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Capítulo 17

- ¡Lauren! - gritó el hijo de la castaña tan pronto como vio a la ojiverde esperándolos afuera del aeropuerto irrumpiendo el trafico como siempre

El viaje había sido rápido, sin embargo Camila se sentía demasiado agotada y estresada, y todo esto se debía al show que hizo su ex pareja en el aeropuerto de Brooklyn. Ryan la había tomado a la fuerza para besarla, afortunadamente Jayden estaba ahí y lo alejo. Después del besó ambos se empezaron a gritar y antes de que abordaran el avión el pelinegro le dijo a Camila algo que aún la estaba atormentando en sus pensamientos.

- Hola. - la mujer de piel blanca tomó a Nicholas entre sus brazos mientras se agachaba a su altura y le hizo cosquillas - ¿Qué tal el viaje, eh? ¿Fue divertido?

- Sí, mamá me dejó mirar el cielo. Vi como el sol se escondía y aparecían las estrellas, fue increíble, Lauren. - contó emocionado - La señorita del avión me consiguió un poco de galletas y leche, pero no sabia muy rico. - hizo una mueca

- La comida de avión siempre es espantosa, pero tranquilo, cuando lleguemos a la hacienda le diré a Cleo que te preparé un emparedado. - le guiñó un ojo y después levantó la vista para ver como la castaña se acercaba a ellos - Hola, ¿necesitas ayuda? - señaló el bolso de mano que tenía la castaña colgando en su brazo izquierdo

- No, ¿podríamos irnos?

- Claro, vamos.

La ojiverde le abrió primero la puerta a Nicholas y después a la castaña. Cuando finalmente estaban los tres dentro de la camioneta, Lauren arrancó y se fueron todo el camino hacía Pinot Gheeshlod escuchando como Nicholas tarareaba las canciones que sonaban en la radio. De vez en cuando la pelinegra volteaba a su derecha para ver como la mujer que estaba a su lado lucía preocupada mientras observaba por la ventana. Camila podía sentir la mirada de la ojiverde sobre ella pero se limitó a ignorarla, no tenía ánimos como para pedirle que dejase de mirarla y tampoco quería ser grosera frente a su hijo.

Eran alrededor de las nueve de la noche cuando llegaron finalmente a Pinot Gheeshlod.

- Mamá, ¿cenas conmigo? - habló Nicholas antes de que ambos entraran a la hacienda

- Claro. - le sonrió levemente 

- Oye. - la llamó Lauren - Si quieres puedes ir a descansar, te ves derrotada, yo puedo cenar con Nick. - ofreció y aunque la oferta era tentadora la castaña prefirió negar

- No, de todas formas tengo hambre. Buenas noches, Jauregui. - dijo para después darle la espalda y entrar cerrando la puerta detrás suyo

* * * * * * *

El sonido molesto de su teléfono fue lo que la despertó a la mañana siguiente. El identificador de llamadas le indicaba que Normani había tratado de comunicarse con ella al menos unas dieciocho veces desde las siete en punto de la mañana, cosa que la hizo gruñir ya que al mirar el reloj se dio cuenta que apenas habían pasado quince minutos desde aquella hora.

Antes de levantarse para hacer su aseo habitual de cada mañana, la castaña le envió un mensaje de texto a Normani diciéndole que la disculpara pero que se había quedado dormida; claro está que la respuesta al mensaje no tardó en llegar pero ella prefirió apagar su teléfono y meterse a bañar. Al salir se colocó unos pantalones de vestir color crema y una blusa fresca de color lila que hacía juego con los zapatos de tacón de diez centímetros.

Cuando salió de su habitación fue directamente hacía la de su hijo para percatarse que aún estaba cómodamente dormido. Después de asegurarse que su hijo no despertaría en un buen rato, la castaña bajo y fue hacía la cocina.

- Buen día. - saludó llamando la atención de la cocine

- Señorita Cabello, buenos días, ¿desea desayunar algo en especial?

- No, gracias, por el momento solo tomaré esto. - levantó una manzana del bol de frutas que había en la barra - ¿Sabe en dónde se encuentra Sampietro?

- Sí, está con Lauren caminando por los viñedos, están checando las parras. 

- Oh bueno, iré a buscarlo, ¿podrías estar al pendiente por si despierta mi hijo? -la señora asintió - Muchas gracias, ¿puedo salir por aquí? - señaló la puerta que daba al jardín

- Claro, señorita, adelante.

- Gracias. 

Cuando salió y vio el pequeño carro que había estacionado pensó por unos minutos si podría simplemente tomarlo y así evitar una caminata muy larga, sin embargo luego de analizarlo decidió que lo mejor sería caminar, aunque le resultaría algo incomodo al traer tacones.

Y bueno, dicho y echo, caminar fue un total martirio. Al llegar a los viñedos suspiró con felicidad y apresuró su paso, sin embargo no vio ni a Sampietro ni a la ojiverde por ningún lado, lo único que había eran trabajadores que la miraban con cierto recelo debido a lo que había sucedido en el río cuando el accidente de su hijo.

- ¿Han visto a Jauregui y Sampietro? - todos negaron 

- Se fueron hace cinco minutos, creo que caminaron por allá. - dijo uno de los trabajadores señalado la zona por donde estaba el río 

- Gracias. - la morena se dio a vuelta y camino en dirección a donde el trabajador había señalado - Debí tomar el auto. - dijo entre dientes mientras caminaba 

Durante el trayecto se acabó la manzana y se regañó mentalmente por no haber aceptado el desayuno que le habían ofrecido antes de salir de la hacienda.

A lo lejos vió como alguien saltaba hacia el agua y apresuró el paso. Cuando llegó su boca se abrió ligeramente al ver como Lauren salía con lentitud del agua. La ojiverde estaba en ropa interior, cosa que hizo que las mejillas de la castaña se tiñeran de color rojo carmesí; gotas de agua escurrían lentamente por su cuerpo, la enologa tenía un cuerpo de infarto y estaba muy bien proporcionada en todos los sentidos existentes de la palabra.

- ¡Brooklyn! - dijo risueña la ojiverde al percatarse de su presencia - Hey, ¿qué haces por aquí? - se adentró nuevamente en el agua y nadó hasta la orilla para después salir y acercarse a la castaña que aún estaba tratando de controlar las miles de sensaciones que estaban viajando por su cuerpo al ver a la ojiverde de esa forma - ¿Te sientes bien? Te ves demasiado roja, ¿te veniste caminando hasta acá?

- S-sí. - se aclaró la garganta - Digo, sí, estoy buscando a Sampietro, los trabajadores del viñedo me dijeron que vino por aquí contigo.

- Ah sí, me acompañó un rato pero después se fue, le dije que tenía que revisar las rejas que separan el terreno, algunas ya están algo oxidadas y les vendría bien un poco de pintura blanca. - colocó sus manos en su cintura haciendo que la mirada de la castaña viajará hasta su pelvis, donde yacía una muy marcada v que se perdía en sus boxers

- E-eh... - sacudió la cabeza y levantó la mirada encontrándose con una sonrisa traviesa de la ojiverde - ¿Qué?

- ¿Acostumbras a ver a todas las personas como lo acabas de hacer conmigo? Eso no fue muy educado, Brooklyn. - se burló

- Yo no te estaba viendo.

- ¿Viste algo que te gustara?

- Ni en sueños. - se cruzó de brazos - ¿No deberías estar trabajando?

- Me levantó todos los días a las cuatro de la mañana, reina de ciudad, a está hora siempre vengo a nadar un rato para refrescarme. - le guiñó un ojo

- Bueno, no me interesa.

- Se nota. - rió - ¿Para que buscas a Sampietro? ¿Necesitas algo?

- Sí, pero eso no es de tu incumbencia. - se dió la vuelta con intención de irse pero la ojiverde la tomó del brazo

- Todo lo que pasa en Pinot Gheeshlod es de mi incumbencia, Brooklyn. - aseguró - Ahora no te hagas la difícil y dime qué es lo que sucede.

- Me gustaría saber todo acerca de lo que hacía mi padre aquí. - respondió desviando la mirada de la pelinegra, realmente era muy difícil tenerla semidesnuda frente a ella

- Ah, eso. - sonrió haciendo que dos oyuelos aparecieran en sus mejillas - Déjame ponerme la ropa, yo puedo ayudarte, seré tu guía, estoy a tu servicio siempre y cuando no estés haciendo rabietas.

- Yo no hago rabietas. - volvió a cruzarse de brazos - Y no necesito tu ayuda, por eso quiero hablar con Sampietro, él es de confianza.

- Tienes que aprender a confiar en mi, reina, creeme, voy a estar sobre ti todo el tiempo. - la castaña se sonrojó al oír aquellas palabras cuando imágenes extrañas del cuerpo semidesnudo y mojado de la ojiverde sobre el suyo se hicieron presentes en su mente

- Ponte ropa. - pidió

- ¿Disculpa?

- Nada, nada, yo... - rodó los ojos, no debía sentirse nerviosa frente a la pelinegra - Cámbiate y vámonos, si quieres ayudar lo harás a mi forma, nadie está sobre mi, a mi me gusta siempre estar arriba.

La sonrisa de la ojiverde se tornó pícara y sin poder controlarlo dijo: - Bueno, no tengo ningún problema con que tú estés arriba, vaquera. - le guiñó un ojo haciendo que la castaña abriera la boca por la insinuación y después se alejó para ir por su ropa y cambiarse rápidamente

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N/A:

Miren, no conseguí mi captura de pantalla del #555 pero tenemos esto y es aún mejor, ¿creen que se llegue al doscientos veintitrés o estoy soñando mucho con eso?

Gracias gracias gracias.

Oh, quería comentarles también que me encanta cuando me agregan a sus listas de lectura, se siente muy bonito, en serio, es un gran honor cuando lo hacen.

Esta en especial es como: "demonios, le encantó lo que hice y lo considera muy bueno", me sube muchísimo los ánimos

Me hacen llorar😭❤

¿Por qué son tan lindxs?

🌹❤.

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