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Capítulo 17

Jungkook continuó inmerso en su disyuntiva hasta que decidió hablar.

—Jimin, escucha...

Fue interrumpido por una acelerada avalancha de comentarios por parte del castaño.

—Lo lamento tanto, en serio lo siento. —Lo tomó de la mano y se arrodilló ante él—. Perdóname por no creer en ti, por no escucharte, por no darnos una oportunidad, por pensar que... era yo el único que sufría, por culparte cuando... todo es mi culpa, Jungkook. —Las lágrimas se habían apoderado de sus ojos de nuevo.

—No llores, no te culpes. Yo fui el cobarde. —Estaba desconcertado por lo que escuchaba, no sabía cómo había llegado a esa conclusión. Conociéndolo, se habría martirizado mucho.

—¿Cobarde? Ese sería yo. ¡Tuve miedo de ti, llegué a pensar que podrías hacerme daño! Todo lo que hiciste fue tratar de protegerme y yo... —Estaba desesperado y arrepentido.

—¡Jimin, mírame! —le habló algo fuerte para tratar de recomponerlo, le limpió las lágrimas y le acarició los cabellos, con algo de dificultad para controlar sus movimientos por el dolor—. No es tu culpa, no lo sabías, no podías saberlo. Yo hice las cosas a mi manera y este es el resultado. No tienes que recriminarte nada, la conclusión a la que llegaste, aunque me duela admitirlo, fue la correcta -apagó su tono de voz.

—¿Por qué lo sería? —preguntó sollozando, sin apartar su mirada de la de Jeon, anhelando un consuelo, una manera de aligerar el peso de su propio corazón.

—Que hayas conocido la verdad no significa que debas culparte por nada. No cambia el hecho de que te oculté cosas y que cuando me pediste explicaciones tratando de conservar nuestra relación yo no te las di porque... decidí que distanciarte era la mejor opción para mantenerte a salvo. Tenías todo el derecho de odiarme. —Sus propias palabras lo golpeaban con fuerza, era como decirse a sí mismo todo lo que hizo mal y a penas ahora se percataba.

Jimin se quedó en silencio, quería refutar, mas las palabras se atascaban en su garganta, era como si supiera que Jungkook tenía algo más que decirle y si interrumpía ahora, podría perder la oportunidad de escuchar.

—No creí poder protegerte. No quería arrastrarte a esto, ¿qué tipo de vida podía ofrecerte? ¿Qué felicidad podría darte siendo lo que soy? Creí que alejarme sería lo mejor, pero no pude. Mi alma y mi cuerpo te añoraban con locura, pensé que me volvería loco. No podía estar sin ti. —Recorrió las facciones de Jimin con sus dedos, deslizándole su pulgar por los labios. Se sorprendió cuando fue tomado de la mano y sus dedos fueron besados con ternura.

Esas eran justamente las palabras que necesitaba el castaño. Entendía que su razonamiento era retorcido, que simplemente había intentado culparse por lo ocurrido porque sabía que Jungkook no le contaría nada, por eso buscó una manera de que las tornas se voltearan y él fuera quien tuviera que ser perdonado, en un intento torpe y descabellado de arreglar todo.

Estaba al tanto de que se comportó como una adolescente enamorada por primera vez, convirtiendo todos los problemas y discusiones en su responsabilidad, para ser el culpable y así dar salida a cuanta circunstancia no supiera cómo arreglar; pero ya bastaba de todo, era hora de poner las cartas sobre la mesa. Saber que Jungkook deseaba estar a su lado tanto como él, fue el detonante que lo hizo por fin decir lo que en realidad pensaba y quería.

—No te alejes, por favor —habló al fin—, yo tampoco quiero hacerlo. No me importa lo que pueda llegar a pasar, solo quiero que vuelva a haber un nosotros. —Tragó saliva y continuó-. Estaba dispuesto a olvidar todo y reiniciar mi vida contigo antes de saber lo que ocurría; la razón podía seguir gritándome al oído que no debía volver a tu lado, pero recordé algo vital: en el corazón, la razón no manda. —Sonrió.

Esas palabras hicieron estremecer a Jungkook, la interrogante que tanto atormentó su cerebro: ¿Cuál era la decisión correcta, la de seguir a la razón o... al corazón? Acababa de ser despejada por una simple frase de Jimin que lo hizo pensar: «eres increíble, cómo puedes solucionar tan fácil los dilemas que me quitan el sueño». Sonrió esperanzado, dispuesto a todo para no perderlo esta vez.

—¿Jiminie, crees que... podamos comenzar de nuevo? —preguntó aún dudoso.

—Para mí, cada segundo contigo ha sido un tesoro irremplazable, solo es cuestión de seguir desde donde lo dejamos, esta vez sin secretos. —Lo tomó de la mano.

Jungkook sintió la culpa atravesarlo. En esta ocasión le daría una explicación, la merecía.

—Yo... Jimin, hay cosas de mi pasado de las que no me enorgullezco y... otras que no me siento preparado para compartir. —Pensó en su madre—. Pero te juro que quiero rehacer mi vida contigo.

—No te preocupes, no te estoy pidiendo que me cuentes cada detalle de tu vida ahora. Es normal que haya cosas de tu pasado que no quieras decir, lo respeto. Si algún día te sientes preparado para hacerlo, entonces te escucharé —le dijo comprensivo—. Después de todo, tenemos toda una vida por delante para ello. Ese pasado, sea cual haya sido, fue el que de una forma u otra te trajo a mi vida, con eso me basta por ahora. —Lo besó en la frente.

—Gracias... Quién iba a pensar que serías tú quien me consolara, luego de haber sido yo el que te causara tantas tristezas... No sabes cuánto lo lamento.

—Basta de disculpas, todo está perdonado y aclarado, no arrastremos más esas cosas a nuestro presente, guardemos esas experiencias para fortalecer lo que somos ahora. —Se puso su mano en el mentón y puso una expresión como si acabara de llegarle una gran idea—. Sin embargo, si crees que eso nos afectará, ya tengo la solución: empecemos de cero. —Tomó aire profundamente—. Jeon Jungkook, ¿quieres ser mi novio? —culminó con una enorme sonrisa.

El azabache no pudo hacer otra cosa que reír hasta que el dolor lo hizo detenerse, no comprendía cómo funcionaba la mente de Jimin. Estaba desconcertado, pero el desenfrenado latir de su corazón y el calor que sentía en su rostro, señal irrefutable del sonrojo que cubría sus mejillas, fueron más que suficientes para que las palabras llegaran por sí solas:

—Por supuesto, sería un privilegio.

El castaño se sentó con cuidado en la cama, se inclinó lentamente y lo besó, pensó hacerlo lenta y acompasadamente, pero nuevamente había sobreestimado su autocontrol. El beso se profundizó cada vez más, sacando a flote sus más recónditos y ocultos deseos.

Jungkook tampoco se controlaba demasiado, la batalla de sus lenguas por el control, el intercambio de suspiros que les robaban el aliento; cada fibra de su cuerpo se estremecía ante los dulces recuerdos que emergían con el contacto, deseando cada vez más. Una de sus manos se dirigió lentamente hacia una de las nalgas de Jimin, apretándola para acercarlo más.

—¿Qué se supone que haces? ¿No estás convaleciente? —preguntó el médico separando sus labios.
—Claro que lo estoy, pero, ¿sabes lo difícil que es tenerte tan cerca y no tener siquiera fuerzas para hacerte nada? —le contestó con una risilla burlona, sin dejar de apretar el glúteo de su pareja.

—Pues yo siento bastante fuerza por acá abajo —dijo señalando su parte trasera.

—¿Entonces? —cuestionó expectante.

—Entonces, nada. Debes descansar, no voy a permitir que hagas locuras y mucho menos seré cómplice de ellas —contestó levantándose de la cama para alejarse un par de pasos.

—Por favor, Jiminie, eres mi novio y... al parecer estás deseando esto tanto como yo —agregó, observando la erección que comenzaba a aparecer en la entrepierna del castaño.

—N-no digas tonterías —respondió avergonzado, sonrojándose un poco—. Puede que seamos pareja, pero en estos momentos soy también tu médico. No puedo permitir que en tu estado hagas una tontería.

—Lo comprendo, tranquilo, no insistiré más, solo quería sentirte cerca —dijo con rostro de cachorro suplicante.

«Rayos, siempre acabas consiguiendo lo que quieres, cómo se nota que sabes que no puedo resistirme a esa mirada», fue lo único que pudo pensar. Comenzó a acercarse una vez más y lo tomó de la mano.

—Cuando estés recuperado me encargaré de compensarte y hacerte lo que quieras, solo ten un poco de paciencia.

Jungkook pestañó un par de veces antes de contestar, no estaba seguro de haber escuchado correctamente.

—¿Has dicho "lo que quiera"?

Jimin comprendió el significado de sus propias palabras, esas que tan casualmente había pronunciado con la guardia baja. El carmín se adueñó de todo su rostro e incluso sus orejas

—Eh... Ahh... Lo que quiero decir es que... —intentaba justificarse, pero había sellado su destino.

—Ahora tengo más ganas de recuperarme —dijo con voz triunfante y una pequeña sonrisa pícara apareciendo en sus labios.

—Yo no... Eso fue solo una manera de decir, o sea...

—No te esfuerces, en su momento nos encargaremos de ello. Yo también te debo mucho, en más de un sentido, me aseguraré de pagarte con creces. —Le hizo una seña para que acercara su oído—. Yo también te haré todo lo que quieras —concluyó y le succionó sensual y tentadoramente el lóbulo de la oreja.

El mayor rápidamente se volvió a separar y se quedó de pie al lado de la cama, con su mente dando vueltas en remolinos de ideas para nada puras, mientras Jeon lo observaba con satisfacción. Extrañaba esos momentos con él y ese sinnúmero de reacciones que le ofrecía cada vez que le jugaba una broma.

Justo cuando planeaba continuar atormentándolo un poco más y, de ser posible, robarle otro par de besos, escuchó unos toques en la puerta del cuarto, que se abrió inmediatamente después, dejando ver a Taehyung asomarse.

—Jimin, pasé cerca y escuché voces, ¿todo bien? —dijo, sin prestar mucha atención a su alrededor, entonces se percató de que Nochu estaba despierto y se acercó feliz—. ¡Kook, qué bueno verte con los ojos abiertos! ¿Cómo te sientes?

—De maravilla, Tae; feliz de que, como siempre, hayas llegado en el momento justo —respondió sin ocultar su inconformidad.

V alzó una ceja al escuchar el comentario, desplazó su mirada a Jimin y al verlo cual tomate maduro, entendió lo que estaba pasando antes de su llegada.

—Ohhhh, ya veo, los interrumpí en su nidito de amor, jaja —se burló—. Pero, deberías controlarte, Jimin. No debes aprovecharte de tus pacientes.

—No lo culpes, Tae, él intentó detenerme.

—¿Qué has dicho? ¡Entonces todo es tu culpa! —exclamó el hacker y se acercó a su "convaleciente" líder—. Tienes suerte de estar en esa situación, o...

—Vamos, no te pongas así -prosiguió bromista, pero su expresión se volvió seria inmediatamente—. El que merece un castigo eres tú, trajiste a Jimin aquí sin mi autorización —terminó de hablar sin nada de la voz despreocupada anterior.

El hacker se sorprendió, sabía que hablarían de ello, pero no pensó que sería tan pronto o que se lo mencionaría de ese modo. Tenía que asumir su responsabilidad.

—No podía esperar por las órdenes de alguien que estaba inconsciente y con su vida colgando de un hilo... Estoy dispuesto a aceptar mi responsabilidad, lo estoy desde el momento en que subí a mi motocicleta para buscar a Jimin... Salvaste mi vida, no podía dejarte morir. —Tragó saliva—. Este equipo aún no está listo para seguir sin ti.

Jungkook parpadeó perplejo, no esperaba esas palabras sinceras. No supo cómo responder, así que decidió escudarse de la mejor manera posible.

—Por esta vez, porque todo terminó bien y, sobre todo, porque Jimin abogó por ti y los demás, lo dejaré pasar —culminó con satisfacción obvia por haber conseguido lo que quería.

—¡Pero, qué!... ¿Desde el principio no planeabas hacer nada? —El azabache asintió—. ¡¿Para qué me haces decir estas cosas, imbécil?!

—Sé que no puedes disimular lo alegre que te sientes de verme, solo quería escucharlo salir de tu boca. —Sonrió altanero, seguro de tener razón.

Los comentarios de Jungkook hicieron enojar a su amigo por enésima vez en la vida, pero eran ciertos, estaba increíblemente feliz de verlo despierto y con tan buen estado, siempre supo de su fortaleza física y mental, empero, en esta ocasión, dudó que consiguiera rebasar el problema. La emoción que agitaba su corazón era inmensa, pero igual de grande era el agradecimiento a Jimin por haber salvado a su más preciada familia.

El castaño solo podía reír desde una esquina. Parecían un par de hermanos tan felices por saber que el otro estaba a salvo que no podían ocultarlo, pero tampoco admitirlo. Le alegraba y aliviaba saber que no todo era tan sombrío y complicado como pensaba. Ellos no eran solo compañeros de equipo, no todo era jerarquía y trabajo... Se cuidaban mutuamente como los más unidos amigos.

¡Holiwis! He regresado.
Al fin se arregló todo entre mis niños 😭, se lo merecen. 💜

Ando volviéndome loca y con la cabeza dando vueltas por tanto estudio, pero voy a tratar de adelantar esta historia lo más posible, para después de mi graduación terminar las que me quedan pendientes. Voy a comenzar a publicar dos capítulos por semana en la medida de que el tiempo me alcance. El del martes siempre estará, el otro será en días aleatorios.

Chao chan 😘

Hasta la próxima actualización.

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