Capítulo 35
Un dejo de tristeza se asomaba en el rostro de Jungkook. Siduri, a quien culpó por tantos años por su traición, no había sido más que otra de las víctimas de ese psicópata. Sintió el peso del amor de su madre adoptiva en su pecho. Pudo deducir que si se culpó ella misma y se llevó sus pecados a la tumba, fue porque prefería ser odiada a que él investigara la verdad y terminase recriminándose por, sin siquiera saberlo, involucrarla en esa cadena de venganza.
Jungkook escuchó a Jahangir dirigirse a Jimin una vez más.
—He escuchado que eres cirujano. Debes valorar mucho tus manos. —Daba vueltas a un pequeño martillo en sus manos—. Me pregunto si tus dedos podrán ser reconstruidos después de ser aplastados. —Se acercó al médico.
—¡Detente, por favor! ¡No mis manos, no mis manos!
La imagen de Yunho, ese pequeño niño al que aún no cumplía su promesa de salvar, así como la de los niños que formarían parte de su proyecto en el hospital y todos los pacientes que operaría en el futuro, pasaron por la mente de Jimin. Nada le desagradaba más que tener que rogar por su vida a ese hombre, pero toda una vida de esfuerzo y estudios, y muchos años de profesión estaban en juego. La salud de muchas personas siempre estaba en sus manos, por ellos valía la pena deshacerse de su orgullo.
—¡Así me gusta! ¡Esa es la voz que quería escuchar!
Jahangir levantó el martillo en sus manos y lo impulsó con todas sus fuerzas hacia las manos prisioneras del médico, quien solo apretó sus ojos con fuerza para esperar el impacto, rogando por la rápida llegada de Jungkook; sin embargo, este corría desesperadamente por los pasillos soportando el dolor, en un inútil intento de llegar a tiempo.
—¡Agh! —Jimin abrió los ojos al escuchar el quejido de su agresor, que se sostenía la mano herida tras soltar el martillo, aparentemente por un disparo; aunque no estaba seguro, no había escuchado ningún sonido—. ¡Maldición! ¡¿Quién se interpone?!
Nochu soltó un suspiro agitado de alivio, estaba confundido sobre lo que podría haber sucedido, mas la respuesta a su interrogante llegó a través de su intercomunicador:
—RM en posición. Objetivo neutralizado. —La ventanilla lateral en la pared que Jahangir usó como reflector se había convertido en su enemiga.
—Entendido —contestó con una sonrisa, satisfecho por la capacidad de su francotirador.
—Nochu... —Taehyung era quien le hablaba esta vez—. Dale un buen golpe de mi parte también.
El rencor silencioso, así como la tristeza y frustración en las palabras de su amigo hizo a Jungkook recordar algo importante: fue V quien terminó con la vida de Siduri, y también estaba escuchando la transmisión; obviamente, tenía motivos para sentirse, al igual que él mismo, ofendido y herido por la revelación de ese psicópata.
—Dalo por hecho —afirmó sin reparos ni dilación.
—Ya has llegado al piso correcto. Es la habitación del final a la izquierda. —No hubo respuesta, Taehyung supo que no era necesaria. Nochu se encargaría de todo.
Jahangir sostenía todavía su mano y maldecía a los mil demonios por el dolor cuando la puerta se abrió de golpe y observó entrar a Jeon Jungkook a la habitación. Sin embargo, no tuvo demasiado tiempo para sorprenderse, un fuerte puñetazo en su mandíbula lo hizo caer al suelo. El líder de Bangtan, descargando toda su rabia contenida, aprisionó a su enemigo bajo sí en el suelo mientras lo golpeaba frenéticamente. Cada golpe desplazaba una inmensa descarga de dolor por todo el cuerpo de Jahangir, los puños que se proyectaban contra él pesaban tanto o más que el plomo. ¿Era ese el peso del odio y la venganza?
—¡¿Cómo te atreviste?! —gritaba Nochu entre los impactos de sus puños—. ¡Pagarás por todo!
Poco a poco, la expresión de disgusto y descontrol de Jungkook se comenzó a transformar en una de satisfacción. Estaba disfrutando el momento, no podía negarlo, no lo haría. Si alguna vez escuchó la frase: frenesí de tiburón, imaginó que de esa manera debían sentirse esos grandes depredadores al comenzar a despedazar a su presa sin poder detenerse, sin hacer una pausa para pensar si era o no correcto; si era o no necesario.
—¿Estás seguro… de esto? —articuló entre golpes, casi ahogándose con su propia sangre el hombre bajo él—. ¿Vas a dejar que… tu novio vea… lo que estás haciendo? ¿El monstruo que… realmente eres?
—¡El único engendro aquí eres tú! —Su atención no se desviaba, no podía dejarse provocar.
Jungkook le agarró la cabeza con una de sus manos y le introdujo dos de los dedos de la otra en la boca. Hizo presión sobre la base de su lengua con francas intenciones de arrancarla, provocando que este se retorciera de dolor, lo agarrara con pocas fuerzas y gritara en inútiles intentos de escaparse.
—Es hora de callar esa boca que solo sabe escupir veneno —sentenció.
Un ruido hizo a Jungkook voltear hacia su pareja un instante. Jimin trataba de moverse; sus manos temblaban por el dolor; su rostro estaba inflamado, lleno de sangre y moretones; su respiración era irregular y le costaba mantenerse enfocado, haciendo al azabache dudar si su pareja realmente estaba o no consciente.
—Jung-kookie... —Una voz, tan débil como el más sutil susurro, intentó abandonar los labios del castaño. Todo fue inútil, sus fuerzas no eran suficientes para articular palabra.
En sus intentos de moverse reaccionando a la voz de Jungkook, Jimin perdió el equilibrio y estuvo a punto de caer. Nochu no dudó ni un segundo en dejar de lado a Jahangir para ir a socorrerlo impidiendo su caída, no podía permitirse continuar viendo como su amado se lastimaba frente a sus ojos. Lo liberó de sus ataduras y lo estrechó entre sus brazos, ya inconsciente y aliviado por saberse en buenas manos, lo suficientemente fuerte como para hacerle entender que no lo volvería a dejar solo.
Aclarar sus sentidos al ver el estado de Jimin le permitió establecer sus prioridades y no continuar perdiendo su tiempo. Si bien llevaba años deseando descargar todo su enojo, no debía dejar que su razón se nublara. Apuntó su arma contra Jahangir, que se levantó tambaleante, conservando milagrosamente el equilibrio, con toda intención de contraatacar. Si no podía derrotarlo, era momento de usar su última carta, usando la distracción de Jungkook como oportunidad.
—Jajajaja. —La risa de su enemigo hizo eco en el cuarto—. ¡No perderé! ¡Yo no pierdo! Vete al infierno conmigo. Muere, Jeon Jungkook. —Sacó un interruptor del bolsillo de su chaqueta y lo presionó; pero nada ocurrió—. ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué no explota?! ¡Primero el disparo, luego tu llegada antes de tiempo... ¿y ahora esto?! ¡Arruinaste mi show! ¡¿Qué hiciste?!
En los ojos del desquiciado se inyectaban la impotencia e incredulidad cuando se encontró con la mirada y sonrisa triunfales de Jungkook.
—No subestimes a mi equipo —expresó orgulloso y le apuntó con el arma.
—¡Nochu, detente! —El hacker reinició la comunicación—. No sabemos si quedan muestras de la droga en el extranjero. Debemos interrogarlo.
—No me pidas un imposible, V. ¿Crees que dirá algo?
—Sé cómo te sientes. Lo quiero muerto tanto como tú, pero tenemos que pensar racionalmente.
—No tienen que preocuparse por eso. Ya me encargué de todo. —Una tercera voz se escuchó.
La intromisión del Sr. Jeon en la transmisión fue inesperada para todos, incluidos los miembros de Bangtan; sin embargo, ninguno se detuvo a hacer preguntas al respecto. Si él decía que no había problema, simple y llanamente no lo había.
El rostro de Jahangir comenzaba a sonreír ante la supuesta posibilidad de escape cuando vio la atención de Jungkook enfocarse una vez más en él, transformando su sonrisa en desesperación y sensación de muerte inminente.
—¡Esta vez sí te vas al infierno, engendro!
El sonido del disparo antecedió la marca que apareció en la frente de Nur Jahangir. Un disparo que puso fin a todo, que abrió las puertas a un mejor futuro, que se llevó consigo todos los rencores y deseos de venganza, dejó en paz los lastimados corazones que ansiaban y necesitaban tranquilidad.
Jungkook abandonó el edificio cargando a Jimin con sumo cuidado y cariño. La herida en su pierna había dejado de doler o, al menos, el ya no la percibía; la plenitud en su interior era más fuerte que cualquier daño físico. En la salida lo esperaban sus amigos y su padre, que era ayudado a sostenerse por BangPD, quien solo dio una pequeña justificación sobre su presencia allí:
—Lo siento, no pude detenerlo. Lo más que pude hacer fue impedirle entrar al edificio. —Todos se echaron a reír.
Asura se separó del apoyo de su amigo y se acercó a su primogénito con dificultad, le acarició los cabellos y le dijo:
—Bien hecho, hijo... Gracias. —Una lágrima silenciosa rodó por la mejilla del sicario legendario, y Jungkook no pudo evitar derramarlas con él.
—Bienvenido de vuelta, papá.
—Ya estoy en casa. Viviremos en familia desde ahora. —Desvió su mirada al inconsciente castaño—. Así que este es Park Jimin. Había escuchado sobre él, pero es la primera vez que nos encontramos.
—Me hubiese gustado presentarlos en circunstancias diferentes.
—No te preocupes por eso. Ver todo lo que ha hecho por ti me demuestra que te ama sinceramente. Lo que tú has hecho por él, me deja ver que encontraste la luz para tu vida. Se feliz, Jungkook.
—Eso planeo. Motivos me sobran. —Sonrió enternecedoramente observando al castaño en sus brazos.
Las felicitaciones y conversaciones no se hicieron esperar, no sin antes preocuparse por asegurar la estabilidad de Jimin. Todo había terminado de una vez por todas, esta vez sí. Jungkook se dirigió a su auto para poner a descansar al castaño y regresar a casa, los movimientos de este le hicieron percatarse de que estaba recuperando la consciencia, por lo que le dedicó unas palabras:
—Todo terminó, Jiminie. Al fin, terminó. Lamento que hayas tenido que pasar por esto.
—No te disculpes. —Le acarició la mejilla—. Te amo... Y si todo esto fue para ser feliz a tu lado, entonces es un precio ínfimo comparado con la recompensa. Soy capaz de dar todo por ti, Jungkookie. —Sonrió.
—Gracias. —Los ojos de Jungkook se cristalizaron—. Gracias por llegar a mi vida, por amarme, por dejarme... formar parte de ti. Te amo. Seamos felices juntos.
—Lo seremos, lo merecemos.
Un beso selló la promesa no escrita intercambiada por sus almas. Lágrimas de felicidad y plenitud se deslizaron por las mejillas de ambos. Una sonrisa sincera apareció en sus labios tras unir sus frentes. Un brillante futuro esperaba por los dos. Todos los obstáculos a superar fueron pruebas impuestas a un amor que demostró que cada uno daría todo por el otro.
💛FIN💙
Bueno, hemos llegado al final de este pequeño largo viaje. Sé que todavía quedan cosas en el aire; no se preocupen, en unos minutos subo el epílogo para que todo quede claro.
Estoy tan nostálgica que las palabras ni me salen. 😭😭😭
Chao chan 😘
Hasta dentro de un ratito.
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