20 de octubre del 2007

Había pasado dos años desde que conocí a los hermanos Maximoff y fue la última vez que los vi desde entonces porque volvimos a América.

Mi hermano y yo ya habíamos cumplido los dieciocho años y según en Europa éramos legales, así que podíamos hacer un poco lo que quisiéramos aunque a papá le diera mini infartos.

Ahora me encontraba con Natasha entrenando en casa, mientras papá andaba por no sé donde. La verdad es que tampoco le preste atención porque estaba más ocupada intentando ganar a Nat en la pelea, pero por obvias razones, ella era mejor que yo.

—Te veo un poco distraída Lex —me dijo ella divertida mientras me ayudaba a levantarme. Todo el cuerpo me dolía por su culpa.

—Si muy graciosa, las cosas como son... Eres mejor que yo por obvias razones —dije haciendo una pequeña mueca—. Me duele todo el cuerpo mujer.

—Tú también con el tiempo lo serás Lex, así que sigue así... Y no exageres, has pasado cosas peores —lo peor para mí era un entrenamiento con Nat.

—Me voy a morir —ella soltó una pequeña sonrisa.

—No te vas a morir por un entrenamiento... ¿Qué te pasa? ¿Andas oxidada? —la miré mal y me tumbé en el suelo, mientras ella reía.

—Y encima te ríes de mí, ¿qué clase de persona eres?

—Una que te acaba de ganar sin ningún esfuerzo en una pelea —volteé los ojos.

—Me rindo.

—No puedes —se sentó a mi lado con una sonrisa.

—Si puedo, quiero jubilarme —ella rio.

—Pobrecita, ¿quién le dice que no puede? —giré un poco la cabeza para ver a Fury y a Maria viéndome divertidos.

Yo era el entretenimiento de estos tres sin duda alguna, pero bueno que se le podía hacer.

—Pobre Lex y esto solo es el principio — suspiré dramáticamente.

—Rezando para morir antes de los 30 —Nat me golpeó en el brazo.

—No digas eso ni en broma Lex, vas a vivir muchos años más y serás feliz, créeme —asentí levantándome mientras veía a mi hermano caminando hacia nosotros con una pequeña sonrisa. Cuando llego se tiró encima de mí logrando que los dos cayéramos.

—¡Auch! —me quejé, sí que era bastante pesado— ¡Quítate gordo! 

—¿Cómo me dijiste? —elevó la voz mientras me miraba ofendido.

—Encima de gordo, ¿también eres sordo? —me abrazo más fuerte, dejando todo su peso en mi pobre persona—Me moriré joven por culpa de mi hermano.

—Mira, voy a ignorar tus estúpidos comentarios, porque a diferencia de ti, yo si soy buena persona —él se levantó y yo aproveché a para tirarlo al suelo con un movimiento de mi pierna, tal y como me enseñó Nat.

—¡Esa es mi chica! —me felicitó Nat con una gran sonrisa.

—Maldita —susurro mi hermano adolorido.

—Yo también te amo muchísimo mi querido hermano —le dije divertida.

—Debo ir un momento con Fury y Maria a hablar sobre algo, ahora volvemos. Por favor no hagáis algo hasta que llegue yo o juro que entrenaréis todos los días el doble —asentimos preocupados y ella se fue riendo con Fury y Maria. 

¿De qué hablarían? Era una persona demasiado curiosa y eso todo el mundo lo sabía, aunque también era muy buena descubriendo secretos, al igual que guardarlos era demasiado buena la verdad.

—¿Probamos tus poderes? —lo miré mal. Nat dijo que no hiciéramos nada y él quería probar mis poderes, además de que aunque los controlara a la perfección, aún no confiaba en mí para utilizarlos. Así que no sé cómo quería probar él mis poderes.

—Dije Nat que no hagamos nada y lo primero que quieres hacer es probar mis poderes, ¿es que acaso eres idiota?

—¿Qué es la vida sin un poco de riesgo? —volteé los ojos mientras le daba un golpe en el brazo— ¡Auch! 

—Te daré yo una vida sin riesgo maldito animal idiota —él me miro ofendido.

—Oye, tus palabras me duelen loca —me acerqué peligrosamente— ¡No me hagas daño!

—Pues cállate un rato —me hizo un pequeño puchero.

—Por favor —suspiré, sabía que si alguien se entraba estaríamos muertos.

—Bien, ¿qué quieres? —él soltó un pequeño grito emocionado.

—Vamos al pasado —lo miré sorprendida.

—¿Pasado? —él asintió con una sonrisa.

Nunca había hecho un portal para viajar en el tiempo o para viajar entre universos, porque si había descubierto que había más universos que este. 

Pero yendo al grano, nunca lo había probado y no sabía si saldría bien la cosa, tenía un poco de miedo porque era algo complicado. ¿Y si cambiábamos algo del pasado que afectaría al presente? Ya lo que me faltaba era que mi hermano hiciera algo en el pasado que tuviera repercusiones en nuestras vidas. Solo así podía ganarme la muerte segura a manos de Nat.

—¿Eres consciente que es peligroso eso? 

—Oh vamos, eres muy buena y no estaremos mucho tiempo. Tengo curiosidad por ver al abuelo en sus años jóvenes, los dos sabemos que no hemos convivido mucho con ellos. Y sería lindo verlo de esa manera —asentí.

Cerré los ojos concentrándome demasiado en el portal y en saber exactamente en que año tendríamos que ir para no cagarla demasiado. Aunque siendo nosotros, estaba segura de que la cagaríamos a lo grande.

De pronto un gran portal se abrió en medio de la Sala y mi hermano me miró demasiado sorprendido y emocionado.

—¿Estás segura de que funcionara?

—Creo que si, aunque no lo sé, nunca he viajado en el pasado. Así que la verdad no sé muy bien lo que pasara —suspiré.

—Bueno, al menos estaremos juntos —asentí y él se acercó a mí para tomarme de la mano firmemente. 

El tenía razón, si estábamos juntos todo estaría bien, así que nos miramos y sin necesidad de decir alguna palabra caminamos hasta el portal para adentrarnos en él. La cosa fue demasiado extraña y el estómago logro revolverse en mi interior haciéndome que tuviera ganas de vomitar, supongo que al ser la primera vez era algo normal.

Pero fue tan rápido que ninguno de los dos pudo pararse, ya que caímos de culo en el suelo. Mire a mi alrededor y no era ni mucho menos la Sala de nuestra casa. Era un pequeño laboratorio y estaba vacío o eso creíamos hasta que vimos que alguien iba a entrar.

Asustados nos miramos y nos escondimos en algún sitio. La persona al otro lado estaba silbando animadamente, por lo que nos quedamos quietos en nuestro lugar esperando que se fuera. El portal ya no estaba así que sería complicado traerlo de nuevo con esa persona merodeando por aquí.

De pronto, sin querer el tonto de mi hermano, tiró algo logrando captar la atención del desconocido.

—¿Quién anda ahí? Salir ahora porque sé que hay alguien —suspiré mirando mal a Edward que me miraba arrepentido. Los dos salimos de nuestro escondite y vimos a nuestro abuelo enfrente de nosotros demasiado joven. ¿Y cómo sabíamos que era él? Por fotos que habíamos encontrado en la habitación de papá.

Ahora sí que estábamos en demasiados problemas sin duda alguna y todo porque Edward quería viajar al pasado y yo como estúpida le seguí el juego.

NOTA DE AUTORA

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