Capítulo 12
Como una tonta adolescente, sí, así era como se sentía. No podía creer que había sido capaz de colgar tan pronto como había oído su voz al otro lado de la línea. Aquella actitud definitivamente había sido absurda, tonta e infantil, pero en su mente todo era culpa de la ojiverde por tener una voz que le ponía los pelos de punta.
Vió su teléfono a lo lejos tirado contra el suelo y se levantó de la cama para tomarlo entre sus manos y buscar el número de Normani en sus contactos. Pensó tres veces los pros y los contras de llamarla en la madrugada y después de convencerse de que no la molestaría, le marcó.
- ¿Camila? - respondió la voz adormilada de la morocha
- Normani, uhmmm, lamento la hora, ¿te desperté? - se golpeó mentalmente por la pregunta tan estúpida que había salido de su boca
- Sí, pero no hay problema, ¿sucede algo? - la ojimarrón se dijo a sí misma que debía comenzar a creer en las palabras de la hija de su jefa en referencia a la "amistad" que tenían y que ella se negaba a tener
- ¿Crees que podríamos vernos en unos minutos en el parque de la alameda? - preguntó con temor a ser rechazada por la mujer del otro lado de la línea
- Claro, nos vemos ahí en cinco. - respondió para después colgar
La castaña se levantó nuevamente de su cama y buscó en su armario unos jeans y una blusa sencilla junto con una sudadera, se colocó los tenis que ocupaba para ir al gimnasio por las mañanas y después tomó las llaves de su auto para irse.
Antes de subir al auto se aseguró tres veces de haber colocado adecuadamente los seguros de su casa y analizó que tan mala idea era dejar a su hijo de ocho años encerrado en una casa sin compañía.
- Será rápido, no puedes dejarlo solo tanto tiempo. - susurró cuando estaba dentro del auto pero después se detuvo mirando hacia la casa y se bajó nuevamente para entrar y despertar a su hijo - Nicholas, cariño, despiértate un momento. - le llamó
- ¿Hmmm? - el pequeño se colocó sus anteojos y miró a su madre
- Ven cielo, mamá tiene que ir a un lado y no quiero dejarte solo. - lo arropó con las sábanas de su cama y entonces lo levantó para cargarlo - Yo te llevo, shhh, duerme. - le susurró con suavidad arrullandolo
Bajó las escaleras de la casa con cuidado y metió a su hijo en la parte trasera del auto, acomodandolo de manera en que quedara acostado.
- Bien. - se regresó para cerrar la casa y después volvió a subir al auto finalmente arrancando para ir hacia el lugar donde había quedado de verse con Normani
El camino hacia el parque no le tomó más de tres minutos ya que eran alrededor de las cuatro de la madrugada y no había ni un alma conduciendo por las calles.
Se estacionó cerca de una farola y cuando escuchó sonar su teléfono con el tono de los mensajes y leyó que Normani la estaba esperando, arrancó el auto y avanzó unos metros más hacia adelante de donde estaba, encontrándose a la morocha recargada en su camioneta.
- Hey, traje café. - dijo la más alta levantando los dos vasos de café
- Hola. - saludó la castaña mordiéndose el labio inferior
No estaba acostumbrada a salir de su casa a altas horas de la noche y mucho menos estaba acostumbrada a estar a solar con una amiga.
- Toma, es descafeinado, como te gusta. - le entregó el café - ¿Qué sucede, Mila, todo bien? Sinceramente me tienes algo preocupada, tú nunca me llamas por teléfono a menos que sea para regañarme por robarme a tu secretaria de vez en cuando.
- Yo no entiendo porque no te consigues tu propia secretaria. - dijo la castaña rodando los ojos
- ¡Ella es eficiente!
- Pero es mi secretaria.
- Bien, bien, haré un poco de propaganda para encontrar a la gemela pérdida de tu secretaria para que trabaje para mí. - aseguró después de beber un poco de café - Ahora dime, ¿para que soy buena?
- Yo... - suspiró - No lo sé, lamento haberte levantado tan tarde, no sé ni siquiera lo que estoy haciendo.
- ¿Las hormonas? - preguntó con cautela bebiendo un trago más - ¿O es ese ex marido tuyo?
- ¿Marido? Yo no nunca he tenido un esposo, Normani. - aseguró
- ¿A no? Vaya, eso es nuevo. - rió - Juro que creí que habías estado casada, o bueno, al menos eso dice Madeline.
- No, no, jamás he estado casada y no pienso estarlo tampoco. - miró unos segundos hacia su coche para asegurarse que su hijo no se había despertado - Pero en algo tienes razón. - murmuró - Tengo problemas con el padre de Nicholas.
- ¿Qué clase de problemas?
La castaña meditó entre decirle o no decirle algo sobre su vida privada a la morocha; ella no estaba familiarizada con ese tema de tener amigas con las cuales desahogarte así que no sabía muy bien como funcionaba todo eso de la amistad y la confidencialidad.
- Vamos, cuéntame, ya te he dicho que soy una tumba. - animó la más alta con entusiasmo para que hablara
- Él se llama Ryan, lo conocí en... - empezó a relatar toda la historia, desde el día en que lo conoció, hasta la pelea que habían tenido por última vez en casa de su madre
Camila también le contó lo mucho que odiaba a los abuelos de su hijo y lo insoportable que era su madre echándole en cara que había dejado ir a un buen hombre. La plática al final se extendió hasta las siete de la mañana y fue interrumpida por un adormilado Nicholas que llamaba a la castaña desde la camioneta.
- Hola, mini Cabello. - dijo Normani cuando vió al hijo de la ojimarrón - Es idéntico a ti. - despeinó un poco al niño haciéndolo sonreír - ¿Te veré en el trabajo? - preguntó a Camila al ver que arrancaba el auto
- Sí. - elevó levemente las comisuras de sus labios en un intento de sonreír - Gracias por escucharme.
- Gracias a ti por confiar en mí. - le guiñó un ojo con diversión - Te lo he dicho, muy a tu pesar eres mi amiga, y yo siempre estoy dispuesta a escuchar a mis amigas, y se muy bien que aún tienes mucho que contarme.
- Supongo.
- Ah, tu madre si que es de pocas palabras, eh amigo. - le dijo a Nicholas - Cuídala, ¿sí? bebió demasiado café descafeinado, puede ser un peligro en el volante. - bromeó
- Adiós, Normani. - dijo Camila mordiéndose el labio para no sonreír por sus ocurrencias
- Adiós, Mila. - rió - Adiós, mini Cabello. - se despidió alejándose del auto para subirse a su camioneta
* * * * * *
- Señorita, me a asustado. - fue lo primero que dijo el ama de llaves al verla entrando a la casa - Creí que algo les había pasado, de repente no ví a nadie en la casa cuando llegue y estaba a punto de llamar al señor Basett o a su madre.
Nicholas hizo una mueca al oír aquello y después de saludar a la señora Ann subió rápidamente por las escaleras para darse un baño.
- Espero que nunca más vuelva pasar esa idea por tu cabeza, Ann. - respondió la castaña quitándose el suéter y dejándolo en el sillón - No quiero ver al señor Basett en esta casa, ¿entendido? - la señora asintió - Bien, ahora por favor, ¿podrías preparar el desayuno?
- Sí, señorita, con su permiso.
La ojimarrón se dejó caer en el sillón y suspiró. Se sentía demasiado cansada y con muchísimo sueño, no había sido tan buena idea salir en la madrugada, pero se sentía muy contenta de por fin haber hablado con alguien sobre todo el asunto de Ryan y su madre. Ahora solo se faltaba desahogarse con respecto a cierta ojiverde que vivía en Napa.
Misma ojiverde que se encontraba marcando un número en el teléfono de su oficina en esos mismos instantes en los que ella estaba pensando en sus lindos ojos y su irritante sonrisa de comercial.
- ¿Qué te está pasando, Camila? - colocó sus manos en su rostro - Necesitas dejar de pensar en ella, apenas y la viste unos días, no puede simplemente convertirse en algo recurrente dentro de ti.
- Señorita. - llamó Ann haciendo que deslizara un poco sus manos para dejar al descubierto sus ojos y mirar bien como el ama de llaves sostenía el teléfono de la casa - Tiene una llamada de Allyson Ogletree.
- Dame un momento, voy a atenderla en el despacho. - se levantó del sillón y subió las escaleras encontrándose con su hijo en el camino - ¿Cepillaste tus dientes como te dijo el dentista? - le preguntó antes de entrar a tomar la llamada
- Sí, mamá.
- Está bien, ve con Ann, está haciendo el desayuno. - dijo tranquilamente
- ¿No vas a desayunar conmigo?
- Tomaré una llamada, en unos momentos bajo y me siento contigo en la mesa a desayunar. - aseguró
- Está bien. - respondió poco convencido, sabía que no debía confiar al cien por ciento cuando su mamá le decía algo así porque normalmente sus llamadas de negocios se extendían demasiado - Te esperaré para que desayunemos juntos. - intentó probar con aquel truco de hacerla sentirse mal por hacerlo esperar que a veces le funcionaba tanto
- No, no, inicia sin mi, yo te alcanzo.
- Está bien. - dijo resignado - Pero no tardes, por favor.
Camila sintió como se oprimía su pecho al ver la cara de súplica que tenía su hijo en el rostro. Odiaba con todas sus fuerzas ver esa mirada todo el tiempo, no habría nada que más le gustará que verlo contento, pero siempre conseguía todo lo contrario, a veces simplemente tenía ganas de mandarlo todo al carajo para ver esa sonrisa que tanto amaba en el rostro de su hijo, pero le era muy difícil renunciar a aquello que le brindaba un buen estatus económico
- Estaré ahí pronto, lo prometo. - le dijo deseando que Allyson no tardará tanto con lo que sea que quería decirle - Ve con Ann, corre.
Su hijo asintió y después bajo corriendo las escaleras.
- ¿Bueno? - respondió la castaña tan pronto como se pegó el teléfono a la oreja - ¿Allyson? - dijo al ver que nadie le respondía
- Por favor, no me cuelgues. - rogó aquella voz rasposa que había oído la noche anterior
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N/A:
Tarde pero seguro.
Lo lamento, pero me quedé tonteando con mis primos por la ciudad luego de que me recogieran del aeropuerto, y cuando quise actualizar la historia Wattpad no me dejaba hacerlo desde mi celular así como me deja actualizar mi otra historia, y por eso tuve que esperar a llegar a casa de mi tía y utilizar una computadora, lol
No se enojen, los amo
¿Qué hacen despiertos a esta hora? ¿En qué piensan? 👀
🌹❤.
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