Era una tarde común en la universidad. El bullicio del campus llenaba el aire mientras los estudiantes se desplazaban entre clases y pasillos. Chaeyoung caminaba lentamente hacia la cafetería, con la cabeza baja y las manos en los bolsillos de su chaqueta. A su lado, Tzuyu, Sana y Nayeon conversaban animadamente, pero la expresión de Chaeyoung no pasaba desapercibida para ellas. Había algo diferente en su actitud. Algo que las preocupaba.

— ¿Chae? — llamó Sana, tocando suavemente el brazo de Chaeyoung. Esta se detuvo en seco, levantando la vista lentamente.

— ¿Qué pasa? — preguntó Tzuyu, notando el brillo de tristeza en los ojos de su amiga.

Chaeyoung no dijo nada al principio. Sólo suspiró y siguió caminando, sin poder disimular el nudo en su garganta. Había algo que necesitaba compartir, algo que llevaba dentro desde la tarde anterior.

Finalmente, cuando llegaron a una mesa en la cafetería, Chaeyoung se sentó sin decir una palabra más. Nayeon se acomodó frente a ella, notando el aire pesado que la rodeaba.

— ¿Está todo bien? — preguntó Nayeon, con su tono característico de preocupación, pero también de curiosidad. Sana y Tzuyu se sentaron a su alrededor, mirándola atentamente.

Chaeyoung no pudo más y, después de un largo suspiro, comenzó a hablar en voz baja.

— No... no está bien — su voz era casi inaudible, pero suficiente para que sus amigas se inclinaran hacia ella.

— ¿Qué pasó, Chae? — preguntó Tzuyu, con la voz cargada de preocupación.

Chaeyoung dejó caer su mirada sobre la mesa, como si las palabras fueran demasiado pesadas para salir de su boca. Después de un momento, comenzó a contarles, sin querer entrar en demasiados detalles, pero con el peso de la tristeza en su corazón.

— Ayer... estaba en casa de Mina. Todo iba bien, estábamos acostadas en la cama, escuchando música, hablando... — Chaeyoung hizo una pausa, recordando el momento exacto en el que todo cambió. — Le pregunté si le gustaba cómo me veía, y ella... la empujé a la cama. Me subí encima de ella y le pregunté si le gustaba lo que veía, pero yo... no sé, era como si algo hubiera cambiado en ella, como si... no supiera cómo reaccionar.

Tzuyu, Sana y Nayeon intercambiaron miradas, sorprendidas por la dirección que había tomado la historia. Pero Chaeyoung no terminó ahí. Había algo más, algo que dolía aún más.

— Me dijo que había cambiado, que le gustaba el nuevo estilo, pero... luego, ella me empujó hacia atrás y me preguntó qué me pasaba. ¿Por qué estaba actuando tan diferente? Y me dijo que yo no era así — Chaeyoung bajó la cabeza, apretando los puños en sus piernas. — No sé qué me pasó... No sé por qué actué de esa manera.

Las tres amigas se quedaron en silencio por un momento, procesando la información. Era obvio que Chaeyoung estaba herida, pero también que su amor por Mina la estaba llevando a actuar de una forma completamente distinta a como lo hacía normalmente. Y el hecho de que Mina, en lugar de reaccionar como ella esperaba, la rechazara de esa manera, parecía haber dejado una marca profunda en su corazón.

— Chae... — dijo Sana, rompiendo el silencio con suavidad. — No cambies por nadie. Si Mina no entiende lo que estás haciendo, si no puede aceptar quién eres realmente, entonces tal vez... tal vez no es lo que piensas.

Chaeyoung levantó la vista lentamente, buscando los ojos de sus amigas. Ella quería ser fuerte, pero la realidad era que su corazón se sentía quebrado. La situación con Mina no era como lo había planeado. No era como lo había soñado.

— Pero... Mina no me pidió cambiar. Yo lo hice por mí misma. Pensé que si era más atrevida, más como las chicas que le gustan, entonces... tal vez me vería de otra forma, tal vez la atraería. Pero no funcionó — Chaeyoung apretó los dientes, sintiendo la frustración crecer dentro de ella. — Todo lo que hice, todo lo que traté de ser, no hizo ninguna diferencia.

Tzuyu, con su habitual calma, colocó una mano sobre la de Chaeyoung, tratando de transmitirle un poco de consuelo.

— Chae... lo que pasa es que no necesitas cambiar. No para Mina, ni para nadie. Mina nunca te pidió que lo hicieras, y si no te acepta tal como eres, entonces quizás... quizás deberías preguntarte si realmente te ve por lo que eres o por lo que quieres que sea.

Nayeon asintió con la cabeza, añadiendo su propia perspectiva.

— El amor no se trata de adaptarse a una idea. No se trata de transformarte en algo que no eres. Si Mina no te quiere por quien eres, tal vez es porque ella no ve el verdadero tú. Y eso no es algo que debas lamentar. Lo que tú eres es suficiente, Chae.

Chaeyoung se quedó en silencio por un largo rato, meditando las palabras de sus amigas. Había algo en ellas que le hizo pensar, algo que no había considerado. Tal vez, sólo tal vez, había estado buscando la aceptación de Mina de la manera equivocada. Quizás necesitaba volver a encontrarse a sí misma antes de intentar hacerla ver algo que no estaba dispuesta a reconocer aún.

— Gracias... — murmuró finalmente, levantando la mirada. — Gracias por estar aquí y escucharme.

Sana sonrió y le dio un suave golpe en el brazo.

— Siempre estaremos aquí, Chae. Y no olvides, lo más importante es que seas tú misma. Si Mina no puede verlo, entonces no es el amor que necesitas.

Chaeyoung asintió lentamente, comprendiendo que aún tenía mucho por aprender sobre ella misma, sobre lo que quería, y lo que necesitaba de las personas que la rodeaban, incluida Mina.