Capítulo 26
- ¡Diez de Diez! - gritó la morocha mientras se levantaba de su lugar y empezaba a bailar cerca de la orilla de la alberca haciendo que la castaña bufara molesta - ¿Qué era lo que decías hace unas horas? "Voy a hacerte comer polvo, Normani" - hizo comillas con sus dedos
- Yo no hablo así. - se cruzó de brazos - Y te haría comer el polvo si no estuviera tan distraída. - trató de excusarse - Me duele la cabeza, eso es todo.
- ¡Ouuuuuu, te ganaron en ajedrez! - se burló su hermana nadando hacia la orilla para después salir de la alberca y acercarse - ¿Qué se siente perder, Camila?
- No vale si no estoy al cien por ciento en el juego.
- Esa es una excusa muy barata. Eres una perdedora, Mila. - rió la morocha - ¿Qué es eso que te tiene tan distraída? ¿La guapa vaquera de ojos verdes que vimos antes de venir aquí? - preguntó sonriendo en complicidad con Sofia
Los ojos de Camila se tornaron hacia atrás con fastidio al oír a su amiga hacer referencia a la única persona que lograba sacarla de sus casillas. Cuando iban camino hacía la alberca, al salir de la hacienda, se toparon con la ojiverde, quien estaba afuera arreglando el motor de una de las camionetas solo con unos vaqueros, un top deportivo y un sombrero. Obviamente al estar vestida de aquella manera la ojiverde llamó la total atención de Normani, quien no dudo ni un segundo en acercarse para utilizar sus tácticas de encanto con Lauren, sin embargo sus tácticas se vieron frustradas cuando la pelinegra la ignoró vilmente por prestarle su absoluta atención a la más grande de las Cabello, haciendo que Normani se indignara y después sonriera con malicia al percatarse de lo bien escondidita que tenía su amiga a aquella diosa de ojos increíblemente bellos y cuerpo de infarto. Por su puesto, Camila pasó de largo de la ojiverde al ver como miraba de arriba a abajo a la morocha; la castaña no quería admitirlo, pero ver a Lauren escaneando a su amiga fue como si le dieran un puñetazo en el estómago, algo que no sabía describir muy bien y por ello se enojó. Después de aquella escena, Sofia, Normani y Camila dejaron atrás a la ojiverde y continuaron su camino hacia la alberca, en donde la morocha no dejó pasar hacer chistes referentes a la "vaquera de los autos".
Cuando los chistes sobre la pelinegra terminaron, las tres mujeres se metieron a la alberca para nadar un rato, pero veinte minutos después Normani y Camila salieron dejando sola a Sofia para iniciar una partida de ajedrez que derivó a nueve partidas más porque Camila no conseguía ganarle a la morocha.
- Se llama Lauren. - comentó casualmente la hermana de la castaña mientras se dejaba caer en una de las reposaderas que estaban cerca
- ¡Sofia!
- Oh, ella tiene nombre. - la morocha aplaudió con alegría - ¿Cómo es que tienes rondando por este lugar a esa belleza y aún no te le has tirado encima?
- Créeme, lo ha hecho. - respondió Sofia
- ¡Eso no es verdad! - gritó indignada la castaña - Jamás me tiraría encima de esa loca, vulgar, imprudente, metiche e irritante mujer.
- Me refería más a cuando estás gritándole o peleando con ella, no a algo sexual. - rió en compañía de la mujer de cabello rizado
- Ella tiene un punto. - la defendió Normani - Pero ya en serio, ¿cómo le haces para tener tanta fuerza de voluntad, Camilita? Si yo fuera tu ya me la habría comido a besos. - las mejillas de la ojimarron se tornaron color rojo intenso
- Deja de decir idioteces, Normani. - trató de disimular el nerviosismo de su voz
- Yo solo digo la verdad, ¿has visto sus labios? se ven tan besables.
- ¡Sólo la viste por unos minutos!
- Soy muy observadora. - le guiñó un ojo haciendo que la morena soltara un pequeño quejido - Tranquila, tigre, que la haya observado no significa que no tenga en claro el código de ética que existe en las amigas. Ese bombón es toda tuya.
- Ella no es... ugh. - se levantó para ponerse el sombrero de playa con el que estaba jugando Sofia y entonces se acomodó el pareo que había traído para cubrir su traje de baño - Ustedes dos son tan molestas. - dijo colocándose las sandalias - Iré a ver a mi hijo, no las quiero ver cerca en estos momentos. - las miró con seriedad
- ¡Yo no dije nada! - se defendió Sofia
- Lo hiciste. - desvió la mirada con indignación - Estaré en la hacienda, quédense el tiempo que quieran. Sofia. - regresó su mirada hacia su hermana - No olvides colocarte bloqueador, no quiero que te quemes y mamá se ponga como loca cuando regreses a casa. - volteó a ver el juego que estaba en la mesa y lo recogió rápidamente bajo la risa burlona de la morocha - Y me llevaré esto. - levantó el ajedrez - Adiós.
A paso firme y contoneando involuntariamente las caderas, la morena se alejó lentamente dejando atrás a su hermana y su amiga, quienes reían a lo lejos al verla tan indignada. La castaña no podía creer la cantidad de tonterías que había dicho Normani sobre la irritante ojiverde, al igual que no podía creer que sus mejillas fueran tan débiles como para sonrojarse cuando la morocha le insinuó besar a la pelinegra, cosa que obviamente ya había hecho, tres malditas veces, pero que no diría nunca en voz alta.
Cuando estaba doblando para ir al camino que llevaba hacía a la hacienda, Camila escuchó la risa de su hijo a lo lejos, cosa que la hizo detener el paso y caminar hacia el lugar de donde provenía aquel sonido tan bello, las caballerizas y corrales. Al llegar se topó con una escena que logró hacerla suspirar; cerca de los corrales de los caballos estaban Nicholas y Ryan, ambos dándole de comer zanahorias a los caballos. De vez en cuando Nicholas reía al ver como su padre se asustaba cada que uno de los caballos le quitaba una zanahoria de sus manos y eso también hizo reír a Camila. Ver a su hijo tan feliz la hacía sentirse tan plena y esos pequeños momentos en los que veía a Nicholas disfrutar de Napa eran aquellos que le indicaban lo excelente que había sido la decisión de mudarse a Pinot Gheeshlod.
Dejando de lado, y sin querer interrumpir, aquel momento padre e hijo, la morena se dio la media vuelta y continuó con su camino, o al menos eso intentó, ya que al dar unos cuantos pasos escuchó otra risa, sin embargo la risa no era de su hijo, más bien provenía de la ojiverde, cosa que le llamó muchísimo la atención. Con cautela la ojimarrón se acercó a las caballerizas, entrando en total silenció para que la ojiverde no la escuchará y entonces la vio.
Frente a ella estaba Lauren juntando todo el heno que había esparcido por el suelo riendo en compañía de la misma mujer alta y guapa que había visto con ella la otra vez.
La memoria de Camila conectó todos sus recuerdos e identificó rápidamente a aquella mujer como la única hija de los Issartel, la familia de los terrenos que habían cruzando el puente colgante del río que separaba las propiedades.
Lauren dejó el trinche bajo la atenta mirada de la castaña y se recargó en la pared para ponerse a platicar y a picar de vez en cuando el abdomen de Keana, quien en respuesta reía de una manera demasiado forzada para la morena y le devolvía los picotes a la ojiverde. Ambas mujeres estaban jugando entre sí y mientras más veía Camila esa convivencia, más crecía aquel sentimiento de molestia dentro de su estómago.
La mandíbula de la castaña se tensó considerablemente y con una gran cantidad de enojo creciendo dentro de ella se dio la vuelta y salió rápidamente de ese lugar, no podía soportar ni un segundo más ver a la ojiverde comportarse tan sosa y linda con la hija de los Issartel.
* * * * * *
- Y entonces papá no soltó la zanahoria. - explicó Nicholas con una mueca en el rostro a la morena mientras ambos veían como el médico de la zona vendaba a Ryan
- ¿En qué estabas pensando? - preguntó la castaña aguantándose las ganas de reír
A la media hora de haber vuelto a la hacienda después de presenciar aquella escena tan molesta y pegajosa entre Lauren y la hija de los Issartel, Normani y Sofia entraron corriendo a la hacienda para avisarle a Camila, quien estaba leyendo un libro sentada en uno de los sofás de la sala, que Ryan estaba sangrando muchísimo de una de sus manos y que necesitaba un doctor. Cuando escuchó aquello la ojimarrón salió corriendo en dirección a los corrales para encontrarse a su hijo viendo a su padre con preocupación y a la ojiverde en compañía de Keana tratando de auxiliarlo para que dejase de sangrar. Por su puesto la cara de fastidio de Camila se hizo presente al verlas a ellas dos, pero entonces decidió concentrarse en su ex pareja que yacía en el suelo y con ayuda de algunos trabajadores lo llevaron a la hacienda, específicamente a la habitación donde se estaba quedando, y después llamó al doctor.
El mismo doctor que había atendido a Nicholas en el accidente del río llegó veinte minutos después y entonces Nicholas les contó a todos lo sucedido.
- No estaba pensando. - respondió quejándose el pelinegro - Necesito que pronto se reúna con su médico de cabecera; le hice una pequeña sutura, pero me gustaría que alguien pueda hacerla mucho mejor de lo que le hice. ¿En qué trabaja usted? - preguntó el médico quitándose sus lentes y mirando con atención
- Soy médico cirujano. - levantó su mano vendada y rió con ironía - Realmente ha echo un excelente trabajo con la sutura. - lo alagó - Me temo que tendré que pedir incapacidad en el trabajo, no creo que quieran que realice cirugías si me mordió un caballo.
- Si, sería lo mejor.
- ¿Me recomienda hacerme algunos análisis? Tengo miedo de que el caballo me transmita alguna enfermedad o algo así.
- Todos los caballos están perfectamente sanos, cuentan con todas y cada una de sus vacunas, yo personalmente los cuido y créame, señor cirujano, me han mordido muchas veces y en ninguna ocasión he conseguido una infección. - respondió la ojiverde con molestia haciéndose notar por primera vez entre la multitud
- ¿Y eso puedes asegurarmelo tú? No me hagas reír, ¿y quién diablos eres?
Los ojos de la morena se abrieron de par en par, todo el rato se la había pasado tan concentrada viendo como suturaban a Ryan que se había olvidado de la presencia de la ojiverde, al igual que la mayoría de las personas, pero al ver como Ryan le respondía de mala manera y como ella se erguía con la mandíbula apretada se dijo a si misma que si no actuaba rápido podía desatar una tercera guerra mundial.
- Ella no es nadie, ya se va.
- ¿Qué diablos, Camila? - se quejó la ojiverde
- ¡No te expreses así delante de mi hijo! - gruñó la morena tomándola de la muñeca y arrastrándola fuera de la habitación bajo la atenta mirada de todos
- ¿Por que me sacas? ¿No ves que estaba hablando con el niño bonito? - la castaña rodó los ojos - Sólo déjame entrar para defender a mis chicos. - habló haciendo referencia a los caballos
- Tu no irás a ninguna parte. - la tomó del brazo - No vas a hacer una escena delante de mi hijo, ¿entiendes? Y tampoco vas a molestar a Ryan, acaban de lastimarlo.
- Los caballos son sensibles por naturaleza; él debió hacer algo que los hizo enojar, no actúan por impulso y van lastimando idiotas porque sí.
- Ryan no es ningún idiota, mide tus palabras.
- ¡Deja de defenderlo! - gritó la ojiverde alejándose de la morena para después descender por las escaleras - ¿Qué diablos quieres? vete con tu novio, está lastimado. - dijo al percatarse que Camila la seguía por detrás
- Ryan no es mi novio, déjate de estupideces. Y no te estoy siguiendo por gusto. - ambas se detuvieron enfrente de la cocina - No voy a permitir que andes por aquí gritando barbaridades cuando tengo a mi hijo viviendo bajo este techo, Jauregui, compórtate como una mujer civilizada y no como una neandertal.
- ¿Qué es tuyo? - preguntó ignorando lo demás desconcertando a Camila
- ¿Qué?
- ¿Qué es el cirujano para ti? - repitió - ¿Son pareja?
- No, te dije que no. - rodó los ojos - Y no tengo porque estar respondiéndote de todas formas, eso a ti no te incumbe. - se cruzó de brazos - ¿O qué? ¿Estás celosa?
- ¿Celosa? - la pelinegra rió - ¿Yo, celosa? - volvió a reír por unos segundos y después su mirada se tornó seria y oscura - ¿La verdad? Sí, estoy celosa. - admitió haciendo que la sonrisa se borrara de los labios de la más joven - Me pone de nervios pensar que ese quisquilloso y delicado hombre es algo tuyo. - comenzó a caminar hacía la castaña - Lo diré por última vez, Camila, y contéstame con la verdad, ¿qué es ese hombre de ti?
- Lo mismo que es la hija de los Issartel para ti. - respondió levantando la barbilla con altanería y entonces se dio la media vuelta - No tienes permitido ir por ahí celando a las personas cuando evidentemente estás emparejada con una "chica linda". - hizo comillas con sus manos y entonces comenzó a avanzar pero la ojiverde la detuvo - Suéltame.
- ¿La hija de los Issartel? - preguntó la ojiverde con una sonrisa sancarrona - ¿Qué pasó, Brooklyn? ¿Estás celosa de Keana?
- Ya quisieras. - respondió - Aléjate.
- Aléjame.
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