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Capítulo 32


La ojiverde estaba desenvolviendo uno de los emparedados que había empacado en la canasta de comida cuando sintió la mirada de Camila sobre ella. Al levantar la vista se topó con el par de ojos café mirándola con atención.

- ¿Sabes? Sé que soy irremediablemente guapa, pero trata de no mirarme tanto, puedes desgastarme, nena. - le dijo devolviendo su mirada hacia el emparedado

- Cierra la boca. - respondió mientras estiraba las piernas y le soltaba un ligero golpe en el hombro a la pelinegra - ¿Qué más traes ahí? - se estiró un poco para tratar de alcanzar la canasta que yacía frente a ellas sobre la cobija en la que estaban sentadas

- ¡Hey, no! - le dio un manotazo a la castaña - Nada de andar de curiosa, guapa. 

- Quería saber si traías algo más que emparedados. - frunció el ceño mientras la ojiverde le pasaba el emparedado que había desenvuelto - Gracias.

- Preferiría que no vieras nada. - respondió bajando la mirada y sonrojándose; la verdad es que no podía permitir que la morena viera dentro ya que Dinah se había encargado de meter algo de más en la canasta y estaba segura de que si Camila lo viese la mandaría al diablo y daría por finalizada la cita tachándola de pervertida

- ¿Acaso traes vino y piensas emborracharme? - preguntó con diversión Camila

- De hecho, si traigo algo de vino, y un poco de queso. - dijo emocionada tomando la canasta entre sus manos para sacar la botella, dos copas y un plato con queso - Toma, es Grizio Le Creuset, una cosecha del ochenta y nueve. 

- ¿Del ochenta y nueve? - preguntó incrédula tomando la botella entre sus manos 

- Una joyita que me ayudó a conseguir Alejandro. - la morena volteó a verla al oír como mencionaba el nombre de su padre - Siempre me ha parecido magnífico el vino, incluso cuando era apenas una niña. Entonces un día compré un vino con una carnet falsa e inicié una colección de vinos; colección que Alejandro me ayudó a aumentar año con año.

- ¿Cómo te ayudo? - todo lo relacionado con su padre le era de suma importancia, desde que se había mudado oficialmente a Napa buscaba hasta el más mínimo detalle de como se comportaba aquel hombre que tanto la amó para tratar de incluir eso en su memoria y sentir como si realmente hubiera estado a su lado

- Alejandro fue un gran hombre, Camila. - respondió ella - Me ayudó de tantas maneras que hablarte de como consiguió vinos para mi es tan absurdo. Él era magnífico. 

- Siempre hablas de mi padre de una manera muy buena, Lauren. - murmuró acercándose más a la ojiverde - ¿Por qué? ¿Lo querías mucho?

- Él... - no sabía exactamente como explicarle a la morena todo lo que significaba ese hombre para ella, tenía miedo de que Camila la odiase si le contaba - ¿Podríamos hablar luego de todo esto? - la castaña iba a protestar pero ella rápidamente le colocó un dedo encima de sus labios para hacerla callar - Te lo contaré, lo prometo.

- Me gustan tus ojos. - confesó la castaña segundos después de que ambas se quedaran en total silencio, entonces cuando la ojiverde sonrió de lado se dio cuenta de lo que había dicho y sus mejillas se bañaron de un color rojo intenso

- ¿Sí? Bueno, a mi me gusta tú. - se acercó hasta tocar su frente con la de la morena y suspiró al sentirla tan cerca - Me encantas, en realidad.

- Lauren.

- ¿Sí? - preguntó acercándose cada vez más a ella y a sus labios

- Estás aplastando mi mano con tu rodilla. - la ojiverde hizo una mueca y se alejó de ella, entonces escuchó como la morena se reía

- Efectivamente, eres una corta rollos, Camila Cabello. - negó con la cabeza y también comenzó a reírse - ¿Sabes que queso es este? - levantó el plato donde tenía el queso - Es queso ricotta, y va perfecto con el vino blanco, o sea, con esta preciosidad. - dejó el queso en medio de ambas y tomó el vino para después servir un poco en las dos copas - Te enseñaré a disfrutar de un buen vino.

- Sé disfrutar el vino. - respondió indignada - Con filete todo va bien, ¿has probado el cordero?

- El vino siempre irá bien con queso, no digas estupideces, Camila. - se burló - No puedes combinar cualquier tipo de carne. Aún tienes mucho que aprender sobre esto. Mientras tanto empecemos por lo básico. - le dió una de las copas y después le extendió el plato con queso para que tomara un pedazo - Toma uno.

- Parece un queso cualquiera. - la ojiverde le lanzó una mirada de "no me jodas" y entonces ella agregó: - Ok, lo siento, no es un queso cualquiera. - rodó los ojos con diversión

Con sumo cuidado la ojiverde dejó el plato sobre la cobija y se acercó a la morena para quedar sentada completamente a su lado. Tomó su copa de vino y entonces comenzó a menearla haciendo que el vino girara dentro de la copa.

- Necesito que cierres los ojos. - la castaña alzó una ceja - Por favor, solo así podrás concentrarte en los sabores. - pidió como si fuese una niña pequeña y entonces Camila cerró los ojos - Bien, ahora lleva el queso a tu boca y después toma un poco de vino. Siente como se mezclan los sabores. Disfrútalo.

¿Alguna vez han visto la película de Ratatouille? Bueno, si la han visto podrán imaginar cómo se sintió para Camila la mezcla de sabores. Dentro de su mente todo comenzó a llenarse de color, el sabor combinado de ambas cosas era delicioso, la ojiverde no había mentido ni exagerado al decir que el queso y el vino iban perfectamente de la mano.

Al abrir los ojos la morena se topó con la imagen más hermosa frente a ella. La ojiverde tenía los ojos cerrados y su cabeza estaba levantada hacia el cielo como si estuviese recibiendo brisa o los rayos del sol. Sus labios estaban húmedos dándole a entender que había tomado un sorbo de vino y su boca se movía indicándole que aún estaba masticando queso. Se veía tan perfecta y tan hermosa que el corazón de Camila golpeó contra su pecho al descubrir al fin lo que realmente sentía por aquella mujer.

Su boca se abrió con sorpresa y emitió un sonido ahogado. Tras haberlo negado por muchos meses, por fin tenía la seguridad de que se sentía totalmente atraía a Lauren, y era una atracción que iba más allá de lo físico. Había pasado de odiar tenerla cerca a necesitar sentirla cerca. No detestaba esos besos robados como se quería hacer creer, al contrario, le encantaban y ansiaba cada segundo poder sentir nuevamente los labios de la ojiverde contra los suyos.

Le gustaba Lauren. Le gustaba su voz, su molesta voz. Le gustaba su rostro, sus ojos verdes, sus labios, su estatura, su cabello, sus manos. Le gustaba el aroma que desprendía. Le gustaba cuando sudaba porque se veía realmente sexy empapada. Incluso le gustaba cuando entraba a su despacho sin tocar y se sentaba con sus piernas encima de su escritorio. Su actitud tan rebelde y poco convencional la volvía loca en el buen sentido. Ahora comprendía aquel deseo de la ojiverde por querer hacerla suya, ya que era el mismo deseo que estaba naciendo dentro de ella en estos momentos.

El verla tan tranquila saboreando el vino y disfrutando de él le había hecho click en la cabeza. Lauren Jauregui tenía que ser suya. Sólo suya. Completa y totalmente suya.

Quizá era el vino, o quizá todo lo que había estado sucediendo en esta simple cita, pero Camila no podía resistirlo más. Algo dentro de ella quería gritar y reclamarle a la ojiverde para que la tomase ahí mismo bajo la luz del sol.

- ¡Es tan exquisito! - bramó la ojiverde abriendo los ojos - ¿Qué tal, te ha encantado? - preguntó emocionada, mostrando nuevamente aquel brillo especial en sus ojos verdes

- Nada del otro mundo. - mintió Camila encogiéndose de hombros - Creo que le hace falta algo.

- ¿Estás loca? - chilló incrédula - ¡El queso ricotta va perfecto con este vino, no necesita nada más!

- Créeme, si lo necesita.

- ¡No sabes nada de vinos! - se burló - Cualquiera sabe que no hay nada bueno combinando tres cosas a la vez. Son dos, queso ricotta y vino blanco, punto. No puedes decir lo contrario, vamos nena, retráctate ahora y podré estar tranquila de invitarte a una segunda cita.

- No, no lo haré. - respondió - Te toca a ti confiar en mí. - se colocó sobre sus rodillas y se puso frente a ella con cuidado de no tirar o pisar algo de lo que ya estaba sobre la cobija

- ¿Qué haces? - preguntó al ver como tomaba el plato de queso

- Toma otro pedazo y vuelve a beber vino. - la ojiverde iba a hacerlo cuando Camila tomó su copa para detenerla - Con los ojos cerrados.

- No lo sé...

- Me dices todo el tiempo que confíe en ti, es tu turno de confiar en mí. Por favor. - hizo un pequeño puchero con sus labios y entonces la ojiverde cerró los ojos - Gracias. Ahora toma el queso y luego bebe vino.

La ojiverde obedeció por completo las instrucciones de la morena. Estaba tan sumida en el sabor del queso con el vino, que cuando terminó de masticar se sorprendió por completo al sentir los labios de Camila sobre los suyos. Abrió los ojos ligeramente por la sorpresa y después los volvió a cerrar. Sus manos fueron directamente hacia las caderas de la castaña y la acercó por completo a ella para profundizar el beso.

Sus lenguas comenzaron una batalla dentro de sus bocas para ver quién tomaría el control de la situación. Aquella sexy y húmeda batalla duro sólo unos segundos, ya que Lauren tomó por completo el control y entonces poco a poco fue haciendo que la morena se hiciera hacia atrás hasta finalmente tener su espalda contra la cobija. La ojiverde se colocó con cuidado encima de ella y se acopló contra su cuerpo.

- ¿Qué dices de está combinación? - preguntó agitada la morena separándose unos segundos de los labios de Lauren para poder hablar

- Es mi combinación favorita. - respondió y la tomó de las mejillas para besarla nuevamente

Las manos de Camila descendieron hacia su abdomen y entonces las metió por debajo de su playera blanca para poder tocar su piel, la cual se sentía caliente bajo sus manos.

Al sentir como la morena comenzaba a acariciar su abdomen la ojiverde se alejó de sus labios y fue directo contra su cuello, donde comenzó a dejar besos húmedos y ligeras mordidas haciendo que la castaña soltara pequeños gemidos.

- Maldita sea. - murmuró la castaña, la exitacion se estaba apoderando totalmente de su cuerpo

Los besos de la pelinegra bajaron hasta las clavículas de la menor y empezó a succionar.

- Quítate esto. - bramó la castaña alejándola un poco para después ayudarla a sacarle la playera

Con el torso descubierto dejando ver por completo su abdomen, la ojiverde se colocó nuevamente encima de la castaña, quién la recibió envolviendo sus piernas alrededor de sus caderas haciendo que la semi erección que se había formado en ella hiciera fricción con su centro caliente.

- Oh por dios. - gimió Camila

El sonido de los gemidos de la castaña no hacía más que elevar la excitación de la ojiverde, formando por completo su erección y aumentando su lujuria por la castaña.

Lauren comenzó a pasear sus manos por todo el cuerpo de la castaña, entonces volvió a subir su boca para besarla nuevamente, está vez de manera menos sutil, y con cuidado comenzó a desabotonar la camisa de mezclilla que traía puesta. Cuando finalmente la desabotonó, alejó sus labios otra vez y entonces bajó más allá de su clavícula, besando sus pechos y su abdomen.

- Joder, Camila, eres hermosa. - un gruñido salió de su garganta y entonces tomó las copas del brasier de la morena y las bajó revelando sus pechos - Preciosa. - murmuró antes de agacharse nuevamente y tomar los pezones de la castaña en su boca

Sentir la lengua de Lauren sobre ella sólo consiguió humedecer sus bragas y que sus caderas comenzarán a moverse para crear fricción entre sus sexos en busca de aliviar su creciente necesidad por la ojiverde.

Mientras tomada un pezón en su boca, con su mano masajeaba el otro pecho y después cambiaba de posición para darle la misma atención a ambos pechos. Los pezones de Camila estaban excesivamente sensibles, por lo que se veían totalmente erectos.

Alejándose de los pechos de Camila, la pelinegra comenzó un camino de besos por todo el cuerpo de la morena hasta llegar a la zona pélvica, donde se encontraba el inicio de su pantalón, el cual sin pensarlo dos veces desabrochó y bajó de golpe dejándola solamente en sus bragas blancas.

Las manos de Camila viajaron a la cabeza de la ojiverde guiandola directamente hacia la zona donde ella requería atención inmediata, sin embargo, antes de hacer algo la pelinegra se detuvo y subió hasta quedar frente a frente con la castaña.

- No puedo hacer esto, Camila.

- ¿Qué? - preguntó frustrada

- Necesito aclarar algo. - dijo desesperada - Eres más que esto, ¿ok?, No quiero solo esto de ti, quiero más, te necesito a ti por completo, no se sólo sexo lo que quiero. Te quiero a ti completa, todo, va más allá de tu cuerpo. Quiero tu corazón.

- Y yo el tuyo. - admitió - Maldita sea, me estresas, no te tolero, pero... No creo poder continuar soportando esto. Me gustas, en verdad.

- ¿E-en serio? - preguntó incrédula

- Sí, joder, sí. - respondió - Pero podemos tener esta charla luego, ¿vale?, Ahora necesito que me hagas el amor o voy a volverme loca.

- Suena bien para mí. - sonrió de lado y después volvió a besarla dejándose caer otra vez sobre su cuerpo

Con inquietud y desesperación la morena se liberó de sus pantalones que aún yacían sobre sus tobillos y entonces enredó de nuevo sus piernas sobre la ojiverde para acercarla más a ella y sentirla por completo.

- Quítate el pantalón. - murmuró sobre los labios de la pelinegra, necesitaba sentirla aún más cerca de lo que ya estaban - Ahora.

Lauren se levantó y quitó rápidamente sus pantalones quedándose solamente en boxer. Entonces se agachó a la altura de las piernas de Camila y separó sus rodillas para tener mejor acceso a ella. Comenzó a darle besos en los muslos y poco a poco fue subiendo hasta llegar a su centro. Se detuvo un momento para aspirar el aroma que desprendía la morena y entonces bajó con determinación las bragas de Camila dejándola semidesnuda para ella. Paseó su lengua por sus labios antes de agacharse y comenzar a probar a la castaña.

Los gemidos de Camila se hicieron venir aún más altos. La lengua de la ojiverde sobre ella era puro éxtasis. Podía sentir como sus piernas temblaban y como un ligero cosquilleo inundaba dentro de su pelvis. Estaba al borde del orgasmo y no tenía mucho que la ojiverde había comenzado a darle placer.

La ojiverde comenzó a hacer círculos con su lengua alrededor del clítoris de la castaña y entonces subió una de sus manos para separar mejor los labios vaginales de la castaña. Por unos segundos Camila no puso que pasaba con su cuerpo hasta que sintió como dos dedos entraban en ella haciéndola gritar de placer.

Los dedos de Lauren tomaron un ritmo regular de entra y sale, mientras que ella continuaba saboreando su intimidad sin pudor alguno. El cosquilleo en la pelvis de Camila se hizo aún más intenso y sus piernas temblaron sin cesar.

- ¡Lauren! - gritó fuertemente tras llegar al orgasmo liberando su exitacion sobre la pelinegra

- Eres deliciosa, nena. - murmuró separándose de ella y entonces volvió a repartirle besos por las piernas para después besar su abdomen y volver a chupar sus pezones

- Hmmmmm. - metió sus manos detrás de su espalda y soltó el broche de su brasier para después quitárselo y tirarlo a un lado

- Te necesito, Camila. - dijo la ojiverde mientras se acomodaba sobre ella y comenzaba a frotar su erección contra el centro húmero de la castaña - Me encantas. - besó su cuello y succionó un poco

- También te necesito. - paseo sus uñas por su espalda e hizo la cabeza hacia atrás para darle un mejor acceso

- Espero no te moleste, pero Dinah metió una caja de condones a la canasta de picnic. - murmuró alejándose un poco de ella

- ¿Por eso no quería que viera? - la pelinegra asintió y entonces ella comenzó a reírse - Bueno, deberías darle las gracias cuando regresemos a la hacienda otra vez. - le guiñó un ojo - Ahora toma uno y continuemos.

- A tus órdenes, princesa. - le dejó un ligero beso en los labios y entonces se estiró para acercar la canasta y sacar la caja de condones; bajó sus boxers haciendo que Camila sintiera por completo su exitación y entonces se colocó con cuidado el condón

- ¿Todo bien?

- Perfecto. - se inclinó para tomar su labio inferior entre sus labios y morderlo suavemente - No me cansaré de decirte lo perfecta que eres, Camila. - la besó

Bajó sus manos hacia las piernas de la morena y las colocó en sus caderas para tener mejor acceso a ella. Cuándo por fin encontró una posición cómoda, la ojiverde comenzó a pasear su erección por las pliegues de la morena y después se colocó en su entrada para comenzar a empujar levemente disfrutando de lo estrecha que era la castaña.

Al principio las embestidas comenzaron lentas, pero poco a poco se fue aumentando el ritmo. El sonido que hacía su pelvis chocando contra Camila era música para sus oídos. Estar dentro de la morena era el paraíso, y para Camila tenerla dentro era como estar en el espacio.

Ambas estaban disfrutando por completo de cómo se sentían y se acoplaban una a la otra.

La ojiverde escondió su rostro en el cuello de Camila y comenzó a besarla al ritmo de sus embestidas. Por unos segundos los movimientos aceleraron de más al igual que los gemidos de la castaña; ambas estaban a punto de llegar al borde, entonces Lauren metió una de sus manos y la llevo hasta el centro de Camila donde comenzó a acariciar su clítoris para acelerar el proceso y en menos de un segundo ambas llevaron al éxtasis total gritando sus nombres.

El pecho de ambas subía y bajaba; sus cuerpos estaban sudorosos y sus labios se encontraban hinchados. Algunas partes del cuerpo de la morena se veían rojas gracias a los chupetones que le había hecho Lauren, mientras que la espalda de la ojiverde se encontraba totalmente rasguñada gracias a Camila.

La pelinegra salió lentamente de Camila y entonces se sacó el condón y lo tiró un poco lejos para levantarlo cuando se fueran a ir, entonces se acercó a la castaña, quién se había hecho un ovillo, y la abrazó por atrás, besando ligeramente su nuca.

- ¿Cómo te sientes? - preguntó con cautela mientras acariciaba el vientre de la más pequeña

- Creo que podría dormir por horas. - murmuró - ¿Podrías taparnos?

- Claro. - besó su hombro y entonces de un jalón tiró todas las cosas que estaban sobre la cobija y tapó a ambas - ¿Ves como si fue buena idea estar de este lado del río? Pudimos haberle provocado un infarto a alguien.

- O cumplirle una fantasía. - rió

- No me agrada mucho la idea de que le cumplas fantasías a los demás. - gruñó con desaprobación

- Oh no, no me digas que eres de esas personas posesivas. - trató de darse la vuelta para encararla pero la ojiverde apretó su agarre en su cintura evitando que se moviera

- No planeo compartirte con nadie más que no sea Nicholas, tu hermana o tu amiga rara, así que sí, considerame posesiva, nena.

La morena negó con diversión y entonces cerró los ojos. Realmente no mentía al decir que podía dormir por horas luego de haber hecho el amor con la ojiverde, así que aprovecharía un rato y dormiría. Al fin y al cabo estaba totalmente segura que Lauren velaría de su sueño.

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N/A:

No estoy acostumbrada a escribir estas cosas así que espero que lo valoren. ¡Nos vemos!

Lxs amo.

BESSOOOOOOOOOSSSS

🌹❤.

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