Era una tarde tranquila en la casa de Mina. Ambas estaban recostadas en la cama, envueltas en las sábanas suaves mientras la luz cálida del sol entraba por la ventana. Chaeyoung estaba mirando al techo, con la mente perdida en algún lugar lejano, mientras Mina, a su lado, hojeaba su teléfono sin decir una palabra. El ambiente entre ellas era cómodo, pero había algo diferente en el aire.
— ¿Quieres que ponga un poco de música?
— rompió el silencio Mina, mirando a Chaeyoung con una sonrisa suave. Habían estado pasando el rato juntas durante horas, pero nunca se cansaban de la compañía de la otra.
Chaeyoung giró ligeramente hacia ella, con los ojos entrecerrados.
— Sí, por favor — respondió, su voz suave pero llena de un deseo silencioso por algo que las conectara aún más.
Mina asintió, tomando su teléfono y empezando a navegar por su lista de reproducción.
— ¿Drake está bien? Sé que te gusta mucho
— dijo mientras miraba a Chaeyoung con una mirada curiosa.
Chaeyoung se tensó un poco, algo que no pasó desapercibido para Mina.
— No, no... Ya no escucho a Drake — respondió rápidamente, evitando la mirada de Mina. Había algo en esa respuesta que hizo que Mina se sintiera extraña. ¿Por qué había cambiado tan de repente?
Mina la miró, confundida.
— ¿En serio? Siempre has sido tan fan de él.
Chaeyoung sonrió con nerviosismo, tratando de disimular lo que estaba sintiendo.
— Sí, pero... ya no es lo mismo. No sé... pon algo más — dijo, girándose hacia el costado con una leve risa nerviosa. — ¿Qué tal Clairo? Me gusta mucho últimamente.
Mina, aunque sorprendida por el cambio en los gustos de Chaeyoung, no dijo nada y empezó a buscar en su teléfono.
— Clairo... Hmm, no la he escuchado hace tiempo, pero voy a ponerla — respondió, con un tono dubitativo. A pesar de la ligera duda, Mina puso la canción que Chaeyoung había sugerido. La melodía suave de Bags comenzó a sonar en la habitación, llenando el espacio con una atmósfera tranquila.
Chaeyoung cerró los ojos y dejó que la canción la envolviera. La letra, las notas suaves, todo parecía calzar perfectamente con lo que sentía en ese momento. No era solo la música la que la había tocado, sino también la extraña sensación de que algo dentro de ella había cambiado para siempre.
Mina la observaba, atenta a los pequeños gestos que Chaeyoung hacía. Parecía tan diferente ahora. Había algo en su actitud, en su forma de hablar, incluso en sus elecciones musicales, que la hacía sentir que la amiga que conocía ya no era la misma. ¿Qué había ocurrido para que Chaeyoung cambiara tanto?
Al ver que Chaeyoung seguía con los ojos cerrados, sumida en la música, Mina no pudo evitar preguntar lo que venía rondando su cabeza desde hacía un buen rato.
— Oye, Chaeyoung... — empezó, su voz llena de duda. — ¿Por qué te vistes así ahora? No es que te veas mal, todo lo contrario. De hecho, te ves... increíble. Pero no sé, no es tu estilo habitual. ¿Qué pasó?
Chaeyoung abrió los ojos lentamente, pero no se levantó de la cama. Por un momento, todo quedó en silencio, solo se escuchaba la suave melodía de Bags y los latidos de su corazón. Chaeyoung la miró directamente a los ojos, su respiración un poco más acelerada.
— ¿Qué, no te gusta como me veo? — preguntó Chaeyoung, su voz suave, pero cargada de una sensualidad inesperada. Se levantó lentamente, y antes de que Mina pudiera responder, la empujó suavemente hacia atrás, de modo que Mina se recostó en el respaldo de la cama.
Mina se sorprendió, con los ojos abiertos de par en par mientras sentía el peso de Chaeyoung sobre ella, pero no pudo mover un músculo. ¿Qué estaba pasando?
Chaeyoung se subió sobre Mina, sentándose sobre su cadera, y miró fijamente a sus ojos con una sonrisa juguetona, como si estuviera buscando una reacción.
— ¿Te gusta lo que ves? — susurró Chaeyoung, manteniendo su mirada fija en Mina mientras sus dedos tocaban la tela de la camiseta de Mina, de una manera deliberada. La proximidad entre ellas era casi palpable, y Chaeyoung podía sentir la tensión en el aire.
Mina tragó saliva, su mente luchando por procesar lo que estaba sucediendo. Chaeyoung nunca había sido tan directa antes. Pero, al mismo tiempo, algo en su interior le decía que debía decir algo, hacer algo, aunque no sabía cómo reaccionar.
Chaeyoung se inclinó un poco más hacia adelante, acercando su rostro al de Mina. Había algo en su actitud, en su mirada, que la hacía parecer otra persona. Era audaz, directa, reveladora... Todo lo que Mina había dicho que le gustaba en las chicas. Chaeyoung estaba jugando con fuego, y no estaba segura de si estaba lista para las consecuencias.
Pero no podía evitarlo. Tenía que intentarlo. Porque, después de todo, si no se atrevía, nunca sabría si Mina podría sentir lo mismo.
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