Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

30 - Sweet and Sour🍬

Habían empezado a grabar desde muy temprano y, teniendo en cuenta que eran varios estudios, Jimin sabía que terminarían tarde. Estaban en una pequeña pausa para comer y retocar maquillaje, y él la estaba aprovechando para engullir su bolsa de papitas con miel y mantequilla.

Un poco mas apartados estaba un enfurruñado JungKook, que seguramente recibía la charla del siglo de parte de Jin. En su opinión, hubiera sido mas provechoso que NamJoon hablara, pero Jin insistió.

Por otro lado estaba Hoseok, que se movía hiperquienético por todo el lugar hablando con los bailarines de apoyo, con los vestuaristas y con DaHye. El chico había dado consejos hasta al equipo de luces con tal de no hablar con nadie. Estaba herido, y Hobi solía reaccionar así cuando lo estaba. Solo... se alejaba, tomaba distancia y esperaba que el problema se asentara.

Pero teniendo en cuenta la magnitud del "problema", Jimin no pensaba que se asentase.

Su celular vibró con una notificación y lo sacó de su bolsillo.

Oh, las fotos de la fiesta ya estaban a la luz pública. Pero solo algunas, solo las convenientes.

Sin embargo, el señor Jackson Wang había sido lo suficientemente amable como para enviarle todas las que él había tomado. Y todas era todas.

No había ninguna demasiado comprometedora, al menos no de algún miembro de la banda. Pero una, en particular, llamó su atención.

En la foto se veía el momento cuando Yoongi, YooRa y él, hablaban. Y quizás se veía normal, pero no podía estar imaginando los corazones rosas que flotaban en el aire al rededor de ellos dos. Ni la mirada codiciosa y anhelante que él le estaba dando al mayor.

Bueno, genial. Estaba babeando por Yoongi.

-¿Te estas escondiendo de mi?

Jimin dio un bote, casi perdiendo su teléfono en el susto, hasta que vio la cara sonriente del chico que no salía de su cabeza.

-No me estoy escondiendo, Suga-hyung. -aclaró, apagando el teléfono y devolviéndolo a su bolsillo, lejos de los ojos de Yoongi. -Solo vine para acá recién. Terminaron mi maquillaje hace muy poco, porque había un gigantesco chupetón de origen desconocido en mi cuello.

Yoongi rió complacido, y Jimin lo odió un poquito.

-Bueno. -dijo Yoongi. -Dicen que el Karma siempre llega.

Incluso si bufó, giró los ojos y se quejó, Jimin terminó sonriendo por el comentario del mayor. Su corazón latió acelerado cuando el rapero tomó asiento a su lado y tomó un puñado de sus papitas crujientes.

<<Organiza tu mierda, Jimin. Es solo Yoongi>>

-Quisiera besarte justo ahora. -susurró el mayor cerca de su oído, logrando que su cuerpo se estremeciera -Creo que el staff atenta contra mi vida porque... ¿se supone que te vistan así solo para una actuación?

La mano de Yoongi se desplazó hasta su espalda y acarició todo el encaje que la cubría. Su camisa era prácticamente nada, solo pequeños trozos de tela blanca y un montón de encaje revelador, que Jimin esperaba cubrieran con una chaqueta.

Pero, por ahora, estaba bien que su hyung se mostrara afectado por él.

Estaba muy bien.

-¿Me veo guapo? -bueno, estaba a la caza de halagos.

-Te ves precioso. -aseguró Yoongi, mirando su boca con el mismo hambre con que él le miraba. -Mas que solo precioso, luces perfecto. Siempre te ves guapo, pero hoy..., me dejas sin palabras.

Jimin soltó una risita tonta, y estaba bastante seguro de que se ruborizó. Ugh, odiaba tanto esto.

¿Por qué Yoongi lo convertía en adolescente?

-También quiero besarte..., pero no creo que tengamos ni siquiera un segundo hasta terminada la filmación.

-¿Y después de eso? -preguntó el trigueño. -¿Tienes planes luego de esto?

-N-no.

-Entonces, ¿sales un rato conmigo?

-¿C-como una cita?

Ok, ¿puede alguien golpearlo duro en la cara? ¿Por qué carajo CITA fue lo primero que pensó?

Ha salido muchísimas veces con Yoongi. Cientos de veces. El hecho de que ahora se besen y hayan confesado su gusto mutuo no significa que van a salir por ahí a besarse y correr de la mano del otro como un par de chicos de secundaria.

En primera porque son jodidas celebridades viviendo el periodo de promocionar su nuevo álbum.

Y en segunda porque en la secundaria Yoongi era calvo como monje budista y él se aferraba muy, muy duro a su sexualidad como para mirar a otro chico. Por mas lindo que, seguramente, lucía Yoongi.

-Sí, Jiminnie. -sonrió Yoongi. -Como una cita.

Mariposas en el estómago.

Pff.

Prueba con elefantes.

-Por supuesto, para mi mala suerte, no puedes ir con esa ropa. -se lamentó el mayor, poniéndose de pie y dejando una ultima caricia sobre la piel expuesta por el encaje. -Lleva algo mas cubierto, negro de ser posible, y espérame en el aparcamiento a las diez y media.

-Creo que tenemos una entrevista luego de esto.

-Y yo creo que NamJoon estará mas que feliz de cubrirnos.

[[...]]

Decir que Jimin se sintió ansioso durante las próximas horas sería demasiado suave.

Su mente estuvo lejos, repasando la conversación con Yoongi, lo mucho que quería besarlo y lo mucho que demoraba ese estúpido reloj en avanzar.

Y si bien él adoraba a sus fans y le gustaba dar todo por ellas, tiene que admitir que se distrajo muchas veces durante la presentación. Porque Yoongi estaba con una camisa negra, semitransparente y con su perfecta frente en exhibición. Sí, la concentración de Jimin flotaba junto a las nubes.

Muy cerca de donde su heterosexualidad estaba.

Para cuando dieron las diez y media, Jimin bullía en excitación y nerviosismo.

Se escapó del resto de los chicos, se colocó su ropa y robó el abrigo negro que había traído JungKook. Con cubreboca, una gorra y aquel enorme abrigo, bajó hasta el aparcamiento subterráneo del edificio donde estaban, siendo sorprendido por un Mercedes Benz demasiado familiar.

-Yoongi, ¿le pediste el auto a JungKook? -preguntó poniéndose el cinturón.

-Le dejé una nota en el abrigo. -musitó el mayor, poniendo su mano en la palanca de cambios y moviendo el auto en dirección a la salida. -Le expliqué que tuvimos una emergencia.

Jimin solo metió la mano en uno de los bolsillos y encontró el papel (mas bien servilleta) que tenía garabateado el autógrafo del rapero.

-¿Esta es tu idea de nota?

Yoongi solo se encogió de hombros y rió.

Estuvieron viajando por bastante tiempo, en un silencio habitual entre ellos, pero que ahora contenía otra especie de significado. Jimin quería detener el maldito auto de una vez y poder comerle la boca al mayor. Llevaba horas sin hacerlo, y de verdad que no quería seguir castigándose. Pero Yoongi fingía no notar su desesperación, y seguía conduciendo en total calma.

Recibieron llamadas de todo el mundo y las ignoraron. Luego mensajes, y Jimin se disculpó en nombre de los dos con el mánager Sejin, explicó que ambos tuvieron una emergencia y que tomarían la responsabilidad de la falta. Eso pareció calmar al hombre, que simplemente lo dejó en visto.

-¿A donde vamos, hyung?

-Es una sorpresa. -declaró el mayor. -Pero te adelanto que vamos a cenar.

-Hyung, son las once de la noche. No hay nada bueno abierto a esta hora, y tampoco podemos ser vistos en ningún lugar al azar.

Finalmente, y para interrumpir a Jimin, el auto se detuvo en una calle que no reconocía y que no parecía muy transitada.

-Es aquí. -dijo Yoongi, abriendo la puerta del auto y saliendo. Jimin solo lo siguió.

Caminaron hasta uno de los locales, que parecía ser esos típicos restaurantes familiares repleto de adornos orientales y decorado por completo de rojo y dorado.

Pero una vez en la sala de espera no había ni un alma en todo el local.

-¿Qué probabilidades hay de que salgan dos tipos de negro, con pistolas, y nos secuestren? -preguntó al mayor, que lucía tranquilo.

-No va a pasar eso, Jimin. Confía.

Justo en ese momento, una joven salió por una de las puertas y caminó hacia ambos. La mujer se veía normal, como cualquier camarera, salvo el detalle de las gruesas gafas oscuras que usaba.

-Buenas noches, ¿tienen reservación?

-Sí, llamé en la tarde. -confirmó Yoongi a la chica que parecía impasible, tranquilamente parada frente a ellos. -Reservé a nombre de Yeon Kimin y J Move.

-Oh, sí. -rió la camarera. -Ya recuerdo. Por favor, recuerden que está prohibido tomar fotos o usar el teléfono dentro. Si son tan amables. -hizo un gesto con su mano, dejando claro que la siguieran y se dirigió a la puerta de donde había salido.

-Ella es..

-Es ciega. -respondió Yoongi. -Todos los camareros de este lugar lo son.

-¿Pero como-...?

-Ya verás. Solo confía.

Yoongi tomó su mano, entrelazó sus dedos y tiró de su cuerpo hasta que estaban justo frente a la puerta por donde había desaparecido la chica.

La puerta se abrió y ambos caminaron hacia un pasillo muy poco iluminado.

-Se supone que esto es para que sus ojos se adapten al cambio. -explicó la camarera. -En realidad no hay diferencia, dentro no hay ninguna luz, pero será menos doloroso.

Todo seguía sonando mas y mas raro para Jimin, pero se limitó a seguir las instrucciones que le dio la joven camarera, disfrutando bastante el poder tomar la mano de su hyung en presencia de un extraño.

Finalmente, entraron a la verdadera zona del restaurante que, como habían advertido, estaba en la mas completa oscuridad. Sin embargo, sonaba como un restaurante. Había música suave, sonido de plática, risas, voces, cubiertos, copas chocando y movimiento en general.

El restaurante estaba ahí, y el hecho de que no podía verlo no lo hacía menos real.

-Por aquí. -dijo la voz de la camarera.

La chica debe haber tomado la mano de Yoongi, porque este tiró de él y comenzaron a moverse, paso a paso, hasta su mesa. Y una vez sentados Jimin no tenía idea de como habían llegado hasta ahí.

-Jimin, ¿vas a pedir carbonara? -preguntó Yoongi, sonando completamente serio.

-¿Eh?

-¿Qué quieres cenar? -repitió, esta vez con una risita.

-Pero...no hay... -ok, era bastante obvio que sería imposible leer una carta ahí, así que si Yoongi preguntaba-... -Pasta estará bien.

-Para mi, pollo. -solicitó el mayor. -Dejo a consideración del chef lo demás, y a tí, las bebidas.

La chica se fue, y Jimin aún no se recuperaba del impacto de todo. Por suerte estaba bien oscuro y nadie podía ver la cara que estaba haciendo. Sería vergonzoso si Yoongi le viera.

Y, para poner la cereza sobre el pastel, pegó un gritito cuando sintió una mano acariciar la suya.

-Soy yo, tonto. -rió Yoongi. -¿Te asustaste?

-¡¿Tu qué crees?! -chilló en voz baja. -¿Como sabes donde tengo la mano?

-Los gatos vemos en la oscuridad. -murmuró el rapero. Jimin hizo un sonidito incrédulo, aún molesto por la broma. -¿No me crees?

Lo siguiente que sintió fueron los labios del mayor sobre los suyos. O, bueno, de verdad esperaba que fueron los de Yoongi, porque ni bien los sintió, estaba abierto como regalo de navidad para él.

Y sabe que es Yoongi porque nadie, nunca antes, ha provocado esta clase de remolino emocional en él. Con su corazón alocado, su estomago dando giros sobre sí mismo, su sangre hirviendo como lava por todo su cuerpo y su cabeza solo enfrascada en estar mas y mas cerca de este hombre.

Diablos, nunca puede estar lo suficientemente cerca de Yoongi. Nada parece aplacar esta necesidad que lleva años construyéndose en silencio y que ahora salió para dejarlo en evidencia. Incluso si sabe que están en un lugar público, rodeado de personas, y que esas luces podrían ser encendidas en cualquier momento, nada lo invita a parar.

-¿Estabas ansioso, eh? -se burla el mayor, todavía contra sus labios, dejando pequeños picos que Jimin intenta alargar. -No ahora. Tenemos tiempo, Minnie.

Por el bien de ambos, Yoongi debería ser quien los detenga.

Si dependiera de Jimin ya casi estaría sobre el otro.

El tiempo transcurre, llegan los primeros platos y Jimin quiere morirse, porque el sabor es i n c r e i b l e.

-Es la oscuridad. -explica el mayor. -Tus otros sentidos aumentan por la ausencia de la vista. Por eso te sabe así.

Jimin solo asiente, aunque no lo vean, y continúa degustando la pasta que sabe a pura gloria, y se deja envolver un poquito por la magia de esta otra versión de la vida; donde no ves pero sientes. Y disfruta la música suave que llena el lugar, el murmullo de los otros comensales, el sonido de los ágiles camareros moviéndose por todo el local y la plática de Yoongi, que siempre será su sonido favorito.

Y, al salir del local, siente que estuvo en otra dimensión y que la cena fue un juego de su mente. Pero se da cuenta que no cuando Yoongi lo besa duro, apretando su cintura y pegándolo contra la puerta del auto. Sabe a uvas, y Jimin disfruta más beber su vino en los labios de Yoongi que en su propia copa.

La calle está completamente vacía a esa hora, y en el silencio puede oírse sus pequeños gemidos, que salen sin permiso a morir en la boca de Yoongi.

-Ya es medianoche. -susurra el mayor sin aliento, a lo que él asiente. -¿Quieres ver una película?

Su cabeza está asintiendo antes de que él piense al respecto. Toman el auto y Yoongi conduce todo el camino hacia el centro. Cantan y gritan las canciones de sus viejos discos, y Jimin se siente un poquito tímido cuando llega Serendipity; porque la letra se ajusta tanto a ellos que no es casualidad.

Yoongi insiste tanto, que escuchan la primera versión de So Far Away, la versión grabada con su voz y que el rapero atesora. A él nunca le pareció correcta su ejecución, por eso insistió que la grabara con Jin y Kook, y pidió que su grabación se borrara. Pero Yoongi siempre le dice que esa era su versión favorita, y ahora se lo recuerda con besos cada que el semáforo se pone en rojo.

Terminan en uno de los cines del centro comercial e, incluso si la chica de los tickets los miró raro, Jimin está seguro de que sus ropa los hace irreconocibles.

Eso y que Yoongi fingió voces a la hora de pedir sus palomitas mitad salada, mitad dulce.

Como fuera, finalmente se sentaron a ver una de esas mimosas películas románticas. Gracias a dios, estaban en los últimos asientos de una sala casi vacía, porque ni bien empezó la proyección, Yoongi y él se perdieron en la boca del otro.
Con la mayor discreción, claro, pero, al menos él, no pudo atender a otra cosa que no fuera chupar la lengua caliente de su hyung.

Y quizá no fue buena idea ponerse en esa situación con el otro, porque estaba demostrado que no eran buenos controlándose. No cuando estaban solos. Y Jimin se dio cuenta de ello cuando se vio a si mismo sobre el mayor, meciendo sus caderas sobre la erección que comenzaba a marcarse, y permitiendo que las manos frías y grandes acariciaran bajo su abrigo.

-Esto no es ir lento en lo absoluto. -murmuró Yoongi besando su cuello.

-Vamos al auto, hyung. -pidió, casi rogó, cuando sintió los dedos del mayor acariciando sus pezones erectos. -Hemos ido lento demasiado tiempo.

Les toma unos cinco minutos llegar al auto, porque casi corren hasta ahí. Riendo tan alto, que se escucha por encima de la música del lugar, hasta que llegan al silencioso y oscuro estacionamiento, y ambos se quedan callados porque no quieren que alguien escuche su travesura.

Incluso sin hablar, no dudan ni un segundo y entran a la parte de atrás del auto negro, con la respiración acelerada y la excitación bullendo dentro.

-Creo que esto rompe como diez leyes. -asegura Yoongi, pero no por ello deja de besarlo.

Y, en momentos así, Jimin se alegra de no haber sido policía, porque no puede haber nada de incorrecto en la manera que la lengua de Yoongi acaricia la suya.

Así que calla al mayor, invitándolo a que se pierda como él lo hizo.

[[...]]

Minutos después el auto se hace eco de sus gemidos, mientras se besan y tantean entre sí.

Jimin prácticamente arranca el abrigo de Yoongi, y lo lanza en alguna parte del auto, mientras se quita el suyo también. Demasiado caliente y nublado, y sin rastro del sueño que debería sentir a esa hora de la madrugada.

-¿Eso se siente bien? -se burla Yoongi, porque Jimin parece derretido ante el masaje que le está haciendo a sus pezones, gimiendo y retorciéndose sobre su regazo.

-N-no te rías. -lloriquea el menor, no cohibiedose de arquear su pecho para mostrarselo al otro. -Me g-gusta.

-Por supuesto que serías sensible. -asegura el mayor antes de bajar sus besos hasta los duros montículos.

Hay algo extraño sobre esto, porque es la primera vez que alguien besa allí. Y Jimin no pensó nunca en pedírselo a ninguno de sus ligues, considerándolo tabú para un hombre. Pero ahora, dios, solo se deja hacer porque es demasiado bueno.

-Más. -ruega.

Yoongi se inclinó e hizo exactamente eso.

Chupó y mordisqueó sus pezones, intercalando sus atenciones entre los dos. Hasta que están duros y doloridos y Jimin está retorciéndose duro sobre su regazo, soltando una cadena de Yoongi, Yoongi, por favor, dios, por favor. Hasta que su hyung se apiada y saca su erección fuera del molesto pantalón.

La mano grande de Yoongi parece experta en atenderlo, tocando los puntos que mas le gustan y tomando el ritmo que lo enloquece. Pero en la mente excitada y hormonal de Jimin solo tiene cabida que él es el único que está disfrutando.

-H-hyung..., ¿y tu?

Yoongi sonríe y deja un beso sobre sus labios -No quiero forzarte a nad-...

-¡Por el amor de dios, Min Yoongi! -regaña, apartándose un poco hacia atrás para hacer espacio. Y no sabe de donde saca el valor, pero lo siguiente que sabe es que está abriendo el pantalón del mayor, y que sostiene en sus manos la caliente erección. -Quiero esto tanto como tu. Así que si vas a seguir tratándom-...

Yoongi se lanza contra él y se adueña de su boca hasta que Jimin se olvida de la discusión. Borrando de su mente cualquier otra cosa cuando siente como el trigueño junta sus miembros y comienza a acariciarlos juntos. Apretados en su mano y rozándose por entero en aquel resbaladizo juego.

Joder, eso se sentía bien. La piel de Jimin ardía de excitación, sin entender cual era la derecha y cual la izquierda, mientras la mano libre de Yoongi acariciaba su cintura desnuda. El pene de Yoongi estaba caliente contra el suyo, notablemente mas grande, y algo dentro de Jimin se preguntó por qué le gustaba tanto eso.

Pero incluso con ese tipo de pensamiento en su cabeza, nada era lo suficientemente alarmante para hacerlo detenerse.

No cuando Yoongi estaba tan cálido, y firme y tan diferente de cualquier cosa que él había probado antes. Y olía tan bien..., dios, la piel de Yoongi se veía tan bonita y su olor tan bueno, y Jimin podía hacer lo que quisiera con ello sin sentirse culpable o tener que esconderse.

Su cuerpo y mente ardían de necesidad cruda por Yoongi, y lo estaba mostrando en la manera en que se aferraba a él. Casi llorando en su oído cuando se corrió sobre su mano, gimiendo agudo y lloriqueando un poco por la sobrestimulación, hasta que el mayor también se libera y para los movimientos.

Son un desastre, los dos. Están sudados, el pecho de Jimin y el cuello de Yoongi están llenos de mordidas y saliva, y el semen se derramó hasta ensuciar sus muslos.

Pero son un desastre juntos y satisfechos, y ni estar tan sucios puede evitar que se besen lento y mimoso, y se digan cosas suaves el uno al otro.

-Me siento como slime. -murmura Jimin contra el pecho del otro, dejando un beso sobre ese lunar que tanto le gusta. -No creo que pueda caminar ahora mismo, hyung.

-No tenemos que irnos aún.

-Sin embargo, debemos. -aseguró. -Tenemos responsabilidades, Yoongi-ssi. Son las tres de la mañana, ¿como vamos a funcionar bien hoy?

-Puedes dormir conmigo en la camioneta. Si te pegas a mi nadie te despierta. -aconsejó Yoongi, masajeando su nuca mientras él se acurrucaba aún mas contra su pecho.

Jimin se había vuelto un gatito mimoso tras ese orgasmo, y era la primera vez necesitaba tanto sostenerse de alguien tras sexo. Pero, de nuevo, aunque aquello no fuera sexo en el completo sentido del término, era Yoongi con quien lo compartió.

Con Yoongi todo se sentía diferente.

Incluso besos o el abrazo que compartían ahora. Se sentía perfecto, tan perfecto así.

-¿Qué le vamos a decir a JungKook? -preguntó el mayor de repente.

Y Jimin solo pudo reír.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro