03 ˖ ִֶָ࣪ ┋ice cream for ke$ha.
André, Tori y yo nos acercamos a la mesa donde se encuentran Cat y Robbie, por alguna razón hablando de cosas extrañas que realmente no le presto atención, porque ellos dos son algo que nunca voy a entender por más que lo intenta.
Mi amigo saca de su mochila un helado y no puedo evitar reírme.
—¿Helado? ¿Eso es lo que solamente comerás?
—Estuvo todo el día en mi casillero así que voy a beberlo.— El chico le da un sorbo al, ahora, jugo de helado, después de contestarme.
—¿Por qué?— Cuestiona Cat viéndolo con atención.
—Porque quiero conocer a Kesha.— André mete su mano dentro del empaque y saca una letra "K" de allí.— Oh rayos.
—¿Kesha no estuvo ahí?— Pregunta Tori a mi lado y me río dándole un suave golpe en el brazo.
—Es por lo del concurso, si encuentras todas las letras que forman su nombre, ganarás un concierto privado de Kesha, lo he visto en la televisión.
—En lo que va de la semana he comido once vasitos individuales y solamente he conseguido once tontas "Ks." —André tira con enojo aquel vaso de helado y cae encima de la cabeza de uno de los chicos que está allí.
Trina aparece en la escena en lo que Robbie se levanta y se va de la mesa, de paso le quito la ensalada que estaba comiendo y dejó sobre la mesa porque tengo hambre, y si alguien se olvida de su comida, pierde.
—Tori, quiero tu opinión en algo.— Es lo primero que dice apoyando ambas de sus manos sobre la mesa donde estamos sentados.
—¿De...?
—Bueno, digamos que alguien hizo un trato con alguien más.
—¿Qué clase de trato?— Pregunto en lo que llevo un poco de ensalada a mi boca.
—Algo como prometerle a alguien hacer algo, ¿Es obligatorio cumplirla?
—Claro, un trato es un trato.— Soy la primera en responderla una vez trago la comida.
—¿Aunque haya pasado más de diez años?
—Si, debes cumplir tus promesas sin importar hace cuantos se hicieron.— Sigue Tori.
Trina comienza a sonreír, y es allí cuando me doy cuenta que detrás de todas esas preguntas, hay una trampa.
—¡Me da mucho gusto que pienses así! Porque tal vez recuerdes esto de cuando tenias seis y yo tenía siete.— Trina le entrega un papel amarillo a su hermana y yo enseguida extiendo mi cabeza para ver de qué es lo que se trata.
—¡Oh por dios! Ya me acordé de esto.
—¡Cierto! Yo estuve presente cuando lo hicieron.— Digo con una sonrisa viendo esa letra que teníamos cuando recién empezabamos a escribir, casi no se entiende nada.
—Sólo léelo.
—Ah, de acuerdo.— Tori presta atención a la hoja así comenzando a leerlo en voz alta.— Cuando yo Tori Vega, tenga dieciséis años, me casaré con un príncipe guapo y viviré en un castillo mágico de azúcar junto con mi mejor amiga Tyra.
—Eso no pasó.— André el más positivo de todo el grupo de amigos.
—Ahora lee lo que escribiste si eso no pasaba.
—Seremos la asistente de Trina y haremos lo que ella nos diga por un mes.— Mi mejor amiga y yo nos damos una mirada en la que como si estuviéramos a punto de cometer el mismo crimen.— Pueden decirle a Trina que es una ridiculez, escribí esto.
—Esto es estúpido, ni siquiera estaba consiente de que Tori me metió en esto, no, no voy a hacerlo.— Me cruzo de brazos sobre la mesa.— Díganle que es idiota.
Porque la verdad, podré soportar a Trina lo que un ser humano soporta a otro, ¿Pero ser la asistente de ella? No, eso es ya otro nivel de paciencia que no quiero descubrir porque sé que no lo tengo.
—Pues ustedes tienen un trato, y lo aceptaron.
—También dijiste que se deben cumplir las promesas.
—¡Yo no prometí nada! Pero parece que nadie me escucha.
—¡Perfecto! Les dejaré una lista ahora mismo... — Trina busca en su mochila un papel que le entrega a Tori, se levanta y nos sonríe a ambas.— Les daré otra mañana, ¡Gracias!
Cuando la mayor se va, le doy una mirada asesina a Tori quien me sonríe con inocencia.
—Te has tomado muy en serio lo de "Si yo caigo, te arrastro conmigo" ¿No es cierto?
—¡Lo siento, Tyra! Hasta de pequeña sabía que no podría hacerlo sola.
—¡Pero es tu hermana! Tu la soportas más que yo.
—Igual sabes que no tienes otra opción, ella no nos la dejará fácil, es insistente.
—Te odiaré por siempre gracias a esto.
Los siguientes días de Tori y yo se vuelven una tortura, quién diría que sería posible ser tan horrible ser asistente de una persona, oh esperen, en realidad siempre fue horrible ser asistente. De tener que hacerle masajes en los pies, ayudarle a lavar su cabello durante el baño hasta las cosas más idiotas como cambiarle la música de su celular mientras comía un pepinillo y se colocaba brillo labial al mismo tiempo.
Se sabe que las personas pueden sorprenderte, pero Trina se ha pasado esta vez con todas las cosas locas que nos ha obligado a hacer.
Es por eso que con Tori hablamos, y sí juntábamos todas las letras de Kesha para que le diera un show privado a Trina, quien por cierto es súper fan, nos liberaríamos de aquella promesa que hicimos de ser ser su asistente. Por lo que al día siguiente y hoy presente, comenzamos con la búsqueda con la ayuda de nuestros amigos, por supuesto todo el tiempo que pase con Jade y Beck es algo que me gusta demasiado, así que no me quejo, lo que si es estresante que salgan todas las letras unas tras otras.
Entre tanto silencio de sacar los helados y tirandolos dentro de un gran balde, Tori a mi lado grita y me muestra la letra E que salió de su bote de helado.
—Tengo una E, ¡Tengo una E!— Grita de felicidad y se levanta para pegarlo con el resto de las letras, y por supuesto todos allí festejamos, enseguida nosotras dos nos abrazamos.
—Cada vez estamos más cerca de terminar nuestra tortura.— Digo con una gran sonrisa, en ese momento Robbie con uno de los baldes llenos de helado y frunzo el ceño viéndolo.— ¿Qué haces con eso?
—No debemos desperdiciar todo este helado así que lo llevaré al parque que está en la esquina y se lo regalaré a los niños.— Contesta con inocencia y elevo ambas cejas, entre todos nos miramos de manera extraña.
—No sé que piensen las madres de los niños que extraños le quiera regalar helado...
—Déjalo que lo haga.— Jade interrumpe a Beck.
—Pero yo creo que es malo...
—Déjalo que lo haga, déjalo que lo haga.— La pelinegra sigue hablando encima de la voz de su novio.— ¡Déjalo que lo haga!— Termina en un grito que provoca que Beck termine cediendo.
—¡Suerte!— Termina por decir el chico.
Al tener esa respuesta, Robbie simplemente se va de la casa con el gran helado en sus manos y todo esto me da una muy mala señal.
—¡Bien amigos! Si encontramos una S y una H, tendremos un concierto privado de Kesha.
—Y nuestra libertad de Trina.— Decimos al mismo tiempo mi mejor amiga y yo.
Las horas pasan y nosotros seguimos buscando dentro de los helados, gritando de por medio las letras repetitivas que no dejamos de encontrar y que poco a poco comienzan a estresarme. Les juro que si tengo darle otro masaje en los pies a Trina, voy a desvivirme yo misma para terminar con esta pesadilla, no estoy lista para perder mis sábados acostada en la cama viendo películas por estar atendiendo a la hermana mayor de Tori.
La noche por fin había llegado y con eso también nuestras pocas ganas de seguir por el cansancio, me encuentro apoyada en la pared al lado de Jade que mira su celular de vez en cuando, pues Beck había salido a comprar más helado porque se nos había terminado ya hace un rato y no planeábamos rendirnos a pesar del cansancio.
En eso, la puerta se abre, dejando ver a un Robbie todo lastimado y con la ropa rota.
—Robbie, ¿Qué te pasó?— Pregunta Tori en lo que enderezo mi postura viéndolo con cierta preocupación, aunque al mismo tiempo sabiendo que esto iba a terminar mal para él.
—Yo quería ir al parque, tomé mi bicicleta y grita "¡Oigan niños! ¿Quién quiere helado gratis? ¡Diganme!"— Empieza a contar el chico como si todo haya sido un mal recuerdo.— Entonces sus mamás me llevaron a un callejón y me agarraron a palazos. — Robbie se deja caer en el sillón todo adolorido, en lo que Jade a mi lado se ríe y ruedo los ojos con una pequeña sonrisa, ella se gira a mirarme y me pellizca el costado de la cintura.— Una mamá gorda ¡Me pisó mi pobre cuello!
—Amo a las mamás gordas.— Dice la pelinegra a mi lado volviendo su atención al celular.
—¿Viste Robbie? ¿En qué sano planeta sus mamás coman helado de un extraño? En este mundo todos pueden ser unos pedófilos.
—Pero yo lo hice con toda la inocencia del mundo.— Se lamenta ante mis palabras, Tori quien está a su lado, palmea su hombro.
—No todos ven eso, a veces ven a un loco gritándole a los chicos que planea secuestrarlos luego.— Intenta consolarlo pero sólo recibe que la fulmine con la mirada, ella se encoje de hombros apoyando su espalda en el respaldo del sillón.
La puerta de la cocina se abre de golpe y Beck aparece frente a mis ojos, extrañamente sin más helados.
—¿Y los helados?— Digo acercándome a él confundida, Beck levanta su celular sacudiéndolo entre sus dedos.
—Vean el último status de Kesha.
Todos allí sacan su celular, sólo que el mío no tengo donde está entre tanto desastre, así que Tori lo lee en voz alta.
—"Felicidades al chico de Northridge, consiguió todas las letras y formó la Kesha. Gracias por participar, Keshasgracias."— A medida que avanza, la voz de mi mejor amiga se va apagando así como la ilusión desaparece en mi.
—¿En serio es todo?— Apoyo mi cabeza sobre el hombro de Beck, quien está a mi lado y me da un par de palmadas en la cabeza con tal de consolarme.
Creo que esto puede llegar a sobrevivir todo el mes de servidumbre a Trina, no despegar mi cabeza del hombro de Beck.
—Genial, desperdicié nueve horas de mi vida violando vasitos de helado para nada.— Jade se gira a mirarme y eleva uno de sus hombros dejándolos caer.— Hice lo que pude para ayudarte, Tyra.
—¡¿Y a mi qué?!— Se queja Tori señalándose a si misma.
—Tu eres un daño colateral.— Responde como si nada y vuelve a mirar su celular.
¿Entonces así termina? ¿Todo porque Tori no se casó con un príncipe y no vive en n castillo de azúcar? ¡Eso no siquiera existe! Voy a empezar a cuestionar la salud mental de mi amiga cuando éramos más chicas porque terminó eligiendo de las cosas más complicadas por cumplir.
Yo en ese tiempo a mis dieciséis años quería una bicicleta, o más bien aprender a andar en bicicleta porque aun no sé. Eso sería un sueño aun más realista que el de Tori. Como sea, ahora quedará seguir como sea posible.
Muevo mi bolígrafo en una de las hojas haciendo una de las tareas de historia del teatro, creo que esto es lo mejor que me ha pasado en los días que tuve que ser asistente de Trina, ¿Pueden creer que nuevamente nos pidió ayudar para bañarla? Esto se está saliendo de control, hasta acorta mis horas de sueño por las pesadillas que me da que todo esto suceda.
Levanto la cabeza por un par de segundos, me encuentro con Jade y Beck acercándose mientras caminan en el patio de la escuela. Aquella imagen provoca ciertas cosas en mi, los cuales trato de ignorar ya que los dos toman asiento en donde me encuentro, con una extraña sonrisa que no logro descifrar.
—¿Qué? ¿Por fin han matado a alguien y quieren que los ayude a encubrir?— Pregunto rebotando mi mirada entre ambos y ellos se ríen.
—No, tenemos mejores noticas aun.— Jade le da un sorbo a su café sin despegar el contacto visual y yo frunzo el ceño.
—Revisa tu teléfono.
Hago caso a las palabras de Beck, en las primeras noticias que me aparecen en las notificaciones me veo con la sorpresa de ver que el concurso de Kesha vuelve a funcionar, al parecer el chico que dijo haber ganado, mintió. Una gran sonrisa aparece en mis labios levantando la mirada para ver a los dos chicos quienes se alegran de verme así.
—¿Es real? Por favor, díganme que es real y no es una de esas falsas noticas.— Miro al cielo en forma de suplica para que no sea así.
—Es legitimo Tyra.
—Si, así que tu y Tori pueden seguir buscando las letras para liberarse de su mayor pesadilla.— Sigue Jade las palabras de Beck y mi sonría se amplia aun más.
Tomo las manos de los dos chicos que estaban sobre la mesa y les doy un apretón.
—No tienen idea lo que he estado sufriendo.
—Se nota, tienes unas ojeras impresionantes.
—Pareces mapache.— Bromea el chico a mi lado, en eso giro mi cabeza para ver a Jade con una sonrisa.
Ambas nos quedamos viéndonos un poco más de tiempo del debido, es allí cuando me doy cuenta que tal vez no sea el momento porque su novio está a mi lado, qué da el caso que también me gusta. Le suelto la mano enseguida guardándolas debajo de la mesa, comienzo a guardar mis cosas en mi bolso y me levanto.
—Nos veremos en la casa de Tori para seguir buscando, ¿No es cierto?
— Cuenta con eso.— Contesta con una sonrisa Beck y se la devuelvo.
Salgo disparada de aquel lugar antes de que haga algo de lo que me estoy por arrepentir, después de la noticia, busco a Tori enseguida quien también se pone muy feliz y al parecer ella está peor que yo ya que vive con la bestia a quien servirle.
Al salir de la escuela, entre todos volvemos a comprar gran cantidades de helado en diferentes lugares para ir a la casa de mi mejor amiga, en donde una vez más los gritos gritando las mismas letras y grandes desperdicios de helado se vuelven a hacer presente en nuestras vidas, todo con tal de ganar aquel premio.
—¡A!
—¡A!
— ¡H!— Digo en lo que tardo en procesar unos segundos, levanto la mirada cuando todos se me quedan viendo y vuelvo a ver la letra con atención.—¡Una H! Tengo una H.
Me levanto con rapidez del sillón para pegarla junto con el resto de las letras, Tori y yo nos abrazamos.
—¡Cada vez más cerca de nuestra libertad!— Festeja mi mejor amiga y asiento con la cabeza.
—Sigamos buscando, no hay que perder tiempo.
Mis palabras hacen volver a todo el resto al trabajo, por supuesto gritando una y otra vez las mismas letras, incluso ahora de la nada la H no deja de aparecer en los botes cuando ya no la necesitamos. Sólo nos falta una S y terminaríamos con esto, y después, no pienso oler ni un gramo de helado en toda mi vida.
La noche otra vez se hace presente y así también junto con Tori la poca esperanza de conseguir algo.
—¿Dónde está la maldita S?— Dice ella apoyando su cabeza sobre mi hombro.
—No sé, Tori, no lo sé.— Le contesto con desespero a punto de llorar.
—Oigan chicos, la letra que más hemos encontrado es la K, ¿Cierto?— Robbie llama la atención de todos nosotros con su gran perapad y nosotros confirmamos.— ¿Y en qué sabores de helado hemos buscado mas?
—Fresa de crema de florida, chocobomba explosiva y nuez de noruega.— Respondo yo en lo que tomo la libreta en donde lo tenemos anotados.
—¡Ah! Los cuales la página del helado son los tres sabores más populares.
—Entonces si pones las tres letras más populares en los tres sabores más populares...
—Entonces las más difíciles deben estar en los sabores que nadie quiere...— Digo con una sonrisa.— ¡Robbie eres un genio!
—¿Cuál es el sabor menos popular de los helados?— Pregunta Tori corriendo y casi cayéndose en el proceso.
—No estoy acostumbrado a que me griten.
Aquella respuesta el chico me hace tomar una calma muy peligrosa.
—Robbie, aunque eso sea mentira, si no respondes ahora, ¡Yo misma te gritaré hasta que te quedes sordo!— Intento ir a agarrarlo para golpearlo pero Beck y André me agarran con fuerza para que no fuera capaz de hacerlo.
—Ya, de acuerdo...— El chico comienza a buscar en la pantalla.— El helado menos popular es, ¿Explosión de tamarindo?
—Jamás había escuchado de eso.
—Pues debe existir en algún lado.
—¡Si existe!— Cat se acerca a nosotros.— Es el sabor favorito de mi hermano y mi mamá le pone su medicamento especial ahí revuelto, lo compra en Handy Quick, en calabazas.
—¡Al auto!— Grita André.
Tori, Cat, Jade y yo salimos de la casa para subirnos al auto que el chico conduce, parecía que el camino hasta allá se hace eterno. A medida que el chico avanza por las calles, yo saco un helado que traía escondido y comienzo a comer de este, Jade a mi lado se ríe.
—¿Qué hay con el helado?
—Tengo ansiedad.— Digo con la boca llena, noto a André viéndome por el espejo retrovisor.
—Tyra, ¿Trajiste helado? Más te vale que no ensucies el auto o sino...
—No ensuciaré el auto, dios.— Contesto de mala gana volviendo a llevar una cucharada de helado a mi boca.— Idiota.— Murmuro con la esperanza de que no me escuchara, aunque su mirada asesina a través del espejo me confirma que si me escuchó.
A los pocos minutos llegamos a la tienda, André ni siquiera termina de estacionar que todas nosotras salimos corriendo del auto para entrar al lugar. Lo primero que atacamos es la heladera de helados con tal de buscar explosión de tamarindo, Tori es quien encuentra uno y lo abre, para terminar encontrando una letra que ya teníamos, cuando este cae al piso, también nuestras esperanzas y la más afectada en todo esto es mi mejor amiga, no la culpo tampoco.
Paso mi mano por mi cabello ya desesperada, en eso mis ojos caen en un niño que está comiendo el helado que nosotros necesitamos y lo señalo.
—Chicos...— Llamo su atención, entre los cinco nos miramos y salimos corriendo desesperados hasta el niño.— Hola niño, ¿Cómo estás?— Digo con amabilidad en lo que lo vemos.
—Explosión de tamarindo.
—¿Me lo regalas?— Pregunta Tori con una gran sonrisa.
—Aléjese señora.— Dice el chico de mala manera comiendo el helado en frente de nuestras narices y frunzo el ceño, y ni hablar de la cara de ofendida de Tori.
—Como sea, te doy veinte dólares por el helado.— Y allí aparece Jade para salvarnos.
—De acuerdo.— El niño acepta la propuesta y nosotros sonreímos. El chico saca la gran S que todos estábamos esperando del helado.— ¿Quieren esto? Quiero ir al concierto privado... — Todos estamos de acuerdo.— Y quiero besarte.— Señala a Tori y aguanto mis ganas de reír.— Y a ella.— Señala a Cat.— A la friki y a la rubia también.— Enseguida se me va la sonrisa cuando me incluyen en eso.
El niño se queda mirando a André.
—Más vale que acabes ahí.— Ahora si ya no me aguanto la risa y abrazo a mi mejor amigo sintiéndome completamente aliviada.
Al final de todo, logramos conseguir nuestro concierto de Kesha, y yo también gané un asco por el helado.
Recuerden:
—VOTAR; por favor no se olviden y no les pido mucho, es gratis y consiguen actualizaciones más seguido. BASTA DE LECTORES FANTASMAS. 110 VOTOS PARA EL SIGUIENTE CAPÍTULO.
—COMENTAR; amo leer sus comentarios y opiniones sobre la historia.
—SEGUIRME; para no perderse ninguna actualización, noticia o lo que sea de la historia.
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