5. ¿Qué hiciste Sirius?
21 de febrero de 1976
Había pasado un mes desde mi cita con James y las cosas con él iban de maravilla, aunque siempre estuvieron bien.
Hoy había Luna Llena y sabía perfectamente lo que eso significaba. Cómo era habitual, ninguno de los cuatro quería que fuera con ellos, por una parte, era bastante entendible, además, ellos tenían más experiencia en eso. Así que solo podía confiar en ellos y rezar para que todo estuviera bien y que ninguno saliera gravemente herido.
Aunque desde hace unos días estaba teniendo un mal presentimiento, no sabía por qué, por eso, esperaba de todo corazón que nada malo pasara porque la verdad es que no quería perder a alguno de los idiotas esta noche.
Caminé por el largo pasillo para ir a la biblioteca a dejar un libro.
Supongo que después de eso iría al lago, o tal vez buscaría alguno de mis hermanos para pasar el día con él, o con ellos. Si es que aún se aguantaban, porque tenían sus momentos.
Solté un pequeño bostezo, tal vez lo mejor que podía hacer es dejar el libro e ir después a mi habitación a dormir aunque fuera un rato. Últimamente, no había parado de hacer cosas, así que podría descansar un poco aunque fuera.
Me lo merecía, aunque no estaba muy segura de si tuviera tanta suerte.
—¡Helena Alya Black! —me giré para ver a mi hermano Reg corriendo hacia él.
—¿Y ahora qué cagada he hecho? Porque que yo recuerde, todavía no he hecho nada para que me regañes, o para que lo haga Sirius —él negó divertido, abrazándome por los hombros.
—No has hecho nada malo, solo quería pasar aunque fuera un rato y así nos ponemos un poco al día —asentí con una pequeña sonrisa.
A pesar de que nuestra situación fuera complicada siempre estaría dispuesta a pasar tiempo con mi hermano, tanto con Reg como con Sirius.
—Pues sí que extraño un poco nuestros días de hermanos, tanto juntos como por separado. Hace tiempo que no hacemos algo así y supongo que nos vendría bien para desconectar un poco —él asintió con una gran sonrisa.
Esa misma sonrisa que hacía que tú también sonrieras y que hace mucho no la había visto. Qué horrible era toda esta situación. Si pudiera hacer algo para cambiar todo, lo haría sin dudarlo.
Tal vez hubiera insistido más para que él se quedara con nosotros tres en casa de los Potter, pero ahora no había mucho que hacer. Solo intentar cuidarlo como pudiera.
—Reg —él me miró.
—¿Sí?
—Lo siento mucho —susurré.
Desde que habíamos empezado el año, era más complicado hablarnos o pasar tiempo juntos, porque no sabíamos quién de los Slytherin podría delatarnos, aunque sabíamos que nuestros amigos más cercanos no serían capaces de hacerlo, así que en parte estábamos salvados, por así decirlo.
Aunque tampoco podíamos fiarnos, porque mamá era muy inteligente y siempre se las arreglaba para saberlo todo.
—Helena... —negué.
—No me interrumpas por favor, solo quería disculparme por no salvarte cuando debería, porque tanto Sirius como tú siempre me habéis salvado y yo no he sido capaz de salvarte a ti. Pero quiero que sepas que aún estás a tiempo de escapar de esa casa Reg, no debes estar ahí si no quieres. Tú también mereces ser feliz después de todo, y jamás me cansaré de decírtelo Reg.
—Lo sé mi dulce Lena, pero tienes que dejarme hacer lo que yo quiera. Sé que estás preocupada por mí, al igual que también sé que Sirius está preocupado por mí, pero tenéis que vivir vuestras vidas, al igual que yo viviré la mía —hizo una pequeña pausa tomándome de las dos manos, aguanté las lágrimas, no quería llorar.
Pero se me estaba haciendo algo imposible de cumplir.
—No tienes que preocuparte por mí, porque me las sé arreglar muy bien, solo prométeme que vivirás tu vida, ¿vale? Con saber que tú estás bien y feliz me basta, porque es lo que siempre quise para ti —asentí con una pequeña sonrisa.
—Lo sé, pero quiero que estás a mi lado —susurré.
—Y lo estaré Lena, solo que a la distancia, pero siempre estaré ahí para todo lo que necesites, ¿vale? —asentí abrazándolo.
Poco después empecé a escuchar algunos pasos, como si algunos estuvieran corriendo, y me di la vuelta para ver a James corriendo junto a Sirius.
El primero tenía una expresión seria y preocupada en su rostro, y mi hermano, bueno, él estaba como siempre. No estaba ni bien ni mal, pero estaba segura de que algo malo había pasado por sus caras.
—¿James? —él me miró.
—Lena, te contaré más tarde —lo único que me dijo antes de seguir corriendo hacia fuera del colegio. Sirius ni siquiera me miró y persiguió a James.
Miré a Regulus.
—James me mata si te dejo ir con ellos —elevé la ceja, ¿qué demonios le había dicho James a mi hermano?—. Pero como no me da miedo, iremos ambos —asentí y ambos seguimos al par.
Al llegar a la Casa de los Gritos, ambos entramos, y hubiera preferido no ver la escena.
Snape estaba tirado en el suelo asustado, y delante de él estaba Remus ya transformado, acercándose peligrosamente hacia él.
Regulus me colocó detrás de él para protegerme.
James se acercó en su forma animaga hacia Remus para empujarlo lejos de Severus. Sirius también en su forma animaga intentaba alejar a Remus de Snape. Así que mi hermano rápidamente se acercó a Sev para ayudarlo a levantarse y poder salir todos de ahí.
James me miró de reojo y volvió a pelear con Remus, distrayéndolo para que no notara nuestra presencia.
Quería ayudarles, pero sentí como tanto Regulus como Sev tiraban de mí hacia la salida.
De un momento a otro, vi como Remus empujaba con fuerza a Sirius y a James. Solté un grito asustada, llamando la atención de Rems.
Nos miró, acercándose a nosotros rápidamente.
Asustada corrí junto a Reg y Sev, logramos salir con suerte, pero tuvimos que seguir corriendo por el bosque para poder despistarle, pero para mi mala suerte, los tres nos separamos y sentí las pisadas fuertes de Remus.
Por Merlín, no quería morir tan joven, así que corrí aún más sabiendo que sería inútil porque él era más rápido que yo. ¿Por qué tuve que ser tan entrometida? Sabía que el mal presentimiento que tuve fue por todo esto, no me había parecido una locura, y ahora podría estar a punto de morir.
No es algo que me preocupara, pero sabía que cuando Remus lo supiera se culparía muchísimo por ello, y era algo que quería evitar porque no era su culpa ser lo que era, y todos nosotros lo queríamos tal y como era sin importar nada.
Es algo que le dejábamos muy claro, pero sabía lo duro que era con él mismo.
Así que intenté con todas mis fuerzas despistarlo, sin dejar de gritar para que vinieran a ayudarme.
—¡James! ¡Reg! ¡Sirius! —sentí como se acercaba Remus y como me empujaba contra un árbol, logrando que poco a poco perdiera el conocimiento.
Lo último que vi antes de caer desmayada fue a Remus acercándose y a James y Sirius aparecer para pelear con él.
—¡Helena!
NOTA DE LA AUTORA
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