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Capítulo 16


Los gritos histéricos de su madre resonaban por toda la casa, Camila tenía claro que no iba a reaccionar bien a las noticias, pero ese pensamiento se quedaba corto a como en realidad había reaccionado Sinuhe cuando la castaña le contó que se mudaría.

- Mamá, trata de calmarte, Nicholas está arriba con Jayden y puede oírte. - dijo Sofia tratando de tranquilizar a su madre - Inhala, exhala. - se acercó a ella con cuidado

- ¿Quieres que me tranquilice? - preguntó desesperada y ella asintió - ¡Pues dile a tu hermana que deje de decir estupideces frente a mi! 

- No es ninguna estupidez. - respondió Camila cruzándose de brazos

- ¿Ninguna estupidez? - repitió y rió amargamente - No estás pensando con claridad, Karla. - la castaña rodó los ojos al mismo tiempo que su hermana - ¿Acaso te das cuenta de lo que dijiste? ¡Te quieres ir a Napa! - gritó - De todas las ideas estúpidas que has llegado a tener, esta definitivamente se lleva el premio a la más estúpida e innecesaria.

- Pues no me interesa en lo más mínimo lo que pienses, la decisión ya está tomada. Me voy a mudar a Napa, a la hacienda de mi padre.

- Tu padre, tu padre, tu padre. - dijo con amargura - ¿Ese hombre que jamás vino a verlas, que las olvidó y prefirió mantenerse lejos? ¿Ese mismo hombre? ¡Discúlpame, pero ese hombre no es tu padre, y tu no vas a irte a ningún lado!

- ¡Se mantuvo lejos por tu culpa! ¡Fue tu culpa que se alejara! - gritó enojada la ojimarrón - Y no tengo que pedirte permiso, soy una mujer adulta y puedo hacer lo que se me venga en gana porque tu ya no tienes ningún maldito poder sobre mi. - la apuntó con el dedo - Eres una bruja con toda la extensión de la palabra, Sinuhe.

- ¡Respétame, soy tu madre! - se acercó a ella rápidamente con la intención de pegarle una bofetada pero entonces una mano la tomó de la muñeca 

- No te equivoques, Sinu. - habló con tranquilidad Jayden, su esposo - ¿Qué creen que están haciendo las tres? - preguntó seriamente mientras las miraba - Les recuerdo que hay un niño presente en está casa y justo ahora está muy asustado porque todas ustedes están parloteando como locas. Trata de calmarte y escucha a tu hija. - le dijo directamente a la matriarca 

- Está delirando. - respondió soltandose de su agarre

- No estoy delirando, ella está exagerando todo.

- Como siempre. - murmuró Sofia por lo bajo

- ¿Qué está pasando?

- Me voy a mudar a Napa. - exclamó la castaña con determinación - Ya no voy a trabajar más en Furdiong PINK, voy a administrar como se debe el viñedo de mi padre.

- ¿Ves lo que te digo, Jay? Está diciendo estupideces. - rió con sarcasmo - No sabe controlar su vida, apuradamente puede con las cuentas que tiene que pagar y quiere ir a administrar un negocio del cual no tiene ningún tipo de conocimiento. Ella no está pensando.

- Se controlar mi vida, lo que pasa es que jamás lo he hecho correctamente porque siempre estás sobre mi diciéndome que hacer. - su pecho subía y bajaba, estaba a nada de explotar contra su madre - Si practique ballet fue tu decisión, si tomé cursos de francés y alemán también fue porque tu lo querías, si me aleje de mi padre también fue por ti, si borré mis recuerdos en la hacienda de papá también lo hice porque así lo quisiste, incluso si estudié economía y finanzas fue porque tu lo querías así, de hecho, si entré a trabajar en Furdiong fue porque tu también lo querías así. En lo único en lo que no te he hecho caso es en ciertas partes de mi vida personal, pero incluso eso también quieres controlar, ¡querías que me casara con Ryan! Toda tu cabeza tiene hecha mi vida entera desde que llegue al mundo y déjame decirte que no podrás concluir lo que quieres hacer conmigo. Es mi vida, Sinuhe y yo tomo las decisiones en ella. Me voy a ir mañana a Napa y no harás nada al respecto.  

- Deja el drama, tienes una vida perfecta aquí en Brooklyn, no puedes echar por la borda todo lo que has conseguido solo por irte a trabajar en un asqueroso viñedo.

- Es el viñedo más hermoso que existe, no hay nada de asqueroso en él así que ten más respeto al trabajo de mi padre. - advirtió con enojo - Y no, no tengo una jodida vida perfecta aquí, mi vida es monótona y aburrida, cada día me deprimo más, todo el mundo tiene razón al decir que me refugio en el maldito trabajo, no se que es disfrutar y todo es tu culpa.

- No me eches la culpa de tus fracasos.

- Ah, ¿ahora son fracasos? Deja de ver tu vida en reflejo con la mía. No soy como tú y no quiero serlo nunca. - la mujer mayor abrió su boca con indignación - Hace tiempo que quería hacer esto pero jamás tuve el valor, ¿y sabes qué?, se siente asombroso. Eres una bruja manipuladora que lo único que ama es el estatus social. No quiero volver a tenerte cerca de mi, jamás supiste ser una buena madre y siempre quieres estar imponiendo, me has hecho sentir miserable por años pero esto se acabo. - se dio la vuelta dándole la espalda a todos y comenzó a caminar hacia las escaleras para subirlas con rapidez y entrar a la habitación de juegos que había construido Jayden para su hijo el verano pasado - Nicholas, toma tus cosas, nos vamos. - dijo tan pronto como entró a la habitación - Vamos, hijo. - el niño guardó todo en su mochila y después tomó la mano de su madre quien lo arrastró hasta que ambos estuvieron frente al auto

La castaña arrancó el auto y miró por el retrovisor como poco a poco se alejaba dela infernal casa de su madre y su padrastro. Lo sentía realmente por Jayden, él era un buen hombre y ahora tendría que soportar la furia de Sinuhe; también lamentaba haber dejado a su hermana menor en la boca del lobo, pero Sofia ya estaba a nada de poder librarse de la bruja.

- ¿Recuerdas lo que hablamos cuando regresé de viaje? - preguntó la ojimarrón a su hijo mientras se adentraba a la pista que los llevaría al colegio donde estudiaba Nicholas

- Sí. - se acomodó sus lentes - ¿A dónde vamos?

- Vamos a la academia, hay un cambio de planes, ya no te quedarás con los abuelos hasta que termines tu año escolar. Te daré de baja, perderás prácticamente un año, pero podría inscribirte a una nueva escuela en Napa ¿tienes problema con eso?

- ¿Ya no vendré más aquí? - preguntó mientras se formaba una sonrisa en su rostro

- Exacto, ¿estás feliz?

- Mucho, gracias mami. - el corazón de Camila se contrajo de felicidad, era muy raro cuando su hijo la llamaba de esa forma, normalmente el trato de ambos era muy formal

* * * * * *

Después de ir a la Academia Adelphi, Camila pasó al edificio de su antiguo trabajo y recogió todas sus cosas de su oficina, se despidió de Normani, quien prometió ir a visitarla en los próximos meses en vacaciones de verano y luego manejó hasta su casa.

El día anterior Camila había llamado a una agencia de mudanzas así que tan pronto como llegó se puso a terminar de empacar para después ayudar a Nicholas a hacerlo. El pequeño de ocho años se sentía en una nube de felicidad, por fin se habría librado de esos niños que tanto daño le seguían haciendo en el colegio y ahora que su madre no trabajaría en aquella empresa de cosméticos sospechaba que tendría más de su atención.

- Mamá, ¿qué pasará con Ann? - preguntó Nicholas con una mueca en el rostro 

- No te preocupes por ella, trabajará para Normani de ahora en adelante. - le sonrió 

- ¿Y con papá?

- Bueno, él... - al parecer lo habían invocado porque de la nada se escuchó como golpeaban la puerta de la entrada con demasiada fuerza y urgencia

- ¡Camila, abre! - la voz enojada de Ryan hizo que su bellos se erizaran

- Sube a tu habitación, no salgas hasta que yo te llame, ¿entendido? - su hijo asintió - Ve, anda. - besó su mejilla y después se acercó a la puerta que aún continuaba siendo golpeada con agresividad por su ex pareja 

- ¡¿Qué diablos tienes en la cabeza?! - gritó el doctor tan pronto como la castaña abrió la puerta - Tu madre me llamó hace unos minutos, dime que todo es una jodida broma.  - pidió un poco más calmado mientras entraba a la casa sin permiso 

- ¿Por qué tienes que crear más problemas Sinuhe? - susurró para si misma la castaña - ¿Qué fue exactamente lo que te dijo? - preguntó con cautela

- Dijo que tienes pensado largarte de Brooklyn sin decirme nada, cosa que te advertí que no podrías hacer y por lo que veo es algo que claramente ignoraste. - señaló las cajas que habían alrededor por toda la sala - Te dije que no podías irte de aquí, Camila.

- No puedes darme órdenes.

- ¡Soy el padre de tu hijo!

- Pero no el mío, ni mi dueño. - respondió - Ahora deja de gritar, ignora todo lo que te haya dicho mi madre. Te iba  decir, lo iba a hacer hoy cuando se acabara tu turno en el hospital, maldita sea Ryan, tranquilízate. - dijo al ver como el doctor respiraba rápidamente 

- No, la respuesta es no. No puedes irte. No vas a llevarte a mi hijo. - se acercó a ella - Estás mal de la cabeza si crees que voy a permitirlo.

- No tienes ningún derecho a decirme que hacer.

- Te lo dije, Camila, no me retes. Te recuerdo que tengo un muy buen abogado y si es necesario voy a pelear contigo. - la castaña frunció el ceño - No me hagas ser el malo, deten toda esta tontería y continua con tu vida normal.

- No me amenaces.

- Entonces has lo que te digo.

- Deja de comportarte como un enfermo, ¿qué te sucede? - jamás lo había visto actuar de esa forma - Me voy a ir a Napa y es mi última palabra, Nicholas se va conmigo.

- Aún tiene que ir a la escuela, no puede irse.

- Ya no irá nunca más a esa tonta escuela, tu hijo no es feliz ahí. Él quiere ir a Napa, está muy emocionado por vivir ahí, Ryan, no hagas berrinches sobre esto. - pidió - Puedes ir todo el tiempo que quieras a visitarlo, eres libre de eso, no soy una mala mujer como para irme y dejarte de lado cuando eres padre de mi hijo, él está de acuerdo con viajar los fines de semana para estar contigo, incluso ya tiene todo planeado.

- No hagas esto, Camila. - sus ojos se tornaron rojos como si estuviese a punto de llorar - No quiero esto, si te vas de Brooklyn me vas a destrozar, te amo, no me abandones por favor, no quiero que Nicholas viaje y todo sea como un juego de ping pong. Son mi familia.

- Ya hablamos de esto, Ryan. No puedo corresponderte de la misma forma, ya no. Te aprecio y te tengo un cariño especial porque eres padre de mi hijo y mi amigo.

- ¡No puedo ser tu amigo! - gritó - Déjame amarte.

- No. - respondió secamente - Basta, se más racional. Nicholas y yo nos vamos mañana por la noche, puedes venir a despedirte si quieres. Ahora, vete. 

Ryan caminó con ella hasta la puerta y la miró.

- Por favor, vete. No voy a quitarte a nuestro hijo, no lo haré. - aseguró la castaña 

- Nos vemos mañana.

- Hasta mañana. - se despidió empujándolo hacia afuera para después cerrar la puerta y recargar su frente contra ella cerrando los ojos y suspirando 

Todo iba a ser más difícil de lo que pensaba.

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N/A:

Holaaaaa

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