12 de mayo del 2005

Alexia Stark

Nos encontrábamos mi hermano y yo junto a Fury para una misión importante según él, no sé en qué momento creímos que sería buena idea ir con él, sí apenas teníamos 16 años, pero bueno. Era una misión que ni nuestros padres sabían que íbamos, digamos que mis padres y Fury se conocían desde hace bastante tiempo, logrando que Fury fuera mi padrino. Lo que significaba que amaba llevarle la contraria a mi padre y consentirme a mí también, algo que a mamá no le gustaba, pero no tenía otra opción.

Hace unos años descubrimos que yo tenía numerosos poderes que no se habían activado hasta hace unos años, era algo divertido tenerlos, pero otras veces solo deseaba dejar de tenerlos porque no sabía en qué momento podría explotar y hacer daño a alguien. Ya paso una vez, aunque en ese entonces no sabía controlar mis poderes.

Aún recuerdo ese día como si fuera ayer, recuerdo haberme culpado varios meses, incluso había llegado a aislarme para que no pasara de nuevo. Digamos que estaba jugando con mi hermano y estábamos discutiendo por una tontería, así que al estar enfadada mis poderes se activaron logrando empujar a Edward lejos de mí. Consiguiendo que se chocara con un árbol y quedara inconsciente, ya que al haber sido fuerte el golpe, Ed se desmayó y en la caída se golpeó en la cabeza con una piedra. Menos mal que mamá pudo solucionarlo todo, recuerdo haber estado todo el día llorando, incluso me apartaba cuando mis padres venían a darme un abrazo o simplemente a decirme que no había sido mi culpa. 

Desde entonces estuve entrenando con mamá para controlar mis poderes sin ningún problema, algo que más o menos lo estaba dominando muy bien a decir verdad. Así que estaba feliz con eso.

Ahora nos encontrábamos por las calles de Sokovia, y estaba repleto de gente protestando por todo lo que les estaba sucediendo. Fury nos estaba entrenado para ser futuros agentes de S.H.I.E.L.D. En verdad debía admitir que sí que estaba emocionada por eso, me encantaba ver el trabajo de Fury, aunque según mi madre era bastante peligroso eso, a mí no me importaba la verdad. Yo quería ser un agente y según Fury, estaba seguro de que sería una de las mejores y eso hacía que pusiera más ganas a la hora de trabajar. Natasha, mi niñera, pero más que eso, mi hermana mayor también trabajaba en S.H.I.E.L.D, era una de las mejores agentes de espionaje y quería ser como ella. Digamos que ella era mi modelo a seguir, al igual que mis padres y Fury.

Era demasiado dura conmigo misma y más, cuando se trataba de mis entrenamientos, siempre solía dar lo mejor de mí. Al igual que mi hermano, aunque los dos solíamos ser bastante competitivos y eso lo sabía todo el mundo, aunque luego solíamos reírnos de ello. Si lo sé éramos bastantes idiotas, pero lo amaba demasiado. Digamos que estaría perdida sin él a mi lado, él era la persona en que podía confiar siempre y sabía que jamás me juzgaría por ello.

—Alexia, no te separes de nosotros —miré a Natasha que estaba delante de mí, al igual que mi hermano y Fury. Porque si, Nat había venido con nosotros para poder protegernos, al ser Stark corríamos un poco de peligro. Asentí a lo que ella me había dicho y seguimos caminando en el cúmulo de gente hasta que choque con alguien logrando perder de vista a los demás.

—Perdón —era la voz de un chico y se le notaba demasiado el acento, levanté la mirada para verlo y tenía los ojos azules y el pelo castaño, algunas pequeñas ojeras y obviamente era más alto que yo. 

—No te preocupes, culpa mía también fue —busqué con la mirada a Nat, mi hermano y a Fury, pero lastimosamente los había perdido.

—¿Buscas a alguien? —lo miré y asentí.

—Sí, así que ha sido un placer —le regalé una pequeña sonrisa, cuando iba a caminar él me agarró de la mano.

—No me has dicho tu nombre.

—Maria Wilson —él me regaló una pequeña sonrisa.

—Yo soy Pietro Maximoff.

—Encantada Pietro —sonreí y volví a buscar con la mirada a mi gente, pero no hubo éxito. ¿Por qué me pasaba esto a mí?

—Si quieres mi hermana y yo podemos ayudarte a buscarlos —lo mire y negué. Ya me las arreglaría, solía ser una persona que odiaba pedir ayuda, porque ni yo misma lo sé, pero no me gustaba, así que intentaba solucionarlo yo, aunque costara demasiado—. Podemos ayudarte, además no es muy grande la ciudad y estoy seguro de que te buscaran.

¿Cómo le decía que no solía aceptar ayuda? Aunque pensándolo mejor, tal vez por una vez no pasara nada, digo, un poco de ayuda no me mataría, además debía buscarlos antes de que les diera algo por perderme.

—¡Pietro! —una voz femenina se escuchó entre la multitud, confundida miré a Pietro.

—¡Wanda aquí! —de pronto una chica de pelo castaño había aparecido en nuestro campo de visión, tenía los ojos verdes, demasiado bonitos, por cierto. Ella me miró confundida y luego me echo un vistazo de arriba abajo—. Wanda, ella es Maria Wilson... —¿Wanda era novia de Pietro? No era que me interesara, pero sí que tenía mucha curiosidad—, Maria, ella es Wanda Maximoff, mi gemela —vale he llegado a un punto de mi vida en que de verdad era bastante estúpida.

—Encantada —ella asintió.

—Lo mismo digo —Pietro soltó una pequeña risa.

—Pido perdón por mi hermana suele ser un poco desconfiada —ella lo miró mal.

—Yo soy igual a decir verdad —ella me miró y me regaló una pequeña sonrisa.

—Pido perdón por el idiota de mi hermano —Pietro miró ofendido a Wanda logrando que yo soltara una pequeña risa.

—No te preocupes, en verdad fue muy amable, ya que se ofreció a buscar a mi familia —ella asintió.

—En ese caso los dos te ayudaremos a que la encuentres —asentí con una pequeña sonrisa. 

Los tres empezamos a caminar en busca de mis personas favoritas del mundo, aunque claro estaba que había demasiada gente como para poder buscar bien a mi querida familia de idiotas. Así que los tres decidimos ir a un parque que había, en lado bueno es que no había mucha gente lo que agradecía demasiado, no me gustaban los sitios llenos de gente.

—¿Y de dónde eres Maria? —me preguntó Wanda.

—Estados Unidos, en verdad es lindo, aunque me gustaría viajar por todo el mundo —dije viendo los alrededores, era demasiado precioso el lugar, ojalá vivir aquí—. Aunque Sokovia es hermosa.

—Si lo es —habló esta vez Pietro, lo miré un momento mientras asentía.

—Nosotros queremos también viajar por el mundo, al menos yo quiero ir a Estados Unidos, hay cosas lindas ahí —dijo Wanda haciendo una corona de flores.

—Pues si en algún momento decidís ir, avisarme y os haré un tour por Nueva York que es donde vivo yo con mi gemelo y mis padres —Wanda me regaló una sonrisa.

—Suena muy bien gracias —asentí.

—¿Y vosotros que hacéis por aquí solos? —Wanda dejo de hacer lo que estaba haciendo y miró a Pietro, al igual que él la miró a ella. 

Mierda, debí haberme callado, tal vez era un tema que no quisieran hablar y yo como estúpida la había cagado.

—Nos escapamos del Orfanato, nuestros padres murieron hace unos años, un proyectil había caído en nuestro edificio, logrando que nuestros padres murieran aplastados por unos escombros. Mi hermano reaccionó rápido y me agarró para escondernos bajo la cama, esperando que todo parara. Pero otro proyectil cayó y esta vez fue enfrente de nosotros y tenía unas letras que jamás olvidaremos —hizo una pequeña pausa—. Industrias Stark, esperamos dos días a que nos rescataran, con miedo a que explotara el segundo, pero nunca lo hizo —inmediatamente mi expresión cambio a una demasiado horrorizada, no podía creer que mi padre tuviera algo que ver.

—¿Estás bien? —Pietro se acercó a mi preocupado, yo simplemente asentí hasta que de pronto escuche una voz que reconocía bastante bien.

—¡Alexia! —me di la vuelta para ver a Edward preocupado, me levanté mientras los gemelos me miraban demasiado confundidos.

—¡Ed aquí! —él me miró y suspiró aliviado corriendo hacia mí, cuando ya estuvo lo bastante cerca, Ed me examinó para ver que no tuviera nada y luego miró a los gemelos.

—Ellos me estuvieron ayudando a buscaros —Ed asintió.

—Gracias por no dejar a mi hermana sola —los gemelos asintieron.

—No hay problema —habló Wanda.

—Debemos irnos, los demás andan buscándonos, la misión no ha ido muy bien —se despidió de los gemelos y tiro de mí para correr lejos de ellos. Ni pude despedirme de ellos y agradecerles por todo. Aunque pensándolo mejor sería una mala idea volverlos a ver, ya que después de que Ed dijera mi nombre real, estaba segura de que me preguntarían y no era algo que quisiera decir después de lo que ellos me contaron.

NOTA DE AUTORA

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