Luego de una lección larga que el profesor nos estuvo dando desde que entramos, de vez en cuando mirando en la dirección en la que Beck y Jade están, también separados uno del otro así como yo de ellos.

No es fácil aun como es que terminamos la relación, cada uno de nosotros siguiendo por nuestros caminos, las risas compartidas, aquellos besos que aun recuerdo con claridad hasta los momentos más románticos e idiotas entre nosotros.

Por un lado, siento un profundo dolor por la pérdida de lo que solíamos ser: unidos en una conexión íntima y apasionada que creía que duraría para siempre. Por otro lado, siento un sentimiento de liberación, aliviada de la tensión y el conflicto que marcaron el final de nuestra relación. 

Observo a Beck y Jade, ahora distanciados y perdidos en sus propios pensamientos, y siento como si estuviera presenciando el desenlace de una historia que nunca esperé que terminara así, mucho menos que yo sería parte de ese sentimiento de separación y como todo se volvió un recuerdo de lo que fue.

Tal vez no era el momento exacto, tampoco para ellos, no siento culpa de ser la persona que ha roto esta relación porque sé que no ha sido así, pero entre desacuerdos y peleas en la que estaba en el medio, al final la imagen ya comienza a desvanecerse.  

—Ahora hablaremos sobre la nueva obra que estoy dirigiendo.— Sikowitz habla, por fin llamando mi atención en algo que me interesa.

—¿Ya me toca ser la estrella?— Habla Jade.

—Creo que es mi turno de ser la estrella en la obra de Sikowitz.— André se queja con la pelinegra girando su torso para verla.

—¿A ti quién te habla?— Le responde de mala gana.

Ahora todos comienzan a discutir en voz alta, todos entre todos, mientras que yo me mantengo callada viendo la escena porque no me siento muy apta para actuar ahora mismo.

—Clásico, cada vez que audiciono para mis obras, se ponen como caninos y felinos, así que ustedes alumnos, van a elegir sus propios papeles.—El profesor se acerca a la silla sobre el pequeño escenario, de allí agarra una caja a la cual acerca al morocho.— André, escoge un papel.

Él lo hace, y saca un papel de color rosa, al parecer hay varios de ellos allí para decir cual va a ser el papel de cada uno.

—Thomy, diez años, gemelo idéntico de su hermano Carter.— Lee en voz alta.

Sikowitz hace como un ruido de avión moviendo la caja a su alrededor para luego colocarlo en frente de Beck.

—¿Beck? Escoge uno.— Él saca uno.

—Carter, diez años, gemelo idéntico de su hermano Thomy.—Beck ve a André, y no puedo evitar sonreír.— Parece que somos gemelos.

—Y que mamá nos debe una explicación.— Todos allí reímos por el comentario de André.

El profesor Sikowitz sigue su camino, haciendo volar la caja por todos lados hasta aterrizar frente a Jade.

—¿Jade? Escoge uno.

— Nancy, amada esposa del astronauta Walter.— Luego de que lo lee, ahora es turno de mi mejor amiga, quien agarra un papelito estando emocionada.

—Tori.

—Astronauta Walter, esposo de Nancy.— Su voz se comenzó a apagar en cuanto más avanzaba en la lectura de su personaje.

Luego Tori se gira a verme en lo que frunzo un poco el ceño por la situación.

—¿Se supone que yo seré su esposa?

—Mejor agarro otro papelito.— Tori intenta hacerlo, hasta que el profesor se lo levanta por la cabeza rápidamente.

—¡No! Mi caja a hablado.— Sikowitz sigue moviendo la caja, agacho mi cabeza con la intensión de que no me vea, aunque es apropósito cuando veo la caja en frente de mi y al profesor sonriendo.— Tyra, elige uno, ya no hay protagónicos si eso te preocupa.

—Bien.—Ruedo los ojos extendiendo mi mano hasta dentro de la caja, agarrando el único papel que quedaba allí.— Sara, hermana de Carter y Thomy, hija de Nancy y Walter.

Esta va a ser una familia muy entretenida a decir verdad.

El timbre suena y salimos de aquel salón, no quería ser parte de la obra y ahora me toca pero serlo en una de las peores obras que me pudieron tocar, o sea el problema no es la obra, sino que seré hermana de Beck e hija de Jade, ¿Qué tan raro es eso? La situación no ayuda a que sea menos extraño.

Después de varios ensayos, nos llevamos juntando en el teatro de la escuela, horario extraescolar para comenzar a aprendernos las líneas. Luego de que mis escenas terminaran, me decido por sentarme en las sillas frente a la escenografía que ya estaba armada frente a mi, ahora tocaba la gran escena de pareja entre Jade y Tori. Es lo que llevo haciendo este par de días.

Por lo que ambas parecen muy secas, sin conexión al hacerlo, hasta se vuelve incómoda y hago caras que no soy capaz de disimular.

—¡Corten! Esta obra es un asco.— Sikowitz salta en medio del silencio, queme llega a asustar, me hace un gesto con la mano.— Tyra, ven aquí tu también.

—¿Qué sucede?— Pregunto en lo que me cruzo de brazos.

—Ustedes tres están arruinando esta obra.

—¿Por qué?— Salta Tori ante tal comentario del profesor, no lo había visto tan serio y molesto por algo desde hace tiempo.

O casi nunca, de hecho.

—André, Beck, salgan un momento.—Dice el profesor, ambos chicos salen del escenario, y cuando estamos solos, comienza a hablar.— Es nuestro quinto ensayo, y lo único que tienen que hacer, es interpretara un matrimonio que se vea verdadero, y Tyra, ¿Por qué tan aburrida siendo un personaje tonto?

—Eso ayuda, gracias.— Digo con sarcasmo elevando una de mis cejas.

—Quiero verlas para la cena en el Nozu, esta noche, siete de la noche.— Habla Sikowitz en total seriedad mientras camina para atrás en que nos ve.

—¿No tenemos opción de...?— Tori habla, pero enseguida se ve interrumpida.

—¡Nozu, dije!— Hace unos sonidos raros antes de llegar a la palabra exacta.

Luego de eso, se va sin más, dejándonos a nosotras confundidas, pero sobre todo, sin tener ganas de ir.

Tori y yo nos juntamos a arreglarnos juntas antes de ir al Nozu, es más, llegamos juntas a el lugar y todavía no había llegado ni Sikowitz ni Jade, así que decidimos tomar asiento en la barra, ella pide un té verde, y yo miro al chico del otro lado.

—¿No venden algo con alcohol aquí?— Le pregunto con una pequeña sonrisa en lo que parpadeo varias veces.

—Nuestra salsa más fuerte lleva alcohol.— Dice el cocinero en su acento japonés cuando me contesta.

Hago cara de disgusto.

—Que asco, no gracias.—Digo para luego girar mi cabeza a ver a Tori.— Sigo queriendo saber para que nos citó aquí.

—Es probable que ya esté por llegar.—Ella da un sorbo de su té, de la nada lo tira y escupe sobre la mesa porque alguien la asustó, y por alguien me refiero a Sikowitz.— ¡Odio que hagas eso!

Él aparece al lado de Tori entre risas, para luego tomar asiento.

—Lo sé, todo el mundo lo odia.—Contesta sin quitar esa sonrisa, en lo que mi mejor amiga se limpia con múltiples servilletas.— Oh miren, allá está Jade... ¡Jade!— Le comienza a gritar desde la otra punta.

La pelinegra se acerca a nosotros con la mirada baja por la vergüenza que nos está haciendo pasar, toma asiento a mi lado y nos miramos por un par de segundos para luego desviarlo al profesor.

—Ahora si, para que nos has citado aquí.— Voy directo al punto.

—Porque ustedes van a tener una noche de amigas.

—Perdón, ¿Qué?— Pregunto estando ilusa ante la situación.

—Necesitan practicar su conexión devuelta, entre Tori y Tyra hay, pero entre Jade y Tori no, y tampoco Tyra con Jade, así que ahora serán el mejor grupo de amigas de todo Nozu.

—¿Y eso qué tiene que ver con el sushi?— Pregunta Tori luego de que explicara aquello.

—¡Todo tiene que ver con el sushi! Así que su noche de amigas comienza a las siete de la tarde, se quedarán aquí a hablar, reír, charlar, hasta que el restaurante cierre a medianoche. 

—Esta es una idiotez, yo me iré de aquí.— Ruedo los ojos bajando de mi silla, agarro mi bolso.

—Me largo.— Después de mi va Jade.

—Si, yo también.— Y por último es Tori.

Las tres nos levantamos de nuestros asientos, dispuestas a irnos.

—Si alguna de las tres se va antes de medianoche, las tres estarán reprobadas ante el semestre.

Maldita sea, lo tiene todo calculado. 

Tori y yo nos comenzamos a quejar en voz alta.

—Esta bien, él no sabrá cuando nos vayamos.— La pelinegra intenta calmarnos, y tiene razón.

—Oh lo sabrá, tengo espías por todos lados.—Tranquilidad fuera, Sikowitz nos señala a dos de nuestros compañeros con binoculares, uno en cada punta de Nozu.— ¡Diviértanse! 

Tienes que estar bromeando.

Esto me pasa por no haber actuado como debería, sólo que a veces que sea actriz, no significa que tenga que estar cómoda con el maldito ambiente.

El tiempo pasa, pero eso no hace que el ambiente se haya vuelto menos incómodo de lo que ya era, por lo que las tres pedimos nuestra comida y yo decidí ahora si probar la salsa más fuerte con alcohol que tiene cuando pido mi sushi, en el cual lo remojo demasiado exagerado, como si fuera a hacerle efecto de alguna manera.

Comemos en silencio, sin hablar, hasta que yo misma comienzo a desesperarme entre tanto silencio, más que nada porque acabo de ver el reloj colgando de la pared y sólo acaba de pasar una hora.

—Tenemos que hacer algo aquí, avanzar, ¿No les parece?— Hablo para romper toda esta situación.

—¡Bien! Creo que deberíamos decir que nos agrada de cada una, con la que más problemas tengamos, ¿De acuerdo?—Tori está de acuerdo con lo que digo, por lo que Jade y yo asentimos con la cabeza.— Bien, Jade, dime algo.

—Me agrada cuando estás triste.

—De acuerdo, vuelve a intentarlo, busca un poco de tu retorcida alma y ve si puedes encontrar algo lindo que decirme.— Dice Tori en lo que me da una mirada, me encojo de hombros con una pequeña sonrisa.

Jade se queda mirando en lo que juega con los fideos de su sopa.

—Cuando cantas, no lo haces tan del asco.—La pelinegra mira a mi mejor amiga, y asiento con la cabeza, por fin una conversación civilizada entre ambas.— Tu turno, di algo lindo sobre mi.

—Yo admiro como jamás temes en decir lo que crees.—Termina por decir la castaña, luego nos mira a ambas señalandolos.— Ahora ustedes dos.

—No creo que sea necesario que nosotras lo hagamos, ya lo sabemos.— Me animo a decir, Jade se gira a verme asintiendo con la sabeza.

—Si, ya lo sabemos.

—Entonces busquen algo que sienta que las vuelva a conectar, tan sólo por un par de segundos, otra vez.

Nuestras miradas se conectan por un largo tiempo.

—Me gusta recordar tu risa.— Confieso con lentitud.

—Me gusta como acariciabas mi cabello cuando íbamos a dormir.— Dice ella.

Luego de romper el contacto visual, nos giramos al frente para dar un bocado de nuestra comida, no voy a mentir, aun sigo enamorada de Jade y bueno, mi corazón puede que acaba de explotar dentro mi pecho.

Veo que unos tres chicos se acercan a nosotros, de una forma que de verdad no me gusta.

—Oh oh, sándwich de muñecas.— Dos de ellos en cada punta y uno por detrás de nosotros, nos aprietan, encerradas en el medio.

—En serio, queremos estar las tres solas.— Habla Tori comiendo de su sushi.

—Entonces estemos los seis solos juntos, ¡Boom!

Ellos chocan los puños.

—Ay por dios.— Murmuramos las tres al mismo tiempo.

Entre los tres, a pesar de que seguimos insistiendo de que se alejaran, ellos no lo hacían, hubo un momento en el que casi le saco los pelos uno por uno para que se alejaran, además no se los ve muy malos, sino muy pesados. Tanto Jade como yo, nos intentamos calmar mutuamente porque nos conocemos, y sabemos que somos capaz de hacer lo que pensamos con tal de que se alejen de nosotros.

Llega un punto de la noche que el karaoke comienza, y ellos se sentaron, o más bien, se colocaron en medio de cada una para ver a las personas cantantes que pasan y pasan por el escenario.

No tengo idea de que sucede con Jade y "su chico" sin embargo escucho un golpe y un gemido de dolor, y al chico doblándose del dolor.

—¿Y a qué escuela van?— Pregunta el chico adolorido como puede.

—Hollywood Arts.— Responde Jade con seriedad.

—¡Ooh! Creo que nos topamos con un par de pajaritos cantantes.— Su felicidad sólo me da ganas de repartir unos cuantos golpes.

—¡Si! Queremos un poco de acción con cantantes.

—Ya escuchaste, quieren acción con cantantes.— Jade se dirige a nosotras con una pequeña sonrisa.

—De acuerdo, hay que cantar algo.— Tori da un sorbo de su té y las dos la seguimos luego de bajarnos de nuestros asientos.

—Démosle un poco de acción con cantantes.—Murmuro una vez lejos de ellos, ahora me dirijo al chico encargado de la música.— Se acabó el descanso DJ.

—¿Qué quieren cantar?

Tori mira el cuaderno para elegir.

—La D305.

—Seguras, me gusta.

Nos damos una pequeña sonrisa cómplice.

Las tres subimos al escenario agarrando los micrófonos con rapidez ya que la música comenzó a sonar, y así las tres comenzamos a cantar una de las canciones más directas para los chicos que nos molestaban, todas las palabras y gestos fueron directas a ellas durante la canción, hasta que por fin logramos que se fueran al terminar de cantar.

Para el día de la obra, nuestras actuaciones por fin salieron tal y como Sikowitz quería, así que después de todo no estuvo tan terrible y fue algo magnifico de ver como conectaron aun así sea poco tiempo.

A fin de cuentas fue una buena noche y unas buenas notas para nosotras.

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