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Sorpresa.

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- Entonces, ¿qué opina? - preguntó Bailey esperando una respuesta

El hombre de anteojos se la había pasado hablando acerca de lo mucho que le gustaba tener viñedos bajo su mando y hacerlos crecer aún más; alardeaba sobre como había comprado más de dieciséis viñedos en los últimos años cada que un propietario fallecía y la familia no se quería hacer cargo del trabajo duro, también le había contado a la castaña como había mantenido al viñedo de su padre dentro de su foco de interés desde hace años atrás, pero durante toda la plática la ojimarrón se la había pasado prestando más atención a como Lauren fruncía el ceño cada que hablaba Bailey a lo que realmente decía el hombre.

- ¿Perdón? - se disculpó desviando la mirada del perfil de la ojiverde para ver al hombre que estaba frente a ella - ¿Qué decía?

- Le preguntaba que qué opina sobre mi oferta.

- Es una mierda, eso opina, Pinot Gheeshlod no está en venta. - respondió la ojiverde apretando los dientes evidentemente enojada

- Estaba hablando con la dueña, no con la empleada. - la castaña levantó una ceja ante la respuesta de Bailey - ¿Qué dice usted Camila? Estoy seguro que mi oferta es de mucho interés para usted, sobre todo porque no puede estar viajando constantemente de Brooklyn a Napa solo para supervisar unos cuantos días el negocio de su padre.

- ¿Cómo sabe que vivo en Brooklyn?

- Siempre me informo bien antes de hacer mis negocios. - sonrió - ¿Entonces? ¿Le parecen bien los 115 dolares por hectárea o prefiere poner usted el precio?

Lauren volteó a ver con desesperación a la castaña y se preocupó al ver como llevaba una de sus manos hacía su barbilla como si realmente lo estuviera considerando. Ella no podía realmente estarlo considerando, todo Pinot Gheeshlod era el fruto del trabajo duro de su padre y no podía venderlo al mejor postor por unos cuantos dolares por hectárea, pensó la ojiverde. 

- Lo lamentó, señor Bailey, pero ese precio es muy poco para lo que realmente vale este lugar. - contestó la castaña 

- Podríamos aumentar el precio.

- Jamás me va a dar lo que realmente vale.

- ¿Cuánto es lo que quiere? Podemos llegar a un acuerdo.

- No, no podríamos. ¿Usted tiene más o menos una idea de lo que es el valor sentimental? - preguntó la ojimarrón 

- Son niñerías, por su puesto. - respondió - Todo el mundo tiene un precio, Camila, y usted es una mujer de negocios así que puede entender eso.

- Pinot Gheeshlod no está en venta, señor Bailey. - dijo haciendo que la ojiverde soltará todo el aire que estaba reteniendo - Agradecería que no estuviese rondando por aquí a menos que su presencia sea requerida o me veré en la pena de tener que contratar un par de buenos guardias que le impidan la entrada total. - sonrió falsamente 

- Es un país libre, puedo pasearme cuando quiera. - dijo ofendido

- Es un país libre, sí, pero también es una propiedad privada y puedo demandarlo o pedir una orden de restricción. - la ojiverde sonrió ante las palabras de la morena, la hija de Alejandro definitivamente era una roca - No quiero enterarme que está rondando de nuevo por aquí, ¿entiende? A la primera que reciba una llamada de Jauregui informándome que está por aquí anunciando ofertas absurdas lo demandaré.

- No sea ridícula. - se burló - No quería comportarme como un patán pero me veré en la necesidad de hacerlo. Si de leyes estamos hablando, me gustaría informarle que podemos hacerlo a su gusto y seguir las normas de nuestro país. - sonrió con malicia 

- ¿De qué habla?

- Puedo fácilmente adueñarme de este lugar si existe un incumplimiento de su parte con la propiedad que le ha sido heredada.

-¿De qué diablos está hablando? - preguntó mirando a la ojiverde

- Pura mierda, no te preocupes. Déjala en paz, Bailey, no asustas ni a un potrillo recién nacido, solo eres un pobre diablo, ahora lárgate. - dijo la pelinegra enojada mientras se levantaba del lugar donde estaba sentada y se acercaba al hombre de anteojos

- Me temo que te equivocas, Jauregui. Puedo proceder legalmente y demandarla por incumplimiento de testamento. - se jactó - El testamento de su padre estipula que Pinot Gheeshlod es de su propiedad siempre y cuando usted habite en la hacienda, y me temo que usted no está haciendo eso ya que vive en Brooklyn.

Ambas mujeres abrieron los ojos con sorpresa.

- ¿Quiere proceder legalmente? Hagámoslo. - se levantó de su lugar quedando a la altura de la ojiverde que estaba a lado de el mirándolo con odio - Váyase despidiendo de este lugar. Yo quería hacerlo por las buenas, me temo que no será así, nos vemos pronto.

- Y un cuerno, no podrás hacer ni un movimiento, Bailey.

- ¿Quién dice, tú? - rió - Si no cumples, la ley tampoco. No vives aquí así que este sitio no puede ser tuyo. - señaló a la castaña que tenía una mirada de terror - Así son las cosas con todo lo que se hereda, Jauregui. - le habló esta vez a la ojiverde 

- Camila vino aquí para arreglar las cosas de su mudanza. - dijo rápidamente la ojiverde sorprendiendo a la castaña - No hay ningún incumplimiento sobre la última voluntad de Alejandro en la herencia, Pinot Gheeshlod sigue siendo de Camila y de su hermana, ella habitará aquí en los próximos días. - Bailey frunció el ceño

- ¿Eso es cierto? - miró atentamente a la ojimarrón 

La ojiverde volteó a verla con suplica para que le diera la razón, si se negaba irían a juicio y posiblemente el gobierno pondría el viñedo, la hacienda y todo el terreno en Clausura momentánea para después hacer que todo quedara en manos del banco.

- Y-yo... - Camila pensó en el enorme problema que tenía frente a sus ojos, no podía perder Pinot Gheeshlod, pero tampoco podía perder su trabajo ni su vida en Brooklyn, tenía que poner en una balanza de importancia las dos cosas y decidir por una, toda su vida dependía de ello, pero no solo su vida, también la de su hijo, ya que Nicholas se vería perjudicado en cualquiera que fuese su decisión; por un lado estaba el hecho de que Nicholas aún continuaba en la escuela y todavía faltaba un mes enteró para que finalizará su curso escolar, pero por otro lado estaba el inmenso amor que le tenía su hijo al viñedo que ahora era de ella y de su hermana 

- ¿Se mudará a Napa, Camila? - preguntó Bailey con interés mientras sonreía en la espera de la respuesta negativa de la castaña, porque sabía definitivamente que ella era más una mujer de ciudad fría que de ciudad calurosa

- Camila... - habló la ojiverde también esperando con ansias su respuesta 

- Me mudaré a Napa. - afirmó borrando la sonrisa del rostro de Bailey y haciendo sonreír de oreja a oreja a la pelinegra que estaba frente a ella 

* * * * * *

Después de dar por finalizada la visita inesperada de Phill Bailey en el despacho, Lauren acompañó al hombre personalmente hasta la salida dejando a la castaña sola mirando la bandeja de comida que definitivamente no iba a comer.

Estaba asustada, frustrada y enojada a la vez. Asustada por correr el riesgo de perder un lugar que era sumamente especial para su padre y para ella; frustrada por la decisión que acababa de tomar sin meditar y enojada con la ojiverde y Bailey por orillarla a tomar aquella decisión que la frustraba de más. ¿Mudarse a Napa? ¡Estaba loca! No podía simplemente decir que lo haría, ¿qué pasaría con su casa, su trabajo, su hijo, el loco de su ex novio, su madre, su padrastro y la asociación, y con su hermana? Toda su vida estaba tendida sobre un solo hilo a nada de romperse y ella estaba al borde del colapso.

La castaña suspiró y dejó caer su cabeza contra el escritorio.

- Oye, Bailey amenazó con venir dentro de una semana para comprobar que realmente te mudarás aquí así que lo mande por un tubo y le dije que si quería podía venir dentro de tres días para comprobarlo. - la voz risueña de la ojiverde se hizo presente en el despacho y la castaña levantó su rostro lentamente para mirarla con incredulidad por lo que estaba diciendo - ¿Te vas a comer esto? Se ve delicioso, ¿lo hizo Cleo? - estiró su mano para tocar un poco de la comida que había en la bandeja que estaba en el escritorio y entonces la castaña aprovecho para pegarle un manotazo - ¿Qué rayos? Eso ardió. - sobó su mano

- ¡¿Eres idiota o te haces?! - gritó la castaña levantándose de su lugar

- ¿Qué? ¿Por qué? - Camila rodeó el escritorio y se paró frente a ella mirándola con odio - ¿Hey, por qué esa cara, qué sucede? Te juro que no toque tu comida.

- ¡Esto no es por la comida!

- Menos mal. - murmuró con sarcasmo - Relájate un poco, Brooklyn, ya nos deshicimos de Bailey, hay que celebrar.

- ¡Al cuerno las celebraciones, eres una imbécil! - le gritó golpeándola en el hombro - ¿No te das cuenta de la estupidez que hiciste? ¡¿Cómo diablos planeas que me mude a Napa?! ¡Tengo una vida en Brooklyn, maldita sea!

- Bueno, tienes que hacerlo. - se encogió de hombros recibiendo otro golpe más - Deja de golpearme, reina del universo. - la tomó de las muñecas parando sus golpes - En algún momento tendrías que hacerlo de todas formas, solo estoy adelantando las cosas para salvar este sitio, no puedes ser tan egoísta.

- ¿Egoísta? ¿Te estás escuchando? - gruñó - ¡Tu eres la idiota que tomó una decisión que no le correspondía! No puedo vivir aquí, ya tengo una vida. - repitió

- Si no te mudas te pueden quitar esto.

- Tu también eres parte del testamento, no pueden hacerlo.

- Pero tu y tu hermana son la parte fundamental, por lo menos por ahora solo tú lo eres y se necesita tu presencia aquí, debes vivir aquí, deja atrás todo ese drama innecesario y esa vida de reina que llevas en Brooklyn, se una verdadera persona digna del apellido de tu padre y demuestra ese amor que nunca le mostraste al hombre que tanto te amo hasta el maldito día de su muerte. - habló tocando el punto más sensible de la castaña

- Deja de meterte en lo que no te importa.

- Tú no me importas, me importa el viñedo y el sueño de tu padre.

- Entonces deja de tomar decisiones que no te corresponden. - respondió con lagrimas amenazando con salir de sus ojos -Suéltame y lárgate de mi despacho.

La ojiverde soltó poco a poco las muñecas de Camila y se alejó de ella caminando hacía la puerta con lentitud bajo su atenta mirada.

- De todas formas, no durarías ni una sola semana llevando la vida que llevaba tu padre. No sabes lo que es realmente trabajar. - dijo antes de salir del despacho dejando sola a la castaña que dejaba finalmente salir aquellas lágrimas que había retenido

* * * * * *

Sofia llevaba quince minutos viendo como su hermana caminaba en círculos frente a ella mientras se mordisqueaba los dedos de las manos con nerviosismo; la castaña había bajado hace unos minutos buscándola porque tenía algo muy importante que decirle, pero desde que habían subido a su habitación su hermana mayor se había dedicado solamente a caminar en círculos sin emitir ninguna palabra. 

- Mila. - la llamó - Me estás desesperando un poco, ¿por qué no te sientas y me dices eso que tienes que decirme? - pidió dándole unas palmaditas a su colchón cuando su hermana volteó a verla para invitarla a sentarse a su lado 

Camila caminó lentamente hasta sentarse a lado de su hermana y Sofia frunció el ceño al ver que sus ojos estaban rojos y algo hinchados como si hubiese estado llorando con anterioridad.

- ¿Qué sucede, estás bien? - la castaña mayor negó - ¿Qué pasó Camila?

- Me despidieron de Furdiong PINK. - respondió - Andrea no estuvo de acuerdo conmigo cuando le propuse trabajar desde Napa y me dio a escoger entre mi trabajo o el viñedo de papá. - suspiró - Quise llegar a un acuerdo con ella, pero se negó. Estoy despedida.

- ¿Por qué? Sólo ibas a trabajar por estos dos días aquí y luego regresarías a Brooklyn. - dijo Sofia confundida por la situación - ¿Qué diablos le pasa a tu jodida jefa? 

- No iban a ser por dos días, Sofia.

- ¿De qué estás hablando?

- Voy a mudarme a Napa. - los ojos de la castaña menor se abrieron con sorpresa

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Miren esto:

Somos el número #629 en fanfics, ahrre, es emocionante, quizá podamos llegar a un #555, me gusta ese número, hagan changuitos.

¿No creen que la vida es bella?

¡LXS AMO!

🌹❤.