Capítulo 29
La ojiverde estiró sus brazos para envolver el cuerpo de Camila con ellos y así acercarla más a ella, lo que hizo que la morena se quejara un poco por el movimiento y que ella misma soltara un quejido al lastimarse una parte de su rostro lastimado con el rostro de la castaña.
- Perdón, perdón, perdón. - murmuró rápidamente la más pequeña despegando sus labios
- No te preocupes, sólo continúa besándome. - dijo restándole importancia a su dolor con tal de seguir besando a Camila
Lauren subió sus manos hacia el rostro de la morena y entonces volvió a unir sus labios. Besarla se sentía tan bien tanto por fuera como por dentro que podría pasarse horas y horas pegada a los labios de la hija de Alejandro y nunca se cansaría o arrepentiría de ello.
El beso continuaba suave y lento, ninguna de las dos podía hacer gran cosa ya que con cualquier movimiento brusco podían lastimar aún más el rostro de la ojiverde, y por ello ambas estaban siendo delicadas a la hora de besarse, cosa que no habían sido las veces anteriores que se habían besado. Camila agregó mentalmente los besos lentos de la ojiverde en su lista de cosas favoritas y eso la hizo sonreír durante el beso, contagiando rápidamente a la ojiverde, quién también sonrió.
- ¡Mamá! - se escuchó la voz de Nicholas acompañada de pequeñas pisadas fuera de la habitación - ¡Mamá, ¿dónde estás?!
Ambas mujeres se separaron al instante y entonces el rostro de Camila se tornó totalmente rojo, cosa que hizo que la ojiverde tratase de sonreír de lado con picardía.
- ¡Estoy por aquí, mi amor! - gritó la castaña para que su hijo pudiese escucharla - Hmmm, yo... - trató de decirle algo a la ojiverde
- No voy a decirle que estaba besando a su madre hace unos segundos, puedes estar tranquila. - aseguró y la castaña rodó los ojos
- Eres tan...
- ¿Insoportable? Lo sé, me lo dices mucho, pero sé que en el fondo te mueres por todo esto. - señaló todo su cuerpo con sus manos
- ¿Ni siquiera cuando estás lastimada dejas de ser tan idiota?
- No contigo a mi lado. - le guiñó un ojo y entonces se escuchó como la puerta de la habitación se abría
- ¡Mamá! - dijo Nicholas con felicidad al ver finalmente a su madre - ¿Qué haces a...? ¡Lauren! - se acercó con rapidez hacia la ojiverde - ¿Qué te pasó? ¿Estás bien?
La morena hizo una mueca en el rostro ante la pregunta de su hijo y rezó mentalmente para que la ojiverde no le dijera que el responsable de todo eso había sido su propio padre porque entonces Nicholas se iba a sentir absolutamente triste y decepcionado.
- Yo... caí de uno de los caballos. - mintió Lauren - Pero tranquilo, campeón, viviré.
- ¿Ya llamaron al doctor, mamá? - preguntó preocupado sentándose en la orilla de la cama a lado de su madre y de la ojiverde
- Sí, estuvo aquí hace poco.
- ¿Lauren se pondrá bien?
- ¡Hey, no hables como si no estuviera presente! - dijo indignada - Por su puesto que me pondré bien, ya lo verás. A puesto que mañana podré derrotarte en lanzamiento de rocas. - se burló
- ¿Lo prometes? - volteó a verla con el rostro lleno de preocupación y entonces Camila se dió cuenta de el gran cariño que su hijo le tenía a la mujer que yacía recostada en aquella cama en la que estaban sentados
- Lo prometo. - trató de sonreír
- Vamos. - la morena le extendió una mano a su hijo después de levantarse de la cama - Dejemos descansar a Jauregui, mi amor.
El pequeño de ocho años se levantó de la cama tomando la mano de su madre, pero antes de alejarse completamente de la ojiverde se agachó y le dejó un beso a Lauren en la frente causándole total ternura a su madre y a la veterinaria.
- Espero que te recuperes. Me gusta jugar contigo y te quiero mucho. - el corazón de Camila comenzó a palpitar rápidamente al ver como el rostro de la ojiverde se suavizaba y miraba con total amor y afecto a Nicholas
- También te quiero, campeón.
Dicho aquello, Camila se llevó consigo a su hijo y ambos salieron de la habitación en dirección a la cocina. Al bajar se encontraron con Sofía y con Normani jugando uno de los juegos de mesa de Nicholas.
- ¡Tía, Mani! - dijo con alegría el pequeño castaño al verlas - ¿Qué hacen aquí? - preguntó tan pronto como se encontró entre los brazos de la hermana de Camila
- Pedí permiso en mi trabajo para quedarme unos días más, y Sofía tomara unas pequeñas vacaciones bien merecidas. - explicó la morocha con una sonrisa en el rostro
- ¡Qué genial! ¿Oíste mamá? - preguntó emocionado - Tía Sofi, podemos ir a montar caballo juntos. Será muy divertido, tú, mani, mamá y Lauren. - las mejillas de Camila se volvieron a poner de color rojo por quinta vez en el día gracias a la mirada de picardía que le dió su mejor amiga al oír mencionar a la ojiverde con tanta naturalidad
- Sí, a puesto que tu mamá estará encantada de que Lauren vaya a montar. Quizá tú mamá quiera que ella le enseñé a montar. - dijo con malicia la morocha
- ¡Normani! - chilló la morena
- Mamá sabe montar. - dijo inocentemente Nicholas - Pero... - llevó una de sus manos a su barbilla como si estuviese pensando algo - Quizá Lauren pueda enseñarte a como subir y bajar del caballo, porque sé que te cuesta trabajo, mami. - la risa de Normani resonó por toda la hacienda tras oír las palabras llenas de inocencia de Nicholas
Sofía miró con diversión a su hermana y después le pegó un puñetazo a Normani para que dejara de reírse ya que Nicholas la veía sin entender nada.
- Mini Cabello, ven para acá. - la morocha extendió sus brazos y entonces el castaño avanzó hacia ella con cautela - Eres un hombrecito muy sabio, sabes muy bien lo que necesita tu madre. - dijo para después comenzar a reírse
- ¡Normani, cállate! - la morena se acercó hasta ella y le quitó a su hijo - Deja de decir tonterías frente a Nicholas, por favor.
- Respira un poco amiga, el no entiende nada, ¿o sí? - el niño negó, realmente lo único que entendía era que la amiga de su madre era demasiado extraña - ¿Lo ves? El no entiende tu enorme necesidad por montar a Lauren.
- Lauren no es un caballo. - dijo Nicholas con el ceño fruncido haciendo reír a su tía
- Lo siento. - se tapó la boca al ver como su hermana le lanzaba miradas asesinas - Perdón.
- Sólo cierren la boca. - rodó los ojos - Vámonos, mi amor, tienes que desayunar. - le dijo a su hijo tomándolo de la mano para irse con él hacia la cocina
* * * * * *
Los días pasaron con rapidez y entonces llegó nuevamente el lunes. Toda la semana la castaña dejó de lado su trabajo para poder divertirse libremente con su hermana y su mejor amiga, sin embargo también se dedicó de lleno a ser una especie de "enfermera" para la ojiverde ya que simplemente no podía evitar ir cada día a la habitación para verla y ayudarla a comer; para su fortuna, el papel de enfermera no duró tantos días, ya que la ojiverde pudo levantarse de cama el jueves y se auto dió de alta oficialmente el sábado. Para el domingo por la mañana su rostro estaba menos inflamado, sin embargo tenía una gran cantidad de moretones en el.
El día de hoy, lunes, Camila se había levantado a las ocho de la mañana junto con su hijo para así poder llevar a su hermana y a Normani al aeropuerto, cabe destacar que con lo que no contaba la morena era que la ojiverde se apuntara al viaje. Y bueno, finalmente fue así como todos terminaron en el aeropuerto para dejar a Sofia y Normani.
- Se cuidan mucho, por favor. - dijo la morena mirando a ambas - Normani, deja de acosar a la nueva secretaria de tu madre, y Sofía, por favor nada de fiestas y alcohol.
- Lo dices cómo si todos los días saliera de la universidad para irme a beber con mis amigas. - dijo con fastidio la castaña menor
- Uno nunca sabe. - respondió Camila encogiéndose de hombros
- Como sea. - rodó los ojos - Tu también cuídate hermana, y cuida al bicho. - señaló hacia la puerta de salida del aeropuerto donde estaba una de las camionetas de Pinot Gheeshlod estacionada con Nicholas y Liam dentro - Lauren, cuídalos por favor, a veces Camila tiene sus momentos y puede llegar a ser peligrosa. - la ojiverde sonrió y entonces la ojimarrón le dió un golpe en el hombro con indignación
- Tranquila, yo cuido de ellos. Espero que tengan un buen viaje. - les sonrió a ambas mujeres
- ¡Gracias, vaquera! - dijo con alegría la morocha - Vámonos, ya están anunciando el vuelo. - tomó de la mano a Sofia y ambas se alejaron - Casi lo olvido. - murmuró deteniéndose - ¡Camila necesita que le enseñes a montar! - gritó en dirección donde estaba la castaña y la ojiverde - ¡Usen protección!
El rostro de Camila se encendió por completo dejándola totalmente roja. No podía creer que Normani había sido capaz de gritar eso en un aeropuerto, y mucho menos que se había atrevido a hacerlo frente a la ojiverde. Iba a asesinarla la próxima vez que la viera frente a frente.
La castaña dió gracias a Dios que su hijo las estuviera esperando en el auto junto con Liam, hubiera sido aún más vergonzoso si él hubiera escuchado eso ya que Nicholas si sabía lo que era aquella frase de "usar que protección".
- Bueno, tu amiga es muy interesante. - comentó la ojiverde para aligerar el ambiente incómodo
- Ella es una idiota. - gruñó - Sólo ignora todo lo que dijo, por favor.
- ¿Estás demente? - preguntó
- ¿Qué? Claro que no.
- Entonces no digas tonterías, no puedo olvidar usar protección, Brooklyn. - la morena abrió la boca con sorpresa - Admito que sería lindo tener un hijo juntas, pero aún es muy pronto y ni siquiera eres mi novia. - Lauren negó con la cabeza y después levantó una de sus manos para cerrar la boca de la morena - Tranquila, nena, tómalo con calma. - le guiñó un ojo y sin quitar su mano de su barbilla se acercó y le dejó un beso en los labios para después alejarse
Camila se quedó congelada por unos segundos y después volvió en sí. Cuándo por fin encontró palabras para responderle a la ojiverde, se dió cuenta de que ella ya no estaba a su lado, entonces volteó y la vio a lo lejos caminando hacia el auto.
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