cuéntame sobre el bombón Californiano.
- No le digas bombón. - dijo tan rápido que se sorprendió a sí misma e hizo reír a la morocha - Joder, Normani, para ya.
- No sabía que fueses una mujer posesiva. - Camila gruñó - Está bien, está bien. Me calmo, pero primero confiesa de una vez por todas que te mueres por la vaquera.
- Normani, en verdad necesito continuar con mi trabajo.
- ¿Me estás jodiendo? ¡Eres tu propia jefa! - la castaña rodó los ojos - ¿Sabes qué? tomaré el próximo vuelo hacia Napa en unas horas e iré personalmente a patear tu bonito trasero, Mila.
- No, no lo harás.
- Después de patear tu trasero buscaré a tu vaquera, y aprovechando que tu no tienes interés en ella, yo me divertiré un rato. - continuó ignorando el pedido de su amiga
- ¿Qué? - se enderezó y abrió los ojos
Trató de advertirle a la morocha que no se acercase a la ojiverde pero antes de que pudiera hacerlo se escuchó como cortaban comunicación del otro lado de la línea. Con mal humor colgó el teléfono en su lugar y llevó sus manos a su rostro.
No dejaría que Normani se acercara a la ojiverde ni de chiste. Apenas ayer había aceptado sus sentimientos por aquella mujer y habían tenido su primera cita, así que no echaría aquello por la borda.
Tan pronto como la morocha pusiera un pie en Pinot Gheeshlod le diría de una vez por todas lo que sentía por Lauren.
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N/A:
HELLO FROM THE OTHER SIDEEE
🌹❤.
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