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Capítulo 2

El estado de California de por si se caracterizaba por ser de clima caluroso, sin embargo, en específico, Napa era una de las ciudades más calidades del estado, fresca en las mañanas, calurosa en las tardes y algo fría por las noches. El cambio drástico de Brooklyn a Napa se sentía al instante, como si de la nada alguien te golpeara una cachetada.

Camila salió del aeropuerto de la mano de su hijo y en compañía de su hermana menor con la intención de tomar un taxi, sin embargo, al estar afuera del aeropuerto se toparon con un letrero enorme que tenía sus nombres escritos en el.

- Buen día, soy Camila Cabello. - se presentó la castaña colocándose de frente al hombre de piel bronceada que sostenía el cartel con su nombre y el de su hermana - Y ella es Sofía. - señaló a la otra castaña - Él es Nicholas, mi hijo. ¿Usted es?

- Liam O'donnell, un gusto, señoritas, y joven. - se quitó la gorra roja y sonrió mostrando sus dientes - ¿Me permiten sus maletas? - ambas castañas asintieron y el rubio empezó a tomar el equipaje para guardarlo en el maletero de la camioneta negra que estaba estacionada a un costado

- ¿A dónde vamos, mamá? - preguntó el niño con curiosidad

- Vamos a un lugar absolutamente fantástico y libre de cualquier cosa que no sea natural, joven Cabello. - se adelantó Liam en responder haciendo que Camila y su hijo arqueasen una ceja al mismo tiempo - Adelante, pueden subir. - abrió la puerta trasera de la camioneta ignorando las miradas de Camila y Nicholas

Cuando finalmente las hermanas Cabello y el hijo de Camila estaban acomodados en los asientos traseros de la camioneta, Liam subió y arrancó con felicidad en dirección a Pinot Gheeshlod, la mejor hacienda con viñedo de todo estados unidos.

El viaje duró una hora entera, en la que Nicholas y Sofía se habían encargado de mirar el paisaje con asombro, mientras que Camila solo se había limitado a checar sus correos y a hacer llamadas ignorando todo lo que estaba pasando a su alrededor.

- Mira tía, ahí está. - señaló el niño al letrero que ponía en letras grandes el nombre de la hacienda

- Es maravilloso. - comentó la castaña menor con asombro haciendo sonreír al rubio que iba al volante

- Bienvenidas y bienvenido a Pinot Gheeshlod. - dijo felizmente cuando habían pasado el letrero

Al oír aquello Camila se excusó un momento con el licenciado con el que estaba hablando y se permitió observar por unos segundos el lugar en el que hace muchos años ella había vivido antes del divorcio de sus padres. La hacienda de la familia de su papá siempre había sido un encanto digno de admirar y ella no podía evitar mínimo darle un pequeño vistazo al lugar.

El pasto bien cortado era característico de lo mucho que cuidaba su padre ese sitio, y los viñedos eran absolutamente hermosos. Cuándo Camila era pequeña su padre le había planteado la idea de hacer viñedos y empezar a elaborar su propia marca de vinos, lamentablemente Camila no estuvo ahí para presenciar aquello.

- ¿Hacen vinos? - preguntó arrepintiendose al instante por su pregunta tan obvia y absurda

- Los mejores del país. - contestó el hombre con una sonrisa - Su padre era un excelente jefe, señorita, y en nombre de todo el personal, realmente lamentamos su perdida.

- ¿Su perdida? - cuestionó el niño

- Luego hablo contigo, Nicholas.

La camioneta se detuvo frente a una enorme casa color marrón de estilo antiguo muy elegante que estaba rodeada por muchas flores.

James bajo rápidamente para poder sacar las maletas del auto y con ayuda de otro chico, que salió de la casa, bajaron todas las maletas y las metieron de poco a poco a la casa, llevándolas directamente hacia las habitaciones que usarían las hermanas Cabello.

- Hmm, está es la casa. - señaló la propiedad que tenían de frente cuando finalizó de bajar todas las maletas - El señor Alejandro vivía aquí. - comentó -  Les tenemos listas dos habitaciones cerca de la habitación principal que pertenecía a su padre y, bueno, en unos instantes prepararemos una habitación más para el joven. - le sonrió al niño

- Nicholas, mi nombre es Nicholas, y mi es apellido Basett, no Cabello como mi mamá. - corrigió en referencia a como le había dicho antes de subir a la camioneta en el aeropuerto - Pero puedes decirme Nick. - sonrió tímidamente el pequeño mientras acomodaba sus anteojos

- Estupendo, entonces ven, vamos a escoger tu habitación, N--

- Nicholas. Se llama Nicholas. - dijo rápidamente la castaña interrumpiendo al rubio - Hijo, por favor no corras por la casa y mantente cerca del señor O'donnell, tu tía y yo iremos a buscar al abogado.

- El licenciado está por las caballerizas. - informó el hombre de jeans desgastados - ¿Le molestaría que le diera un recorrido por la hacienda al joven Nicholas? - el niño volteó hacia su madre asintiendo con la cabeza en súplica para que aceptara, cosa que la castaña hizo

- Bien, pero por favor, cuídalo bien. - le dijo y luego volteó a ver a su hijo - No vayas a meterte en problemas. - lo miró seriamente - Sofía, vámonos. - tomó a su hermana del brazo y la arrastró por unos segundos para que se pusiera a caminar con ella

- Es un milagro que dejaras a Nicholas con un desconocido. - dijo Sofía

Y sí, era verdad. Camila era la persona más desconfiada del mundo y confiarle a su hijo a un hombre que acababa de conocer no era algo que ella normalmente haría, pero sabía muy bien que tampoco podría mantener a su hijo en una burbuja para que nada malo le sucediera y por ello tenía que ir cediendo poco a poco, a parte, ¿qué malo podría pasarle a un niño de ocho años en un lugar así?

- Hmmm, disculpe. - tocó suavemente el hombro de un trabajador, el cual volteó y la observó de los pies a la cabeza sin pudor - ¿En dónde están las caballerizas?

- ¿Quieres montar algo? - preguntó con perversión el hombre

- ¿Disculpe? ¿Qué clase de pregunta tan irrespetuosa es esa? - dijo evidentemente ofendida, cosa que hizo reír a su hermana - ¿No sabes quién rayos soy yo?

- ¡Augusto! - la voz de una mujer rubia se hizo presente - Te dije varias veces que si volvía a ver tu zona de trabajo en este estado iría con Jauregui para hablar sobre tu cheque de desped... ¿Señorita Cabello? - abrió los ojos sorprendida al notar la presencia de la castaña mayor

- Buen día. ¿En dónde puedo encontrar las caballerizas? - preguntó diplomáticamente disfrutando de ver cómo el trabajador grosero la miraba con la boca abierta al descubrir que se había comportado como un imbécil frente a la hija de su ex-jefe

- Oh, claro, ¿gusta que la lleve? - miró a la chica que estaba detrás de ella y corrigió - Bueno, que las lleve. Soy Allyson y soy encargada de supervisar al personal del viñedo. - sonrió

- Un gusto, y sí, vamos. - antes de continuar con su camino miró al trabajador por arriba de su hombro y dijo: - ¿Por qué no mejor vas recogiendo tus cosas? No creo que dures mucho en este lugar.

Dicho eso volvió a tomar a su hermana del brazo y continuó caminando, está vez siguiendo a la mujer que estaba frente a ella.

Estuvieron caminando alrededor de diez minutos más hasta que finalmente llegaron a las caballerizas. El lugar estaba hecho completamente de madera y era el único lugar de la hacienda que no tenía césped. A lado de las caballerizas estaba una especie de corral gigante con muchos caballos dentro corriendo de un lado a otro.

- Bueno, es aquí. - dijo la rubia sonriente - Yo debo regresar, pero las dejo en buenas manos, el licenciado está dentro. - las hermanas asintieron - Fue un gusto, con permiso.

- ¿Todos son empleados de papá? - preguntó Sofía mientras arreglaba su cabello hacia un lado

- Sí.

- ¿Cómo se va a mantener este lugar sin papá? - su hermana bufó

- Sinceramente, ese no es mi problema, Sofia. Supongo que habrá que nombrar a alguien como administrador o algo así. - empujó la puerta del establo y gruñó al ver que no abría - ¿Cómo diablos se abre está cosa?

- Quizá deberías quitar esto primero. - señaló la tabla de madera que se interponía entre las puertas para que no se pudiera abrir - ¿Ves? - la quitó riéndose de su hermana

- No me molestes. - empujó las puertas con fuerza y estás se abrieron de golpe generando un estruendo

- Woah, pareciera que lo acaban de construir o algo así. Mira, creo que en realidad lo están remodelando. - señaló los botes de pintura que habían a un costado de la puerta

- ¿Ves al licenciado por alguna parte? - preguntó Camila ignorando la pregunta de su hermana - Se supone que debería estar aquí.

- Camila, Camila. - la llamó su hermana para que no continuará caminando pero fue en balde porque la castaña la estaba ignorando vilmente - ¡Camila! - gritó llamando su atención finalmente - No te muevas ni un paso más, ¿ok?

- ¿De qué hablas? - alzó una ceja desafiante - Déjate de tonterías y ayúdame a buscar al licenciado en este lugar de ¡ah! - gritó

- Maldita sea, Camila, te dije que no dieras un paso más. - corrió hasta el lugar hueco donde había caído su hermana - ¿Qué es eso que tienes encima? - se burló al verla empapada de algo color rojizo

- Pintura, idiota, ahora sácame de aquí. - gruñó evidentemente enojada - ¡Muevete, Sofia!

- Voy, voy.

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